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Parresía
Sumario
Etimología y significado
Etimológicamente la palabra deriva del griego παρρησία (donde "παν" significa "todo", y "ρησις" o "ρημα", "locución" o "discurso").
Tomada en su sentido literal, "parresía" equivale a "decir todo". De allí se sigue que la palabra es sinónimo de "hablar libremente", "atreverse a hablar" o "no callar nada".
La parresía implica no sólo la libertad de expresión sino también la obligación moral de pronunciar la verdad para beneficiar a los demás, aún frente al riesgo de sufrir un castigo o la marginación a causa de ello.
Uso en la Antigua Grecia
Entre los griegos de la Antigüedad, la parresía fue un concepto fundamental del régimen democrático. En las asambleas (ecclesías) los ciudadanos podían manifestar lo que quisiesen sin temor a ser sancionados debido a ello. Fuera de ese ámbito, en cambio, la libertad para discutir acerca de política, religión o moral dependía de quienes eran los enunciadores autorizados para ello, cuándo y en qué lugares se producían las discusiones, y de que manera se emitían las opiniones.
Si una persona considerada inmoral o antimayoritaria empleaba la parresía en contextos públicos no aptos para la misma, corría riesgo de recibir un castigo, tal y como le sucedió a Sócrates.
La parresía fue también un concepto central para Diógenes de Sinope y Epicuro.
La parresía en la tradición cristiana
La tradición cristiana considera las respuestas que Jesús de Nazaret les dio a los fariseos como actos parrésicos. Además el Nuevo Testamento contiene numerosos pasajes en donde se hace una apología del coraje de hablar con la verdad:
La parresía en la cultura judía
La cultura judía (esquiva del coraje y desdeñosa de la verdad) no cultiva la parresía. Lo que para otros es la parresía, para el judaísmo es el "chutzpah", que puede ser traducido al español como "descaro". Por tanto alguien que habla libremente o que no calla nada es, para el judaísmo, un descarado, o sea un insolente o un irrespetuoso.