Georges Sorel

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Georges Sorel

Georges Sorel, (2 de noviembre de 1847 - 29 de agosto de 1922) el profeta francés del sindicalismo revolucionario, autor de reflexiones sobre la violencia, resumió gran parte de su discurso vital en esta esquemática confesión: "mi biografía cabe en pocas líneas. Nací en Cherburgo el 2 de noviembre de 1847; curse estudios en el colegio dicha ciudad, con excepción de un año pasado en el colegio Rollin de París; asistí a la Ècole Polytechnique desde 1865 hasta 1867. En 1892 abandoné la administración de puentes y caminos, una vez que puede hacerlo en forma honorable, es decir, cuando se me condecoró (la Legión de Honor es una constancia de buenos servicios para todos los funcionarios de cierta jerarquía), y ya había sido nombrado ingeniero-jefe. Hubiera podido solicitar el favor (que se concede a los funcionarios de puentes y caminos) de revisar con licencia indefinida, lo cual me había permitido conservar mis derechos a la jubilación, pero en cambio prefería pedir favores a nadie y por ello presenté mi renuncia".

Influencias

Las influencias más decisivas sobre Sorel, sin las cuales puede resultar incomprensible buena parte de su producción, son: Pierre-Joseph Proudhon, Karl Marx (con el cual realizaría una fuerte polémica), Giambattista Vico y, desde principios del siglo XX, Henry Bergson y es admirador de Mussolini y de Lenin.

El italiano Giambattista Vico (1668-1744) le aporta su historicismo, su anti-naturalismo, su pragmatismo y, en especial, la idea de que "el hombre solo conoce lo que el mismo hace (o construye)", que Sorel separa por completo del contexto teológico en que lo insinúa Vico. Bergson, contemporáneo de Sorel en Francia, le suministra, entre otros, su concepto de "intuición", tan importante para Sorel como reivindicador de las fuerzas irracionales del hombre. Sorel diría "La gente actuá por emoción y no por razón".

Vida Política

Estallado, en Francia, el affaire Dreyfus: el enjuiciamiento y condenación de un oficial judío del ejército por alta traición. Independientemente de la culpabilidad o inocencia del hombre, el país se divide en dos bandos' por un lado, los nacionalistas antisemitas que respaldan un ejército tradicionalista y, en gran parte, legitimista (no olvidemos que sólo veinte años antes, el conde de Chambord, jefe de la rama mayor de los Borbones, había estado a punto de ascender al trono con el nombre de Enrique V); por otro, la burguesía liberal orleanista, los francmasones, los socialistas y, por supuesto, los judíos. Llevado por sus tendencias anarquistas y por su anticlericalismo, Sorel se une a la coalición dreyfusista.

Los socialistas parlamentarios, liderados por Jean Jaures, proclaman, la unión en la democracia por ella se llegará al socialismo mediante reformas graduales concedidas por, la Burguesía liberal. Sorel vacila. El reformismo de juares durante algún tiempo coincide coincide con el de Bernstein y de Kautsky', quienes, en Alemania, están desarrollando una crítica del "marxismo vulgar" muy semejante a la suya. Rápidamente, sin embargo, se da cuenta del engaño por lo que buscan los reformistas no es la revolución por medios legales, sino la mediatización de la clase obrera mediante concesiones, por la burguesía capitalista, de mejoras materiales, vale decir la absorción del proletariado en el sistema. Lo que le abre los ojos es que la minoría activa de los trabajadores, agrupada en las Bolsas del Trabajo, no entran en este juego muchos de sus integrantes son antidreyfusistas; Todos, antidemocráticos.

Sorel se encuentra entonces, por su antidemocratismo, muy cerca de los nacionalistas de la Acción Francesa cuyo jefe y maestro, Charles Maurras, veía en el capitalismo la cara de la democracia y no había vacilado en escribir, en su Enquete sur le monarchie; "La antropofagia aparece a las mentes superficiales: como un carácter peculiar de algunas hordas, tan lejanas como salvajes, y que decrece cada día más. Qué ceguera! La antropofagia no decrece ni desaparece sino que se transforma.

Ya comemos carne humana, comemos trabajo humano". Y también, en la misma obra de 1909 una nueva escuela, representada por Georges Sorel y Hubert Lagardelle ha hecho perfectamente sentir la oposición que existe entre el régimen sindicalista, basado en un interés social común, y el régimen democrático, fundado en derecho en la voluntad o la opinión del Individuo. No es de extrañar, en estas condiciones, que la Acción Francesa y la Nueva Escuela lleguen a programar con iniciativa de Sorel una revista común, Cité Francaise, cuyo manifiesto• proclama: "La democracia confunde las clases… Es preciso, pues, organizar las clases al margen de la democracia, a pesar de la democracia y contra ella”. Esta revista nunca salió. Fue remplazada por L’Independance, nacionalista y socialista, en la cual Sorel colabora durante dos años -1911- 1912- de su publicación. Pero, ya en 1910, aparece en el diario de Maurras, L’Action Francaise, un artículo con su firma. Discípulos de ambos fundan, en 1911, El Círculo Proudhon. La guerra del 14 interrumpe la colaboración.

En 1911, Sorel se entusiasma por el bolchevismo. Ve en la Repú¬blica de los Soviets la realización de su proyecto de, sociedad sin Estado y de manejo de las fábricas por los trabajadores. No tiene tiempo de desengañarse fallece antes de que se imponga en Rusia el socialismo de Estado que tanto odiaba.

Pensamiento

La idea del "mito" como una "representación de una batalla," la cual surge espontáneamente y tiene un efecto movilizador en las masas, les infunde con una "fe" y los hace capaces de actos heroicos, fundá una nueva ética: esas son las piedras angulares del pensamiento Sorel.

El obrero como sindicalista revolucionario de Sorel no es el casi autómata del marxismo vulgar, empujado a la acción por la fatalidad de la evolución social, sino un héroe que se realiza en la lucha violenta. El proletariado no es una masa de maniobra, una “carne de cañón" en manos de un Estado Mayor partidista de pequeños burgueses o de un "faraón', sino una sociedad de productores que se alza a la altura de un nuevo patriciado, como decía Proudhon. Su unanimidad heroica romperá la resistencia del desorden burgués para constituir un orden libre de la producción. El éxito de la revolución proletaria no consistirá tanto en la toma del poder como en la redención de los combatientes por el combate. Pero los héroes son pocos: a una minoría militante corresponde la misión de arrastrar la masa.

La evolución social es el producto del conflicto de fuerzas humanas y la revolución, el resultado de una guerra entre hombres agrupados en dos ejércitos. El vencedor no está designado por una historia que imponga su solución a los combatientes, sino por el valor de estos últimos, creadores de la historia.

Hay, por tanto, que presentarles el combate necesario y su fin, no mediante razonamientos, sino en forma de mito. Lo que quedará del movimiento socialista actual será la epopeya de las huelgas". De ahí el mito de la huelga general, irrealizable, que constituye el incentivo de las huelgas parciales, instrumento de lucha del sindicalismo revolucionario.

En el taller diríamos hoy día la empresa- "sin amos, cada productor actuará por entusiasmo individual, como un verdadero artista, sin preocuparse por recibir una recompensa proporcional al trabajo efectuado. Trabajará en "un estado de espíritu épico”. La sociedad proletaria nacerá, no de la realización de, un plan, necesariamente utópico, sino de la evolución normal de lo sindicatos obreros por efecto del mito heroico de la huelga general. Será, por consiguiente, una unión de sindicatos, como el sindicato será, después de la eliminación del capitalismo, una unión de empresas. La influencia del federalismo anarquista sobre el pensamiento de Sorel es aquí evidente, como lo es también en lo que atañe a la negación del Estado Socialista, que no sería sino el amo monopólico de los medios de producción. Sorel no vio que el socialismo de Estado no es la consecuencia necesaria de la conquista del Estado burgués por las fuerzas revolucionarias ni que es posible concebir un Estado otra vez libre como el federador de las comunidades de producción.

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