Victimismo

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A Dios rogando... y con el mazo dando.
Judíos llorando en Estados Unidos después de que las autoridades les negaran el acceso a una sinagoga. Medios judíos publicaron la foto con un texto que comparaba la prohibición de rezar con el Holocausto judío.

El victimismo en política es una técnica retórica por la cual un individuo o grupo se coloca en el rol de víctima para lograr la colaboración de terceros en la tarea de deshacerse de sus opositores ideológicos. Mediante la demonización falaz de los rivales, desinformación, demagogia y el abuso del recurso de la lástima, consiguen que personas ajenas a un conflicto se involucren en favor de las supuestas víctimas.

Cómo se utiliza el victimismo

En un principio el victimista suele usar a quien cree estar auxiliándole, para que se convierta en verdugo de sus rivales; preservando así su papel de víctima pasiva. Sin embargo, el objetivo final de algunos victimistas suele ir mas allá. Por ejemplo en el caso de los mártires del cristianismo primitivo durante los primeros siglos de nuestra era, y del actual Lobby judío, una vez monopolizado el rol de víctimas y sacralizados sus mártires, estos grupos logran una suerte de inmunidad moral que usan como escudo para constituirse en verdugos brutales (véase Holocausto palestino), fenómeno bipolar que se puede ilustrar certeramente con una frase célebre de Napoleón: A la mayor parte de los que no quieren ser oprimidos no les disgustaría ser opresores.

Ejemplos

El profesor judío Norman Finkelstein comienza su libro La industria del Holocausto con el siguiente párrafo.

"El Holocausto no es un constructo arbitrario, está dotado de coherencia interna. Sus dogmas fundamentales respaldan importantes intereses políticos y de clase. De hecho, el Holocausto ha demostrado ser un arma ideológica indispensable. El despliegue del Holocausto ha permitido que una de las potencias militares más temibles del mundo, con un espantoso historial en el campo de los derechos humanos, se haya convertido a sí misma en Estado "víctima", y que el grupo étnico más poderoso de los Estados Unidos también haya adquirido el estatus de víctima. Esta engañosa victimización produce considerables dividendos; en concreto, la inmunidad a la crítica, aún cuando esté más que justificada. Debo añadir que quienes disfrutan de dicha inmunidad no están libres de la corrupción moral que suele irle aparejada."

En febrero de 2011 un grupo de judíos aparecía nuevamente llorando ante cámaras en los Estados Unidos. Las autoridades les negaron el acceso para rezar en una sinagoga. La policía dijo que habían sospechas de que el acto se transformaría en una manifestación política pro Israel no autorizada. Medios judíos publicaron la foto con un texto que compara la prohibición de rezar con el Holocausto:

Devotos fueron captados en cámara llorando a causa de esa acción que nos recuerda a los oscuros días vividos 70 años atrás[1].

En 2005, el revisionista del Holocausto Arthur R. Butz fue blanco del acoso y el victimismo judío por unas declaraciones que hizo a propósito de la celebración de la Conferencia Internacional de Teherán elogiando al presidente Mahmoud Ahmadinejad por haber convocado tal evento. La ADL y un pequeño grupo de estudiantes judíos de la Universidad de Northwestern pidieron a las autoridades del centro que tomaran medidas disciplinarias contra Butz por sus declaraciones, argumentando que la institución no debe transformarse en un foro para difundir la negación del Holocausto. Algunos amenazaron incluso con no asistir a los cursos dictados por el profesor Butz y realizaron una colecta de firmas en repulsa a sus últimas declaraciones que, según los organizadores, apenas logró reunir unas 200.

Las autoridades universitarias rechazaron despedir o amonestar al profesor ya que éste en ningún momento había utilizado las aulas para expresar sus opiniones. Además consideraron que el derecho a la libertad de expresión es un importante valor que debe ser preservado por el ámbito académico.

Habiendo fracasado las tentativas para lograr el despido de Butz en el terreno de lo racional, los grupos de presión judíos siguieron adelante, acudiendo al recurso de siempre del chantaje emocional y el victimismo. El rabino Dov Hillel Klein, calificó las expresiones de Butz como "discurso de odio" y agrega:

El dolor y sufrimiento asociado con esto va mas allá de las palabras... Cada vez que pienso en eso, tan solo quiero sentarme a llorar.
—Dov Hillel Klein

Identidad judía y victimismo a lo largo de la historia

La historiadora Esther Benbassa, especialista en historia del pueblo judío, ha desatado un debate en Francia con su libro "El sufrimiento como identidad" (título original en francés: La souffrance comme identité). En su obra considera que la exterminación de los judíos conocida bajo el nombre del Holocausto no se ha promocionado mundialmente hasta los años 70, cuando se llevó adelante una gran campaña motivada con fines políticos obvios, entre ellos el legitimar a un Estado racista judío, y para los judíos, en contra de los fundamentos de legalidad y democracia internacional.

La escritora, ha demostrado que el proceso histórico ha conducido a los judíos a utilizar el sufrimiento como cimento de la identidad de su grupo étnico. Asimismo señala que estos han vivido en Europa de mejor manera y en condiciones mas cómodas que el resto, debido a que esta minoría estaba siempre cerca de los poderes y jaleaba las estrategias políticas con sus aportaciones de dinero. Los judíos no eran pasivistas como se baraja, sino siempre activistas y en torno a los poderes establecidos. Hacían prevalecer como estrategia su utilidad económica beneficiándose de la protección y los privilegios que les garantizaron una cierta autonomía. Asegura que los que dudan de esa realidad, ignoran la historia, porque: ¿Cómo se puede explicar la larga supervivencia de los judíos sin dichas estrategias políticas a las cuales han acudido a través de los tiempos?

Los judíos siempre han sido ricos en oro y sus bienes fueron fáciles de transportar de un lado a otro. Pero lo que ocurrió es que en los levantamientos populares, sufrieron ataques y tratos racistas por parte del resto de los ciudadanos, justamente por su alianza ilícita con los reyes y dictadores europeos. Pero ellos no fueron las únicas victimas del odio y el racismo, sino muchas otras entidades mas numerosas que las comunidades judías, a las que la historia no lo recuerda por hipocresía.

Por ejemplo en los tiempos de “Philippe le Bel” rey de Francia, Esther Benbassa dice que los judíos fueron expulsados entre 1306 y 1311, porque el rey necesitaba llenar sus cajas de oro, pero había también muchas mas entidades que no han tenido la misma suerte de ser expulsados, sino que fueron masacrados a espada como corderos, después de quitarles todos sus bienes. En este sentido, los judíos han tenido más suerte que los demás.

Las masacres de 1648 a 1649 en Polonia y Ucrania consecutivas a la rebelión cosaca, son considerados como los mas grandes desastres que han golpeado el mundo Askenazí (judíos de cultura e Idioma yidis), antes del modernismo. Según la historiadora, se trata de una realidad política que ha tocado también a los polacos cristianos como otras minorías. Recordemos que la Iglesia Católica no visaba directamente la destrucción de los judíos, pero no prefería utilizar guantes para expulsarlos por los regímenes establecidos en aquellos tiempos en Europa, como es el caso por ejemplo de los “Albigeois” exterminados hasta el último hombre. Los judíos se encontraban por encima de la jurisdicción de la inquisición.

Lo que ocurrió en el caso de los judíos se enmarca en una visión menos dramática de su destino en comparación con los demás minorías, pero gracias a su política de victimismo y al dinero, los judíos consiguieron meter en primer orden de preocupación su historia pese que no era tan dramática como las pintaron con la mentira y la manipulación.

Cuando los judíos decidieron mentir, falsificar y manipular su historia, han tomado un riesgo muy serio, y por lo tanto deben asumir las consecuencias que generara el revisionismo científico de la historia y no pueden impedirlo por cualquier razón que sea, ni bajo el pretexto de dañar la memoria de las victimas, que no puede ser verdad ni aceptado, puesto que la historia trata de los hechos antes que de las personas.
—Esther Benbassa, en su libro "El sufrimiento como identidad".

El libro es muy rico con datos, hechos y testimonios y se considera un paso positivo en el camino de la verdad histórica.

Referencias

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