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Afromanía
La afromanía es un tipo de xenomanía (estado de ánimo y afecto positivos y desmedidos hacia los extranjeros) dirigida específicamente hacia los oriundos del África subsahariana, es decir, hacia las personas de raza negra. Hoy en Europa los negros son el conjunto social por excelencia que centra las simpatías de la propaganda xenomaníaca.
Descripción
Los facilitadores particulares de la afromanía son los mismos que los de la xenomanía, de la que no deja de ser una variante: aceptación del relato anti-europeo del marxismo cultural, extensión del sentimiento de culpa en cuanto nación y difusión del liberalismo con la consiguiente erosión de lo comunitario (base potencial de resistencia). En la aparición y potenciación de la afromanía ha sido determinante el relato que sobre el fenómeno de la esclavitud de negros del occidente africano en América, y especialmente en Norteamérica, han difundido los medios de comunicación y entretenimiento masivos, así como los curricula escolares. Desde estas agencias de ideologización se ha suministrado a la población versiones simplistas y tendenciosas de ese episodio esclavista en particular. Indefectiblemente, la responsabilidad del mismo recae en el hombre blanco, comprador y explotador en la tierra como mano de obra de esos esclavos negros, omitiéndose, también sistemáticamente, el papel desempeñado por los proveedores de esclavos negros, generalmente comerciantes árabes y por los intermediarios que compraban esclavos en África y los vendían en América, muy frecuentemente israelitas. Una exposición más completa y ajustada a la realidad de los hechos históricos conlleva un juicio y reparto de responsabilidades mucho más equilibrados, de las cuales no se libran en muchas ocasiones ni personas de raza negra, en la figura de jefes tribales, que acceden a la venta de los futuros esclavos. Otro elemento que relativiza mucho las culpas de unos (los blancos) y las inocencias de otros (el resto) es la constatación de fenómenos esclavistas en muchos otros momentos de la Historia. Por ejemplo, durante siglos estuvo muy extendido el comercio de esclavos blancos, europeos, en el norte de África, modalidad de esclavismo que, significativamente, no ha despertado interés en los medios de comunicación y entretenimiento ni en los elaboradores de curricula académicos.
No son libros fundamentados ni eruditos rigurosos los que influencian a las masas, mucho más sujetas, en cambio, a la influencia de la industria cinematográfica de Hollywood. El origen de la afromanía no hay que ir a buscarlo a ningún otro sitio. Un análisis textual de la mayoría de estos productos culturales revelan sin ningún género de dudas un discurso cercano o directamente tributario del marxismo cultural y un no menos evidente desigual reparto de responsabilidades y culpas en el fenómeno esclavista, además de una fijación muy particular con uno de estos fenómenos en concreto, el desarrollado en Estados Unidos en los siglos XVIII y XIX. Y en todo esto hay que situar el origen de la afromanía, cuya fenomenología, obviamente, rebasa estos límites y toma las más inverosímiles formas, pero siempre con la constante de la identificación positiva per se del hombre de raza negra por serlo.
