Asesinatos del Bósforo

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De izquierda a derecha, Beate Zschäpe, Uwe Böhnhardt y Uwe Mundlos; miembros del NSU.
Los así llamados Asesinatos del Bósforo (en alusión al estrecho que separa a Grecia de Turquía), que la prensa denominó también Asesinatos del döner o Asesinatos del kebab, fueron una serie de crímenes cometidos por elementos pseudonazis en Alemania entre 2000 y 2007, cuyas víctimas fueron inmigrantes turcos y griegos[1].

En la investigación se ha implicado a miembros de los servicios secretos alemanes[2][3].

Dos de los sospechosos, Uwe Böhnhardt y Uwe Mundlos, fueron hallados muertos recientemente en una caravana aparcada cerca de Eisenach, en Turingia. Se cree que se suicidaron al verse acorralados. Su presunta cómplice, Beate Zschäpe, se entregó a la policía y está siendo sometida a juicio.

Crímenes

Diez personas fueron asesinadas a tiros y una más resultó gravemente herida en diferentes ataques realizados entre 2000 y 2007 por un grupo de criminales pseudonazis de extrema derecha que desde 1999 se autofinanciaba cometiendo atracos bancarios. También asesinaron a una mujer policía e hirieron gravemente a otra agente. Se cree que el grupo fue responsable de los atentados en Colonia de los años 2001 y 2004 (que dejó 22 heridos en un barrio turco), y una serie de 14 asaltos a bancos, así como otros actos. La pistola checa con silenciador con la que cometieron los asesinatos se encontraba entre otras armas que escondían. Actuaban a plena luz, disparando a bocajarro en la cara de las víctimas. Así murió en Hesse el florista de 39 años Enver S., en 2000. Meses después, proyectiles de la misma arma mataron en Núremberg al sastre Abdurrahim Ö. En 2006 se cometió el último de esta serie de asesinatos en pequeños comercios extranjeros: murió acribillado Halit Y., de 21 años, que atendía un cibercafé en Kassel. Dos de los crímenes sucedieron en locales de comida rápida, así que la prensa alemana habla de "los asesinatos del kebab".

Tras un atraco fallido, los dos hombres se suicidaron el 4 de noviembre de 2011, para evitar su captura; mientras que Beate Zschäpe se entregó a las autoridades una semana después.

Relación con los servicios secretos alemanes

Generó gran polémica en el país la razón por la que estos asesinatos no fueron descubiertos a lo largo de los años y se sospecha algún grado de encubrimiento por parte de la policía y los servicios secretos[4][5][6][7]. Anteriormente, los crímenes habían sido atribuidos a la delincuencia común de mafias extranjeras[8].

La canciller alemana Angela Merkel se mostró este domingo "abochornada" y dijo que los descubrimientos son alarmantes. Der Spiegel reveló que el grupo tenía documentación falsa de muy alta calidad y se preguntaba si "alguien los ayudó en estos 13 años". Merkel eclaró a continuación que el "terrorismo de ultraderecha" es "una vergüenza" para Alemania y aprovechó la oportunidad para perdir la ilegalización del Partido Nacional Democrático (NPD).[9]

La conexión entre el grupo y funcionarios alemanes quedó demostrada en un artículo del periódico inglés The Guardian que publicaba el 16 de noviembre de 2011, en su edición online:

"El martes, el Servicio de Inteligencia Nacional en Hessen, el Verfassungsschutz o BfV, admitió que uno de sus agentes secretos habían estado presente en abril de 2006, cuando dos miembros del grupo nacional-socialista (NSU) mataron a tiros a un turco de 21 años de edad, en un cibercafé". Y añade más adelante "Se ha podido comprobar ahora que el agente, que fue trasladado a un trabajo menos significativo a raíz de una investigación, mantenía abiertamente sus visiones ultra derechistas y era conocido en el pueblo donde se crió como "Pequeño Adolf". Cuando la policía allanó su apartamento tras el asesinato, del joven turco, encontraron un alijo de armas, por el que tenía una licencia legítima, y extractos del Mein Kampf, según Der Spiegel. Hay informes no confirmados de que el hombre estaba presente en tres de las otras escenas de los asesinatos perpetrados por los neonazis".

Dicha nota hacía referencia al asesinato de Halit Yozgat, ciudadano alemán de origen turco, de 21 años, tiroteado por los pseudonazis. La banda dejó de matar tras la efímera detención de Andreas Temme, nombre del funcionario citado por The Guardian, que fue puesto en libertad sin cargos y aún tiene un empleo público, según indica hoy el periódico español El País, en un artículo referente a este caso.

El ministro del interior alemán, Hans-Peter Friedrich, reconoció que los servicios de seguridad podrían haber cometido errores y pidió, según una nota de la agencia EFE, "una mejor colaboración entre la policía y los servicios de seguridad interior" porque es "muy preocupante constatar que no se estableció [a tiempo] ninguna relación entre los sectores de la extrema derecha de Turingia y la serie de asesinatos cometida en toda Alemania".

Durante la investigación parlamentaria, quedó en evidencia que el servicio secreto alemán (BFV) destruyó expedientes relacionados con los implicados y otros activistas de extrema derecha.[10][11] El director de la BFV Heinz Fromm dimitió en julio de 2012 como consecuencia de estos hechos.[12][13]

Citando como fuente al periódico barcelonés La Vanguardia, la web Libre Red recoge:

"Así lo ha reconocido el jefe de la oficina de investigación criminal (BKA), Jörg Ziercke, máximo responsable policial, ante una comisión de investigación del Bundestag, cuyos miembros no salen de su asombro. Siete archivadores que contenían información reunida a lo largo de seis años por la policía política (BfV), central y regional, así como de la inteligencia militar (MAD) sobre la escena neonazi de la región de Turingia, en el este de Alemania, fueron destruidos pocas horas antes de que tuvieran que ser entregadas a las autoridades judiciales. Los archivadores tenían la información recogida entre 1997 y 2003 sobre la Thüringer Heimtaschutz (THS), la asociación neonazi de aquella región -plagada de infiltrados y colaboradores de la policía- de la que nació la célula NSU, autora de numerosos atentados. La célula estaba compuesta por tres jóvenes: Uwe Mundlos, Uwe Böhnhardt y Beate Zschäpe. El propio jefe de la THS, Tino Brandt, era informante de la policía. En los archivadores había los datos facilitados por los informantes sobre las actividades del grupo".

Referencias

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