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Batalla del Jarama
La ofensiva la inició el ejército sublevado con la intención de cortar las comunicaciones de Madrid. Para algunos historiadores, esta ofensiva entra dentro de la Batalla de Madrid. El diseño de la operación inicial era una acción de gran envergadura por el este de Madrid, que incluía la toma de Arganda del Rey, cortando las comunicaciones hacia Valencia y subir hasta Alcalá de Henares para alcanzar la carretera de Barcelona.
La batalla toma el nombre de las primeras operaciones con la conquista en poco más de cuatro días de la zona del río Jarama. Las unidades republicanas, dispersas en el inicio de la ofensiva, se agruparon al mando del general José Miaja el 15 de febrero, conformando en total cuatro Divisiones o Agrupaciones que consiguen evitar el avance hacia Arganda. El ejército republicano contó entre los combatientes con las Brigadas Internacionales, en concreto las brigadas XI, XII, XIV y XV, que combatieron entre el Jarama y Morata de Tajuña.
La defensa republicana no sólo retrasó los planes nacionales de cercar Madrid, sino que hizo lo mismo con el final de la guerra aunque no pudo impedir el resultado final con la victoria espectacular del Bando Nacional.
Sumario
Los combates
El 6 de febrero, la División Reforzada de Madrid con unos 19.000 hombres de infantería y dos batallones con ametralladoras pesadas y de carros de combate alemanes, integrados en el Batallón de Carros de Combate y no en la Legión Cóndor, pues esta aún tardaría en incorporarse al conflicto, avanzó hacia Ciempozuelos hasta enfrentarse en los primeros días con algunas brigadas republicanas de no más de 3.000 hombres que, en total, sufrieron bajas estimadas en 1.800 en las primeras 48 horas. Al otro lado del río Jarama, la orografía permitía una defensa fácil al ejército republicano, ya que desde los riscos se dominaba todo el valle del Jarama.
El mando republicano reaccionó sin conocer bien las intenciones del enemigo, dividiendo sus no escasas fuerzas entre la línea del Manzanares y la de Jarama. Las Brigadas Internacionales todavía no estaban preparadas, sobre todo la XV, pero se les envió al frente el 7 de febrero. Algunas, como la XI, no llegaron al frente hasta el día 12. Además, aún no habían decidido quién debería ostentar el mando de la agrupación, a lo cual Lister atribuyó el retraso.
El día 11 las fuerzas nacionalistas llegaron con rapidez al lado derecho de la carretera de Morata de Tajuña. Al día siguiente, ya sin la superioridad aérea, que se había visto sorprendida por unos cuarenta cazas rusos, otras unidades nacionalistas tomaron los puentes de Pindoque y San Martin de la Vega sobre el Jarama mediante sendos golpes de mano, pese a que ambos tenían colocadas cargas de demolición.
No pudiendo ocupar el puente de Arganda por la resistencia del batallón Garibaldi, las unidades nacionalistas trataron de ocupar la meseta de Morata para dirigirse a Arganda. En una operación planeada por el general soviético Paulov, tres brigadas republicanas, junto con las Brigadas Internacionales XI y XV, frenaron el avance por la meseta. Los intentos de cruzar la zona continuaron hasta el día 15. Las tropas republicanas organizaron una contraofensiva el día 17, tratando de hacer retroceder al ejército nacionalista. Los combates duraron hasta el 27 de febrero, sin que el frente apenas se moviera.
Tras la batalla ambos bandos hicieron obras de fortificación y se realizaron algunas operaciones secundarias. Los republicanos crearon posiciones defensivas tras el río Tajuña, para resistir una posible ruptura del frente. El bando nacional permaneció en las posiciones conquistadas, al otro lado del río, durante la guerra. Sin embargo, el bando republicano, aunque cedió terreno, detuvo la maniobra envolvente del enemigo.
La carretera de Madrid-Valencia no logró ser tomada por los nacionales, pero quedó a tiro de artillería y ametralladora, siendo frecuentemente batida a la altura de Rivas, por lo que hubo que desviar el tráfico.
Las fuerzas que combatieron
Bando nacional
- Las brigadas II, III, IV y V dirigidas por el coronel Carlos Asensio Cabanillas, Francisco García Escámez, Fernando Barrón Ortiz y Eduardo Sáenz de Buruaga y Polanco. En ellas estaban integradas unidades de la Legión, Regulares, Unidades Panzer I en número de 55 carros, además de infantería, artillería (obuses de 155 mm), artillería antiaérea, unidades antitanque y zapadores.
Cabe destacar la presencia de una Bandera de la Legión compuesta por voluntarios irlandeses mandados por Eon O´Duffy y que combatieron en la línea del frente entre Ciempozuelos y Titulcia. Su actuación fue tan rocambolesca como ineficaz.
La fuerza aérea estaba compuesta por bombarderos Junkers-52/3m y los cazas Fiat CR.32 "Chirri" pilotados por españoles e italianos.
El Alto Mando estaba compuesto por los generales José Enrique Varela, Luis Orgaz Yoldi y Ricardo Rada Peral.
Bando republicano
- Las Brigadas Mixtas 17, 18, 19, 23, 24, 45, 48 y XI, XII y XV Internacionales formaban todas ellas tres agrupaciones de combate de infantería y unos 30 carros, una de reserva y una agrupación de artillería. Al mando estaban los coroneles Eliseo Chorda, Ricardo Burillo Stholle, Álvarez Coque y el teniente coronel Fernando Casado Veiga.
La fuerza aérea estaba compuesta por Polikarpov I-15 "Chato", Polikarpov I-16 "Mosca", Polikarpov RZ "Natacha" y Tupolev SB-2 "Katiuska".
El Alto Mando republicano lo componían los generales Sebastián Pozas Perea, José Miaja y el Comandante Enrique Líster. Las rivalidades entre Pozas Perea y Miaja afectaron negativamente en el inicio de la batalla a las fuerzas republicanas, girando favorablemente la situación al recibir el mando Miaja, el cual era renuente a aportar las fuerzas que Pozas necesitaba.
Por otro lado, las diferencias de criterio entre los asesores militares rusos y los mandos republicanos españoles ocasionaron situaciones críticas en el desarrollo de las operaciones, dándose además problemas de coordinación en el apoyo de la aviación y carros a la infantería.
Los republicanos también sufrieron situaciones de desabastecimiento de municiones en momentos cruciales debido a errores de planificación.
Las bajas
La Batalla del Jarama se considera una de las más cruentas de la Guerra Civil Española. Los distintos autores no coinciden en el número de bajas de ambos bandos. Las estimaciones mantienen entre 6.000 y 7.000 para las fuerzas nacionales, y entre 9.000 y 10.000 para las fuerzas republicanas, de los que más de 2.500 fueron brigadistas.