Dieta paleolítica

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La proporción de defectos físicos y enfermedades degenerativas en seres humanos, según el registro paleopatológico, comparando Paleolítico y Neolítico. Este diagrama Venn muestra cómo los indicios forenses de enfermedades son muy minoritarios entre los restos paleolíticos, mientras que proliferan en el Neolítico. No tenemos apenas evidencias de enfermedades nutricionales anteriores al advenimiento de la agricultura. Después aparecen el raquitismo, caries, osteoporosis, beriberi, pelagra, diabetes, dermatitis herpetiforme, celiaquía, obesidad, cáncer, pestes varias, cólera y tuberculosis entre otras. El asunto fue bien estudiado en Paleopathology at the origins of agriculture (Mark N. Cohen y George J. Armelagos).

La dieta paleolítica, también llamada paleodieta, dieta de la Edad de Piedra o dieta de los cazadores-recolectores, es un plan nutricional basado en la antigua alimentación de los humanos del período Paleolítico (período que duró 2,5 millones de años y que finalizó con el comienzo de la agricultura hace unos 10.000 años). La dieta se centra en el uso de los alimentos disponibles en esa época y se compone principalmente de carnes, pescado, huevos, vegetales silvestres como verduras, frutas, frutos secos y raíces, hongos y miel, así mismo excluye granos (cereales y harinas), legumbres, productos lácteos, sal, azúcares refinados y aceites procesados.

Fue popularizada por el gastroenterólogo Walter L. Voegtlin en los años 70 y ha sido adaptada por numerosos autores e investigadores. Se basa en la premisa de que los seres humanos actuales están adaptados genéticamente a la dieta de sus antepasados del paleolítico ya que el 99% de la existencia de las especies humanas se ha desarrollado en este período prehistórico, y la introducción de los alimentos consumidos posteriormente tuvo un fuerte y drástico impacto en el organismo del ser humano. Estudios como el del Dr. Weston A. Price han concluido que las poblaciones que subsisten con dietas tradicionales, asociadas al campo -que en gran medida se parecen a la paleolítica- están en su mayoría libres de muchas enfermedades que sí afectan a otras poblaciones, como es el caso de la diabetes, obesidad, caries, y otras enfermedades degenerativas como el cáncer, alzheimer, gota, reuma, hipertensión, artritis, diversas formas de esclerosis, osteoporosis, raquitismo, etc.

Historia

El tiempo de nuestra evolución desde los primeros homínidos, contando en años BP (antes del presente). Nuestros antepasados llevan comiendo carne unos 3 millones de años como poco. Eso equivale a 150.000 generaciones. Nuestros antepasados llevan, como poco, 500.000 años ejerciendo la caza de forma consumada e intensiva. Eso equivale a 25.000 generaciones. Nuestros antepasados llevan cultivando cereales y comiendo sus almidones (azúcares complejos que hay que descomponer y transformar en azúcares simples, como hacen los herbívoros con la celulosa) de unos 8.000 a 10.000 años siendo generosos.

El gastroenterólogo Walter L. Voegtlin fue uno de los primeros en sugerir que una dieta similar a la de la era Paleolítica mejoraría la salud de una persona. En 1975 publicó un libro en donde sostenía que la ancestral dieta del Paleolítico era básicamente carnívora, compuesta principalmente por las grasas y proteínas de origen animal, tan sólo con pequeñas cantidades de hidratos de carbono. Sus recetas dietéticas se basaron en tratamientos médicos ideados por él mismo sobre los diversos problemas digestivos.

En 1985, S. Boyd Eaton y Melvin Konner, ambos de la Universidad de Emory, publicaron un documento clave sobre la nutrición de los humanos en el Paleolítico en el New England Journal Of Medicine, lo que permitió el reconocimiento médico general de la dieta. Tres años más tarde, S. Boyd Eaton, Marjorie Shostak y Melvin Konner publicaron un libro acerca de este método nutricional que se basaba en tomar las mismas cantidades de nutrientes (grasas, proteínas e hidratos de carbono, así como vitaminas y minerales) que se presentaban en la dieta de los humanos durante el Paleolítico excluyendo aquellos alimentos que no existían antes del desarrollo de la agricultura.

En el año 1989 estos autores publicaron un segundo libro sobre la nutrición del Paleolítico.

Dieta basada en los estudios sobre la evolución

La nutrición de la paleodieta tiene sus raíces en la biología evolutiva y es un tema común en la medicina evolutiva. El razonamiento que subyace a este enfoque nutricional es que la selección natural tuvo suficiente tiempo para adaptar genéticamente el metabolismo y la fisiología de los seres humanos del Paleolítico a las diferentes condiciones de alimentación de esa era. Pero en los 10.000 años desde la invención de la agricultura y su consecuente cambio drástico en la dieta humana, la selección natural tuvo muy poco tiempo para hacer las adaptaciones genéticas óptimas a la nueva dieta. La falta de adaptaciones fisiológicas y metabólicas como resultado de la dieta humana contemporánea, contribuye a muchas de las llamadas "enfermedades de la civilización".

Durante millones de años, los seres humanos evolucionaron como cazadores-recolectores y su genética se adaptó a carnes, grasas, órganos y frutos silvestres. En términos evolutivos, empezamos hace muy poco (6.000 años en el noroeste de Europa y Cornisa Cantábrica) a ingerir cantidades masivas de almidones. Todo este tiempo, nuestro cuerpo no ha hecho más que protestar y dar señales de inconformismo. La paleoarqueólogía y el registro fósil señalan un impresionante descenso de la salud y de la calidad de vida en cuanto se adoptó la agricultura; y a menudo los defectos dentales, la osteoporosis y el subdesarrollo esquelético son tomados como indicadores fiables para fechar la llegada del Neolítico a una zona determinada. De este modo, S. Boyd Eaton afirmó:

Somos los herederos de las características acumuladas durante millones de años; la gran mayoría de nuestras características bioquímicas y fisiologías están adaptadas a las condiciones de vida que existían antes de la llegada de la agricultura hace unos 10.000 años. Genéticamente nuestros cuerpos prácticamente son los mismos que estaban en el final de la era paleolítica hace unos 20.000 años .

El Neolítico transtornó totalmente la alimentación humana. Donde antes se comía a base de carne, ahora se pasó a comer a base de carbohidratos. Durante el Paleolítico la principal fuente de energía biológica para el ser humano era la grasa. Desde el Neolítico, serán los azúcares. Actualmente, el 80% de nuestras calorías viene de los cereales, y una importante porción del 20% restante procede de alimentos que no tienen nada que ver con la dieta típica del homínido preagrícola: productos lácteos, azúcares refinados, grasas procesadas, aceites vegetales refinados, alcohol y edulcorantes artificiales altamente perjudiciales. El consumo excesivo de estos nuevos alimentos de la era industrial es responsable de los actuales niveles epidémicos de obesidad, enfermedad cardiovascular, hipertensión, diabetes tipo 2, osteoporosis y cáncer, tanto en los EE.UU. como en otras poblaciones occidentales contemporáneas. Apenas hay sitio para las proteínas o las grasas animales, pero a pesar de ello, ciertos planes dietéticos antinaturales y anti-evolutivos aún pretenden considerarlas "dañinas" y extirparlas totalmente.

Variables actuales

Pese a que el enfoque científico de la paleodieta constituye un acercamiento bastante sólido a la nutrición ancestral humana, hasta el punto de considerarse que nuestra especie está adaptada evolutivamente a dicha dieta, y pese a que ésta cada vez gane más importancia entre los nutriólogos, no puede negarse la existencia de múltiples lagunas de conocimiento sobre el cuerpo humano actual. La gran complejidad del cuerpo y las miles de variables en juego, como lo pueden ser individuales, raciales y del entorno, imposibilitan que podamos hablar con total seguridad sobre muchos aspectos de la alimentación humana, especialmente de una forma universal o global.

Una de las principales premisas del enfoque de la paleodieta es que la genética de la especie humana actual es prácticamente idéntica a la de nuestros ancestros del Paleolítico, pero en ese prácticamente parece haber un buen trecho.

Existe evidencia conclusiva de que durante el Neolítico, desde la aparición de la agricultura y la ganadería, algunas poblaciones han sufrido una presión selectiva que provocó cambios pequeños pero importantes en su genética, ejemplos claros de estos cambios son las mutaciones relativas a la producción de enzimas como la alcohol desidrogenasa, la amilasa y a la persistencia de la lactasa. Los cazadores-recolectores del Paleolítico (así como todos los mamíferos) producían lactasa sólo durante su infancia, para perder la capacidad de producirla después de ser destetados. Sin embargo, debido a algunas mutaciones, el 25% de los humanos actuales aún continúan produciendo lactasa siendo adultos, por lo que dicha población está mucho más adaptada al consumo de leche que otras poblaciones.

Por lo tanto, los hábitos alimenticios de ciertas poblaciones agricultoras o ganaderas durante el Neolítico, como la adición de leche, quesos, legumbres o cereales, sí pudieron provocar diversas mutaciones cuyo propósito era adaptar la genética de dichas poblaciones a esa dieta en concreto en una forma de evolución acelerada.

En ese sentido, aunque la paleodieta pueda erigirse como una fuente nutricional extremadamente saludable, no debe tomarse ésta como la "dieta definitiva", sino orientativa, pudiéndose permitir la inclusión, en los casos así pertinentes, de alimentos "neolíticos" para los cuales su cuerpo está naturalmente adaptado.

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