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Hombre de Cro-Magnon
El Hombre de Cro-Magnon es el nombre con el cual se designa al tipo humano correspondiente a ciertos fósiles de Homo sapiens, en especial los asociados a las cuevas de Europa en las que se encontraron pinturas rupestres. Suele castellanizarse y abreviarse como "cromañón", sobre todo para su uso en plural (cromañones). Se trata del Homo sapiens más antiguo del continente europeo y su datación (40.000 años de antigüedad) se toma como el punto que da comienzo al Paleolítico superior. El geólogo Louis Lartet descubrió los primeros cinco esqueletos en marzo de 1868 en la cueva de Cro-Magnon (cerca de Les Eyzies de Tayac-Sireuil, Dordogne, Francia), lugar del que obtienen su nombre. La comunidad científica hoy acepta que el único candidato razonable al linaje paterno del cromañón y de la mayoría de cazadores-recolectores del Paleolítico Superior europeo, es el haplogrupo IJ, del que nació el I, por lo que el Hombre de Cro-Magnon es predecesor genético directo de la actual subespecie humana nórdida blanca, y constituye el tipo humano de los primeros hombres blancos.
Una secuencia de ADN Cro-Magnon de 28,000 años de antigüedad se obtuvo de huesos fósiles descubiertos en la cueva Paglicci, en Italia. Los resultados muestran que el ADN es idéntico a las secuencias de ADN de ciertos europeos modernos. Por lo tanto, afirman que la secuencia de ADN se ha mantenido casi sin cambios durante 28,000 años. Esto, por supuesto, confirma que el Hombre de Cro-Magnon era un individuo anatómicamente "moderno" que además tenía más fuerza y una capacidad cerebral más grande, y probablemente también más inteligente.[1]
Sumario
Rasgos físicos
Del estudio por Broca, Quatrefages, Hamy y Lartet de los restos de la cueva de Cro-Magnon (tres adultos varones, una mujer y un feto) se derivó una descripción que incluía como rasgos destacados una elevada altura —uno de los varones medía 1,80 m y los más altos medían más de 1,95 m— y gran capacidad craneal (1590 cc). Además el cráneo alargado (dolicocéfalo), la frente alta y la bóveda más elevada que los Neanderthales, las protuberancias supraorbitarias bien marcadas, pero no en burlete ni en torus, la cara ancha, la nariz estrecha, órbitas bajas y rectangulares, y mandíbula robusta con un muy leve prognatismo (casi ortognática) con mentón desarrollado y prominente. Las tibias muy aplanadas transversalmente (platicnemia). Eran humanos anatómicamente "modernos", físicamente más robustos y grandes que el europeo moderno, y en general sus rasgos físicos se pueden encontrar todavía en las razas europeas actuales, principalmente en los individuos de aspecto nórdico.
Genética
Los restos más antiguos de un Cro-Magnon masculino de los que se conoce su haplogrupo paterno (Y-DNA), tiene una datación de entre 45.000 y 35.000 AEC, y pertenecen al haplogrupo K2a* (K-M2308) o subclados del C1 (Haplogroup C-F3393). Estos incluyen los restos del hombre de Ust'-Ishim (Oeste de Siberia) K2a*, Oase 1 (Rumania) K2a*, Kostenki 14 (Suroeste de Rusia) C1b, y Goyet Q116-1 (Bélgica) C1a.[2][3]
En 2003, una secuenciación del DNA mitocondrial de dos individuos, uno de 23.000 años (Paglicci 52) y otro de 24.720 años (Paglicci 12) identificó el mtDNA como haplogrupo materno N, típico de los descendientes que habitan Asia Central.
Un estudio de 2015 secuenció el genoma de un cazador recolector occidental de 13.000 años en Suiza Bichon. Pertenece al haplogrupo Y-DNA I2a (I-M438) y al haplogrupo mtDNA U5b1h.
El haplogrupo I ha sido encontrado en altas frecuencias por toda Europa pero está virtualmente ausente en otros lugares. Se ha sugerido que este haplogrupo tiene un origen anterior al Último Máximo Glacial y ha sido encontrado en antiguas muestras de cazadores recolectores de Europa central y del Norte.[4]
Cultura material y forma de vida
El Hombre de Cro-Magnon se asoció desde su descubrimiento a la industria lítica denominada Auriñaciense (Modo 4) que fue identificada pocos años antes. No obstante, esta asociación no se considera en la actualidad de un modo muy estricto.
Portadores de una cultura avanzada en comparación con otras variedades humanas, a los cromañones se les ha llamado "los helenos del Paleolítico". El Hombre de Cro-Magnon fue el primero en desarrollar el arte de la fabricación de útiles de piedra y hueso muy precisos. Fabricó agujas de hueso demasiado delgadas como para atravesar pieles pero que fácilmente atravesaba telas con las que elaboraba sus vestidos. Fabricó afiladas puntas de lanza, hojas de cuchillo, perfectos picos, hachas y herramientas por medio de un lascado cuidadoso. Además, aprendió que una piedra calentada al fuego y enfriada después lentamente se podía trabajar con mayor facilidad y precisión. Elaboró dardos y lanzas de madera que dotó de puntas de pedernal u obsidiana en forma de flecha, o sobre las que insertó cabezas de arpones de hueso con numerosos garfios. Los cromañones ya disponían de una capacidad para el lenguaje (tanto del aparato fonador como cerebral) y para el pensamiento simbólico, fue el primero en dominar un lenguaje oral coherente.
La forma de vida era cazadora-recolectora. Cazaba en grupo; los animales grandes, con trampas; y los pequeños, con piedras y saetas. Planificaba la captura de grandes animales. Para apresar animales empleaba trampas cuidadosamente disimuladas. Además se dedicó a la pesca y construyó las primeras canoas dotadas de condiciones de navegabilidad. Descubrió que era posible mejorar la fabricación de útiles de piedra mediante nuevos procedimientos. En lugar de golpear piedras entre sí, comenzó a trabajarlas con materiales blandos tales como herramientas cilíndricas para golpear o martillos de madera, hueso o cuerno. Utilizó también cinceles de madera o hueso y con ello consiguió realizar trabajos más finos.
Vivía en hordas de entre 15 y 30 individuos, aunque según Coon (1962), comunidades de más de 1000 individuos no eran infrecuentes, patrón que continuó en el Mesolítico. El Hombre de Cro-Magnon no tuvo necesariamente que seguir la migración de rebaños de animales, pues ya domesticaba algunas especies. Sin que pueda considerárseles sedentarios, posiblemente mantenían un lugar preferente de residencia, que ocasionalmente abandonarían para trasladarse a otro. Aunque llegó a vivir en cuevas y temporalmente en campamentos al aire libre, por primera vez en la historia construyó viviendas y poblados. Pozos, chimeneas y patrones de hoyos son usuales restos de estas viviendas. Excavaciones al centro de Europa han puesto de manifiesto que durante el período Solutrense había lugares en los que pueblos enteros una vez existieron con hileras de casas. Como protección contra la lluvia fabricó tejados de hojas o de paja donde se carecía de refugios naturales. Construyó cabañas familiares, soterradas hasta media altura para protegerse del frío. Confeccionó asimismo tiendas fijas con pieles y cueros. Comparativamente, en la época del Cro-Magnon las artes plásticas alcanzaron un gran desarrollo, sobre todo la elaboración de esculturas y bajorrelieves de arcilla o hueso, el grabado de huesos y la pintura mural. Se sabe por los objetos funerarios encontrados que el hombre de Cro-Magnon también fabricó adornos y joyas que tenían una función de talismán: collares de conchas y dientes perforados, pulseras y redecillas para el pelo, e incluso instrumentos musicales y calendarios de hueso tallados con notaciones simbólicas cercanas a la escritura (Marshack, 1964).
A menudo decoraban sus tumbas con pilas de huesos de Mamut ordenadas. En Sunghir, sitio Paleolítico en Rusia a 190 kilómetros de Moscú, que data aproximadamente de 25.000 años, es conocido por el estilo de los enterramientos. Los difuntos eran enterrados vestidos con ropa y joyas de marfil.
Cultura cazadora
El Hombre de Cro-magnon poseía habilidades depredatorias superiores. A las comunidades cromañón les tocó sobrevivir al Último Máximo Glacial, algo que sólo podrían haber conseguido volviéndose prácticamente carnívoros puros y aumentando mucho la proporción de grasa animal en la dieta. Al vivir en un entorno similar al actual norte de Finlandia, la cultura del cromañón era, por pura necesidad, una cultura predominantemente cazadora y carnívora (existiendo hallazgos de puntas de lanza y flecha, propulsores de lanza hermosamente decorados, arpones, azagayas, pinturas rupestres con escenas de caza, silbatos, figuras de cabeza de caballo, etc.), razón por la cual hemos de imaginárnoslos viviendo una vida de intensa y constante actividad física al aire libre, y a menudo violenta. Ello los desarrolló como una variedad atlética, ágil y gimnástica.
Sus culturas materiales (Auriñaciense, Solutrense, Magdaleniense y posiblemente Gravetiense) dan fe de que se trataba de sociedades que le concedían una enorme importancia a la caza y también a la pesca, así como de que eran capaces de aprovechar absolutamente todas las partes de los animales (por primera vez, surgen industrias de hueso, asta y marfil).
Los animales que el Cromagnon cazaba fueron esencialmente los pertenecientes a la megafauna paleolítica, enormes mamíferos, fuente de carne abundante y con gran capa de grasa, que a veces eran cazados con flechas y lanzas, y otras con trampas tendidas por sus caminos habituales, cosa que implicaba altos conocimientos de rastreo y de rutas migratorias por parte de los cazadores. Cazaban mamuts, bisontes, uros, renos, ciervos rojos, caballos, gamuzas, peces, focas, pájaros, marisco, etc. Muchos de estos animales, que constituían el fundamento de su vida y de su evolución, quedaron representados en las primeras pinturas rupestres, magníficos frescos que evidencian un preciso y refinadísimo conocimiento anatómico. Esta dieta produjo una constitución física privilegiada, una estatura altísima (aunque un esqueleto menos ancho que el del neandertal), un maxilar inferior prácticamente igual de ancho que el cráneo, alta capacidad craneal y una musculatura muy desarrollada, si bien menor que el neandertal.
Por el entorno en el que habitaban, la recolección entre los cromañones se vería relegada a una posición menos importante que en otras zonas, mientras que la caza y la pesca adquirían una gran preponderancia, junto con una mayor ingesta de proteínas y grasas de origen animal. A su vez, la preeminencia de la caza se relaciona estrechamente con el comportamiento y la psicología depredadora y masculina.
Durante el cambio climático de la desglaciación hace 12.000 años, el cromañón se desplazó hacia el Noreste mientras perseguía a las manadas de animales. Tras cruzar Francia, acabó en las orillas del Mar del Norte, en el sur de Escandinavia, la llanura germano-polaca y la cuenca del Báltico. Por el aumento de la temperatura y la extinción de la gran megafauna paleolítica (mamuts, rinocerontes lanudos, etc.), la proporción de comidas vegetales debió ascender algo a costa de las comidas animales durante el Mesolítico. Los microlitos de las culturas mesolíticas de Europa Occidental (Aziliense, Sauveteriense, Tardenoisiense, Asturiense, etc.) muestran que el tamaño de los animales cazados había disminuido drásticamente para aquella época, y que los tiempos del mamut, del rinoceronte lanudo y del bisonte ya quedaban atrás. Sin embargo, los descendientes del cromañón en Europa continuaron siendo cazadores-recolectores hasta que llegó la agricultura y el Neolítico a sus territorios hace unos 7.000 años.
Contacto e hibridación con el hombre de Neanderthal
El hombre de Cro-magnon (Homo sapiens) tuvo contacto con otra especie de homínido, el Homo neanderthalensis durante las primeras etapas del Paleolítico Superior en Europa, zona en la que hubo poblaciones de ambas especies durante un breve periodo —hasta hace unos 29.000 años, o incluso unos 27.000 años en el sur de la Península Ibérica—. Aunque el neandertal se extinguió probablemente debido a la competencia territorial, varios análisis han concluido que hubo hibridación entre ambas especies y se calcula en un 20% la cantidad total del genoma neandertal que ha sobrevivido en el moderno Homo sapiens no africano.[5]
Referencias
- ↑ Caveman DNA looks modern Science, 16 de julio de 2008. (en inglés)
- ↑ Fu, Qiaomei; et al. (2016). "The genetic history of Ice Age Europe". Nature. doi:10.1038/nature17993.
- ↑ Seguin-Orlando et al.(2014) Genomic structure in Europeans dating back at least 36,200 years
- ↑ Upper Palaeolithic genomes reveal deep roots of modern Eurasians
- ↑ Live Science: At least 20% of Neanderthal DNA Is in Humans