Eva Perón

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Evita
"...y aunque deje en el camino jirones de mi vida, yo sé que ustedes recogerán mi nombre y lo llevaran como bandera a la victoria..."

María Eva Duarte de Perón -llamada por sus seguidores Evita- (7 de mayo de 1919, Los Toldos, Argentina - 26 de julio de 1952, Buenos Aires, Argentina) fue una actriz argentina que se convirtió en Primera Dama en 1946 gracias a su matrimonio con Juan Domingo Perón.

Durante el régimen justicialista no tuvo un papel decorativo, sino que fue muy activa en política, orientándose fundamentalmente al trabajo en el área social y a la incorporación de la mujer a la vida civil argentina: por ello fue fundadora del Partido Peronista Femenino y de la Fundación Eva Perón. Falleció prematuramente a los 33 años, víctima del cáncer de útero. Dejo su pensamiento plasmado en los libros La razón de mi vida (1951) y Mi mensaje (1952).

Evita Capitana

En 1935 llega a la ciudad de Buenos Aires y comienza una incipiente carrera de actriz.

El 15 de enero de 1944 un terremoto en la provincia de San Juan sumió al país en una tragedia de proporciones considerables. La comunidad de actores se organizó para recaudar fondos para miles de argentinos sin hogar. Eva Perón participó de la colecta.

El Coronel Juan Domingo Perón centralizó la ayuda en la Secretaría de Trabajo. En un festival benéfico realizado en el estadio Luna Park, se conocieron Juan Perón y Eva Duarte.

Comenzaron un romance que por la diferencia de edad era visto escandalosamente por la sociedad conservadora de aquella época.

Los preparativos del 17

Cuando el Coronel Perón es destituido y llevado preso a la isla Martín García, Evita, como empezó a llamarla el pueblo trabajó clandestinamente junto a los sindicatos en los preparativos del 17 de Octubre. El 22 de Octubre de 1945 se casan en el Registro Civil de Junín. El 4 de Junio de 1946, Perón asume su primer gobierno y Evita debuta como primera dama. Desde el principio Evita prefirió el contacto directo con el pueblo, rechazando el papel decorativo de esposa del presidente. Con Perón en el gobierno y no pudiendo seguir atendiendo los problemas de los trabajadores debido que debía dedicarse a gobernar a la Nación, Evita informalmente continúa con la obra de Perón en la Secretaría de Trabajo y Previsión.

En 1947 realiza una gira por Europa que, empobrecida por la guerra recibe donaciones de trigo de parte del gobierno peronista. En España fue agasajada con todos los honores, en Italia también le dieron una cálida bienvenida. A su regreso se encargó de organizar a las mujeres y fundó el Partido Peronista Femenino. El 23 de Septiembre de 1947 el Congreso concedió el sufragio femenino, un logro de Evita y del Partido Peronista Femenino.

Fundación Eva Perón

El 19 de Junio de 1948 crea la Fundación de ayuda social María Eva Duarte de Perón, que fue su gran obra. Llevó adelante grandes campañas de ayuda social, empleando recursos y ejecutando programas de diversos ministerios, como los de trabajo, salud y obras públicas. Fundó 4 policlínicos terminados en la Capital Federal, 23 en todo el país y 18 hospitales. Un "tren sanitario" llegaba a lugares inaccesibles, tenía un vagón quirófano, un vagón laboratorio y un vagón cine para los pacientes que esperaban ser atendidos. Organizó un sistema de turismo social y colonias escolares. Cada año, para las Navidades, la fundación repartía unos cinco millones de juguetes. También fue la fundadora de los campeonatos de fútbol Evita.

A través de la fundación, el gobierno peronista impulso las políticas sociales más consistentes de este siglo en el país. Evita también promovió y obtuvo las pensiones de la ancianidad.

En 1951, luego de la revolucionaria reforma constitucional el pueblo debía elegir un nuevo mandatario.

La CGT pidió que Perón aceptara ser reelecto y Evita fuera su Vicepresidente. "Perón - Eva Peron, la fórmula de la Patria" era la consigna lanzada por los trabajadores.

En la jornada que se conocerá como el cabildo abierto del Justicialismo, más de un millón de manifestantes se reunió frente al Ministerio de Acción Social.

El renunciamiento

Evita renuncia al cargo propuesto por la CGT debido a la disconformidad de sectores militares antiperonistas y a los signos de su grave enfermedad que ya la aquejaban. El 31 de agosto pasaría a ser el "Día del Renunciamiento".

En 1951 Evita vota por primera y única vez desde su lecho de enferma. El 17 de octubre de 1951, el último que vería ya se la veía muy deteriorada, con un Perón cabizbajo sosteniendo desde su cintura la frágil figura de Evita.

En un conmovedor discurso Evita le hablo a su pueblo: "...y aunque deje en el camino jirones de mi vida, yo sé que ustedes recogerán mi nombre y lo llevaran como bandera a la victoria..."

En su última aparición pública, en la jura de Perón de su segundo mandato presidencial, Evita se despedía de su pueblo.

El 26 de julio de 1952 a las 20:25 Evita, la jefa espiritual de la Nación pasaba a la inmortalidad. Tenía 33 años.

por Martin Lucero

17 de octubre de 1951

Fue su último 17. Perón y el Pueblo consagraron el Día de la Lealtad a la compañera Evita. Era la primera vez que se levantaba después de 24 días de guardar cama.

"Mis queridos descamisados

Es éste un día de muchas emociones para mí. Con toda mi alma he deseado estar con ustedes y con Perón en este día glorioso de los descamisados. Yo no podré faltar nunca a esta cita con mi pueblo de cada 17 de octubre. Yo les aseguro que nada ni nadie hubiera podido impedirme que viniese, porque yo tengo con Perón y con todos ustedes, con los trabajadores, con los muchachos de la CGT, una deuda sagrada; a mí no me importa si para saldarla tengo que dejar jirones de mi vida en el camino.

Tenía que venir y he venido para darle las gracias a Perón, a la CGT, a los descamisados y a mi pueblo. A Perón, que ha querido honrarme con la más alta distincíón que pueda otorgarse a un peronista y con lo que acaba de decir esta tarde, que yo no terminaré de pagarle ni entregándole mi vida para agradecerle lo bueno que siempre fue y es conmígo. Nada de lo que yo tengo; nada de lo que soy; nada de lo que pienso, es mío: es de Perón. Yo no le diré la mentira acostumbrada; yo no le diré que no lo merezco; sí, lo merezco, mi general. Lo merezco por una sola cosa, que vale más que todo el oro del mundo: lo merezco porque todo lo hice por amor a este pueblo. Yo no valgo por lo que hice, yo no valgo por lo que he renunciado; yo no valgo ni por lo que soy ni por lo que tengo. Yo tengo una sola cosa que vale, la tengo en mi corazón, me quema en el alma, Me duele en mi carne y arde en mis nervios. Es el amor por este pueblo y por Perón. Y le doy las gracias a usted, mi general, por haberme enseñado a conocerlo y a quererlo. Si este pueblo me pidiese la vida, se la darla cantando, porque la felicidad de un solo descamisado vale más que toda mi vida.

Tenía que venir a darle las gracias a la CGT por la distinción que significa el homenaje de laurear una condecoración que es para mí el más querido recuerdo de los trabajadores argentinos. Tenía que venir para agradecerle el que hayan dedicado los trabajadores y la CGT a esta humilde mujer este glorioso día. Y tenía que venir para decirles que es necesario mantener, como dijo el general, bien alerta la guardia de todos los puestos de nuestra lucha. No ha pasado el peligro. Es necesario que cada uno de los trabajadores argentinos vigile y que no duerma, porque los enemigos trabajan en la sombra de la traición, y a veces se esconden detrás de una sonrisa o de una mano tendida. Y tenía que venir, para agradecer a todos ustedes, mis queridos descamisados de todos los rincones de la Patria, porque a sabido jugarse la vida por Perón. Yo estaba segura que ustedes sabían -como lo han sabido- ser la trinchera de Perón. Los enemigos del pueblo, de Perón y de la Patria, saben también desde hace mucho tiempo que Perón y Eva Perón están dispuestos a morir por este pueblo. Ahora también saben que el pueblo está dispuesto a morir por Perón.

Yo les pido hoy, compañeros, una sola cosa: que juremos todos, públicamente, defender a Perón y luchar por él hasta la muerte. Y nuestro juramento será gritar durante un minuto para que nuestro grito llegue hasta el último rincón del mundo: la vida por Perón.

Que vengan ahora los enemigos del pueblo, de Perón y de la Patria. Nunca les tuve miedo porque siempre creí en el pueblo. Siempre creí en mis queridos descamisados porque nunca olvidé que sin ellos, el 17 de octubre hubiese sido fecha de dolor y de amargura, porque esa fecha estaba destinada a ser de ignominia y de traición. Pero el valor de este pueblo lo convirtió en un día de gloria y de felicidad.

Yo les agradezco, por fin, compañeros, todo lo que ustedes han rogado por mi salud. Se los agradezco con el corazón. Espero que Dios oiga a los humildes de mi Patria, para volver pronto a la lucha y poder seguir peleando con Perón, por ustedes, y con ustedes, por Perón hasta la muerte. Yo no quise ni quiero nada para mí. Mi gloria es y será siempre el escudo de Perón y la bandera de mi pueblo y aunque deje en el camino jirones de mi vida, yo sé que ustedes recogerán mi nombre y lo llevarán como bandera a la victoria. Yo sé que Dios está con nosotros, porque está con los humildes y desprecia la soberbia de la oligarquía. Por eso, la victoria será nuestra. Tendremos que alcanzarla tarde o temprano, cueste lo que cueste y caiga quien caiga.

Mis descamisados: yo quisiera decirles muchas cosas, pero los médicos me han prohibido hablar. Yo les dejo mi corazón y les digo que estoy segura, como es mi deseo, que pronto estaré en la lucha, con más fuerza y con más amor, para luchar por este pueblo, al que tanto amo, como lo amo a Perón. Y les pido una sola cosa: estoy segura que pronto estaré con ustedes, pero si no llegara a estar por mi salud, cuiden al general, sigan fieles a Perón como hasta ahora, porque eso es estar con la Patria y con ustedes mismos. Y a todos los descamisados del interior, yo los estrecho muy, pero muy cerca de mi corazón y deseo que se den cuenta de cuanto los amo."

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