Juan Domingo Perón

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Juan Domingo Perón
Juan Domingo Perón (Lobos, 8 de octubre de 1895 – Olivos, 1 de julio de 1974) fue un político, militar y presidente argentino entre 1946 y 1955. Tras 18 años de exilio, triunfó en las elecciones para volver a gobernar en el periodo 1973-1977, el cual no pudo completar a causa de su fallecimiento en 1974.

Biografía

El general Juan Domingo Perón fue electo presidente de la República Argentina en 1946, 1951 y 1973. En todos los casos llegó a tan alto cargo por medio de elecciones democráticas. La vida política de Perón tiene, por ello, dos excepcionalidades en América Latina: llegar tres veces a la Presidencia de la Nación y, aún siendo militar, las tres veces mediante el voto popular.

Fue fundador y jefe político del Movimiento Justicialista que aún hoy, a más de 30 años de su muerte, continúa siendo la fuerza política mayoritaria de la República Argentina (Partido Justicialista).

Perón dejó escritas múltiples obras (La Comunidad Organizada, Conducción Política y Modelo Argentino para un Proyecto Nacional, entre otras), donde expresa su filosofía y doctrina política, y que continúan siendo textos de consulta en el plano académico, aplicados a la vida política argentina y continental.

Infancia y primera juventud

Perón nació en Lobos (Provincia de Buenos Aires) el 8 de octubre de 1895. Fue hijo de Mario Tomás Perón, pequeño productor agrícola-ganadero, y de Juana Sosa, y nieto de uno de los médicos más célebres de su tiempo, el profesor Tomás L. Perón. Su familia es de origen sardo por vía paterna y castellana por vía materna. Su infancia y primera juventud las vivió en las pampas bonaerenses y en las llanuras patagónicas del sur de la Argentina, donde se trasladaron sus padres en 1899 en busca de trabajo. Estos escenarios de grandes espacios abiertos y de vida rural incidieron en su formación cultural que algunos biógrafos han denominado "criollismo". Perón deseaba ser médico como su abuelo, pero finalmente, en 1911, ingresó al Colegio Militar de la Nación, situado en los alrededores de la ciudad de Buenos Aires, y egresó en 1913 con el grado de subteniente del arma de Infantería.

Vida Militar

Como oficial joven ocupó diversos destinos militares dentro del país mientras fue ascendiendo en su carrera. Teniendo el grado de Capitán redactó trabajos sobre Moral Militar, Higiene Militar, Campañas del Alto Perú, El Frente Oriental de la Primera Guerra Mundial de 1914. "Estudios Estratégicos", que fueron adoptados como textos de estudio en las academias del Ejército.

En 1929 contrajo matrimonio con Aurelia Tizón en la Iglesia castrense Nuestra Señora de Luján, pero su esposa murió muy joven, en septiembre de 1938.

En 1930 ya era miembro del Estado Mayor del Ejército y Profesor Titular de "Historia Militar" en la Escuela Superior de Guerra. Continuó publicando textos militares y también redactó un estudio sobre el idioma de los indios araucanos, originarios de la región patagónica, bajo el título Toponimia Patagónica de Etimología Araucana (1935).

En 1936, con el grado de Mayor del Ejército, fue nombrado Agregado Militar en la Embajada Argentina en la República de Chile. Ese año ascendió al grado de Teniente Coronel. En 1937 publicó el estudio "La Idea Estratégica" y la "Idea Operativa de San Martín en la Campaña de los Andes".

En 1939 integró la Misión de estudios en el extranjero que el Ejército Argentino envió a Europa, con residencia en Italia, donde conoció a Benito Mussolini. Se especializó en Infantería de Montaña (alpinismo y esquí). Regresó a principios de 1940, luego de recorrer España, Alemania, Hungría, Francia, Yugoslavia y Albania. Fue destinado al Centro de Instrucción de Montaña (Mendoza) y en 1941 ascendió al grado de Coronel.

A partir de 1943 su vida militar comenzó a converger hacia la política, que lo iba a absorber totalmente hasta su muerte.

Vida Política

Perón saludando a sus militantes.

El 4 de junio de 1943, Perón participó en la Revolución militar que terminó un proceso de fraude y corrupción política, iniciado con el golpe militar de 1930, que había desplazado del poder al Presidente constitucional Hipólito Yrigoyen, perteneciente al partido Unión Cívica Radical. Perón tenía el grado de Coronel y formaba parte de un grupo de oficiales organizados en una especie de logia denominada GOU (Grupo de Oficiales Unidos) que sostenía un pensamiento nacionalista y de recuperación ética.

En el gobierno militar, Perón comenzó ocupando cargos menores. En octubre de 1943, solicitó desempeñarse en el Departamento Nacional del Trabajo, un modesto organismo dedicado a los asuntos laborales y sindicales. El joven coronel inició, desde este lugar, su contacto con la clase trabajadora argentina, adentrándose en sus problemas y necesidades. Convirtió al modesto organismo en Secretaría de Trabajo y Previsión, amplió sus facultades y asumió su nueva titularidad el 10 de diciembre de 1943.

Desde allí impulsó la organización de los trabajadores en sindicatos, transmitiéndole al movimiento obrero una visión reivindicatoria y nacional del trabajo y promovió una legislación protectora inspirada en los principios de justicia social, difundidos, entre otras fuentes, por las Encíclicas papales.

A principios de 1944 conoció a María Eva Duarte que sería su esposa y a quién la historia ha inmortalizado con el nombre de Evita.

Por su desempeño en la Secretaría de Trabajo y Previsión comenzó a crecer la popularidad de Perón en la clase trabajadora, lo cual despertó desconfianza en muchos de los mandos del Ejército, que mantenían una concepción conservadora y elitista de la sociedad argentina. A tal punto llegó esta situación que, pese a estar desempeñando en 1945 los cargos de Vicepresidente y Ministro de Guerra del Gobierno Militar, el Coronel Perón fue obligado a renunciar a todas sus funciones el 10 de octubre de ese año. El día 13 fue llevado detenido a la Isla Martín García (situada en el Río de La Plata, frente a la ciudad de Buenos Aires).

Una vez conocida por los trabajadores la noticia de la detención de Perón, se declaró una huelga general espontánea en todo el país. Contingentes obreros comenzaron a marchar hacia la Casa de Gobierno, en la ciudad de Buenos Aires, cubriendo la Plaza de Mayo con una multitud que reclamaba su libertad.

Fue el 17 de octubre de 1945. Al anochecer de ese día y ante la presión popular, Perón fue puesto en libertad y convocado por los propios gobernantes militares a hablar a la multitud para calmarla. Perón así lo hizo, pidió su retiro del Ejército y convertido en ex-militar se lanzó a la vida política. Tenía 50 años de edad. Ese mismo mes de octubre contrajo matrimonio con Eva Perón, (Evita).

El gobierno militar, debilitado por los acontecimientos, convocó a elecciones presidenciales para el 24 de febrero de 1946. Perón, con apenas cuatro meses de tiempo, presentó su candidatura con la fórmula Perón-Quijano y organizó sus bases políticas de apoyo que fueron los trabajadores, sectores independientes y desprendimientos progresistas de los partidos tradicionales como la Unión Cívica Radical, el Partido Conservador y el Partido Socialista. Su adversario fue un frente político denominado Unión Democrática, conformado por los sectores más conservadores de la sociedad en alianza con la izquierda internacionalista, como el Partido Comunista, y apoyado abiertamente por el embajador de los Estados Unidos de Norteamérica, señor Spruille Braden. La disyuntiva fue "Braden o Perón".

Perón triunfó en las elecciones con el 52 por ciento de los votos y asumió la Presidencia de la Nación el 4 de junio de 1946. Ya en el Gobierno fundó el Movimiento Peronista. Comenzó una gestión de fuerte preocupación nacional y social.

En 1949 se reformó la Constitución Nacional mediante elección democrática de constituyentes y se incorporaron al máximo texto jurídico los nuevos derechos sociales, como también el voto femenino, que había sido aprobado en 1947, que reivindicaba a la mujer hasta entonces marginada de la vida política argentina.

En 1951 la formula Perón-Quijano fue reelecta por un nuevo período de seis años con el 62 por ciento de los votos.

En 1952 murió Eva Perón, "Evita", afectada por un cáncer. Se creó en torno a Perón un gran vacío afectivo.

En 1953 Perón planteó, en diversas exposiciones públicas, su pensamiento sobre la política exterior basada en los conceptos de "continentalismo" y "universalismo" con proyección al siglo XXI. Tomó las primeras decisiones concretas encaminadas a impulsar la integración latinoamericana y propuso a Chile y a Brasil echar las bases de una unión subregional que se denominaría ABC. Este proyecto es el antecedente del actual Mercosur instalado 30 años después.

Derrocamiento

El 16 de septiembre de 1955 el Gobierno constitucional de Perón fue derrocado por un golpe militar apoyado por los sectores más reaccionarios de la sociedad. Comenzó un largo período de proscripción política del Movimiento Justicialista, persecución a sus integrantes mediante fusilamientos, cárcel y destierro. Perón debió exiliarse. Este cruento período se extendió por 18 años, durante los cuales las Fuerzas Armadas asumieron el control político del país. Perón se exiló en países latinoamericanos, conoció a una joven argentina, María Estela Martínez, "Isabel", que se convertiría en su tercera esposa, y a partir de 1960 se trasladó a España donde vivió en Madrid hasta que pudo regresar a su patria por primera vez el 17 de noviembre de 1972 y, definitivamente, el 20 de junio de 1973.

El gobierno militar presidido por el Gral. Lanusse convocó a elecciones presidenciales para el 11 de marzo de 1973, pero proscribió a Perón. El Movimiento Justicialista ganó las elecciones con el 49,59 por ciento de los votos con la fórmula Cámpora-Solano Lima designada por Perón. Una vez en el gobierno, el presidente Cámpora renunció al cargo y se convocó a nuevas elecciones presidenciales sin proscripciones para el 23 de septiembre de 1973. El Movimiento Justicialista propuso la fórmula Perón-Perón (Juan Domingo Perón y su esposa Isabel Martínez de Perón), que obtuvo el triunfo con más del 60% de los votos.

Perón ya tenía 78 años y estaba enfermo. Murió el 1º de julio de 1974, mientras estaba en ejercicio constitucional y democrático de la Presidencia de la Nación por tercera vez.

Perón y los fascismos europeos

Tras la cruenta Primera Guerra Mundial, 1918, el inicio del régimen de terror marxista con la Revolución rusa de 1917, financiada por banqueros internacionales, en distintos países de Europa comienzan a surgir corrientes de pensamiento alternativas a los regímenes capitalista y comunista que juntos conformaron una aparente y engañosa bipolaridad.

La nueva visión de la organización social y el rol del estado se va fundamentando en ideas fuerza como la soberanía política, autodeterminación de los pueblos, independencia económica y justicia social. Al conjunto de premisas se las puede llamar doctrinas, pero tal vez es más acertado denominar “Cosmovisión”, pues se trató de una forma de “ver y ordenar el mundo”, por lo que sobrepasa ampliamente objetivos materiales, ubicándose también en un plano espiritual.

Este fenómeno revolucionario tiene como pionero a Benito Mussolini, socialista en su juventud, creador del Fascismo. En España, José Antonio Primo de Rivera y otros destacados falangistas. En Alemania el Nacionalsocialismo, conducido por Adolf Hitler. En Bélgica el Rexismo, liderado por León Degrelle. En Reino Unido la Unión Británica de fascistas, conducida por Oswald Mosley.

Quienes asumían la lucha por la Nueva Idea, que en general denominamos fascismos, llegaban nutridamente de la izquierda, del comunismo. Pero en Francia directamente fue surgiendo del mismo P.C.F. que estaba bajo influencia directa de la Unión Soviética. Maurice Barrés, autor de Nacionalismo Socialista, y Georges Sorel con su Reflexiones sobre la violencia, influyeron mucho en Benito Mussolini. Cabe destacar la personalidad de Jacques Doriot que se negó a seguir las órdenes de Moscú y a aceptar los genocidios como el producido contra millones de campesinos en Ucrania. Creó el Partido Popular Francés de carácter socialista, nacionalista, anticapitalista y, paradójicamente, antibolchevique.

Entre las características comunes de los fascismos sobresalen, no ser movimientos internacionalistas; cada uno según las particularidades de cada pueblo; no son revoluciones para exportar. El saludo romano o brazo en alto es también común a todos, en Europa. Y siempre…la camisa. En España azul, negra en Italia, parda en Alemania. En Rumania se eligió el color verde por relacionarlo con la renovación o rejuvenecimiento. Allí, surgió la Guardia de Hierro, fundada por Corneliu Zelea Codreanu.

Este significativo fenómeno del fascismo, con sus variantes, también surgió en Portugal con Antonio Oliveira de Salazar, y se extendió a otros países de Europa y en menor medida, por circunstancias distintas, a Medio Oriente y Asia. En toda América hubo un amplio espacio de consenso. Surgieron pensadores, ideólogos, movimientos y caudillos o líderes, pues, otra característica de los fascismos es el principio del líder y considerar indelegable la responsabilidad personal.

Ciertamente, en el Tratado de Versailles estaba el germen de una próxima guerra. La absurda repartición territorial de Europa, las aberrantes reparaciones de guerra exigidas a los vencidos y toda una serie de cláusulas humillantes, no podían durar mucho tiempo. Para el análisis de los hechos históricos puede haber causas de mayor importancia que otras, pero en general no es una sola.

Los fascismos dieron por tierra con las teorías económicas vigentes en aquel entonces, con el materialismo y la explotación del hombre por el hombre. Surgió entonces la valoración del trabajo y las primeras genuinas conquistas sociales, o tal vez mejor dicho el principio de la justicia social como eje del espíritu revolucionario.

La economía al servicio del pueblo, la creación de moneda soberana, la consideración hacia el trabajo y la cultura como verdaderas riquezas de una nación, iban a contramano de los banqueros, de la finanza internacional, del préstamo a interés y del endeudamiento como herramienta de dominación en pos de un sueño, o una pesadilla, de un gobierno global mesiánico.

El Poder del dinero no lo permitiría. Por eso decíamos que no solo en el Tratado de Versailles estaban las causas de una próxima guerra. En una de nuestras obras, Otra economía es posible, mostramos cómo en la Alemania Nacional Socialista no solo se tomaron medidas concretas contra los usureros y los bancos sino que se suplantó el patrón oro o divisa por el patrón trabajo. El respaldo del dinero emitido era la producción, no papeles o metales. Entre tantos teóricos que fundamentan esta alternativa mencionamos a Gottfried Feder y a Silvio Gesell. El general Perón afirma en su libro La hora de los pueblos, que el aplastamiento del Fascismo y el Nacionalsocialismo fue eliminar al tercero en discordia. La Tercera posición, premeditadamente, fue aplastada por la violencia en 1945. Y así ocurriría en Argentina 10 años después.

La carrera militar de Juan Domingo Perón fue brillante. Un excelente profesional, con un elevado nivel intelectual, un buen camarada de armas. Sus vivencias y observaciones en los cuarteles y en las maniobras militares le llevaron a descubrir y a preocuparse por las injusticias sociales, las desigualdades y la pobreza. En tal sentido también influyó su primer esposa, Aurelia Tizón, maestra, sensible y dedicada a los temas sociales, que ayudaba a los niños que presentaban distintos problemas. Estas influencias marcaron al hombre que se convertiría en el gran defensor de los derechos de los trabajadores, de los humildes y de los más necesitados.

En 1931 se le encarga su primer misión, misión clasificada como de seguridad del estado, sobre la frontera con Bolivia.

En enero de 1936 su segunda misión. Agregado militar en la embajada Argentina en Chile. Escribe Perón: “En Santiago me sentí como en mi propia casa”. Es allí donde manifiesta su identificación con la unidad regional y la solidaridad continental, principio político que intentaría cumplimentar en futuras gestiones de gobierno. Pues, tomaba convicción sobre dos temas cruciales: La unión de los pueblos y la Justicia social.

En la Escuela Superior de Guerra, ya teniente coronel, Perón era profesor de estrategia, guerra total e historia militar. El 15 de febrero de 1939 se le encarga su tercer misión. Es enviado a Europa a recoger información sobre los acontecimientos políticos y a estudiar planes para la modernización del ejército argentino. Es encomendado por el gral. De brigada Carlos D Márquez, designado ministro de guerra durante la presidencia Roberto Ortíz, y que era próximo al presidente Agustín P. Justo. Se preveía una próxima guerra y se necesitaba buena información.

Perón elige el país: Italia. Se embarca el 11 de abril de 1939 en el buque Conte Grande, rumbo a Génova, para estar ausente por 2 largos años.

Había muchos otros militares argentinos en Europa, con muchos de los cuales Perón hizo amistad. También cosecha la amistad y alta valoración de parte de los comandantes y camaradas italianos. En principio es agregado al comando de la División Alpina Tridentina, y sigue haciendo cursos y adiestramiento en varias otras unidades militares italianas.

El respeto y admiración por el Teniente Coronel Perón de parte de sus superiores italianos, no solo fue debido a su gran profesionalismo, capacidades y personalidad, sino también porque se integró absolutamente a las fuerzas italianas. Estuvo bajo el mando de varios jefes del ejército italiano, entre otros el del Mariscal Rodolfo Graziani, tal vez el más fascista de los generales italianos.

Se inició aquella guerra que en principio no pasaría de ser un conflicto limitado a cierto sector de Europa; pero los planes bélicos de la Sinarquía eran muy ambiciosos y como dice Perón en La Hora de los pueblos, el fin era aplastar por la violencia al “tercero en discordia”.

La situación se complicó para los militares argentinos en Europa con la declaración de guerra de Italia a Francia y Reino Unido; y con la caída de Francia en 1940. El prestigioso general Juan Pistarini, que encabezaba la comisión para adquisiciones militares en Alemania, se trasladó a Italia.

Según su pasaporte, Perón estuvo en 4 países: Italia, Francia, España y Portugal. Pero según él mismo relata, estuvo alojado en Berlín. En Alemania visitó el campo de batalla de Tannenberg, y Loebtzen, Prusia Oriental, desde donde con vehículos militares alemanes pasó a recorrer algunas localidades de la Unión Soviética, donde pudo observar personalmente la realidad del Comunismo.

En enero de 1940, Perón es invitado por el partido Fascista a una celebración de caridad para los niños mas pobres, llamada Befana, o Epifanía, o día de Reyes. Este importante y multitudinario acto popular se realizó en la Plaza Venezia, donde Benito Mussolini pronunció un discurso. Ese acto solidario y la convocatoria de multitudes debe haber impresionado mucho a Perón.

Según su biógrafo Enrique Pavón Pereyra, posteriormente a ese suceso, y según relata el mismo Perón, se entrevistó por primera vez con Benito Mussolini, tras un pedido de audiencia que le fue otorgado muy rápidamente. Eso fue en Milán. Perón quedó impresionado con Mussolini, pulcro, cortés, con la imagen de un semidiós de la mitología romana. A partir de ese momento, según él mismo lo afirma, siguió de cerca las acciones del gobierno fascista. (Yo Perón, p. 114 y 115, Enrique Pavón Pereyra).

Perón asistió, como un italiano más, al masivo acto que se realizó en 10 de junio de 1940 en la plaza Venecia, cuando Benito Mussolini pronunció un encendido discurso declarando la guerra contra “las plutocráticas y reaccionarias democracias de occidente”. La emoción fue desbordante, las canciones, los reiterados vivas a la Patria, al imperio y al Duce.

Perón volvió a entrevistarse con el Duce en el palacio de Venecia, el 3 de julio de 1940. Musolini lo recibió en su despacho, conversaron. Sobre ese encuentro, entre otras cosas, Perón dice que no se hubiera perdonado no haber conocido a un hombre tan grande como Mussolini. Yo le dije que, conocedor de su gigantesca obra, no me hubiera ido contento a mi país sin haber estrechado su mano. (Yo, Juan Domingo Perón, pg. 27, Luca de Tena-Calvo-Peicovich).

En Italia Perón y otros camaradas de armas argentinos fueron recibidos dos veces por el Papa Pio XII. También hizo una importante amistad con un abogado argentino, Héctor Bernardo, que en base a la experiencia fascista y continuando con la tarea que Perón le encomendara al jurista español José Figuerola, proyectó la estructura de la Secretaría de Trabajo y Previsión que funcionaría luego de la revolución de 1943. La inspiración de un cristianismo positivo está presente en los fascismos europeos y en el Justicialismo, tal como sus respectivos líderes lo resaltan. El Papa manifestaba entonces que Mussolini era un hombre enviado por la Providencia.

Las cartas que Perón envía a su cuñada María Tizón desde Italia, son muy reveladoras. Sus impresiones sobre Italia y su gente son puro elogio. Y ya advierte, en carta fechada el 29 de abril de 1939, que los rumores de guerra que se sienten en Argentina es obra de la prensa, propaganda de los miserables yankis, franceses y compañía. En tanto –dice él- los italianos viven en tranquilidad, con orden, disciplina, patriotismo y mucho trabajo. Claro que hace comparaciones entre las personas, para él no son lo mismo en calidad los romanos que los napolitanos y la baja Italia. Percibe las diferencias étnica, sociales y culturales.

En otra carta a su cuñada, fechada el 28 de mayo de 1939, Perón escribe: “Pienso que estos pueblos se encuentran hoy en una de sus etapas evolutivas más trascendentales y que nosotros asistimos a los prolegómenos de un nuevo estado de cosas que la historia conocerá como el resurgimiento de un gran movimiento espiritual contemporáneo, lógica reacción contra un siglo de materialismo comunizante.

En Italia Mussolini, pese a la reacción de muchos ha echado las bases de ese movimiento y sigue imperturbable en esa tarea. Si no sobreviene la guerra y los enemigos le dan tiempo el milagro se realizará. Si el cataclismo se precipita, solo Dios puede decir a donde iremos a parar. Por el momento esta gente trabaja febrilmente y trabaja bien……Ayer he asistido a una concentración de 70 mil muchachas de toda Italia. Comienza la obra de la mujer y de la mujer joven. Este gran hombre que es Mussolini, sabe lo que quiere y conoce bien el camino para llegar a ese objetivo.

Si las fuerzas desatadas al servicio del mal se oponen a sus designios, luchará hasta morir y si lo matan, quedará su doctrina, aunque yo siempre he tenido más fe al hombre que a las doctrinas. Y a renglón seguido Perón continúa relatando sus impresiones y pensamiento. Cuando uno ve los vestigios de una grandeza inigualada, de una historia tan brillante y gloriosa, se siente optimista. Ahora es cuestión de tiempos y de hombres. Yo sigo pensando que por este lado se está más cerca de la solución del caos contemporáneo. Tal vez me equivoque pero todo me hace pensar en bien.

El pueblo italiano trabaja y sus características son las que conocemos, muchos protestan pero hacen lo que dice el Duce. Es mentira que haya tiranía y medidas violentas. Yo no siento ni percibo en lo que veo un estado de cosas extraordinario. Las medidas fuertes son en el orden político y, aquí como allí, la política es algo así como un pasatiempo periodístico, sin mas trascendencia que “Don Juan de Malenpeor” (historieta del diario La Prensa) o “Trifón y Usebruto”. (Es el nombre popular, en realidad Trifón o Pancho y su mujer Sisebuta o Ramona, una tira que se publicaba el diario La Nación con el nombre de “pequeñas delicias de la vida conyugal). Es natural que los que vivían de la política o daban con ella lustre a su nombre y eficacia a sus influencias, “protestan a patear”, pero ¿no estamos acostumbrados a las protestas de los políticos que, generalmente, pasan la mitad de su vida protestando, cuando “los otros” están en el poder?, cuando no protestan contra sus mismos partidarios.

Este régimen no es, en el orden general, ni mejor o peor que los demás, tiene un coloso al frente y me he convencido una vez más que las instituciones no pueden ser buenas ni malas en sí; son los hombres las que las hacen perfectas o las prostituyen. Se me ocurre que con las instituciones sucede como con las mujeres. El hombre se conforma o trata de conformar su conciencia protestando “a posteriori”.

El panorama social de Italia es igual al de los demás países: Un Capitalismo sin grandes recursos pero que mueve lo que tiene para crear valores; un laborismo sufrido y pujante que, en combinación con el capitalismo, elabora valores y crea riquezas donde la naturaleza ha negado gran parte de sus dones. La dirección a cargo de otra clase nueva –el Fascismo- que gobierna y administra, vale decir dirige al capital, el trabajo y las fuerzas espirituales que no descuida.

Lo más difícil es mantener la justa proporción que debe existir en todos los regímenes, entre la parte de la población que produce (capital y trabajo) y la que dirige (que no produce). Hasta ahora el Fascismo mantiene esa justa proporción, pero si las necesidades político-internas lo lleva a aumentar el personal que dirige, caerá en la burocracia que, un país pobre como Italia, no podrá resistir.

Nuestro régimen burocrático que ya es una rémora, la aguantamos porque la Argentina es inmensamente rica, pero un país europeo sin colonias para exprimir, como lo hace Inglaterra, Francia, etc., no puede cosechar una burocracia sin sucumbir. Esto no lo conocemos nosotros ahí porque vivimos a 10 mil km. de la verdad europea.

Bueno María, no quiero seguir la lata político-social, pero esta es la verdad tal como yo la entiendo. Aquí como allí se critica, pero soluciones, eso ninguno dá.

En carta a María Tizón, el 8 de septiembre de 1940, Juan Domingo Perón hace un largo análisis de la situación, ya iniciado el conflicto bélico que terminaría en guerra mundial. El texto es de suma importancia, Por su extensión no podemos citarlo completo ya que excedería el tiempo que queremos darle a este documental.

Allí, Perón toma posiciones muy claras. Lamenta que Franco, al que llama Zaino viejo, se halla quedado en la línea de largada al no participar en la confrontación. Manifiesta tener mucha fe en el matungo, el Fuhrer, que en pocos días aniquilará a Polonia. Señala que los amargos franceses entraron en la carrera sin mucho entusiasmo y que todo está frio y en espera en la frontera Franco-Alemana. Que los ingleses, como siempre, balconean y se limitan a hacer pelear a los otros, mientras ellos atrapan a los barcos enemigos y los convierten en esterlinas. Para esa fecha, en Italia hay tranquilidad y se confía en el Duce. Perón prevé que el conflicto se va a generalizar, que bajo el pretexto de defender los derechos de Polonia, se enfrentan dos tendencias políticas, económicas y sociales. Que el materialismo arruinó a Europa, y que la guerra es el segundo gran movimiento político social de reacción contra el poderío financiero, político e imperialista de Inglaterra y Francia.

Dice: Los grandes valores materiales están del lado de los aliados, los grandes valores morales del lado de los alemanes. Luego pasa a relatar qué es lo que realmente sucede en los frentes ya que la información en Argentina es de fuente inglesa y por lo tanto interesada y capciosa.

Asombra la lucidez de Perón al analizar las posibilidades estratégicas de la guerra. Que Polonia será irremediablemente vencida, y lo fue. Que la posibilidad para Francia es atacar por Bélgica, que es lo que hizo Alemania. Y también prevé la intervención de Italia en la guerra, por lo que los franceses no pueden dejar desguarnecida esa frontera, y efectivamente eso también ocurrió. Duda de la efectividad de las tropas indígenas o de negros en las líneas francesas, y tampoco se equivoca.

Supone que si la guerra no se extendiera a otros países y se limitara a Francia e Inglaterra contra Alemania, Alemania triunfaría en el continente, pero Inglaterra domina el mar y eso, el bloqueo, prolongaría el conflicto. Practicamente al final de esta carta, refiriendose a Italia, dice que su situación es envidiable y que en el futuro aún será mejor. “Este Mussolini la sabe hacer, es sin duda un gran hombre de estado. Yo haría lo mismo aunque me considero un gato, pero veo de afuera..”

A fin de diciembre de 1940, todos los militares que se desempeñaban como agregados en embajadas, en distintos países de Europa, viajaron a Italia, y volvieron a Argentina estableciéndose antes en España durante un tiempo, y también en Portugal. El teniente coronel Perón fue entonces uno de los interesados, en España, en seguir la epopeya del Alcázar de Toledo, cómo hace un soldado español para no rendirse, e incluso pidieron conocer al General Moscardó, jefe de la tenaz defensa. Y antes de embarcarse hacia Argentina, Perón junto a otros camaradas, pasaron a Portugal, donde estuvieron mas 3 meses hasta conseguir embarcarse.

A poco tiempo de regresar a la Patria, Perón es destinado al Centro de Instrucción de Montaña, en Mendoza, donde luego asciende a Coronel. Allí fue jefe de plana mayor y su superior era su amigo Farrell, entonces director de la inspección general de tropas de montaña.

En la Revista Panorama 155 de abril de 1970, el general Perón relata cómo se formó el GOU, Grupo de oficiales Unidos. Relata: A mi regreso, en una reunión secreta, informé lo que había visto. El ministro me encontró razón, pero los otros generales cavernícolas, que pretendían convertir al Ejército en una guardia pretoriana, me acusaron de comunista. Se resolvió sacarme de circulación: fui a parar a Mendoza, como Director del Centro de Instrucción de Montaña. Allí pasé 8 meses, hasta que me nombraron en la Inspección de Tropas de montaña. Fue cuando se presentaron ante mi 8 o 10 coroneles jóvenes, que habían escuchado mi conferencia secreta y me ofrecían su adhesión. “No hemos perdido el tiempo. Hemos organizado en el ejército una fuerza con la cual podemos tomar el poder en 24 hs”.

El 4 de junio de 1943 se produce la revolución impulsada por el GOU, y Perón empieza a ocupar importantes cargos, hasta que en 1946 es elegido presidente de todos los argentinos. Su experiencia en Europa le sirvió en parte para el desarrollo de su pensamiento político y la estructuración de un socialismo nacional. En Perón y su tiempo, el historiador Félix Luna –página 75- cita a Perón cuando se refiere a sus impresiones de la Italia Fascista…Para mi, ese experimento tenía un valor histórico. De alguna manera, uno ya estaba intuitivamente metido en el futuro, estaba viendo qué consecuencias tendría ese proceso. De modo que, una vez instalado allí, empecé a preocuparme por estudiar qué era ese problema del socialismo nacional. A mi siempre me ha gustado mucho la economía política, la he estudiado bastante y en Italia tuve la suerte de incorporarme a algunos cursos muy importantes.

Perón no solo conoció a Mussolini, también frecuentó a otros miembros del fascismo italiano como el Comandante en Jefe Rodolfo Graziani, al Conde Gian Galeazzo Ciano y al importante líder Roberto Farinacci.

Desde el inicio de su surgimiento como político y estadista, Perón tuvo la oposición de la llamada izquierda así como del liberalismo democrático, que terminaron derrocándolo en 1955. Como los fascismos europeos, el Nacional Justicialismo también fue aplastado por la violencia, por los mismos enemigos. No obstante Perón se refería al Duce como un fenómeno irrepetible, un estilo clásico para definir una época precisa y determinada. Por su parte, Hitler había aclarado reiteradamente que la revolución nacional socialista no era para exportación. Es por eso que no hubo un fascismo único, internacionalista. Cada pueblo el suyo, a su manera, según sus necesidades, cultura y naturaleza. Arturo Jauretche nos dice –Escritos inéditos, pag. 161 y 162- cómo Perón, con su inteligencia sobresaliente y realismo, ante el pueblo argentino y las particularidades del fenómeno político-social argentino, adaptó su pensamiento a esa realidad.

Si bien es innegable en Perón el sentimiento patriótico y nacionalista, no tuvo alguna intensa relación con los movimientos nacionalistas de los años 30 y 40, en general elitistas, que planteaban temas doctrinarios pero sin la necesaria amplitud y maleabilidad que se precisa en el terreno real y práctico de la política. En cambio, sí en el campo nacional, los radicales disidentes de su partido y agrupados en la Fuerza de Orientación Radical de la Jóven Argentina –FORJA-, que intentaban recuperar las ideas de Hipòlito Yrigoyen y levantar las banderas de la defensa de la soberanía nacional, apoyaron a Perón y muchos de sus miembros pasaron luego a formar parte del Movimiento Nacional Justicialista. (algunos: Arturo Jauretche, Scalabrini Ortiz, Homero Manzi, Juan B. Fleitas, Luis Dellepiani, Gabriel del Mazo)

A los logros políticos, sociales y económicos de la revolución del 4 de junio de 1943 ya nos hemos referido en otros documentales. En ellos existe enorme similitud con los obtenidos por los fascismos europeos, en especial el italiano.

Por ejemplo, se puede comparar con La Carta del Trabajo de la Italia Fascista. Fue escrita el 29 de abril de 1927. Es un tratado político económico que expone los principios y propósitos de la teoría económica del Fascismo y el establecimiento del Estado Corporativo nacionalista y Autárquico, la organización colectiva de los trabajadores, en defensa de sus intereses y mejores condiciones de trabajo en total armonía con los empleadores y los intereses de la nación, sin lucha de clases y con respeto a la propiedad privada.

Las conquistas laborales como el contrato colectivo de trabajo, el salario digno, el pago superior por horas extras o nocturnas, el derecho a la indemnización por despido sin culpa, el asegurar el puesto de trabajo por enfermedad o llamada al servicio militar. El seguro social por maternidad, por enfermedad, por despido involuntario o por accidente de trabajo. La creación de institutos de previsión, las vacaciones, los préstamos para la vivienda, el aguinaldo… eran una realidad ya en aquel entonces, cuando en las democracias burguesas occidentales y en la Unión Soviética eran inexistentes.

Juan Domingo Perón y los equipos de argentinos que fué formando, ya iban implementando todo esto desde 1943. Medidas para la redención de los trabajadores que la oligarquía y la izquierda, siempre unidos, tildarían de demagógicas.

No fue nada fácil sostener una tercera posición tras el fin de la II GM. Aumentó la presión de Estados Unidos sobre Argentina, que hasta último momento de la contienda había mantenido su neutralidad. Para las elecciones presidenciales de 1946 la polarización era muy marcada entre el nazi-fascismo y la democracia, términos que se cargaron sobre la sociedad y en la política de entonces. La Unión democrática, liderada en determinado momento por el propio canciller norteamericano, Braden, reunía diversos partidos, desde la oligarquía hasta el comunismo y se enfrentaban al ascenso de Perón. 15 días antes de las elecciones, cuando la victoria de Perón parecía una posibilidad cada vez mayor, el Departamento de Estado de Estados Unidos introdujo la cuestión de las influencias nazifacistas en Argentina a través del Libro Azul vinculando a Perón y al los oficiales del Gou con el régimen Nacionalsocialista Alemán. Argentina no estaba alineada a los vencedores. Recordemos que durante el bloqueo a España de Norteamérica y sus socios, entre 1946 y 1950, Argentina proporcionó alimentos y gran ayuda a los españoles, que manifestaron su enorme agradecimiento cuando Eva Perón realizó su visita a la península ibérica.

También encontramos semejanzas extraordinarias en las 20 verdades peronistas. No existe mas que una clase de hombres: los que trabajan. En la Nueva Argentina el trabajo es un derecho que crea la dignidad del hombre y es un deber, porque es justo que cada uno produzca por lo menos lo que consume. Pues, para el Justicialismo el Trabajo es pilar fundamental. Y Mussolini abunda en referencia a la importancia del trabajo, como cuando dice: Yo respeto los callos de las manos. Son un tributo de nobleza. Yo mismo los he tenido, porque noble es verdaderamente aquel que trabaja. Noble es verdaderamente aquel que produce, el que lleva su piedra, por modesta que sea, al edificio de la Patria. Y la Patria que soñamos, es la Patria donde todos trabajan, y donde no existen parásitos.

Asimismo hay similitud en la escala de importancia política: Primero la Patria, después el movimiento y luego los hombres. En Alemania era “Un Reich, un Pueblo, un líder”. El partido político, como manifiesta el Gral. Perón en La hora de Los pueblos, no es un fin en si mismo, sino un medio, una herramienta electoral para ingresar en la lucha política planteada por los parlamentaristas.

E igualmente en la concepción de la doctrina económica: “poniendo el capital al servicio de la economía y ésta al servicio del bienestar social”….y no al revés. Y como los fascismos, el Justicialismo no encadenó al pueblo argentino a la usura internacional a través de empréstitos, algo que la finanza internacional no había perdonado y no perdonaría.

La posición sustentada por los fascismos frente a la relación entre Estado y Sociedad, también la hace propia el Nacional Justicialismo. El Estado está identificado con la sociedad. El Estado es el órgano de conciencia y mando del que se vale la Nación para cumplir su destino. El jefe de Estado encarna las más caras aspiraciones de todo el pueblo, sin partidismos, sino a través de un Movimiento que abarca a todos los sectores e intereses de la sociedad. El Estado de una tercera posición es la genuina alternativa frente a la disolución social y espiritual notable en regímenes demoliberales y marxistas donde solo encontramos la explotación del hombre por el hombre.

Afirma Aristóteles que salvo los animales o los dioses, no había posibilidad ninguna de que los seres humanos vivieran fuera del Estado. Nada puede estar fuera del estado. Solo los anarquistas, más optimistas que Jacobo Rousseau, piensan que la sociedad humana, tan torva, opaca, egoísta, puede vivir en estado sin normas ni límites, en total libertad, que es una tremenda utopía. Tampoco es admisible un estado socialista, que con la desaparición de la propiedad y la nación, todo quede bajo un comité administrativo de cosas, con una enorme teneduría de libros colectivos. Es falso y también absurdo, porque administrar cosas lleva también a la creación de un Estado o superEstado como ocurrió en la Unión Soviética.

Fascismos, incluido el Justicialismo, identifican Estado con sociedad. Como vimos, Perón hizo muchos cursos en Italia, en especial referidos a la organización, que se encuentra en la idea básica de la Comunidad Organizada o comunidad del pueblo. El Estado es una estructura natural donde se consuma la sociabilidad de hombre, esencialmente orgánica y absoluta.

Por todo esto, también el Justicialismo es naturalmente opuesto a la lucha de clases. La lucha de clases no es permanente ni preponderante en la transformación de la sociedad, sino que es un estado de anormalidad, desorden, perturbación y desequilibrio, a falta de justicia e igualdad, que sí garantizan la armonía y la paz, la misma dirección, dinámica y Destino comunitario.

Por último mencionar también dos aspectos notorios. La similitud de criterio en cuanto a lo monumental de algunas construcciones y monumentos públicos y la aplicación de un gran esfuerzo por la obra pública: caminos, represas, casas sociales, hospitales, casas de estudio…Y también, al estar identificado Pueblo y Estado, éste se hace cargo del cuidado espiritual y físico de la población, la instrucción, la práctica de deportes y la educación física, el estímulo para que cada individuo desarrolle sus máximas capacidades, se mantengan cuerpos saludables y se forme el carácter.

Al tomar distancia de las concepciones materialistas, del mundo del consumo y la búsqueda de la pura satisfacción del ego, en la Tercera posición sobresale el aspecto espiritual de lo humano, que posee, lleva consigo un halo místico. Por eso, tiene incorporada, inserta como esencia una actitud heroica y poética de la vida política. Camaradería, compañerismo, lealtad, honor y patriotismo.

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