Segunda Guerra Mundial

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Segunda Guerra Mundial
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Lugar Gran parte del Mundo, particularmente Europa, el Océano Atlántico, el Océano Pacífico y el norte de África.
Fecha 3 de septiembre de 1939 - 2 de septiembre de 1945 [1].
Motivo en Europa Declaración de guerra de Francia e Reino Unido contra Alemania debido a intereses económicos y geopolíticos de los aliados, aunque declararían la "Invasión de Polonia" como única causa.
Resultado Victoria total aliada.
Consecuencias
  • Más de 60.000.000 de muertos.
  • Varios países devastados.
  • Inicio del proceso de descolonización de Asia y África
  • División de Corea
  • Ocupación de Alemania y Japón
Beligerantes
principales
Aliados

Bandera de Reino Unido.png Reino Unido
Bandera de Estados Unidos.png Estados Unidos
Bandera de Union Sovietica.png Unión Soviética
Bandera de Francia.png Francia

El Eje

TercerReich (1935–1945).png Tercer Reich
Reinodeitalia.png Reino de Italia
Bandera de Japon.png Imperio del Japón

La Segunda Guerra Mundial fue el conflicto armado más grande y sangriento de la Historia. En él se enfrentaron las Potencias Aliadas y las Potencias del Eje, entre 1939 y 1945. Fuerzas armadas de más de setenta países participaron en combates aéreos, navales y terrestres.

Por efecto de la guerra murió alrededor del 2% de la población mundial de la época (unos 60 millones de personas), siendo civiles la mayoría de los fallecimientos.

El conflicto comienza oficialmente el 3 de septiembre de 1939, cuando Inglaterra y Francia le declaran la guerra a Alemania por invadir Polonia, dos días antes. Si bien la Unión Soviética también ocupó Polonia, en colaboración con los alemanes, la declaración de guerra se dirigió exclusivamente contra Alemania.

La guerra acabó oficialmente el 2 de septiembre de 1945, con la rendición de Japón, dando origen a un Nuevo Orden Mundial dominado por los Estados Unidos y la Unión Soviética en lo que se conoció como Guerra Fría.

A diferencia de la Primera Guerra Mundial, la rendición (tanto la japonesa como la alemana) se produjo por derrota total, sin ningún tipo de negociación. Las conversaciones decisivas fueron las que plantearon la división de Europa en zonas de influencia entre los aliados, y que se negociaron en sucesivas cumbres (conferencia de Teherán, el 1 de diciembre de 1943, conferencia de Yalta, en febrero de 1945, conferencia de Potsdam, en julio de 1945).

Antecedentes

La Segunda Guerra Mundial en Europa suele ser considerada, en parte, como una continuación de la Primera Guerra Mundial ya que ésta dejó muchas disputas sin resolver.

Tratado de Versalles


El fin de la Primera Guerra Mundial fue coronado con la imposición en 1919 del Tratado de Versalles, que significó la aceptación de la derrota del Imperio Alemán. El tratado también transformó y desdibujó el mapa de Europa Occidental ignorando totalmente sus características étnicas, culturales, linguísticas e idiomáticas. La nueva Polonia (Segunda República Polaca) surgida de Versalles fue creada en parte a costa de territorios arrebatados a la vencida Alemania con la función de formar parte del cinturón de países artificiales formados alrededor de ella para aislar a las poblaciones germanas del Este y bloquear la germanización del Este, frustrando toda comunicación entre Europa Occidental y la zona geopolítica conocida como Heartland.

Para crear un estado polaco más homogéneo, entre 1919 y 1939, la nueva Polonia realizó acciones de limpieza étnica de grupos no polacos como alemanes, rusos y ucranianos a través de la emigración forzada y la expropiación de propiedades y otros recursos.[2]

Los términos abusivos del tratado, que incluían la pérdida de la soberanía de Alemania sobre sus colonias, la desmilitarización de Renania, la prohibición de unificarse con regiones germanas como Austria o los Sudetes, la pérdida de territorios de etnia alemana como Danzig, zonas bajo dominio histórico del Reino de Prusia o Eupen-Malmedy, las limitaciones en el ejército (Reichswehr), que quedó reducido a una fuerza militar simbólica y la cláusula que hacía responsable a Alemania de la guerra y con ella la sometía a una servidumbre humillante de tributos en forma de reparaciones de guerra, hundieron a la nación germana, especialmente tras la Gran Depresión. A ello se unió la inestabilidad del sistema político de la República de Weimar, ya que numerosos sectores políticos rechazaban su legitimidad. El tratado había desmembrado el país, y el Estado carecía de fuerzas de defensa frente a amenazas externas latentes como lo era especialmente la URSS la cual se había propuesto expandir el comunismo a Europa por la fuerza. El tratado prácticamente garantizaba que, tarde o temprano, la Gran Guerra interrumpida en 1918, volvería a reanudarse.

Ascenso al poder de Adolf Hitler

El ascenso al poder de Adolf Hitler en 1933 fue posible gracias a que el movimiento nacionalsocialista supo responder al gran descontento de la sociedad alemana. Las injusticias y humillaciones del Tratado de Versalles fueron rechazadas ampliamente por el nuevo régimen y Hitler comenzó la reconstrucción de la nación.

En función de su ideología y necesidades, el Tercer Reich se propuso cumplir sus ambiciosos objetivos pangermanistas, anexando por medio de autodeterminación territorios habitados con mayoría germánica como Austria y los Sudetes (es decir, poblaciones de alemanes étnicos o Volksdeutsche), así como la adquisición de espacio vital o Lebensraum mediante la conquista y germanización de territorios del este de Europa (como Ucrania) y la destrucción definitiva del comunismo internacional y de la URSS.

La intención de Hitler era romper el cerco construido por los vencedores de la Gran Guerra y llevar la colonización germánica del Este al siguiente escalón. Polonia, presionada ferozmente desde Londres y París, se opuso vehementemente a cualquier proyecto que tendiese a romper el cordón sanitario del que formaba parte.

Orígenes y causas

El Corredor polaco

Artículos principales: Corredor polaco y Crisis de Danzig


Mapa que muestra la disposición de Polonia (en amarillo) que incluye a Danzing (rosa) entre los territorios alemanes (en azul), establecida así por el Tratado de Versalles en 1919.

La provincia alemana de Prusia Oriental se hallaba artificialmente incomunicada y aislada del resto de Alemania por el llamado corredor polaco: una franja de terreno con salida al mar Báltico anexada a Polonia en 1919 mediante el Tratado de Versalles. Este territorio, con sus cuatro millones y medio de alemanes, estaba formado por las muy germánicas comarcas de Posen y Prusia Occidental y la Ciudad Libre de Danzig que había sido fundada, desarrollada y habitada por Alemania desde hacía siglos.

A consecuencia de ello, era frecuente que ocurrieran fricciones en esa zona entre alemanes y polacos. La situación se volvió delicada a raíz de que el día 10 de abril de 1923, el entonces presidente del Consejo de Ministros polaco, el general Wladyslaw Sikorski, anunció la "desgermanización" de tales regiones. Naturalmente las relaciones entre Polonia y Alemania eran frías u hostiles en 1933, año en que Adolf Hitler llegó al poder.

El 2 de mayo de 1933, Hitler habló con el embajador polaco Alfred Wysocki quien le manifestó que en Polonia existía mucha intranquilidad por el nuevo gobierno alemán. Hitler respondió que el Tratado de Versalles había sembrado la discordia pues, por ejemplo, que si el corredor polaco hacia el mar báltico hubiese sido colocado al oriente de Prusia, no se habría dividido así el territorio alemán, pero que ahora podían buscarse soluciones pacíficas y llegar a un acuerdo que sea aceptable y satisfactorio para ambas naciones.

Luego Hitler encargó a su embajador en Polonia, Hans-Adolf von Moltke, que conferenciara sobre el particular con el Mariscal polaco Józef Pilsudski, un ferviente nacionalista y anticomunista. Von Moltke informó que:

el Mariscal estaba animado de simpatía hacia Hitler, según lo reiteró una y otra vez en la entrevista, lo mismo que su deseo de que hubiera buenas relaciones germano-polacas, pero ha acentuado con una claridad que yo apenas he oído hasta ahora de políticos polacos, que la germanofobia milenaria del pueblo polaco ofrecería grandes dificultades.

El embajador Von Moltke le hizo notar a Pilsudski que la prensa alemana no mostraba animadversión ni hostilidad hacia Polonia, pero que la prensa polaca sí era hostil a Alemania:

Pilsudski respondió a mis manifestaciones expresando su infinito desprecio por la prensa, con la que no quiere tener nada que ver; sin embargo, concedió, sería conveniente influir sobre las organizaciones políticas.

Entre los 15 primeros magnates de Polonia, 11 eran judíos. Los judíos constituían el 62% de los profesionales del comercio y a través de la publicidad ejercían decisiva influencia en la prensa. En Polonia vivían 3.5 millones de judíos, más que en ningún otro país europeo.[3]

De izquierda a derecha: Hans-Adolf von Moltke, embajador alemán en Polonia, el mariscal Józef Pilsudski, el ministro de propaganda alemán Joseph Goebbels y Józef Beck durante la firma del tratado de no agresión entre los dos países en 1934.

Pese a la propaganda hostil de la prensa polaca, el 26 de enero de 1934, se logró una Declaración Conjunta Germanopolaca como signo de reconciliación, subrayado en un acto con la presencia del mariscal Pilsudski, el ministro alemán Joseph Goebbels y el ministro plenipotenciario von Moltke. Se tenían grandes expectativas y se esperaba pronto un acuerdo.

No obstante, al año siguiente, en 1935, muere Pilsudski y en su lugar queda como presidente el profesor Ignacy Mościcki (elegido en 1926) y como Ministro de Asuntos Exteriores el coronel Józef Beck, cabeza visible del nuevo poder polaco. A raíz de esto, todo empezó a cambiar y se acrecentó gravemente la germanofobia que el mariscal Pilsudski intentaba superar:

  • La Reforma Agraria (confiscación de tierras) fue aplicándose preferentemente contra los campesinos alemanes.
  • Empleados y obreros alemanes fueron despedidos bajo la presión de organizaciones nacionalistas polacas.
  • Se declaró un boicot contra comercios, profesionales y artesanos alemanes. En general, discriminación contra los cuatro millones y medio de alemanes que habían quedado en los territorios anexados a Polonia.

Autodeterminación de los pueblos germanos


Miles de austriacos dan la bienvenida a los alemanes

El Tratado de Versalles estipuló la anexión del territorio del Sarre a Francia por un plazo de 15 años. Terminado ese período, la población de Sarre debería hacer un referéndum sobre si querían permanecer franceses, neutros o convertirse de nuevo en alemanes. El resultado fue que el 90% de la población de Sarre exigió la reunificación con el Imperio Alemán, por lo que el 1 de marzo de 1935, el Sarre es devuelto a Alemania.

Posteriormente Hitler rechaza cualquier demanda sobre Alsacia y Lorena ocupadas por los franceses, pero se interesa en Renania. Ese mismo año Francia firma un pacto de asistencia mutua con la Unión Soviética, cosa que estaba dirigida contra Alemania y anulando así el Pacto de Locarno, firmado tan solo diez años antes, en el que Bélgica, Francia y Alemania se garantizaban no firmar tratado alguno que perjudicara a cualquiera en el futuro. Francia no sólo rompió dicho pacto, sino que también devaluó el pacto germano-polaco de no-agresión. Por ello, Hitler ya no se siente obligado al Pacto de Locarno y da órdenes a las tropas alemanas de marchar hacia Renania el 7 de marzo de 1936.

El 12 de marzo de 1938 se produce la Anschluss (anexión) de Austria a Alemania, para la cual no hubo de hacer frente a ningún impedimento: Italia, al igual que los británicos y franceses, la apoyaron. El 99% de los austriacos (alemanes étnicos) votaron por su reunificaron con sus hermanos alemanes.

Winston Churchill se había posicionado contra el régimen de Hitler desde que éste llegó al poder, y en la década de 1930 tomó la iniciativa al pedir el rearme británico contra el de Alemania, pese a que ésta nunca mostró interés en un conflicto con Inglaterra, al contrario, Hitler siempre buscó la paz y una posible alianza con Inglaterra, una nación por la cual expresaba su gran admiración. Cuando en 1938 Churchill visitó al entonces Primer Ministro británico Neville Chamberlain en Downing Street, le pidió que le dijera a Alemania que Gran Bretaña le declararía la guerra si los alemanes invadían el territorio checoslovaco. Chamberlain de ninguna manera estuvo dispuesto a esto.

​El 30 de septiembre de 1938 se firman los Acuerdos de Múnich por los jefes de gobierno de Reino Unido, Francia, Italia y Alemania, con el objetivo de solucionar la crisis de los Sudetes en Checoslovaquia, un Estado artificial derivado de las arbitrariedades de Versalles. Con estos acuerdos, que Polonia también apoyó, pareció abrirse una pequeña puerta de buena voluntad polaca, cuando Alemania accedió a que Polonia ocupara y anexara la zona checoslovaca de Teschen (Cieszyn) que era predominantemente de etnia polaca.

Después de la exitosa reincorporación de los Sudetes a Alemania, Hitler establece el Protectorado de Bohemia y Moravia el 15 de marzo de 1939. Se exigió también la reincorporación de la región de Memel, ocupada por Lituania de forma ilegítima. Lituania quiso reclamar posesión sobre la región de Memel bajo garantía de Inglaterra y Francia, pero ambas potencias se negaron. En consecuencia el gobierno lituano firmó un tratado de traspaso con Alemania el 22 de marzo de 1939, retirando sus tropas y cuerpo administrativo de allí. A cambio, Lituania recibió una zona de libre mercado en Memel y un derecho de libre paso por una duración de 99 años.

Entretanto, el gobierno polaco declaró públicamente y en varias ocasiones su propósito de anexar Danzig al territorio nacional polaco a pesar de tener ya varias concesiones de largo alcance que de por sí violaban los tratados existentes. Además, todas las conexiones de transporte desde Alemania hasta Prusia Oriental estaban bajo control polaco. Los transportes de carbón, esenciales para el abastecimiento de energía de Prusia Oriental, tuvieron que realizarse a través de ocho vías férreas bajo control polaco. Como Alemania no pudo pagar el monto íntegro de los honorarios en zlotys (moneda polaca), Polona cerró una por una las vías del tren. Alemania se vio entonces obligada a evitar el estrangulamiento económico de Prusia Oriental por todos los medios.

El 24 de octubre de 1938, Hitler hizo otro intento para que el Pacto de Concordia firmado en 1934 con el mariscal Pilsudski se concretara en un acuerdo definitivo. Hitler hizo dos peticiones:

  • Que la Ciudad Libre de Danzig, con su 98% de población alemana, ejerza su libre autodeterminación y se reincorpore a Alemania.
  • Que a través del "corredor", Polonia permita la construcción de un ferrocarril y una carretera para que la provincia alemana de Prusia Oriental se vincule con el resto del país.

A cambio de estas peticiones, Hitler ofrecía que:

  • Alemania garantizaría a Polonia el libre acceso y preferencial del puerto de Danzig, conservando su corredor hacia el mar y su comercio a través de Danzig.
  • Alemania aceptaría de forma definitiva las fronteras existentes y ya no reclamaría la devolución de los territorios que tenía antes de la Primera Guerra Mundial: Alta Silesia, Prusia Occidental y Posnania, reconociendo la soberanía de Polonia sobre ellos, a pesar de que tuviesen 2/3 de población alemana.
  • Alemania formalizaría un pacto de no-agresión por 25 años.

Polonia pareció querer aceptar estos términos en diversas oportunidades pero la presión externa, particularmente del gobierno británico, la azuzaban para que no aceptase absolutamente ninguna propuesta alemana.

Los Aliados no desean negociaciones

Polonia repuso a estas propuestas que las dificultades políticas impedían aceptarlas. El 5 de enero de 1939 Hitler recordaba al gobierno polaco que Alemania y Polonia tenían intereses comunes ante la amenaza comunista, por lo que Alemania deseaba una Polonia fuerte y amiga. No obstante, en febrero y marzo, mientras el lado alemán aún está buscando una solución pacífica, en Polonia ya se comienza a pensar seriamente en la guerra.

En febrero se agravaron las relaciones germano-polacas al iniciarse manifestaciones antialemanas en Polonia, instigadas por la prensa mientras que se empiezan a desarrollar directrices para las operaciones del ejército polaco contra Alemania. El 4 de marzo el Estado Mayor polaco comienza a planificar su "Operación Oeste", exactamente un mes antes de que Hitler ordenara preparar la "Operación Caso Blanco" o "Fall Weiss", el plan de ataque en caso de una guerra con Polonia. El 24 de marzo Polonia acordó la movilización de los jóvenes nacidos en 1911, 1912, 1913 y 1914. La prensa incitaba al pueblo, siguiendo los telegramas de las agencias judías, y pedía severas medidas contra la población alemana que desde 1919 se hallaba forzadamente formando parte de Polonia.

Por otro lado, se buscó asegurarse que Polonia, bajo el gobierno de Józef Beck, rechazara cualquier arreglo que Alemania propusiera y que, al contrario, tomara medidas brutales contra la población alemana bajo su control, de modo que de parte de los aliados todo estaba ya decidido.

A partir de abril esta animosidad se desbordó. Hubo agresiones en numerosas ciudades y aldeas y miles de alemanes se vieron forzados a emigrar y a perder sus pertenencias.

El 28 de abril de 1939, Hitler habló ante el Reichstag y expuso las dos peticiones que había hecho a Polonia y las ofertas que le daba a cambio. Esto constituye, dijo, "la más considerable deferencia en aras de la paz de Europa":

Siempre como ya he dicho, he considerado la necesidad de un acceso al mar para Polonia y he contado también con ello… Pero considero también necesario exponer al gobierno de Varsovia que en la misma medida en que Polonia necesita un acceso al mar, Alemania necesita un acceso a su provincia del Este

En este mismo discurso, Hitler enfatizó que sus ambiciones y su política de la expansión del Lebensraum (espacio vital) se enfocaban hacia Oriente, en territorios que eran ocupados caprichosamente por el régimen soviético y que permanecían sin ser aprovechados, por lo que no quería ninguna guerra con Occidente, países europeos a los que consideraba como "hermanos de raza":

Durante toda mi actuación política he mantenido siempre la idea del restablecimiento de la estrecha amistad y colaboración germano-británica... Este deseo no sólo está conforme con mis sentimientos, sino también con mi opinión sobre lo importante que es la existencia del Imperio británico en interés de toda la humanidad... El pueblo anglosajón ha llevado a cabo en el mundo una inmensa obra colonizadora. Yo admiro sinceramente esa labor. Desde un elevado punto de vista humano, el pensamiento de una destrucción de esa obra me pareció y me parece solamente un caso de erostratismo... Yo estimo que es imposible establecer una amistad duradera entre el pueblo alemán y el anglosajón si no se reconoce también del otro lado que no sólo hay intereses británicos sino también intereses alemanes. Cuando Alemania se hizo nacionalsocialista e inició así su resurgimiento, yo mismo he hecho la propuesta de una voluntaria limitación de los armamentos navales alemanes. Esa limitación presuponía la voluntad y el convencimiento de que entre Alemania y Reino Unido no debería ser ya jamás posible una guerra. Todavía hoy tengo esa voluntad y esa convicción.

Hitler nunca perdió la esperanza de que se establecería una amistad entre Alemania y el resto de países occidentales, encabezados por Reino Unido, Francia y Estados Unidos. Sus reiterados fracasos en este propósito nunca los creyó definitivos. Puesto que los valores de los países occidentales eran opuestos al comunismo, siempre confió en que si Alemania luchaba contra él, acabaría por tranquilizar al resto del mundo y que esa lucha se vería como un acontecimiento benéfico para la civilización occidental.

No obstante, el conciliador discurso de Hitler fue ridiculizado por casi toda la prensa británica y el gobierno le dio una respuesta hostil cuando el 12 de mayo firmó un pacto con Turquía para completar el bloqueo de Alemania. Días más tarde los gobernantes franceses redoblaron sus esfuerzos a fin de concertar también una alianza antialemana con Stalin, pero éste continuaba cautelosamente esperando a que el conflicto armado se iniciara primero entre Alemania y el Occidente.

El 1 de mayo de 1939, el papa Pío XII propuso una conferencia de cinco naciones en las que el Vaticano actuaría como mediador y moderador. Para el efecto envió propuestas a Alemania, Italia, Reino Unido, Francia y Polonia. El jefe del estado italiano, Benito Mussolini, contestó aceptando, Hitler contestó igualmente el 5 de mayo.

En París, el nuncio Valerio Valen recibió la respuesta de que "el gobierno francés juzga la gestión papal totalmente inoportuna". El día 7 le reiteraron que el gobierno francés se ocupará de los asuntos que le incumben sin interferencias del Vaticano. En Londres, el nuncio monseñor Godfrey recibió la siguiente respuesta de Lord Halifax: "Que su santidad ofrezca sus buenos oficios sucesivamente y por separado, y por este orden, a Alemania, a Polonia, a Italia y a Francia y luego se dirija a Londres". En Polonia el coronel Beck contestó que no podía responder sin antes hablar con Londres y París, en resumen, los aliados sólo daban excusas evitando llegar a un acuerdo.

En agosto, Hitler conferenció con el embajador británico, Neville Henderson, para hacerle ver que Inglaterra estaba prefiriendo cualquier cosa antes que un acuerdo pacífico:

En su voluntad de aniquilar, [Inglaterra] se ha dirigido a Francia, a Turquía, a Moscú. Alemania nunca ha emprendido nada en perjuicio de Inglaterra, a pesar de lo cual Inglaterra se ha colocado contra Alemania.

En seguida, Hitler se dirigió al Primer Ministro británico Neville Chamberlain, en los siguientes términos:

He empleado toda mi vida en luchar por una amistad germano-británica, pero la actitud de la diplomacia británica -por lo menos hasta ahora- me ha convencido de la falta de sentido de este intento. Si ello cambiara en el porvenir, nadie podría ser más feliz que yo.

En respuesta, la prensa inglesa azuzaba a la opinión pública para forzarla a la movilización militar, que seguía siendo popularmente rechazada porque el pueblo juzgaba inútil una nueva guerra contra Alemania.

El 25 de agosto Hitler volvió a tender amistosamente la mano a Inglaterra y hasta le propuso una alianza germano-británica. Hablando con el embajador inglés le dijo que estaba dispuesto a concluir acuerdos con Inglaterra, los cuales garantizaran por parte de Alemania en todo caso la existencia del Imperio británico y de ser necesario, la ayuda alemana dondequiera que esta ayuda sea precisa. Por último, Hitler asegura de nuevo que no tiene interés en los problemas Occidentales y que se halla fuera de toda consideración una rectificación de fronteras en el Oeste.

Pero ese mismo día los gobernantes ingleses dieron otra despectiva respuesta al llamado de Hitler y firmaron con Polonia un pacto para prestarle ayuda militar si era atacada por Alemania, pese a que sabían perfectamente que esa ayuda era imposible.

El 26 de agosto Francia le reiteró a Alemania que daría todo su apoyo militar a Polonia. Hitler le repuso que Alemania no tenia ningún motivo de fricción con Francia y que esa actitud germanófoba carecía de fundamento.

Inesperadamente el día 28 Inglaterra le aconsejó a Alemania que entablara negociaciones con Polonia. Hitler repuso que las negociaciones habían sido interrumpidas en julio con la movilización polaca y que todas las propuestas alemanas para un arreglo habían sido desoídas. Sin embargo, Hitler agregó que Alemania estaba en la mejor disposición de aceptar la mediación británica:

El Gobierno del Reich quiere dar con ello al Gobierno de Su Majestad británica y al pueblo inglés una prueba de la sinceridad del propósito alemán de llegar a una amistad duradera con la Gran Bretaña. En estas condiciones está, por consiguiente, conforme el Gobierno del Reich en aceptar la propuesta mediación del Gobierno de Su Majestad para enviar a Berlín una personalidad polaca provista de plenos poderes. Espera que dicha personalidad llegue el miércoles 30 de agosto de l939.

Pero el miércoles 30 de agosto, a las 4.30 de la tarde, en vez del negociador pacífico llegó la noticia de que Polonia acababa de decretar la movilización general. Además, Inglaterra se retractó de su ofrecimiento de mediadora y comunicó que no podía recomendarle a Polonia el envío de un representante. Hitler entregó entonces al embajador británico, Henderson, las proposiciones que había preparado para ese negociador polaco que no llegó.

A las 6:30 de la tarde del 31 de agosto el embajador polaco se presentó en la Cancillería del Reich, pero sin poderes para negociar. A las 21 horas, Alemania comunicó a Inglaterra que la mediación británica del día 28 había sido aceptada, que Alemania había estado esperando al plenipotenciario y que éste no había llegado. En consecuencia, consideraba que también en esta ocasión habían sido prácticamente rechazados sus propósitos de llegar a un arreglo pacífico. A las 23 horas de ese mismo 31 de agosto, la radio polaca anunciaba: "La respuesta ha sido las disposiciones militares tomadas por el Gobierno polaco".

Pactos de asistencia mutua a Polonia

El 31 de marzo de 1939, Inglaterra le ofreció a Polonia una garantía de sus fronteras y un préstamo de 25 millones de libras esterlinas. Se llegó así a la firma de un pacto de asistencia militar de Gran Bretaña a Polonia suscrito por Lord Halifax y por el Conde Rczynski el 25 de agosto. Londres especificó que en el caso de que el régimen polaco estimara que existiera alguna amenaza, "el Gobierno de su Majestad se consideraría obligado a procurarle inmediatamente al de Polonia todos los auxilios que de él dependan". El 19 de mayo, Francia y Polonia (probablemente a petición de los Estados Unidos y del Reino Unido) habían firmado un tratado semejante en París por el embajador polaco Juliusz Lukasiewicz y por el ministro de Asuntos Exteriores, Georges Bonnet. A su vez, el presidente estadounidense Franklin Delano Roosevelt ofreció a Polonia financiamiento para su minería y su industria química. Los embajadores de Roosevelt (William Christian Bullitt Jr. en París y Joseph P. Kennedy en Londres), también se empeñaron en que no hubiese negociaciones con Alemania bajo ningún motivo.

Sin embargo, ni Inglaterra ni Francia podían salvar a Polonia en caso de guerra y la prensa comenzó a exacerbar el ánimo del pueblo polaco. El historiador británico capitán Liddell Hart afirmó al respecto que:

La promesa de ayuda militar a Polonia fue inmoral porque era imposible cumplirla. Si los polacos se hubieran dado cuenta de la imposibilidad militar de Inglaterra y Francia para salvarlos de la derrota, es probable que no hubieran presentado tan terca resistencia a las originalmente moderadas demandas de Hitler.[4][5]

Los polacos no podían darse cuenta de la forma criminal en que se les estaba usando como mecha de la guerra. La propaganda judía los había engañado y soliviantado. Así, pues, los gobernantes ingleses empujaron a Polonia al suicidio a sabiendas de que no podrían salvarla. Y los gobernantes franceses hicieron otro tanto

Para Alemania (y en ciertos aspectos también para la URSS), los dos pactos de asistencia mutua constituían una especie de amenaza para la paz continental, además de que constituían una deliberada violación del pacto germano-polaco del 26 de enero de 1934, y, sobre todo, una explícita interferencia en las delicadas relaciones entre el Reich y la URSS; ya que apenas dos días antes, el 23 de agosto, estas potencias habían firmado un pacto de no agresión, conocido luego como Pacto Ribbentrop-Molotov.

En este caso, el Reino Unido pretendía utilizar –como pieza de un dispositivo diplomático-militar, teóricamente paritario– la posición estratégica de Polonia como "cuña" interpuesta entre las dos potencias continentales, con el fin de incidir, al mismo tiempo, tanto sobre la creación de un potencial eje Moscú-Berlín como sobre los acuerdos germano-polacos, y eliminar de tal manera cualquier futura perspectiva potencial de integración entre la Península Europea y la masa continental asiática.

La acción de perturbación ideada por Londres, a través de una sutil trama de actividades diplomáticas, era perfectamente coherente con la doctrina geopolítica británica, para la cual la explotación de las tensiones entre las naciones continentales constituía un pilar fundamental de su política de equilibrio. En dicha trama diplomática estaban implicados también los Estados Unidos, pues en noviembre de 1938 y febrero de 1939 se realizaron en Francia las reuniones entre el embajador americano William Christian Bullitt Jr. y los embajadores polacos Potocki y Lukasiewicz.[6]

Cuando el ex-canciller del Imperio Alemán Heinrich Brüning propone un compromiso al ministerio inglés de Relaciones Exteriores destinado a evitar una confrontación militar, Churchill deja claro sus intereses: "Lo que queremos es que la economía alemana se destruya por completo". Así, una de las principales causas de la Segunda Guerra Mundial fue precisamente el deseo de destruir esta economía, cuyo mayor crimen fue desligarse enteramente del sistema financiero capitalista. En sus Memorias, Churchill luego confesó:

El crimen imperdonable de Alemania antes de la II Guerra Mundial fue su intento de extricar su poder económico del sistema de comercio mundial y crear su propio mecanismo de cambio, que le negaría beneficios a la finanza mundial.
Winston Churchill, Memorias.

Pacto Ribbentrop-Molotov


Firma del "pacto de no agresión" el 23 de agosto de 1939. Joachim von Ribbentrop representando a Alemania y Viacheslav Mólotov representando a la URSS.

Dadas las intenciones de Hitler contra el marxismo, Josef Stalin sabía que el conflicto germano-soviético tarde o temprano iba a ocurrir, y mientras la crisis de Polonia se aproximaba a su clímax, veía preocupado que el último obstáculo para la embestida alemana contra la URSS estaba a punto de desaparecer. Su acertada evaluación de las circunstancias era semejante a la que hacían los consejeros judíos de Roosevelt[7]: si la guerra se iniciaba exclusivamente entre Alemania y la URSS sería imposible persuadir al mundo de acudir en auxilio del marxismo y la URSS tendría entonces que luchar sola en una guerra para la que no estaba preparada, lo que significaría su fin. En cambio, si se lograba que Occidente entrara en guerra contra Alemania antes de que ésta atacara a la URSS, entonces quedaría automáticamente garantizado que Occidente combatiría en el mismo bando que el bolchevismo. Una vez comprometidos en la lucha contra Alemania, ningún inglés, francés o norteamericano rechazaría el concurso armado de la URSS.

En consecuencia, Stalin extremó su cautela a fin de retrasar lo más posible el ataque alemán y poder ganar tiempo para armarse (deseando que Alemania se debilitara al entrar en guerra con Polonia, Inglaterra y Francia antes de que le llegara su turno a él) y le ofreció a Hitler un "pacto de no agresión" con la Unión Soviética. El 10 de marzo de 1939 Stalin pronunció un discurso en el que significativamente no lanzó ningún ataque a Alemania, y por el contrario, dijo que no sacaría las castañas del fuego a las potencias occidentales, lanzándose a una aventura contra el Reich.

Hitler tomó con desconfianza ese extraño ofrecimiento, pero las ofertas soviéticas se repitieron por diversos conductos y los diplomáticos alemanes creyeron que ésta era una gran oportunidad.

Consultando archivos capturados después de la guerra, el historiador inglés F. H. Hinsley precisa que las negociaciones germano-soviéticas empezaron a iniciativa de la URSS, el 17 de abril de 1939. El 3 de mayo siguiente el Ministro judío de Relaciones Exteriores de la Unión Soviética, Maxim Litvinoff (originalmente llamado Maxim Moiseevich Vallakh Finkelstein), fue relevado de su puesto a fin de suavizar la desconfianza de Hitler.

A fines de agosto de 1939, se desvaneció la posibilidad de que Polonia detuviera su propaganda antigermánica y que accediera a construir un ferrocarril y una carretera que uniera a Prusia Oriental con el resto de Alemania. Ante estas circunstancias, surgía entonces la necesidad de enviar tropas a la región para cerrar el conflicto fronterizo, pero dada la garantía de Inglaterra y Francia al gobierno polaco, tal cosa implicaba el riesgo de que ambas potencias le declararan la guerra a Alemania.

Joachim von Ribbentrop, ministro de Relaciones alemán, le afirmó a Hitler que según todos sus informes, Inglaterra y Francia no llegarían a la guerra. Los pueblos británico y francés no querían soportar otra contienda sólo para evitar el acceso de Alemania a su provincia. En Francia, el Servicio del Ministerio del Interior, a cargo de Mandel Rothschild informaba de una absoluta falta de interés en las oficinas de reclutamiento. Ribbentrop aseguraba que la actitud de Londres y París obedecía únicamente a la presión de círculos minoritarios de judíos y masones, pero que su influencia no podía ser tan grande como para forzar a sus pueblos a una nueva guerra mundial. Hitler confió en los informes de Ribbentrop. Se afirma que sólo Goebbels, ministro de Propaganda, no era de esa opinión y estimaba que tales círculos, aunque minoritarios, sí podrían empujar a ingleses y franceses a una guerra.

Entretanto, el servicio secreto polaco informó al coronel Beck que Stalin había dicho el 19 de agosto en una reunión secreta en el Politburó que si la Unión Soviética firmaba un tratado de no agresión con las potencias occidentales, la guerra podría evitarse, pero que el pacto de no agresión con Alemania le serviría para que Francia e Inglaterra declararan la guerra a Alemania, y de esa manera "podremos esperar, ventajosamente, nuestro turno". El único interés de Stalin era que dicha guerra durara el mayor tiempo posible hasta que ambos bloques quedaran exhaustos.

Alemania aceptó el ofrecimiento soviético y el ministro Ribbentrop fue a Moscú el día 23 de agosto a firmar el pacto creyendo ingenuamente que eso enfriaría los ánimos de ingleses y franceses, de tal manera que no llegarían a la guerra si Alemania cruzaba Polonia para llevar sus ejércitos a la frontera soviética.

Veinte horas después de su arribo a Moscú, Ribbentrop ya volaba de regresó a Berlín. Tras aquella maniobra de la URSS se ocultaba algo enormemente benéfico para el marxismo. Hinsley dice que Hitler confiaba en que ese paso alejaría el peligro de guerra con Gran Bretaña y Francia. Poco después pudo verse que Hitler no había alcanzado a comprender que el pacto no evitaría que estas potencias le declararan la guerra, pues se trataba simplemente de una trampa tendida en coordinación con la camarilla israelita de Occidente. Sin embargo, esto no era visible de momento y Hitler aceptó el tratado con la esperanza de ganar tiempo mientras despejaba la amenaza de guerra de Inglaterra y Francia.

El pacto fue una sorpresa para el mundo, mas no para Roosevelt y sus consejeros israelitas, que día a día estaban siendo informados de la cautelosa política de Stalin para lograr la secreta meta común de que Alemania se viera envuelta en una guerra con las naciones occidentales antes que con la URSS.

Atrocidades contra los alemanes en Polonia antes de la guerra

Las negociaciones de Hitler se ven totalmente frustradas a fines de agosto de 1939 elevándose la tensión política al máximo al conocerse las nuevas matanzas de alemanes bajo control polaco, destacándose las masacres de Danzig, Thorn, y posteriormente el 3 de septiembre en Bromberg (Domingo Sangriento)[8], verificadas éstas luego por la Cruz Roja Internacional.

De este modo, el régimen polaco permaneció indiferente ante cualquier arreglo, y por el contrario, comenzó a movilizar tropas mientras que la opinión pública era conducida por la prensa contra las minorías alemanas. En Polonia aumentaban las vejaciones contra los residentes alemanes, fueran adultos, jóvenes, o mujeres. En Oppeln, Beuthen, Gleiwitz, Breslau, Stettin, Kolberg, Lodz, Posen, Constantinow. De 657 escuelas alemanas, 472 fueron cerradas. Aún así, Hitler ordenó expresamente que en Danzig no fueran respondidas las provocaciones.

Cuarenta divisiones polacas se hallaban frente a las fronteras y falsamente se esparcía la versión de que Alemania estaba a punto de derrumbarse y que sería fácil derrotarla. Los medios de propaganda explotaban un nacionalismo polaco ingenuo y los polacos, engañados, creían actuar en beneficio de su patria. La vieja amistad germano-polaca lograda antes con Pilsudski había sido saboteada por los intereses internacionales.

En la siguiente cronología se enlistan todos los crímenes, asesinatos y violaciones de derechos que Polonia cometió entre el 26 de marzo y 1 de Septiembre de 1939 contra los ciudadanos alemanes en la mayor parte de los casos, aunque también contra otras minorías.[9]

  • 26 de marzo: Boicot a comercientes y artesanos alemanes en Thorn. Manifestaciones de carácter xenófobo con proclamas como: “¡Queremos Danzig!”, “¡Queremos Königsber!” o “¡Fuera Hitler!”.
  • 28 de marzo: Una masa de grupos radicales polacos consiguen detener violentamente una reunión declarada legal de ciudadanos alemanes en Liniewo.
  • 30 de marzo: Agresiones contra ciudadanos alemanes en toda Pomerelia.
  • 31 de marzo: Apedreamiento de comercios alemanes en Posen.
  • 2 de abril: Turbas callejeras agreden y provocan heridos en Wongrowitz, Zabczyn, Gollantsch, Wollstein, Waldtahl, Margonin, Klecko y Lipiagora.
  • 4 de abril: Piquetes armados impiden comprar a polacos y a los mismos ciudadanos alemanes dentro de tiendas alemanas.
  • 13 de abril: Agresiones contra alemanes en Berent, lo que lleva a que más de 100 ciudadanos germanos en Pomerelia se trasladen como refugiados a la más segura Dantzig.
  • 24 de abril: Se cometen 11 casos de violencia hacia alemanes en la Alta Silesia por parte de los grupos nacionalistas polacos Liga Juvenil y Campo de la Unificación Nacional.
  • 6 de mayo: Apedreamiento de comercios alemanes en la Alta Silesia.
  • 8 de mayo: Se producen los primeros dos muertos alemanes en Lodz al ser incendiadas por multitudes furiosas varias granjas. Ese mismo día también los niños alemanes que van al colegio sufren violencia por parte de niños polacos y sus profesores en clase, lo mismo que las agresiones contra alumnos que estudian en escuelas alemanas.
  • 11 de mayo: Quedan clausurados en Polonia todos los periódicos alemanes.
  • 15 de mayo. Linchamiento en la ciudad de Tomaschow-Mazowiecki donde la mayor parte de los 3.000 habitantes alemanes son apalizados y maltratados en público por civiles violentos y policías polacos. Las consecuencias son de una mujer alemana muerta y 200 heridos, entre ellos diez muy graves.
  • 21 de mayo: Cierre oficial de tres colegios alemanes en Birnbaum, Gnesen y Wollstein respectivamente.
  • 22 de mayo: Asaltos y linchamientos contra las minorías ucranianas de Volynia por parte de civiles exaltados polacos apoyados por la policía. También sufren agresiones inmigrantes rusos y bielorrusos.
  • 25 de mayo: La Universidad de Posen prohíbe a los jóvenes alemanes estudiar en sus facultades y expulsa a los que ya cursaban estudios.
  • 30 de mayo: Se producen 48 agresiones contra ciudadanos alemanes en la Alta Silesia.
  • 2 de junio: Cierre de tres centros de ocio alemanes en Teschen.
  • 3 de junio: La Asociación Alemana y la sede del Banco Nacional Alemán en Karwin son confiscadas por el Estado.
  • 7 de junio: Boicot a propiedades alemanas en Konstantynow como tala de árboles frutales en los cultivos, incendios de cosechas, envenenamiento de perros, robos de madera, etc.
  • 16 de junio: El Estado expropia en Lodz el Teatro Alemán, el Casino Alemán y el Albergue para Enfermos de la Iglesia Evangélica; en Tarnowitz la Casa Alemana; y en Posen el Banco Alemán del Comercio y la Industria.
  • 19 de junio: Se producen 52 agresiones contra alemanes en Posen.
  • 22 de junio: Maltratos a alemanes en Kattowitz.
  • 23 de junio: Expropiación del Hospital de las Juanistas de la Orden de San Juan en Driesen y expulsión en un plazo de dos horas de todas las monjas alemanas.
  • 24 de junio: Destrucción de una iglesia protestante, una escuela y un gimnasio en Pabianice, todas propiedades alemanas, seguido por apaleamientos a sus dueños.
  • 26 de junio: Despido masivo de trabajadores alemanes en empresas polacas de Kattowitz.
  • 10 de julio: Expropiación de 60 cooperativas lecheras alemanas en Posen.
  • 12 de julio: Cierre de 13 escuelas alemanas en Posen.
  • 15 de julio: Asesinatos y palizas a numerosos ciudadanos ucranianos por parte de polacos con complicidad de la policía en las ciudades de Volynia, Ochin, Wicemtowka, Stanislawka, Spray Zapust y Podhajce.
  • 24 de julio: Se producen 230 agresiones violentas contra ciudadanos alemanes en Kattowitz y Thorn.
  • 25 de julio: Soldados polacos ejercen maltratos contra civiles alemanes en Schazendorf consistentes en arrodillarles cara a una verja y golpearles hasta hacerles sangrar por nariz, boca y oídos, mientras obligan al resto de la polación polaca a mirar y burlarse.
  • 2 de agosto: El número de fugitivos que cruzaron la trontera germanopolaca, ascendía a 70,000.
  • 9 de agosto: Incendio provocado contra el pueblo de mayoría germana de Schönthal.
  • 11 de agosto: Cierre de la Universidad Teológica de la Iglesia Evangélica Unificada de Polonia, cuyos creyentes son mayoriamente alemanes, por orden de un Decreto del Ministerio de Confesiones Religiosas y Enseñanza Pública.
  • 12 de agosto: Cierre de todas las librerías alemanas de Posen.
  • 16 de agosto: La policía polaca detiene sin motivo y encarcela a más de 100 alemanes en Beuthen.
  • 17 de agosto: La policía polaca detiene sin motivo y encarcela a más de 200 alemanes en Kattowitz y Teschen.
  • 20 de agosto: Un total de 38 alemanes muertos o heridos por linchamientos de una multitud polaca, además de un número mayor de ucranianos apaleados o fallecidos, y por vez primera varios ciudadanos lituanos apalizados o asesinados en diversas partes de Polonia. La oleada xenófoba también se traslada a los residentes húngaros y eslovacos.

Según posteriormente pudo establecerse, 2,857 cadáveres de alemanes fueron identificados como víctimas por la persecución, en tanto que 45,000 alemanes más desaparecieron.[10][11] Representantes de agencias informativas internacionales, como Mr. Oechsner de la United Press, fueron invitados por Alemania para que dieran fe de esos hechos.

Todo este clima de violencia fue permitido sin duda alguna por la pasividad del Presidente Ignacy Móscicki y el Ministro de Asuntos Exteriores Józef Beck. La prensa y el radio bajo control judío minaron toda la opinión pública con una intensa campaña propagandística xenófoba. Durante este período la Artillería Antiaérea Polaca también disparó contra 16 aviones alemanes que cruzaban a Prusia Oriental, de los cuales 11 eran comerciales y 5 de pasajeros o correos, por suerte sin incidentes.

Transcurso de la guerra

Aprovechando una máquina alemana para cifrar mensajes comerciales, un grupo de criptógrafos y matemáticos polacos había logrado construir 15 réplicas del aparato alemán Enigma, utilizado para cifrar mensajes militares, y operaba cuatro estaciones de monitoreo de ondas de radio. De esa manera, el Estado Mayor polaco estaba descifrando mensajes de las fuerzas armadas alemanas y había identificado el número y la ubicación del 80% de las tropas alemanas desplegadas ante la frontera polaca. Es decir, sabía lo poderoso de esos contingentes y la inminencia de un choque, no obstante, no hacía nada por conjurarlo.[12]

  • El 19 de agosto de 1939, Francia le ofrece créditos a Józef Beck, evidentemente alentándolo a que no negocie con Alemania.
  • El día 22, la prensa europea comenta que la URSS ha abandonado a Polonia en su conflicto con Alemania.
  • El día 23, el mismo día del pacto entre Berlín y Moscú, Estados Unidos recomienda a sus nacionales que salgan de Polonia. La guerra es inminente.
  • El día 24, la prensa europea reitera que la guerra está próxima porque ya ocurren choques fronterizos entre Alemania y Polonia.
  • Ese mismo día, el papa Pío XII habla por radio al mundo y hace un llamado para que se negocie: "Nada hay perdido en la paz; todo puede perderse, en Europa, con la guerra..."

Sin embargo, Beck acababa de notificar a Berlín que Polonia "no tiene nada qué negociar sobre el corredor ni sobre nada". Beck no cedió al derecho a un ferrocarril y a una carretera, a pesar de que sabía que Stalin no dudaba en que habría guerra. Una política diferente hubiera determinado una rápida derrota de la URSS sin una guerra mundial.

Las gestiones de Hitler ante Londres y París continuaron hasta el 30 de agosto en el sentido de que intervinieran para que Polonia enviara un embajador plenipotenciario a Berlín para negociar. Pero el gobierno polaco se rehusó a enviar tal embajador y ordenó la movilización militar total, que afectaba a dos millones de polacos.

A las 20:30 horas del 31 de agosto Hitler dio la orden para iniciar el ataque a Polonia al día siguiente.

Inicio de la guerra en Europa


Soldados alemanes atravesando la frontera de Polonia para dar inicio a la invasión del país el 1 de septiembre de 1939.

La madrugada del 1 de septiembre de 1939 las Fuerzas Armadas alemanas avanzan para recuperar Posen, Prusia Occidental y Danzig y tomar Varsovia, su capital.

Entretanto, ese mismo día, el Soviet Supremo votó una ley de servicio militar que implicaba una movilización total de la juventud rusa. Sus aprestos bélicos se aceleraron. Al día diguiente, 2 de septiembre, Benito Mussolini hizo una gestion ante Alemania, Polonia, Inglaterra y Francia para concertar un armisticio germanopolaco y buscar un arreglo pacífico. Hitler y el primer ministro francés aceptaron, pero Inglaterra rechazó la proposición y luego insistió frenéticamente para que Francia hiciera lo propio. El embajador francés, Charles Corbin, dijo que varios personajes lo presionaban en favor de la guerra y cuando le explicó a Churchill que había dificultades técnicas éste le gritó indignado: "Al diablo con las dificultades técnicas." Corbin refiere que Churchill "era uno de los más encarnizados". El gobierno francés acabó entonces por rehusar las pláticas de arreglo pacífico y la agencia francesa de noticias Havas anuló cablegráficamente el mensaje referente a la aceptación de tales negociaciones.

Hermann Göring, trató de volar a Inglaterra para insistir en un arreglo pacítico. Hitler aprobó el plan y el general Bodenschatz preparó un avión especial. Cablegráficamente se solicitó anuencia de Londres para el viaje, pero el gobierno inglés contestó negándose a recibir a Göring.

El 3 de septiembre Inglaterra envió un ultimátum a Alemania exigiéndole que para las 11 horas de ese día retirara sus tropas de Polonia o de lo contrario se considerara en guerra con el Imperio Británico. En Francia aún era muy viva la resistencia de la opinión pública a la guerra y el Gabinete se resistía a declararla. Churchill seguía presionando en Londres al embajador francés Corbin, quien dice que "sus feroces ladridos hacían vibrar el teléfono".[13]

Finalmente Francia accedió a enviar a Alemania un ultimátum igual al inglés hasta las 12.30 del día 3. El embajador británico Neville Henderson, se presentó en la Cancillería de Berlin a entregar el ultimátum con apercibimiento de guerra. El documento fue recibido por el Dr. Paul Schmidt, jete de intérpretes de la Wilhelmstrasse, quien en seguida se lo entregó a Hitler. Schmidt refiere así lo ocurrido:[14]

Hitler se quedó petrificado en su asiento, con la vista fija hacia adelante. No daba muestras de confusión, como se ha dicho ni tampoco se encolerizó, como otros refirieron. Se quedó sentado, completamente silencioso, inmovil. Tras un intervalo, que a mí me pareció un siglo, se volvió hacia Ribbentrop, que había permanecido rígidamente en pie junto a la ventana. "¿Y bien?" preguntó Hitler con una mirada penetrante a su Ministro de Relaciones, como para indicar que Ribbentrop le había informado mal acerca de la actitud de Inglaterra. Ribbentrop repuso tranquilamente: "Presumo que los franceses nos entregarán un ultimátum semejante dentro de una hora".

Alemania lógicamente rechazó las exigencias. A las 11 de la mañana del 3 de septiembre de 1939 Inglaterra declaró la guerra a Alemania, y Francia hizo lo propio a las 5 de la tarde de ese día con el pretexto de defender a Polonia. Pero lo cierto es que no tenían la menor intención de prestar ayuda a los polacos.[15] Sus respectivos pueblos ignoraban que lo que realmente deseaban defender era la URSS y el marxismo. Polonia era tan sólo el detonante. Polonia se convertía así, en contra de sus propios intereses y los de toda Europa, en una gran trinchera avanzada de la URSS. En realidad se necesitaba sacrificar a decenas de países para salvar al marxismo del golpe mortal que le preparaba Hitler con su Operación Barbarroja. Polonia, Inglaterra y Francia no eran suficientes para este efecto. Después ya se irían empujando más países a la contienda, como Yugoslavia, que entró al conflicto mediante un motín, sin que hubiera absolutamente ningún motivo para romper su declarada neutralidad. Ese mismo día ocurrió el denominado Domingo Sangriento o Masacre de Bromberg, en la que fueron asesinados varios cientos de alemanes étnicos en la ciudad polaca.

Mapa que muestra el avance de los ejércitos alemán y soviético durante la ocupación de Polonia

El ejército polaco, completamente solo y enardecido de moral por las falsedades que profería su propaganda, combatió bravamente, pero fue derrotado en 15 días al no poder hacer frente a las tropas germanas que usaron su famosa estrategia llamada Blitzkrieg ('Guerra relámpago'). El gobierno de Beck huyó de Varsovia y no quiso declararla "ciudad abierta", sacrificándola así a ser tratada como fortaleza de la línea de combate.

El pueblo polaco estaba tan mal informado que no se explicaba el súbito desenlace. Hasta ocho meses después, con la derrota de los ejércitos aliados en Francia, vio que se le había mentido criminalmente respecto a la fuerza alemana. Ante la inminente caída de Varsovia, su gobierno se exilió en Londres desde donde ingenuamente esperaba continuar la lucha con el apoyo de sus aliados para la reconquista de su patria.

El 17 de septiembre, la mitad de Polonia, aún no ocupada por los alemanes, fue invadida y ocupada por la Unión Soviética desde el este. Entonces el gobierno polaco exiliado en Londres y encabezado por el mariscal Sikorski, pidió a sus aliados que le declararan la guerra a la URSS. Sin embargo, las falsas seguridades dadas por Inglaterra y Francia a Polonia sólo eran válidas si entraba en guerra contra Alemania. No operaban en caso de una invasión soviética.

Esta sangrienta guerra de seis años iniciada por Inglaterra y Francia con el presunto fin de defender y liberar a Polonia, terminaría en 1945 con la entrega lisa y llana a la Unión Soviética de media Alemania, Bulgaria, Hungría, Rumania, Albania, Estonia, Lituania, Letonia, Ucrania, Checoslovaquia y la propia Polonia. El gobierno polaco en el exilio de Londres se encontró con la novedad de que Polonia al ser "liberada" por los bolcheviques en 1945, no fue su gobierno el que se restauró en Varsovia sino que se instauraría un gobierno títere soviético que gobernaría por varias décadas más, con toda la anuencia de sus "aliados".

Tras la conquista de Polonia, Alemania se tomó una pausa para reagruparse durante el invierno de 1939-1940, mientras británicos y franceses se mantenían a la defensiva. Los periodistas llamaron a este período la «guerra de broma» o Sitzkrieg (drôle de guerre, en francés), debido a que casi no existieron combates. Durante este período, la Unión Soviética atacó Finlandia el 30 de noviembre, con lo que comenzó la Guerra de Invierno. A pesar de superar a las tropas finesas en número de 4 a 1, el Ejército Rojo encontró que su ataque se volvía muy difícil, lo cual resultó muy embarazoso y la fuerte defensa finesa evitó una invasión completa. Finalmente, los soviéticos acabaron por imponerse y el tratado de paz vio cómo Finlandia cedía áreas estratégicamente importantes en la frontera cerca de Leningrado, así como en la Carelia.

Ayuda americana a la URSS

Según el autor pro-soviético A. Guillaume esta ayuda consistió en:

  • 21.184 aviones.
  • 12.076 tanques (Alemania empezó la guerra contra Rusia, según Hans Kehrl, con menos de 2.500).
  • 8.218 piezas de artillería antiaerea.
  • 385.883 camiones.
  • 51.503 jeeps.
  • 13.633 ametralladoras.
  • 16.000 puestos de radio
  • 35.170 motocicletas.
  • Alrededor de 4 millones de neumáticos.
  • 105 cazasubmarinos.
  • 197 embarcaciones lanzatorpedos.
  • 7.784 motores de marina.
  • 5.071 tractores.
  • 1.981 locomotoras.
  • 11.158 vagones de mercancías.
  • 95 navíos mercantes.
  • 1.100.000.000 de dólares en maquinaria diversa.
  • 15.500.000 de pares de calzado militar.
  • 49.860 toneladas de cuero.
  • 842.000 toneladas de productos químicos.
  • 2.800.000 toneladas de acero.
  • 345.735 toneladas de explosivos (equivalente a casi la totalidad de la producción alemana de explosivos durante 1943, también según Kehrl).
  • 2.670.000 toneladas de productos pretrolíferos.
  • 4.470.000 toneladas de productos alimenticios.
  • 4.700 toneladas de cobre
  • 3.000 toneladas de aluminio.
  • 81.000 toneladas de caucho.
  • 28.000 toneladas de estaño. [16]

Más de las tres cuartas partes de los buques de transporte utilizados por los sovieticos y chinos en el reavituallamiento de los vietnamitas, habían sido vendidos por los Estados Unidos y otros países occidentales a precios muy bajos.[17]

La fábrica de tanques y camiones de Kama, en Rusia, fue construida por la compañía norteamericana Swindell & Dressler Co. y el Chase Manhattan Bank, de la familia Rockefeller.[18]

La industria tecnotrónica y robótica de la URSS recibió "un impulso definitivo" en tiempos del presidente Nixon, bajo los auspicios de Kissinger.[19]

La cooperación económica entre el Bloque Comunista y el Capitalista, con los Estados Unidos a la cabeza, es tan conocida por los iniciados en esos temas que hasta tiene un nombre especifico: Vodka-Cola. En un libro con tan sugestivo título, Charles Levinston proporciona una justificación financiera, paralela a la de los motivos políticos de los patrocinadores de la operación. [20]

Los productos soviéticos, por otra parte, fueron, en gran parte, producidos por mano de obra de los Gulags, y el resto por obreros mantenidos con salarios que se situan en el límite vital. Tanto el dumping como el comercio con mercancías producidas por mano de obra esclava estaban prohibidos por la legislación vigente en los Estados Unidos, pese a lo cual la importanción de productos procedentes de la Unión Soviética, hasta 1991, estuvo en constante aumento.

Consecuencias

Durante la primavera de 1945 los rusos entraron en Alemania, siguiendo la orden de Stalin de saquear todo a su paso, lanzándose en una auténtica orgía de sangre y violando a millones de mujeres. La Conferencia de Yalta fue un intento de Churchill para aplacar a Stalin, pero una vez más Roosevelt se impuso a su par británico, obedeciendo al líder soviético, ya que a cambio de ingresar en la Organización de Naciones Unidas (ONU), la URSS recibiría bajo su órbita a Polonia, Rumanía, Hungría, Bulgaria, Yugoslavia y Albania. Además se acordó que en cuanto acabara la guerra en Europa, los soviéticos debían atacar a Japón. Los Aliados para vencer a Hitler, prácticamente estaban entregando el mundo al comunismo.

Referencias

  1. Nota: la fecha en la cual acabó la Segunda Guerra Mundial varía según las fuentes, y está abierta a interpretaciones. Se barajan fechas en un intervalo desde el 14 de agosto hasta el 15 de octubre. El día 14 de agosto Hirohito anunció que Japón iba a rendirse, y lo anunció al pueblo por radio. El 2 de septiembre, fecha considerada como final de la guerra en este artículo, fue el día en que Hirohito firmó la rendición incondicional de Japón. Sin embargo, hasta el día 15 de octubre hubo algunos grupos del ejército japonés que, incapaces de aceptar la rendición de su país, continuaron luchando y ocupando determinados territorios.
  2. Richard Blanke (1993). Orphans Of Versailles: The Germans in Western Poland, 1918-1939, University of Kentucky Press.
  3. Así lo afirmó en 1938 el escritor judío Dr. Litauer en Historial Section of the Foreign Office.
  4. Liddell Hart, Defensa de Europa
  5. He sido por mucho tiempo y muy de cerca, observador de la Historia contemporánea para que no me queden ilusiones acerca de las bases morales de nuestra politica exterior. Cuando alguien me dice que de pronto reaccionamos ante la amenaza que el sistema nazi representaba para la civilización, lo único que me queda es sonreir tristemente. -Liddell Hart
  6. Giselher Wirsing, Roosevelt et l'Europe (Der Kontinent Masslose), Grasset, París, 1942, p. 266.
  7. N. Alrededor de Roosevelt se movía la camarilla de Harry Hopkins, aleccionado por el judío Dr. Edward Alfred Steiner, y otros como Stephen Wise, Henry Morgenthau Jr., Felix Frankfurter, Bernard Baruch, Untermeyer, Samuel Irving Rosenman, que querían proteger al marxismo soviético y aniquilar a Alemania. La meta de esa camarilla era impopular, carecía de apoyo entre los pueblos occidentales. Entonces funcionarios de la Casa Blanca ayudaron en esa tarea sobornando a periodistas, periódicos, revistas y escritores no hebreos. Muchos de estos sobornos fueron posteriormente investigados por el Senado en 1953.
  8. Jesus Hernández, Las 50 grandes masacres de la Historia. "Bromberg, 1939 La primera matanza de la Segunda Guerra Mundial", Tempus (2011), p.191-196
  9. Joaquín Bochaca, Los Crímenes de los buenos. "El calvario de los civiles alemanes en Polonia", Ediciones Ediciones Siegheil (2009), p.264-269
  10. Hans Schadewaldt, Los horrores polacos, Documentos recopilados, ordenados y publicados por órdenes del Ministerio de Relaciones Exteriores del Reich.
  11. Crimenes polacos contra los alemanes étnicos en Polonia (Documente Polinischer Grausamkeit) 1940.
  12. Datos sobre la máquina "Enigma", publicados por Stefan Soboniewsky y Sygmund Sadzkousky, dirigentes de la Federación Mundial de Combatientes Polacos, con sede en Londres.
  13. Adrian Ball, El día que estalló la guerra.
  14. Dr. Paul Scmidt, Informes secretos desde atrás de la cortina de Adolf Hitler.
  15. Polonia no fue la causa sino el pretexto para desatar la guerra en Europa ABC
  16. http://rnv88.blogspot.com.es/2013/04/por-que-vencio-el-ejercito-rojo.html
  17. Anthony Sutton: National Suicide, pp. 265-270
  18. Anthony Sutton: National Suicide
  19. Anthony Sutton: Ibid. Id. Ob. Cit. pp. 199-200
  20. "Para Wall Street y los servicios financieros de la City de Londres, es un artículo de fe, una certeza, que la Unión Soviética y los demás países de economía centralizada representan desde el punto de vista crediticio, un riesgo practicamente nulo. La Unión Soviética se enorgullecía de no haber desatendido una sola deuda, durante los primeros cincuenta años de su existencia." (Charles Levinston: Vodka-Cola, pp. 31-35).

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