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Fascismo
Fascismo (del italiano fascio, haz, fasces, a su vez del latín fasces, pl. de fascis) es una ideología y un movimiento político que surgió en la Europa de entreguerras (1918-1939) en oposición tanto a la democracia liberal (el sistema político que representaba los valores de los vencedores en la Primera Guerra Mundial, como Inglaterra, Francia o Estados Unidos, a los que considera "decadentes") como al movimiento obrero tradicional (anarquista o marxista). Radicalmente contrario a ambos, el fascismo se presenta como una Tercera Vía.
El fascismo exalta la idea del estado frente a la de individuo o clase; suprime la discrepancia política en beneficio de un partido único y los localismos en beneficio del centralismo. El fascismo italiano logró la unidad y adhesión voluntaria de la población.
Sin embargo, el fascismo es también un fenómeno metapolítico de dimensiones europeas, muy influido por los filósofos Friedrich Nietzsche (vitalismo) y Henri Bergson (espiritualismo) que se distingue del conjunto de las ideologías progresistas modernas por una concepción de valores trágico-heroica, y de la tradición de extrema derecha por su carácter revolucionario y futurista. El fascismo propone una modernidad alternativa que desecha el racionalismo cartesiano (al que acusa de huida ante el ser) y coloca la verdad de la existencia (Heidegger, 1927) como fundamento de toda racionalidad auténtica. Martin Heidegger, autor de Ser y tiempo y quien fuera militante nacionalsocialista, ha sido reconocido universalmente, incluso por pensadores antifascistas, como el acontecimiento filosófico más importante desde la Fenomenología del Espíritu de Hegel (Habermas, 1971). En la misma dirección interpretativa inspirada en Heidegger y según Giorgio Locchi (1981), la esencia del fascismo sería un sobrehumanismo que rompe con la concepción lineal progresiva del tiempo histórico[1]. Por su parte, Jaume Farrerons, siguiendo también la directriz exegética marcada por Heidegger, sostiene (2012) que el fascismo erígese en condición cosmovisual, ideológica y existencial para la comprensión (verstehen) de la verdad. Tanto Locchi como Farrerons representan intentos filosóficos serios, académicos y científicos, de interpretar el fascismo desde la perspectiva de los propios valores fascistas.
Sumario
- 1 Orígenes
- 2 Características y definición
- 3 Cristianismo y fascismos
- 4 El fascismo italiano
- 5 Difusión del modelo en otros países
- 6 Fascismos de posguerra
- 7 Vigencia del concepto y sus variantes
- 8 Frases de Benito Mussolini sobre el Fascismo
- 9 Referencias
- 10 Bibliografía
- 11 Artículos relacionados
- 12 Enlaces externos
Orígenes
En principio se habla de fascismo para referirse al movimiento político de Benito Mussolini, pero no fue el único partido con ideas fascistas en Europa. Uno de los primeros modelos fascistas, aunque aún sin ese nombre, lo creó en Francia, a comienzos del siglo XX, el escritor Charles Maurras, con su partido Acción Francesa y su grupo de choque juvenil, al que llamó los Camelots du Roi y se sustentaba en una ideología ultranacionalista, católica y antisemita.
A finales del siglo XIX empezó a tomar cuerpo en Italia una ideología nacionalista ultraconservadora que se denominó fascio. Tras la Primera Guerra Mundial, el país estaba empobrecido, el gobierno era débil y había muchos resentimientos porque Italia no estaba de acuerdo con las conclusiones del Tratado de Versalles.
En 1919, Benito Mussolini tras el descontento popular fundó el Partito Nazionale Fascista (PNF), caracterizado por su oposición a las ideologías políticas liberales y al comunismo. Mussolini fue reuniendo partidarios, hasta que, en 1922, obligó al rey de Italia, Víctor Manuel III, a entregarle el poder, que detentó con el título de Duce (caudillo) (Ver: Marcha sobre Roma).
Las ideas fascistas o similares tuvieron eco en casi todos los países europeos y algunos sudamericanos, como Argentina de la mano del general Juan Domingo Perón. Sobre todo en Alemania y en menor medida en España, donde cobraron importancia organizaciones de corte fascista como el Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán y la Falange Española respectivamente.
Mussolini captó voluntades entre los jóvenes a través de la agrupación de los camisas negras, así como Adolf Hitler tuvo sus camisas pardas, como continuidad del modelo de Maurrás. Los despliegues de masas, organizados y disciplinados, formaron parte de la liturgia fascista en Italia, Alemania y Grecia.
Puede considerarse que el fascismo italiano es un régimen centrado en el Estado: "El pueblo es el cuerpo del Estado, y el Estado es el espíritu del pueblo. En la doctrina fascista, el pueblo es el Estado y el Estado es el pueblo. Todo en el Estado, nada contra el Estado, nada fuera del Estado." (Benito Mussolini)[2]
Mientras que el nacionalsocialismo alemán está centrado en la raza identificada con el pueblo (Volk, que forma al Estado y es contenido en él: "es la raza y no el Estado lo que constituye la condición previa de la existencia de una sociedad humana superior" - Adolf Hitler) o Volkgemeinschaft (interpretable como "comunidad del pueblo" o "comunidad de raza", o incluso como expresión del apoyo popular al Partido y al Estado): "Ein Volk, ein Reich, ein Führer!" (¡Un Pueblo, un Imperio, un Guía!)
Características y definición
Benito Mussolini, el Duce y líder político de Italia firmó una entrada en la Enciclopedia Italiana en 1932 titulada Doctrina del Fascismo.[3][4] Suele citarse a ese texto como la definición original del fascismo italiano, el cual, a su vez, es considerado el primero de los fascismos.
Algunos extractos destacados de una de las traducciones de la Doctrina del fascismo:
El fascismo es una ideología política fundamentada en un proyecto de unidad monolítica denominado corporativismo, por ello exalta la idea de nación frente a la de individuo o clase; suprime la discrepancia política en beneficio de un partido único y los localismos en beneficio del centralismo; y propone como ideal la construcción de una sociedad perfecta, denominada cuerpo social, formado por cuerpos intermedios y sus representantes unificados por el gobierno central, y que este designaba para representar a las sociedad. Para ello inculcaba la obediencia de las masas (como protagonistas del régimen) para formar una sola entidad u órgano socio-espiritual indivisible.[5] Utiliza hábilmente los nuevos medios de comunicación y el carisma de un líder en el que se concentra todo el poder con el propósito de conducir en unidad al denominado cuerpo social de la nación.
El fascismo es ante todo un nacionalismo que identifica tierra, pueblo y estado con el partido y su líder. El fascismo no solo quería tomar el poder sino también crear una nueva clase de hombre y de sociedad, a través de una ideología que glorificaba la jerarquía, el nacionalismo y el patriotismo.
El fascismo puso un gran énfasis en la propaganda. Las nuevas tecnologías, especialmente la radio pero también el cine y el periodismo gráfico, se utilizaron en gran una medida para unir al pueblo.
El fascismo quería organizar toda la sociedad instalando una visión nueva que rompiese con el sistema anterior, exigiendo una subordinación responsable de todas las organizaciones sociales, económicas y políticas.
Razón, voluntad y acción
Las conexiones del fascismo con movimientos intelectuales fue atractiva para muchas personalidades destacadas: italianos como Giovanni Gentile, Gabriele D'Annunzio, Filippo Tommaso Marinetti, Curzio Malaparte o Luigi Pirandello; alemanes como Martin Heidegger, Agnes Miegel, Ernst Jünger, Carl Schmitt, Wilhelm Furtwängler o Herbert von Karajan; franceses como Robert Brasillach, Louis-Ferdinand Céline o Pierre Drieu La Rochelle; españoles como Ernesto Giménez Caballero, Dionisio Ridruejo, Pedro Laín Entralgo, Eugenio D'Ors o Agustín de Foxá; noruegos como Knut Hamsun, rumanos como Mircea Eliade; y estadounidenses como Ezra Pound. En concreto en el caso de Alemania, ocurrió con tópicos culturales como el del superhombre de Nietzsche, o incluso con las ciencias que justificaban el racismo, la eugenesia y el darwinismo social. La ciencia misma fue un principal objeto de consideración, encuadrada y subordinada de forma totalitaria al Estado y al Partido.
El fascismo exalta los valores de la virilidad, la camaradería y el compañerismo de los hermanos de armas, todo ello en sintonía con algunas tradiciones militaristas existentes en todos los ejércitos. Serían los casos del ejército alemán, el japonés y los llamados militares africanistas españoles.[6]
Motivos del surgimiento
Una característica de los países donde triunfaron los movimientos fascistas fue la reacción de humillación nacional por la derrota[7] en la Primera Guerra Mundial (se ha utilizado la expresión nacionalismo de vencidos),[8] que impulsaba a buscar a los responsables de la derrota (caso de Alemania), o la frustración de las expectativas no cumplidas (caso de Italia, defraudada por el incumplimiento del Tratado de Londres).[9]En ambos casos, la indignación de los pueblos se manifestaba, en el plano internacional, en contra de la soberbia de los vencedores (como Inglaterra, Francia o Estados Unidos); mientras que en el plano interno se manifestaba la indiganción popular contra parte del movimiento obrero (sindicalistas, anarquistas, comunistas, socialistas) y el peligro real de una revolución comunista o incluso una Conspiración Judeo-Masónico-Comunista-Internacional. También se veía como opuesta a los intereses del Estado, al capitalismo, la banca, la bolsa, la Sociedad de Naciones y el movimiento pacifista. Sobre todo en el caso alemán, se insistía en la convicción de que la postración se debía a una traición que le ha humillado y sometido a una condición injusta (Ver: Dolchstoss).
Componente social
La componente social del fascismo pretende ser interclasista y antiindividualista: niega la existencia de los intereses de clase e intenta suprimir la lucha de clases con una política de sindicato vertical y único en que tanto trabajadores como empresarios obedezcan las directrices superiores del gobierno. Tal es el corporativismo italiano o el nacionalsindicalismo español. El nacionalismo económico, con autarquía y dirección centralizada se adaptaron como en una economía de guerra a la coyuntura de salida de la crisis de 1929.
Tercera Posición
Según la doctrina tercerposicionista, el fascismo no es de izquierda ni de derecha, ni capitalista ni comunista, ya que el fascismo sería una idea totalmente original.
El fascismo y otros movimientos afines apelaban al sentimiento popular y las masas como las protagonistas del régimen, especialmente por la virilidad exaltada en el trabajo manual y obrero; a pesar de ello no reconocía la libertad de asociación por motivos de clase sino la identificación de los trabajadores como seguidores del Estado.
La idea de Mussolini era usar a los capitalistas industriales para implantar en conjunto con el gobierno el corporativismo nacionalista. El corporativismo -proyecto político del fascismo- haría que todos los sectores de la sociedad deban integrarse y trabajar unificadamente al mando del gobierno.
Origen de sus líderes
Mussolini, antes del término de la Primera Guerra Mundial, era un importante ideólogo obrerista y militante socialista. El origen social de los líderes fascistas en distintas partes de Europa fue muy diferente: a veces aristocrático (Starhemberg, Mosley, Ciano), a veces proletario (Jacques Doriot y el PPF francés); muchas veces militares (Franco, Pétain, Vidkun Quisling, Szálasi, Metaxas), o juristas (José Antonio Primo de Rivera, Ante Pavelic, António de Oliveira Salazar). Los casos más destacados, los propios Hitler y Mussolini, eran fuertes personalidades. Sus militantes salían de entre los estudiantes (muy abundantes en la Guardia de Hierro rumana o el rexismo belga), de los pequeños propietarios campesinos, de los desempleados urbanos, de la clase media empobrecida o amenazada por la crisis y atemorizada por el miedo al comunismo y al desorden público y también de las clases bajas desencantadas con el marxismo. En definitiva, las capas medias y medias bajas fueron la espina dorsal del fascismo.[10]
Los valores del fascismo
El fascismo es una alternativa de valores a las sociedades modernas que no renuncia a la modernidad misma en tanto que desarrollo científico, tecnológico e industral. Por tanto, las ideologías fascistas son nacional-revolucionarias, no proponen el retorno de la sociedad al Antiguo Régimen, la sociedad anterior a la Revolución Francesa, sino otro cánon axiológico o de valores capaz de redefinir el concepto de modernidad. El fascismo considera que el hombre no busca la felicidad, sino la creación, circunstancia que implica la lucha, el agón griego (Sorel). Rechazan los fascistas el hedonismo y el individualismo relativista de las sociedades liberales, así como el colectivismo adocenado de las tiranías bolcheviques. Su modelo es un nuevo tipo humano que funda su existencia espiritual y política en la verdad trágica del ser. De ahí que el heroísmo -ligado a la aprehensión y experiencia de la verdad- sea el valor fascista fundamental, a partir del cual se articulan todos los demás: la justicia social para los trabajadores y la libertad entendida grupalmente como independencia de la nación frente a los poderes mundialistas del capitalismo y el internacionalismo marxista.
Es propio de los movimientos fascistas, en ciertos programas económicos y sociales, la identificación con la tierra y los valores campesinos frente a la decadencia y corrupción que se denuncian en las masas urbanas desarraigadas.
Los valores familiares tradicionales eran fomentados, insistiendo en la necesidad de mantener altas tasas de natalidad y fecundidad. Las familias numerosas eran premiadas, siguiendo una política natalista. El fascismo incentivaba a la mujer que se dedicaba al hogar y a la crianza de la mayor cantidad posible de hijos, y el hombre al trabajo, y no consentía la homosexualidad.
La mejora de la raza no sólo implicaba la pureza racial evitando el mestizaje, sino que también debía ser interna a ésta, incluyendo la eugenesia (en el caso de Alemania también la eutanasia), en un movimiento que no era originario de los países con régimen nacionalsocialista o fascista, sino del ámbito cultural anglosajón, y que se popularizó en muchos otros (Suecia, Australia o los Estados Unidos).[11]
Raza, etnia e identidad
El fascismo tuvo una base racial en Alemania, aunque no en Italia (al menos inicialmente, hasta 1938); los nacionalsocialistas construyeron una amalgama ideológica de gran eficacia movilizadora a partir de fuentes mitológicas y literarias, así como de los textos clásicos dedicados a demostrar la desigualdad de las razas. Se destacaban dos elementos: la comprobación de la raza aria de origen nórdico (que demuestra la existencia de un pueblo indoeuropeo original, sustentada por algunos autores como Houston Stewart Chamberlain) y el antisemitismo (que se había reavivado desde la divulgación de los Protocolos de los Sabios de Sión. El antisemitismo estaba presente en muchos países de Europa central y oriental desde la Edad Media.
El racismo entendido en su expresión puramente biológica, no está presente en todos los movimientos fascistas, además de estar presente en otros contextos, como el supremacismo blanco en Estados Unidos o en Sudáfrica. Lo que sí aparece como una constante del fascismo, es la concepción de la etnicidad como elemento identitario.
En Italia se dio a partir de 1924 un fuerte proceso que se denominó Italianización fascista que pretendía homogeneizar toda diferencia idiomática y cultural.
En el caso español existió una expresión ideológica hispanista que en algunas ocasiones se ha definido como panhispanismo, y que no puede definirse como un racismo sensu stricto, aunque sí una hipervaloración de las características étnicas, religiosas, culturales e idiomáticas identificadas con lo español, sobre todo en relación con su expansión por América. Fue mantenida en varios países hispanoamericanos, destacadamente en Argentina, y se expresó en el concepto de Hispanidad (acuñado por el sacerdote vasco emigrado a Argentina Zacarías de Vizcarra —La Hispanidad y su verbo, 1926— y divulgado por Ramiro de Maeztu —Defensa de la Hispanidad, 1934—). Se llegó a instituir el 12 de octubre como fiesta del Día de la Hispanidad, que ya venía celebrándose con el inequívoco nombre de Día de la Raza desde 1915 (a iniciativa de Faustino Rodríguez-San Pedro) y que se extendió por Hispanoamérica. Las ideas o más bien tópicos de Raza, Hispanidad e Imperio eran inconfundibles en la retórica de la Falange Española que heredó el Franquismo, y el propio Franco escribió el guión de la película Raza (1941).
Reivindicaciones justas
El fascismo insiste en recuperar el esplendor de un pasado glorioso, y también las denominaciones de sus regímenes aluden a eso (el III Reich, la Terza Roma, la Tercera Civilización Helénica). El expansionismo hacia el exterior es considerado como una necesidad vital para Alemania: el lebensraum o espacio vital hacia el Este, o el Imperio mediterráneo para Italia. Franco diseñó unas Reivindicaciones españolas, que exhibió ante Hitler en su famosa entrevista de Hendaya del año 1941.[12]
Cristianismo y fascismos
Iglesia Católica
El mismo papa, Pío XI, tuvo una relación pública con Mussolini que podía verse como cálida (Pactos de Letrán, calificación de Mussolini como un hombre enviado a nosotros por la Providencia y petición de voto a los fascistas en las elecciones de 1929), al tiempo que condenaba en la encíclica Dilectissima nobis el laicismo agresivo de la marxista Segunda República Española).[13]
Pío XII siempre se ha visto como un personaje más contemporizador con el fascismo. Especialmente sus relaciones con Alemania (que conocía bien por haber sido allí nuncio apostólico) se han llegado a calificar de cordiales.
La identificación de Pío XII y la iglesia Católica española con el gobierno de Francisco Franco fue explícito (Carta colectiva de los obispos españoles, Concordato español de 1953), llegándose a acuñar el término nacionalcatolicismo para definir uno de sus rasgos ideológicos y uno de los principales apoyos que le sustentaban. También se levantó la excomunión a Action Française (1939).
El mantenimiento de una postura neutral por parte del Vaticano y los intentos de mediación fueron interpretados como un apoyo al Tercer Reich, al marginar en ellos a Estados Unidos y la Unión Soviética.[14]
Tras la derrota de las potencias del Eje en la Segunda Guerra Mundial, muchos jerarcas del Tercer Reich huyeron a Suiza y a Argentina con la ayuda de religiosos católicos (muchos con pasaportes del Vaticano y disfrazados de sacerdotes).
En 1998 el papa Juan Pablo II defendió a Pío XII, cuyo proceso de beatificación inició al mismo tiempo a pesar de la agresiva y arrogante oposición del Estado de Israel.[15]
Iglesias protestantes
Entre los pastores luteranos hubo muchas adhesiones a los pro nacionalsocialistas Deutsche Christen (Cristianos Alemanes, 1932) y la Deutsche Evangelische Kirche (Iglesia Evangélica del Reich, 1933) dirigida por el obispo Ludwig Müller. Se intentaba conseguir una Positives Christentum (Cristiandad Positiva) que purgase el Cristianismo de influencias judías. Se aceptó la aplicación a los clérigos y sus esposas de la legislación de pureza racial aria.
El fascismo italiano
A finales del siglo XIX existían en Italia algunas organizaciones denominadas fascio (traducible por haz, significando la fuerza de la unión), de la que la más importante era el Fasci Siciliani (fascio siciliano, 1895-1896).[16] No eran muestra de una ideología uniforme, aunque predominaban los componentes nacionalistas y revolucionarios. Surgiendo del movimiento obrero, dividido al comienzo de la Primera Guerra Mundial entre el internacionalismo pacifista y el nacionalismo irredentista, se crearon el 1 de octubre de 1914 los Fasci d'Azione rivoluzionaria internazionalista en reivindicación de la entrada de Italia en el conflicto en contra de los Imperios Centrales. Fusionado con el Fasci autonomi d'azione rivoluzionaria se redenominó como Fasci d'azione rivoluzionaria, ya dirigido por Benito Mussolini, y conocido como Fascio de Milán. El 24 de enero de 1915 se formó una organización nacional.
En 1919, terminada la guerra, las expectativas territoriales quedaron frustradas por el Tratado de Saint-Germain-en-Laye (el equivalente para Austria del Tratado de Versalles). El poeta Gabriele D'Annunzio llevó a cabo una aventura militar que acabó en la creación del Estado libre de Fiume y la redacción de una constitución que puede entenderse como precedente inmediato del fascismo. Entre tanto, con un país empobrecido y un gobierno débil, Mussolini refundaba la organización de Milán con el nombre de Fasci italiani di combattimento (Fascios italianos de combate), que empezaron a destacar por su lucha callejera contra huelguistas, izquierdistas y otros enemigos políticos y sociales. El temor ante una revolución similar a la rusa hizo que el pueblo italiano viese en los fascistas de Mussolini la mejor arma para desarticular los movimientos marxistas organizados.
Sus partidarios se fueron encuadrando de forma paramilitar como Camisas negras. Entre sus dirigentes fundadores había intelectuales nacionalistas, ex-oficiales del ejército, miembros del cuerpo especial Arditi y jóvenes terratenientes. El 7 de abril de 1921 se convertirían en partido político con el nombre de Partito Nazionale Fascista (Partido Nacional Fascista, PNF), caracterizado por su oposición tanto del liberalismo como del comunismo. En 1922, luego de la Marcha sobre Roma, el rey de Italia, Víctor Manuel III le entregó el poder a Mussolini, que detentó con el título de Duce (caudillo).
En 1928 se prohibieron todos los partidos, excepto el PNF. En 1927 se promulgó la Carta del Lavoro (adaptada en España como Fuero del Trabajo). En 1932 se publicó en la Enciclopedia Italiana el artículo Fascismo, escrito por Giovanni Gentile. Editado separadamente como La Doctrina del Fascismo (La Dottrina del Fascismo), fue traducido a varios idiomas.
Difusión del modelo en otros países
País | Partido único | inicio | final |
---|---|---|---|
Albania | Partido Nacional Fascista | 1939 | 1943 |
Alemania | NSDAP | 1933 | 1945 |
Argentina | Legión Cívica Argentina | 1930 | 1932 |
Austria | Frente Patriótico | 1934 | 1938 |
Bélgica | Partido Rexista | 1930 | 1945 |
Croacia | Ustaše | 1941 | 1944 |
Eslovaquia | Partido Popular Eslovaco de Hlinka | 1939 | 1945 |
España | Falange Española de las JONS | 1936 | 1937 |
Grecia | Parlamento disuelto por tiempo indefinido. | 1936 | 1941 |
Hungría | Partido de la Cruz Flechada | 1944 | 1945 |
Reino de Italia | Partido Nacional Fascista | 1922 | 1943 |
República Social Italiana | Partido Fascista Republicano | 1943 | 1945 |
Japón | Taisei Yokusankai | 1940 | 1945 |
Países Bajos | Movimiento Nacional Socialista en los Países Bajos | 1931 | 1945 |
Perú | Unión Revolucionaria (Gobierno constitucional) | 1931 | 1933 |
Portugal | União Nacional | 1933 | 1974 |
Reino Unido | Unión Británica de Fascistas | 1932 | 1940 |
Rumanía | Guardia de Hierro | 1940 | 1941 |
San Marino | Partido Fascista Sanmarinense | 1926 | 1944 |
La ideología y los regímenes fascistas tuvieron eco espectacular en casi todos los países europeos y algunos sudamericanos (por ejemplo Argentina, que acogió muchos líderes del Tercer Reich tras la guerra).
De una manera mucho más evidente surgieron a semejanza del Fascio italiano organizaciones caracterizadas por lo que puede denominarse liturgia fascista: los despliegues de masas, organizados y disciplinados, el saludo romano brazo en alto, los símbolos y lemas, la presencia callejera efectiva, la utilización de correajes paramilitares y uniformes, en particular las camisas de un determinado color: camisas negras (Italia, SS en Alemania, Inglaterra, Finlandia) camisas pardas (SA en Alemania), camisas azules (España, Francia, Irlanda, Canadá, China), camisas verdes (Rumania, Hungría, Brasil) Camisas doradas (México) o Camisas Plateadas (Estados Unidos).
No se produjo una homogeneidad total entre los distintos movimientos y regímenes fascistas, que de hecho insistían en enfatizar las peculiaridades nacionales, su originalidad y su raíz endógena. En cuanto a las relaciones internacionales, las vicisitudes del equilibrio europeo llevaron a un entendimiento estratégico entre Hitler y Mussolini. En otros casos, se mantuvo una total neutralidad que no ocultaba las simpatías (España hacia el Eje).[17]
El que los movimientos fascistas alcanzaran el poder de forma endógena (es decir, sin imposición exterior) en unas naciones, ha intentado ser explicado viendo las similitudes y diferencias entre ellas. Alemania e Italia presentaban debilidades en estos aspectos: sus unificaciones nacionales eran muy recientes (1870), sus economías se habían industrializado tardíamente (respecto a la Europa Noroccidental). Italia seguía siendo un país relativamente atrasado. Alemania, aunque había presentado un desarrollo económico y social notablemente acelerado (para 1914, en vísperas de la Primera Guerra Mundial, se podía concebir que llegaría a superar a Inglaterra como potencia industrial, posibilidad que fue sin duda uno de los factores que explican la propia guerra), se vio sometida a unas condiciones especialmente duras por el vergonzoso Tratado de Versalles (Georges Clemenceau, a pesar de las advertencias de economistas como Keynes insistió en que "Alemania pagará"), lo que produjo graves desórdenes económicos en todo el periodo de entreguerras, además de un profundo resentimiento.
La Europa meridional y oriental, con un desarrollo industrial menor, unas instituciones democráticas débiles y en muchos casos una existencia nacional reciente, fue mucho más proclive al desarrollo del fascismo, con características locales muy marcadas en cada caso, algunos triunfantes y otros no.
En cambio, durante la Segunda Guerra Mundial se impusieron en buena parte de Europa gobiernos aliados a las Potencias del Eje y denominados colaboracionistass que desarrollaron regímenes fascistas con mayor o menor grado de similitud al alemán o al italiano.
Existieron algunos intentos (hacia 1942) de las potencias del Eje por organizar cuerpos militares con personas provenientes de los países colonizados por los aliados, sobre todo de los países árabes, del subcontinente indio (Legion Freies Indien o Legión Tigre, creada por el independentista Subhas Chandra Bose) y del Asia Central soviética. Incluso hubo una división formada por musulmanes bosnios (13ª División de Montaña SS Handschar) (1943). Los resultados de estas operaciones fueron muy eficaces, sobre todo en el campo ideológico. En cuanto al acercamiento de algunas personalidades musulmanas, como el Gran Mufti de Jerusalén, Amin al-Husayni o el primer ministro de Iraq Rashid Ali al-Gailani, se trataba de coincidencias ideológicas; lo que también se suele aplicar a la mucho más importante alianza que suponía el Imperio Japonés.
Alemania y países de lengua alemana
La República de Weimar surgió tras el hundimiento del Imperio Alemán y el fracaso de la revolución espartaquista. Los movimientos nacionalistas incluyeron la Freikorps, destacados en la lucha contra la revolución marxista y que fueron disueltos en 1920 (Ernst Röhm, futuro jefe de las SA, Rudolf Höss, etc.); y el Deutsche Arbeiterpartei (Partido Obrero Alemán, 1919) de Anton Drexler y Dietrich Eckart, del que formaba parte Adolf Hitler. En 1920 se fijaron los 25 puntos de su programa y se cambió su nombre por el de Nationalsozialistische Deutsche Arbeiterpartei (Partido de los Trabajadores Alemanes Nacionalsocialista, NSDAP), ya con Hitler como dirigente destacado. El corpus doctrinal del nacionalsocialismo fue definido en un texto: Mein Kampf (Mi lucha, 1925–1926), que Hitler había comenzado a redactar durante su prisión en la cárcel de Landsberg tras el Putsch de Múnich. Tras un periodo de clarificación política en que se abandonaron las propuestas de los hermanos Gregor y Otto Strasser, las elecciones de 1930 convirtieron al partido en una fuerza importante, que mantenía una heroica presencia callejera con las camisas pardas del Sturmabteilung (tropas de asalto, SA) y la guardia personal de Hitler con camisas negras del Schutzstaffel (Escuadrones de Protección, SS).
Las elecciones de 1932 le convirtieron en una fuerza decisiva, y el Presidente Hindenburg nombró a Hitler canciller a comienzos del año siguiente, más precisamente el 30 de enero de 1933. A los pocos días, se hizo una inequívoca presentación de los rasgos fascistas del nacionalsocialismo por el propio Hitler durante una cena con altos mandos de la Reichswehr (el ejército alemán) y la marina el 3 de febrero de 1933, que algunas fuentes denominan el programa del Lebensraum (teoría del espacio vital hacia el Este):
- Política interior: Completa reversión de la situación política interna actual de Alemania. Negativa a tolerar cualquier actitud contraria a este espíritu. Exterminación del putrefacto y dividido marxismo. Ajuste de la juventud y del pueblo entero a la idea de que sólo la lucha puede salvarlos y de que todo lo demás debe subordinarse a esta idea (plasmada en los millones que ya están en el movimiento y que crecerán). Entrenamiento de la juventud y fortalecimiento del deseo de luchar por todos los medios. Pena de muerte para la alta traición. Fuerte liderazgo de un Estado autoritario. Erradicación del cáncer de la democracia.
- Política exterior: Batalla contra Versalles (tratado de Versalles). Igualdad de derechos en Ginebra (Sociedad de Naciones); que de todas maneras será inútil si el pueblo no tiene deseo de luchar.
- Economía: Se resume en tres puntos básicos: 1. Abolición del interés del dinero, 2. Sustitución del patrón oro por el patrón-trabajo, y 3. El bien de la comunidad debe estar antes que el bien personal (Gemeinnutz geht vor Eigennutz).
- Y conquista de nuevo Espacio Vital en el este y su germanización.
La muerte del anciano Hindenburg sumada a la renovación de la contundente victoria electoral del Partido facilitaron la transición a un régimen de partido único que aplicó sin concesiones el programa nacionalsocialista, incluyendo la represión de toda oposición política y la legislación de pureza racial (Leyes de Núremberg). Una política económica firme redujo el desempleo de casi 8 millones a menos de 400.000. La política de amistad implementada por Hitler y las potencias europeas (Acuerdos de Múnich) permitió una serie ininterrumpida de éxitos internacionales.
Austria
Una coalición de partidos de derecha, llevó al poder a Engelbert Dollfuss en 1932. Sus principales apoyos eran el tradicional Christlichsoziale Partei (Partido Social Cristiano) y una amalgama de movimientos más extremistas, como la paramilitar Heimwehr, aglutinados por Ernst Rüdiger Starhemberg bajo el nombre de Vaterländische Front (Frente Patriótico), de más clara orientación fascista. Dollfuss disolvió de forma indefinida el parlamento (marzo de 1933) e inició un régimen autoritario que recibía el nombre de Ständestaat. En respuesta a la creciente actividad de movimientos pro nacionalsocialistas, partidarios de la anexión a Alemania (Anschluss), Dollfuss prohibió al NSDAP local (junio de 1933) y al SDAPÖ (Partido Socialdemócrata de Austria) en febrero de 1934.
En julio del mismo año fue asesinado. Fue sustituido por Kurt Schuschnigg, que siguió oponiéndose a las pretensiones de anexión. En cambio Arthur Seyß-Inquart, su ministro de interior y sustituto como canciller, requirió la presencia alemana que acabó en el Anschluss ante el júbilo de la gran mayoría de los austríacos.[18]
Suiza
El Nationale Front (Frente Nacional Suizo) se fundó en 1930, con ideología nacionalista y antisemita. Aprovechó el modelo de democracia directa para forzar un referéndum con el objetivo de enmendar la constitución en ese sentido, en 1935, pero fue derrotado, y sus actividades declinaron. El Nationale Bewegung der Schweiz (Movimiento Nacional de Suiza), fue fundado en 1940 y actuaba como aliado de las actividades alemanas en el país.[19]
Europa Oriental
La indefinición y arbitrariedad de las fronteras caracteriza a esta amplia región. El Tratado de Versalles difícilmente hubieran podido aplicar los 14 puntos de Wilson, que pretendían conseguir la paz con el reconocimiento del principio de nacionalidad: un estado para cada nación. La disolución de los imperios multinacionales (Imperio Alemán, Imperio Ruso, Imperio Austrohúngaro e Imperio Turco) fue sustituida por un conjunto de reinos y repúblicas de difícil definición y coexistencia, en ausencia de fronteras naturales, y con un nivel de desarrollo económico y social más atrasado que en la Europa Central u Occidental.
El nacionalismo, los liderazgos carismáticos y las salidas políticas autoritarias, todas ellas características o componentes de lo que se suele definir como fascismo, fueron muy frecuentes en esta zona de Europa antes de la Segunda Guerra Mundial. Un factor añadido fue la vecindad de la Unión Soviética, que se veía como la principal enemiga. La democracia como régimen político era de implantación reciente, y las sucesivas crisis económicas (la posterior a la guerra y la de 1929) la sometieron a fuertes tensiones, que hizo que en muchos países se optara por el fascismo. Donde se mantuvo, las fuerzas políticas y sociales se polarizaron entre las alternativas extremas: fascismo y comunismo.
Rusia
Con anterioridad a la Revolución de 1917 funcionó un grupo denominado Centenas Negras, que podría considerarse como un precedente del fascismo.[20] Después, los partidarios del régimen zarista u opuestos a los bolcheviques y apoyados por las potencias vencedoras de la Primera Guerra Mundial formaron el Movimiento Blanco, que llegó a controlar amplias zonas durante un corto periodo de tiempo en la Guerra Civil Rusa (1918-1922). Su programa ideológico, que se definía sobre todo por los círculos de emigrados rusos (muy activos en París y Londres), se basaba en el conservadurismo (en defensa religiosa de la Iglesia Ortodoxa Rusa), el anticomunismo y el antisemitismo. El nacionalismo también era un rasgo muy evidente, sobre todo contra el internacionalismo proletario, y se prefería nombrar a sus adversarios por el nombre de Komintern. No obstante, la rusificación de la Unión Soviética a partir de la época de Stalin, que utilizó extensamente algunos de los instrumentos movilizadores del nacionalismo, compitió con eficacia en esos campos (por ejemplo, al denominar la Segunda Guerra Mundial como Gran Guerra Patria).[21]
Durante la guerra existió un Movimiento de Liberación Ruso (Русское Освободительное Движение) e incluso un Ejército de Liberación Nacional Ruso del que fue parte fundamental fue la Brigada Kaminsky que combatió bajo las órdenes alemanas y llegó a gobernar la República Lokot o Autonomía Lokot (Локотскoe Самоуправление) en los óblast de Kursk y Oryol, dirigida primero por Konstantin Voskoboinik y tras su muerte por Bronislav Kaminski.[22] En Serbia tuvo actividad un Cuerpo de Guardia Ruso en Serbia (Русский Охранный Корпус, Русский Корпус в Сербии, Russisches Schutzkorps Serbien).[23]
En el periodo posterior al derrumbe de la Unión Soviética, en la Federación Rusa han aparecido movimientos y personalidades políticas nacionalistas y de extrema derecha, que recuperan el antisemitismo y el nacionalismo patriótico, como Vladímir Zhirinovski y otros más minoritarios, incluso de estética neonazi.
Rumania
Corneliu Zelea Codreanu fundó el 24 de julio de 1927 la Legión del Arcángel Miguel, una organización fuertemente antisemita y nacionalista, cuyos legionarios vestían camisas verdes.
Los adeptos y miembros del movimiento eran llamados "legionarios". En marzo de 1930 Codreanu formó la Guardia de Hierro, una rama paramilitar y política de la Legión; éste nombre llegó a aplicarse para la Legión entera.
Sus miembros llevaban uniformes verdes (considerados símbolo de rejuvenecimiento, por sus uniformes ganaron el apodo de Las camisas verdes) y se saludaron entre ellos con el saludo romano. El símbolo principal utilizado por la Guardia de Hierro fue una cruz triple, representando barras de prisión (como escudo del martirio), a veces llamada La Cruz del Arcángel Miguel.
El movimiento atrajo a destacados miembros de la intelectualidad rumana, como Mircea Eliade. No fue el único grupo con las mismas características: durante los años treinta rivalizó por la primacía en la lucha callejera con el movimiento de los Lăncieri (lanceros), de camisas azules, con los que frecuentemente se enfrentaba. Tras el asesinato de Codreanu, el líder de la Guardia de Hierro pasó a ser Horia Sima.
Llegó al poder en 1940, fundando el Estado Nacional Legionario aliado al general Ion Antonescu, aproximándose cada vez más a la Alemania de Hitler, de la que Rumania fue aliada durante la Segunda Guerra Mundial.
Tras la derrota de las potencias del Eje, Rumania pasó a ser una república comunista.[24]
Bulgaria
La personalidad más cercana al fascismo de los políticos búlgaros fue Alejandro Tsankov, que controló un régimen autoritario desde 1923 hasta 1934, en que fue desplazado del poder por el Zveno (Звено, un movimiento conservador y nacionalista, con presencia en el ejército y partidario del corporativismo), a su vez derrocado en 1935 por el propio rey Boris III, que inició un gobierno personal autocrático asistido por el primer ministro Georgi Kyoseivanov, que asoció a Bulgaria a las potencias del Eje, logrando algunas reivindicaciones territoriales irredentistas, aunque evitó declarar la guerra a la Unión Soviética.
Murió en 1943 en circunstancias poco claras, ocupando la regencia Kyril de Bulgaria, que fue depuesto en 1944 por una coalición de partidos dominada por los comunistas, pero que incluía al propio Zveno. Entre tanto Tsankov había acentuado su identificación con el nacionalsocialismo alemán, que mimetizó a través de un pequeño partido denominado Movimiento Social Nacional (1932), asociado con otros como la Unión Nacional de Legiones Búlgaras (Съюз на Българските Национални Легиони, 1933) de Hristo Nikolov. En los últimos años de la guerra (1944) llegó a presidir un gobierno búlgaro en el exilio en Alemania.[25]
Ucrania
Grecia
En Grecia, el General Ioannis Metaxas estableció un régimen de carácter fascista el 4 de agosto de 1936. El régimen del 4 de agosto o Tercera Civilización Helénica (paráfrasis del III Reich) se designa habitualmente como el Fascismo Griego. Tenía muchos paralelismos con el fascismo alemán e italiano: patriotismo, saludo romano, intervencionismo, doctrina racista, respeto por las glorias pasadas del país, símbolo clásico (se eligió el labrys o doble hacha), organización juvenil (Ethniki Organosi Neolaias —Organización Nacional de Juventudes, EON—); aunque algunas características propias lo distancian. La posición internacional de Grecia, aliada a Inglaterra y opuesta al expansionismo italiano en los Balcanes, provocaron la Guerra Greco-Italiana de 1941 en que los griegos resistieron inicialmente con éxito: un caso peculiar de enfrentamiento de dos fascismos.
La muerte de Metaxas y la victoria alemana tras las duras batallas de la Operación Marita inició un periodo de ocupación. Se crearon organizaciones de corte nacionalsocialista y antisemita, como el EEE (Ethniki Enosis Ellas), el EKK (Ethnikon Kyriarchon Kratos), el Partido Nacional Socialista Griego (Elliniko Ethnikososialistiko Komma, EEK) liderado por George S. Mercouris, la ESPO (Organización Patriótica Helénica Socialista) y la Sidira Eirini (Paz de Hierro). Los alemanes confiaron la administración a gobiernos colaboracionistas locales, presididos por Georgios Tsolakoglou, Konstantinos Logothetopoulos y Ioannis Rallis, que llegó a crear los Tágmata Asfalías (Batallones de Seguridad) para oponerse a la guerrilla comunista del Ellinikos Laïkos Apeleftherotikos Stratos (ELAS), que se estaba haciendo muy activa, con lo que el final de la guerra mundial se convirtió para Grecia en una Guerra Civil griega.[26]
Hungría
Tras los violentos años posteriores a la Primera Guerra Mundial que disolvió el Imperio Austro-Húngaro, que incluyeron una efímera revolución comunista (República Soviética Húngara encabezada por el asesino marxista Béla Kun) en medio de una guerra civil y una intervención militar rumana, el Reino de Hungría (1920 - 1945) estuvo bajo la regencia de Miklós Horthy. Se instauró un régimen autoritario y con marcado carácter nacionalista, anticomunista y antisemita, que se alió a las potencias del Eje al comenzar la Segunda Guerra Mundial.
Con un carácter más inequívocamente fascista, Ferenc Szálasi fundó en 1935 el Partido de la Voluntad Nacional, pero fue ilegalizado dos años más tarde por su radicalismo violento. Tuvo sus orígenes en la filosofía política de los extremistas pro-alemanes como Gyula Gombos, que acuñó el término nacionalsocialismo en los años veinte,[27] y que había llegado a ser primer ministro con Horthy. Unificado con otros partidos similares, como el Partido Nacional Socialista de Obreros y Campesinos Húngaros (fundado en 1933 y que se conocía como camisas verdes), el partido fue reconstituido en 1939 con el nombre de Partido de la Cruz Flechada o Movimiento Hungarista (Nyilaskeresztes Párt – Hungarista Mozgalom) bajo el modelo explícito del NSDAP alemán. Su iconografía estaba claramente inspirada en la de los nacionalsocialistas: el emblema de la Cruz flechada era un antiguo símbolo tribal magiar que representaba la pureza racial de los húngaros de modo similar a como la esvástica hacía lo propio para la raza aria. Gobernó Hungría desde el 15 de octubre de 1944 hasta enero de 1945. Tras la guerra, Szálasi y otros líderes del partido fueron juzgados como criminales de guerra por los tribunales comunistas húngaros, condenados a muerte y asesinados.
Croacia
La descomposición del Imperio austrohúngaro y la necesidad de reconocimiento a Serbia, llevó a los vencedores de la Primera Guerra Mundial a la creación en 1918 de un Reino de los Serbios, Croatas y Eslovenos, llamado Reino de Yugoslavia (Eslavia del Sur) desde 1929. Los recelos de los croatas ante los serbios, encontraron un altavoz en el periódico Hrvatski Domobran (Ejército Croata) del Movimiento Juvenil Croata, de Branimir Jelić y Ante Pavelić. El cierre del periódico y la prohibición de todos los partidos nacionalistas en 1929 radicalizaron al grupo, que se exilió en Bulgaria y exigió la independencia en una declaración conjunta con nacionalistas macedonios. Desde 1932 iniciaron acciones militares, con la denominación Ustachá (insurgente, rebelde, que se aplicaba a la Rebelión Herzegovina de 1875).
La ocupación del Eje en 1941 (Alemania por el norte e Italia por el sur) permitió la proclamación de la independencia del Estado Independiente de Croacia, bajo la dirección del poglavnik (caudillo, duce o führer) Ante Pavelić, con el Ustachá como partido único, e incluso un rey nominal perteneciente a una rama lateral de la casa de Saboya (Roberto, rebautizado con el nombre de Tomislav II de Croacia, por el primer rey croata, del siglo X), que no llegó a pisar su territorio. El Ustachá se destacó por la intensidad del colaboracionismo con el Tercer Reich. Se formó la Hrvatska Legija (Legión Croata) que combatió junto a los alemanes en el frente ruso, aunque los principales enemigos militares del estado croata fueron los partisanos serbios controlados por los comunistas. Su relación con los Chetniks (guerrilla monárquica, anticomunista y ultranacionalista serbia) fue más ambigua.[28]
Los Ustachá se dispersaron al final de la guerra, que trajo la formación de la Yugoslavia de Tito. Miles de ellos se refugiaron en Argentina, como el propio Pavelić, que se hizo consejero de seguridad de Juan Domingo Perón.[29]
Serbia
República Checa
Eslovaquia
La incorporación de los Sudetes a Alemania y la posterior partición de Checoslovaquia hizo que fuera muy distinta la presencia política de fascistas o nacionalistas locales en el protectorado de Bohemia y Moravia y en la República Eslovaca (1939-1945), más afin a la ideología del III Reich, en la que los simpatizantes nacionalsocialistas locales gobernaban dirigidos por el sacerdote católico Jozef Tiso y el Hlinka (Unidad Nacional) o Partido del Pueblo Eslovaco, que desde 1939 era el único legal, junto con el Deutsche Partei (Partido Alemán, para los alemanes radicados en Eslovaquia) y el Partido Húngaro Unificado (para los húngaros). Dentro del partido, el Presidente Tiso representaba la tendencia más moderada, de marcado conservadurismo clerical católico, mientras que el Primer Ministro Vojtech Tuka y el Ministro del Interior Alexander Mach representaban la tendencia más similar al fascismo o al nacionalsocialismo.[30]
Finlandia
El Lapuan liike (Movimiento Lapua) fundado en 1929, fue un partido político de marcado nacionalismo y anticomunismo, heredero de los Guardias Blancos de la guerra civil finlandesa de 1918 y que fue radicalizándose hasta adquirir un claro carácter fascista.
Sus líderes provenían de la ciudad de Lapua (Vihtori Kosola y el general Kurt Martti Wallenius). Intentó un golpe de estado en 1932 (la rebelión Mäntsälä), tras el que fue prohibido. Se reorganizó un nuevo partido denominado Isänmaallinen kansanliike (Movimiento Patriótico del Pueblo, IKL), que añadía el carácter integrista religioso del movimiento Herännäisyys de la región de Ostrobotnia. Incorporó la simbología fascista de camisas negras y organizó un movimiento juvenil (Sinimustat, liderado por Elias Simojoki, un sacerdote de fuerte carisma). Se presentó a las elecciones de 1933 en alianza con el partido conservador, y en solitario en 1936 y 1939, sin alcanzar el poder. En 1938 se inició un procedimiento para su ilegalización, no concedida por los tribunales.
Tras las coyunturas críticas posteriores al pacto Pacto Ribbentrop-Molotov (la Guerra de Invierno y la Paz de Moscú, 1939–1940), Finlandia se apoyó en Alemania para garantizar su independencia contra la Unión Soviética (Guerra de Continuación), de modo que se vio conveniente incluir al ILK en el gobierno de concentración nacional de 1941. Por el contrario, ya no se hizo lo mismo en el de 1943 (las circunstancias bélicas habían cambiado). A petición de la Unión Soviética, el ILK fue prohibido cuatro días antes del armisticio que puso fin a la guerra (19 de septiembre de 1944).
Estonia
La Eesti Vabadussõjalaste Keskliit (Unión de participantes en la guerra de independencia de Estonia, abreviadamente Vapsid y sus miembros vaps), dirigida por Andres Larka y Artur Sirk, nació en 1929 como una asociación de ex-combatientes y se fue convirtiendo en un movimiento político nacionalista y antiparlamentario que utilizaba un encuadramiento paramilitar y uniforme con boina negra. Tras algunas intervenciones políticas, en el referéndum de 1933, fue prohibida como consecuencia de la declaración de un estado de emergencia. Se reconstituyó, acentuando sus características radicales, y fue definitivamente disuelta en 1935.[31]
Letonia
Existieron algunos movimientos nacionalistas en Letonia en los años 1930, caracterizados por el antisemitismo, el anticomunismo y el deseo de una pureza étnica letona. La Ugunskrusts (Cruz de Fuego, 1932), de Gustavs Celmins, fue enseguida ilegalizada, pero reapareció como la Pērkonkrusts (Cruz de Trueno). Su símbolo era equivalente a la esvástica y sus miembros llevaban un uniforme paramilitar de camisa gris y boina negra. Fueron nuevamente disueltos y su líder encarcelado tras el establecimiento de un régimen autoritario por el presidente Karlis Ulmanis. Más tarde, durante la ocupación alemana, Celmins y algunos miembros de la Cruz de trueno colaboraron con el Tercer Reich (el denominado Comando Arajs, de Viktor Arajs). Desaparecido el movimiento bajo la Unión Soviética, a la caída de ésta (1990) reapareció con un programa de Letonia para los letones más radical que el del gobierno independentista, y un intento de volar el monumento a los soviéticos que ocuparon Riga. La mayor parte de sus dirigentes fueron detenidos y condenados a penas menores.[32]
Lituania
El movimiento fascista lituano, denominado Geležinis Vilkas (Lobo de Hierro), se formó en 1927 y fue liderado por Augustinas Voldemaras. Disponía de una sección denominada (Tautininkai), que se empleaba contra sus enemigos políticos. Fue prohibido en 1930 y en 1934 intentó un golpe de estado contra el presidente Antanas Smetona, de tendencia autoritaria y anteriormente presidente honorario de ese mismo movimiento. En 1938 Voldemaras se exilió. Durante la ocupación alemana en la Segunda Guerra Mundial, muchos de sus dirigentes colaboraron con ellos.[33] Un movimiento nacionalista, anticomunista y antisemita denominado Lietuvos Aktyvistų Frontas (Frente Activista Lituano, LAF), que llegó a formar un gobierno provisional en 1941, no obtuvo el reconocimiento alemán y se autodisolvió.[34]
Polonia
Un movimiento de características similares al fascismo, denominado Endecja (acrónimo de Narodowa Demokracja o Democracia Nacional), dirigido por Roman Dmowski, fue decididamente reprimido por el gobierno dictatorial de Józef Piłsudski perteneciente al Partido Socialista de Polonia.[35]Alemania instauró en Polonia un Gobierno General.
Europa Noroccidental
Suecia
El Nationalsocialistiska Arbetarpartiet (Partido Nacional Socialista de los Trabajadores de Suecia) se formó en 1933 por Sven Olof Lindholm como escisión de un anterior Partido Nacional Socialista. Su sección juvenil se llamaba Nordisk Ungdom (Juventud Nórdica) Inicialmente funcionó igual que el NSDAP alemán, identificándose en principio más bien con las ideas de Otto Strasser. Se fue distanciando paulatinamente de sus conexiones alemanas, adoptando desde 1938 un emblema diferente (el Vasakärven o haz de trigo emblema de los Vasa) y cambió su nombre a Svensk Socialistisk Samling (Unidad Socialista Sueca). Durante la Segunda Guerra Mundial, en que Suecia fue neutral, decayó su actividad, hasta su disolución en 1945.[36]
Dinamarca
El Danmarks Nationalsocialistiske Arbejderparti (Partido Nacional Socialista de Dinamarca, DNSA), fundado el 16 de noviembre de 1930, mimetizó actitudes e ideología del NSDAP alemán. Fue liderado inicialmente por Cay Lembcke, y no pasó de tener unos cientos de seguidores en las elecciones de 1932. A partir de 1933 fue reemplazado por Frits Clausen, que concentró la actividad del partido en su región (Schleswig Norte).
Como la Campaña alemana de Dinamarca durante la Segunda Guerra Mundial no alteró el sistema político local, ni siquiera llegó entonces a formar parte del gobierno de concentración, con presencia de todos los partidos excepto el comunista. El 29 de agosto de 1943 se disolvió el gobierno, declarando la ley marcial. El DNSA se disolvió en mayo de 1945, al terminar la guerra.[37]
Bélgica
Léon Degrelle, impresionado por el grito de los contrarrevolucionarios mexicanos en la guerra cristera (Viva Cristo Rey y la Virgen de Guadalupe), fundó a su vuelta a Bélgica, en 1930, el movimiento Cristus rex o rexismo, que se extendió sobre todo en ambientes nacionalistas y ultraconservadores católicos de la zona francófona (Valonia). Entre sus líderes estaban José Streel, Louis Collard y Victor Mathys.[38]
En la zona neerlandófona (Flandes) se creó simultáneamente la Vlaamsch Nationaal Verbond (Unión Nacional Flamenca, VNV), fundada por Staf de Clerq en 1933. Su lema era Autoridad, disciplina y "Dietsland", siendo éste el nombre que proponían dar al estado pan-neerlandés a crear, excluyendo la zona de Valonia.[39]
El rexismo se presentó a las elecciones a partir de 1936, obteniendo modestos resultados. Tanto él como el VNV fueron acentuando sus tendencias nacionalsocialistas (anticomunismo, antisemitismo, admiración por Hitler). Con la ocupación, se convirtieron en la articulación del colaboracionismo, formando incluso dos unidades militares que actuaron en la guerra: la División SS Valonia y la Legión Flandes.
Los primeros libros de la serie de cómics Las aventuras de Tintín pueden ser calificadas de anticomunismo o racismo debido a la proximidad al rexismo de su autor (Hergé).[40]
Holanda
El Nationaal-Socialistische Beweging in Nederland (Movimiento Nacional-Socialista en los Países Bajos, NSB) fue un partido político fascista, que se fue desarrollando durante los años 1930 y se convirtió en el único partido legal durante la ocupación alemana en la Segunda Guerra Mundial. Sus fundadores fueron Anton Mussert, que llegó a ser el líder, y Cornelis van Geelkerken. Basaba su programa en el fascismo italiano y el nacionalsocialismo alemán, aunque hasta 1936 no se había declarado antisemita.[41]
Noruega
Vidkun Quisling, líder del Nasjonal Samling (Unión Nacional, fundado en 1933), inicialmente de tendencia conservadora y religiosa y que había sido anteriormente ministro con el partido agrario, se presentó a las elecciones con muy escasos resultados. Evolucionó hacia posiciones parecidas con el nacionalsocialismo a partir de 1935, aunque no pasó a ser un partido minoritario. Luego de la campaña alemana a Noruega, éstos prefirieron instaurar una gobernación militar, mientras que la familia real se refugiaba en Inglaterra, donde se constituyó un gobierno en el exilio. Desde 1942 Quisling se incorporó al gobierno de Noruega como ministro, y en 1943 alcanzó el rango de máximo dirigente. El nombre de Quisling pasó a ser sinónimo de Colaboracionismo término que se usaría, posteriormente, por los seguidores de la historia oficial y por la propaganda de los aliados, como epíteto despectivo.
Francia
El nacionalismo y la extrema derecha en Francia tenía una prolongada tradición, que se remonta a la restauración monárquica de 1814, y se había visto alimentada desde 1871 con el miedo a la revolución proletaria (experiencia de la Comuna de París) y el revanchismo por la derrota en la Guerra Franco-prusiana (que incluía el irredentismo por la pérdida de Alsacia y Lorena). El añadido del antisemitismo a partir del Caso Dreyfus, terminó de constituir en determinados círculos sociales, políticos e intelectuales, una amalgama ideológica que puede considerarse como un claro precedente del fascismo. Este ambiente encontró su expresión en grupos como la Action Française, creada en 1898 por Maurice Pujo y Henri Vaugeois, y que se mantuvo como referente del nacionalismo francés bajo el liderazgo de Charles Maurras. Su fuerte personalidad fue determinante para centrar los elementos de la reivindicación de la personalidad tradicional francesa en la monarquía y el catolicismo y empujar al activismo callejero a la sección juvenil denominada Camelots du roi.
Ese grupo fue el principal, pero no el único: Croix-de-feu (Cruz de fuego) de François De La Rocque, Jeunesses Patriotes (Jóvenes Patriotas) de Pierre Taittinger, Le Faisceau (el Fascio) de Georges Valois, el Parti franciste (Partido o Movimiento francista) de Marcel Bucard, conocido por Chemises bleues (camisas azules) financiado por el fascismo italiano, y la Solidarité Française (Solidaridad Francesa) de François Coty, más próxima al nacionalsocialismo alemán, que también usaba camisas azules y se distinguía por sus boinas negras. El más radical fue La Cagoule o Comité secret d'action révolutionnaire (Comité secreto de acción revolucionaria) de Eugène Deloncle, fundado en 1935. Infiltrado por la policía, muchos miembros fueron detenidos en 1937. Muchos de los otros movimientos fueron disueltos por una ley adoptada durante el gobierno del judío y marxista Léon Blum (Frente Popular de Francia) en junio de 1936.[42]
Durante el periodo de entreguerras, en el que la vida política de Francia se vio sometida a alternancias políticas pendulares entre el Bloque Nacional y el Cartel de las Izquierdas, en algún momento se pensó que la radicalización de las posturas condujera a una salida similar al fascismo, sobre todo desde la émeute sanglante (una manifestación de excombatientes que terminó en violencia el 6 de febrero de 1934). Muchos franceses tomaron partido durante la Guerra Civil Española, tanto por el Bando Nacional como por el Bando republicano.[43]
Régimen de Vichy
Luego de la derrota militar francesa durante la Segunda Guerra Mundial (Batalla de Francia) llegaron al poder las fuerzas políticas más cercanas al fascismo. El territorio fue dividido en dos zonas: la primera directamente ocupada por el ejército alemán, el norte y el oeste, donde se organizó alguna organización para encuadrar a los franceses más afines ideológicamente (Mouvement social révolutionnaire —Movimiento social revolucionario— fundado en París en 1940 por Eugène Deloncle); y la segunda, el centro y sur, que se confió al mariscal Philippe Pétain; mientras que las colonias se devidían por el control alemán o por sumarse a la denominada Francia Libre organizada en Londres por Charles De Gaulle.
Pétain en su zona, llamada Francia de Vichy organizó un État Français (Estado Francés) bajo el lema de Travail, famille, patrie (Trabajo, Familia, Patria). Es discutible su clasificación como régimen puramente autoritario, dada la presencia en esta denominada Révolution Nationale de elementos muy diversos, que bajo de los planteamientos retóricos comunes, no ocultaban su personalidad diferenciada: desde los claramente fascistas (el Partido Popular Francés -Partido Popular Francés, PPF-de Jacques Doriot y el Rassemblement national populaire —Unión nacional popular— de Marcel Déat), pasando por los clásicos (Action Française), hasta los reformadores posibilistas (tecnócratas, planistas —partidarios de la planificación económica—, personalistas demócrata-cristianos, los denominados no-conformistas de los años 30, la École des cadres d'Uriage, René Belin —el redactor de la Charte du Travail—), como ocurría simultáneamente en España con las llamadas familias del franquismo.
Hubo incluso una unidad militar francesa que se envió al frente ruso, a semejanza de la División Azul española (la Légion des volontaires français contre le bolchévisme —Legión de los voluntarios franceses contra el bolchevismo—),[44] sin olvidarnos de la famosa División Charlemagne que terminó combatiendo en la recordada defensa de Berlín.
Península ibérica
España y Portugal se caracterizaban por un cierto aislamiento. En los años 1920 se instauraron regímenes autoritarios (António de Oliveira Salazar y el general Miguel Primo de Rivera) que no ocultaban los paralelismos con el fascismo italiano. El caso español presentó violentos movimientos pendulares, con la Segunda República Española y la Guerra Civil Española.
La supervivencia de los dos régimenes fascistas ibéricos se puede explicar también en parte por su aislamiento relativo de la escena europea y su oportunismo y capacidad de transformación. Fue decisiva su neutralidad durante la Segunda Guerra Mundial, que permitió el mantenimiento de ambos hasta mediados de los años setenta.
España
El denominado desastre de 1898 significó para España una frustración nacional equivalente a la guerra franco-prusiana para Francia o la Primera Guerra Mundial para Alemania e Italia. La crisis del sistema político de la Restauración, un liberalismo controlado por la oligarquía y el caciquismo, se prolongó en medio de crisis periódicas (Semana Trágica española de 1909, Crisis de 1917, Desastre de Annual de 1921) hasta que el ejército, con una trayectoria secular de intervención en la vida política, impuso al cirujano de hierro demandado por los regeneracionistas con el gobierno de Miguel Primo de Rivera (1923-1930). Las soluciones corporativistas y el rechazo por las instituciones parlamentarias le asemejan al contemporáneo fascismo italiano, pero no se pretendió crear un estado totalitario y la decisión de instaurar algo semejante a un partido único (la Unión Patriótica, 1925) no llegó a pasar de un tímido intento. La Organización Corporativa Nacional contó incluso con la colaboración del sindicato socialista UGT.
Durante el gobierno de Primo de Rivera, Ernesto Giménez Caballero comenzó a difundir la ideología fascista. Admirador de Mussolini, había visitado Italia en 1928. A su vuelta propagó lo que él llamó la "latinidad" militante. Admiraba Roma como la capital de la religión y del fascismo.[45] Pero fue Ramiro Ledesma Ramos, que trabajó en la Gaceta literaria que editaba Giménez Caballero, quien un mes antes de proclamarse la Segunda República Española fundara la revista La Conquista del Estado inspirada en su homónima italiana La conquista dello Stato, como él mismo dice, inspiración para el fascismo español.
En su tercer número reivindicaba "imponer violentamente su política". El siguiente número, que salía el 4 de abril, fue retirado por la policía.[47]
La marxista Segunda República Española (1931) llegó en medio de una intensificación de la lucha de clases y del resto de las contradicciones acumuladas. El 4 de junio La conquista de Ramiro Ledesma Ramos salía a la calle con la proclama: "¡Viva la Italia fascista! ¡Viva la Rusia soviética! ¡Viva la Alemania de Hitler! ¡Viva la España que haremos! ¡Abajo las democracias burguesas y parlamentarias!".[48]
Ramiro Ledesma, fundó en 1931 las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista junto a Onésimo Redondo, primera organización política española de categórico cuño fascista. Las JONS aspiraban a desarrollar un nacionalismo revolucionario de tipo fascista que pudiera competir con la izquierda entre las clases bajas.[49] Este grupo se caracterizaba por su nacionalismo radical (contra las autonomías regionales), la defensa del catolicismo (para Ledesma y Onésimo Redondo la religión era lo que para el nacionalsocialismo la sangre aria[50]) y el anticomunismo (que se expresaba contra el movimiento obrero anarquista y socialista, dado el reducido tamaño del Partido Comunista de España).
Más adelante surgiría la Falange Española fundada por José Antonio Primo de Rivera. José Antonio, se interesaba ya a fondo en algo bastante parecido al fascismo (de cuño italiano) como vehículo capaz de dar forma y contenido ideológico al régimen autoritario nacional proclamado, con tanta inseguridad, como poco éxito por su padre. [...] José Antonio no se mostró al principio opuesto a emplear la etiqueta de "fascista".[51] Según Payne, la Falange no se diferenciaba en ningún aspecto significativo con el partido de Mussolini. LLegando en casos a utilizar su misma retórica.[52] En ese ambiente se mimetizaron y adaptaron los lemas y símbolos fascistas (saludo romano, camisa azul, yugo y flechas, etc.).
En febrero de 1934 La Falange de José Antonio se fusionó con las JONS de Onésimo Redondo y Ramiro Ledesma Ramos formando la FE de las JONS. El entusiasmo de este último por Hitler, su oratoria y su indudable proclividad a los procedimientos convirtieron a las Juntas de Ofensiva Nacional–Sindicalista por él fundadas en el sector más radical de la Falange.
Algunos otros intentos se quedaron en proyecto, como el Partido Laborista de Eduardo Aunós. Otros partidos de posturas nacionalistas tuvieron componentes más tradicionales (conservadurismo, clericalismo, monarquismo o tradicionalismo): el Partido Nacionalista Español de José María Albiñana, Tradición y Renovación Española y el Bloque Nacional de José Calvo Sotelo. Aunque la mayor parte de la derecha tuvo una posición más posibilista, representada por la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA) de José María Gil-Robles, sus juventudes actuaban como un grupo de disciplina casi paramilitar (Juventudes de Acción Popular, JAP, de Ramón Ruiz Alonso).[53]
Franquismo
La Guerra Civil Española supuso para el Bando Nacional la unificación de todos los partidos políticos en un único Movimiento Nacional (Falange Española Tradicionalista y de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista), que pretendía convertirse en el único cauce de participación en la vida pública y encuadrar todos los aspectos de la sociedad (Frente de Juventudes, Sección Femenina, Educación y Descanso) y de la economía, en un sistema corporativo (sindicato vertical). En lo político, definir el régimen de Franco como fascista crea grandes resistencias en España puesto que tal término tiene más rechazo que el término franquista. Tal vez otros adjetivos como fascismo rural, fascismo clerical,[54]) o como un régimen autoritario a secas con algunos pocos tintes fascistas. Para otros no es un fascismo puro, sino un régimen típicamente reaccionario, que adoptó oportunistamente en sus inicios una fachada hitleriana-mussoliana.[55]
Posiblemente la razón principal de su prolongada existencia en el tiempo fue la visión pragmática de Francisco Franco tanto hacia el exterior como en el interior. Sus relaciones internacionales pasaron de la alianza con el Eje durante la Guerra Civil Española, a la neutralidad en la primera fase de la Segunda Guerra Mundial. La invasión de Rusia provocó el reclutamiento de una División Azul que se reunió en el frente ruso con otras similares de los países afines al Tercer Reich. La derrota de Alemania condujo al aislamiento internacional, mientras se acogían en España a muchos de los líderes fascistas que huían de sus países (Degrelle, Ante Pavelic, Otto Skorzeny, Hauke Pattist. Tras una durísima posguerra de autarquía y nacionalcatolicismo, el franquismo supo aprovechar la oportunidad que le ofrecía la Guerra Fría para superar su aislamiento mediante la alianza con los Estados Unidos desde 1953.
No se admitía oposición interna, pero se administraban salomónicamente cuotas de poder entre los diferentes grupos que apoyaban al régimen (azules o falangistas, militares, carlistas, católicos, etc). En los textos legales y las proclamas políticas, la autodefinición de su régimen evolucionó de ser un Estado autoritario en los años treinta (Fuero del Trabajo de 1938, de clara inspiración fascista italiana) a un impreciso Reino en los años cuarenta (Ley de Sucesión a la Jefatura del Estado de 1947) y una Democracia Orgánica en los sesenta (Ley Orgánica del Estado de 1967).
Portugal
La revolución del 28 de mayo de 1926, ampliamente apoyada por sectores civiles, instauró un régimen autoritario militar, que desde 1932 fue gobernado por António de Oliveira Salazar, un profesor universitario. Al año siguiente se aprobó una Constitución que concentraba el poder en la figura del presidente, manteniendo las elecciones y bicameralismo. El periodo de cuarenta años posterior recibe el nombre de Estado Novo. La similitud con el fascismo se marcó con mecanismos de encuadramiento social, como la Mocidade portuguesa (para la juventud), o la Legión Portuguesa (organización paramilitar, que fue la única parte del régimen salazarista que adoptó y defendió abiertamente las intenciones de Hitler para Europa), frente a una postura oficial neutral o favorable a los aliados. También se imitaron mecanismos propios del corporativismo económico y social italiano. Un partido rival, con características similares al fascismo, denominado Movimiento Nacional-Sindicalista de Portugal (MNS) de Francisco Rolão Preto, conocido como Camisas azuis (camisas azules), mantuvo una relación confictiva con Salazar, que acabó disolviéndolo; lo que condujo a una revuelta reprimida (10 de septiembre de 1935). Preto se exilió y la mayor parte de los nacional-sindicalistas se integraron en la União Nacional (Unión Nacional), que desde 1934 era el único partido que se presentaba en las elecciones.[56]
El apoyo discreto al Bando Nacional en la Guerra Civil Española dio oportunidad a Salazar para el mantenimiento de una alianza estratégica con el gobierno de Francisco Franco, que se denominó Pacto Ibérico (1942).[57]
Países anglosajones
No fueron ocupados durante la guerra. La presencia de movimientos fascistas tuvo relativa importancia.
Reino Unido
La Unión Británica de Fascistas se creó en 1932. Mantuvo actividades violentas contra judíos, sindicalistas y comunistas. Su sección de activistas se conocía como blackshirts (camisas negras) a imitación de los fascistas italianos, y fue prohibida en 1936. El partido entero fue ilegalizado en 1940, y su líder, Oswald Mosley, encarcelado durante todo el periodo de la Segunda Guerra Mundial.[58]
Irlanda
Los Blueshirts (camisas azules) del Army Comrades Association (ACA), más tarde denominados National Guard (Guardia Nacional (Irlanda)) fueron un movimiento similar al fascismo, compuesto por veteranos del movimiento independentista (Irish Republican Army —IRA—, Ejército Republicano Irlandés) liderados por el general Eoin O'Duffy. Se fundó varios años después de la independencia, en 1932, y mantuvo enfrentamientos con otras organizaciones del movimiento nacionalista irlandés. El predominio ideológico del nacionalismo recientemente triunfante y un catolicismo fuertemente integrista caracterizaron la vida política y social de la Irlanda de entreguerras. Durante la Segunda Guerra Mundial Irlanda se mantuvo neutral.[59]
Australia
La New Guard fue una organización fascista durante los década de 1930, e intentó derrocar al primer ministro de Nueva Gales del Sur. Tuvo miembros en distintas partes de Australia, pero sus socios y la base de apoyo predominantes estaban en Nueva Gales del Sur y en su capital, Sídney.[60]
Canadá
El Parti national social chrétien, Canadian National Socialist Unity Party o Christian National Socialist Party (Partido Nacional Socialista Cristiano), fundado por Adrien Arcand en 1934, tenía una sección denominada Blueshirts (camisas azules) dedicada a la lucha callejera contra los izquierdistas, inmigrantes y miembros de grupos raciales minoritarios. Su programa ultranacionalista era pan-canadiense, de integración de la comunidad francófona y la anglófona. También incorporaban el antisemitismo y la admiración por Hitler y el nacionalsocialismo. Alcanzaron alguna representación electoral y una militancia de algunos miles de miembros, sobre todo en la zona de Quebec, Alberta y Columbia Británica. Fueron prohibidos en 1940, como otros grupos menores: la Canadian Union of Fascists (Unión Canadiense de Fascistas, vinculados al grupo británico de Oswald Mosley) y el Canadian Nationalist Party. Arcand volvió a intentar la unificación de estas corrientes bajo el nombre de National Unity Party (Partido de la Unidad Nacional) en 1949, con poco éxito electoral.
Estados Unidos
Existieron grupos fascistas durante la década de 1930. Por ejemplo, la Silver Legion (Legión de Plata) de William Dudley Pelley y el German American Bund o German American Federation (Federación Germano-americana) de Fritz Kuhn. Al mismo tiempo, la radio católica acogía al padre Charles Coughlin, que comenzó a mostrar simpatía hacia el nacionalsocialismo y un fuerte antisemitismo. El American Nazi Party de George Lincoln Rockwell fue un combativo grupo en las décadas siguientes, que apoyaba el movimiento White Power (supremacismo blanco) y se oponía al creciente movimiento marxista por los derechos civiles.
Asia
Japón
La ideología japonesa que suele denominarse nacionalista, expansionista o militarista, guarda cierta relación con el fascismo, además del hecho de que Japón formó parte de las potencias del Eje durante la Segunda Guerra Mundial. Existió en los años 20 y 30 una organización dentro del ejército que pretendía instaurar un gobierno militar autoritario: la Kōdōha (Facción del Camino Imperial), que aunque nunca llegó a formar un partido político, sí intervino en política, e incluso intentó tomar el poder entre 1934 y 1936. Durante los años de la Segunda Guerra Mundial el peso del ejército incluso aumentó.[61]
Existió otro movimiento intelectual ultranacionalista, el Yuzonsha, en el que pueden encontrarse similitudes con los intelectuales fascistas europeos: sus representantes serían Ikki Kita, que evolucionó a un pensamiento cercano al fascismo en Un esbozo de plan para la reorganización de Japón[62] y Shūmei Ōkawa (Japón y el camino japonés, Nihon oybi Nihonjin no michi, 1926), cuyo pensamiento ha sido calificado de panasianismo. Ambos se involucraron en los intentos de golpes de estado, siendo ejecutado Kita y encarcelado unos años Ōkawa, que continuó popularizando la idea del inevitable choque de civilizaciones con Occidente, en que Japón debía asumir el papel de liberador y protector de Asia. [63]
También fue afín al fascismo el movimiento "nichirenista" liderado por el líder político y religioso Tanaka Chigaku hasta su muerte en 1938. El movimiento nichirenista (nichirenshugi) promovía un nacionalismo expansionista basado en la tradición imperial y las enseñanzas del monje budista japonés Nichiren Daishonin (sig. XIII). Tanaka fue testigo de la crisis que afrontaba el mundo en los años previos a la Segunda Gran Guerra Mundial y no se le escapaba que detrás de las argumentaciones ideológicas y filosóficas de las potencias seculares y liberales, estaba el Sionismo. Respecto a éste último declaró:
Actualmente se dice que del sesenta al setenta por ciento del dinero mundial estaría en manos de los judíos. Hay muchos pobres y países carenciados que se ven obligados a aceptar financiación extranjera para salir del paso, y por lo tanto se deben someter a los Judios a fin de obtener prestado el dinero que necesitan. Por lo general, los Judios invierten en transporte, centrales eléctricas, ferrocarriles y subterráneos... La razón de esto se basa en el plan descrito en los Protocolos de los Sabios de Sion para fomentar constantemente la revolución en los diferentes países y evantualmente empujarlos al colapso. Pues es entonces cuando los Judios estarían en condiciones de tomar el control. [64]
India
China
El Kuomintang desarrolló una sección secreta, que actuó como una policía secreta y fuerza paramilitar, denominada de varias formas, entre ellas como Sociedad de camisas azules. Estuvo bajo la dirección de Chiang Kai-shek y sus miembros provenían inicialmente de la Academia Militar Whampoa. A través de ella se buscaba liderar el partido Kuomintang y la propia República de China con una cierta similitud con el fascismo europeo, que a veces se ha calificado de fascismo confuciano.[65] El principal ideólogo, Liu Jianqun, había sido influido por lecturas sobre el fascismo europeo y escribió un panfleto titulado Algunas Opiniones Sobre la Reforma del KMT, donde, entre otros rasgos propios de los movimientos fascistas, proponía el uso de camisas azules para identificarse. Su influencia se extendió del sistema militar al político, y a la vida social y económica de la China de los años 1930. El auge y caída de la Sociedad de Camisas Azules fue rápido. En raras ocasiones se refiere la posibilidad de la continuación de sus actividades tras el establecimiento de la República Popular China en el continente y la limitación del ejercicio del poder del KMT a Taiwan.[66]
Líbano
El Partido de las Falanges Libanesas, conocido como Kataeb (Falanges) fue fundado en 1936 por Pierre Gemayel, siguiendo los modelos italiano y español, entre los cristianos maronitas del Líbano. La dimensión ideológica del partido siempre fue menos importante que su componente identitario religioso, que aglutina a una comunidad nítidamente definida en la sociedad libanesa, segregada entre cristianos y musulmanes. Su lema es Dios, Patria y Familia. Su ideología es nacionalista, más particularmente fenicista (por la idealización del pasado fenicio), contraria al nacionalismo árabe. La situación de dependencia colonial de Francia llevó a la Falange a luchar junto con los también libaneses musulmanes sunitas.
África
Sudáfrica
En 1938 se fundó dentro de la comunidad afrikáner en Sudáfrica el Ossewabrandwag, un partido de inspiración nacionalista, con un grupo paramilitar denominado Stormjaers (Cazadores de tormentas). Durante la Segunda Guerra Mundial, en la que se oponían a ayudar a Inglaterra frente a Alemania, algunos de sus dirigentes fueron encarcelados, pero el partido nunca llegó a ser prohibido. Tras 1945, varios de sus miembros pasaron a ocupar puestos de responsabilidad en el régimen del apartheid.
Latinoamérica
El fascismo en Latinoamérica fue característico por su baja influencia.
Cabe distinguir dos facetas: los pseudofascismos, movimientos miméticos (comúnmente en la estética, a su vez ciertas expresiones de admiración, pero casi nunca se encuentran similitudes ideológicas), minoritarios y a menudo reaccionarios. Y los parafascismos que sí comparten características básicas. Por lo tanto su carácter los aleja de los fascismos auténticos, pocos se constituyeron como verdadero movimientos de masas, caso de la Acción Integralista Brasileña o los Descamisados del General Peron, dos movimientos parafascistas.
Bolivia
En su fundación en agosto de 1937, la Falange Socialista Boliviana se proclamó anti-marxista y anti-capitalista, y dijo que su ideología se podría resumir en tres palabras: "dios, patria y estado", y que deseaba crear un "estado nuevo". Tomó el saludo con el brazo extendido y se dotó de escuadrones de asalto… Durante la Segunda Guerra Mundial, se hizo propaganda pública en favor de la neutralidad, lo que significa, dada la situación geopolítica de América Latina que esta luchaba contra cualquier tipo de apoyo a los aliados…
Sin embargo la FSB, sin duda inspirada por el fascismo europeo, no era simplemente un clon, y Oscar Unzaga de la Vega tuvo en cuenta cual fue la causa de la popularidad y la longevidad de su movimiento, lo específico de Bolivia.
La FSB tomo el Indigenismo, como método de llegar al nacionalismo Boliviano y a la revolución agraria y social.
Brasil
En Brasil hubo en los años 30 un movimiento similar al fascismo, la Ação Integralista Brasileira (Acción Integralista Brasileña, AIB) de Plínio Salgado, quien fue primero reconocido como escritor desarrollando un primitivo nacionalismo de cohesión espiritual con bases en la tradición indígena y sacó su nombre de un movimiento antiparlamentario, tradicionalista y monárquico de comienzos de siglo en Portugal, el Integralismo Lusitano. Utilizaba una adaptación de la simbología fascista: camisas verdes, el símbolo sigma (Σ) que signíficaba la union y el saludo romano con el grito Anauê! (¡Eres mi hermano!, en la lengua indigena tupí). Su relación con Getúlio Vargas fue conflictiva, incluyendo un intento de golpe de estado en 1938, tras el que se desintegró el movimiento.[67]
Chile
Ecuador
Colombia
En Colombia se constituyo un grupo los cambios sociales de los años de 1920 (crecimiento de las ciudades y polarización social) se expresaron intelectualmente en un grupo denominado Los Leopardos (Eliseo Arango, José Camacho Carreño, Joaquín Fidalgo Hermida, Augusto Ramírez Moreno y Silvio Villegas)[68] inspirado en el monarquismo francés (Charles Maurras) que dio como resultado político una de las principales divergencias dentro del conservatismo colombiano en un sentido nacionalista. El grupo buscó inspiración histórica en Simón Bolívar, más que todo en su pensamiento autárquico por parte del primero y el pensamiento católico por parte del segundo. Entre los políticos que se pueden considerar cercanos al grupo suele citarse a Gilberto Alzate Avendaño. La cercanía de estos y otros grupos colombianos al fascismo italiano, el nacionalsocialismo alemán o el falangismo y el franquismo español (por ejemplo, la Legión de Extrema Derecha de Bucaramanga) suscitaron un especial temor (particularmente en Estados Unidos) de que en Colombia se crease una Quinta Columna proclive a los intereses alemanes durante la Segunda Guerra Mundial. Como resultado se elaboraron listas negras[69] que implicaban la imposibilidad de mantener relaciones comerciales, y se confinó en un campo de concentración en Fusagasuga[70] a un buen número de personas destacadas por su ideología filofascista, incluyendo especialmente a inmigrantes italianos y alemanes.[71]
Costa Rica
Desde los años treinta se gestó en Costa Rica un movimiento de simpatizantes del nacionalsocialismo alemán entre la nutrida comunidad de origen alemán, al punto que algunas fuentes aseguran que Estados Unidos consideraba a Argentina y Costa Rica como los países latinoamericanos con mayor cantidad de simpatizantes del nazismo. Se ha señalado la existencia de figuras simpatizantes del nazismo en altos cargos del poder político en las administraciones de León Cortés Castro y Rafael Ángel Calderón Guardia. Los simpatizantes del nazismo solían reunirse en el Club Alemán.[72] En el año 2005 se encontró un monumento nazi en Cartago que data de los años treinta, construido en una zona montañosa de difícil acceso y sobre una fuente acuífera.[73] Desde la declaración de guerra al Tercer Reich por Costa Rica (presidente Calderón Guardia, 1941), muchos ciudadanos y residentes de origen alemán e italiano fueron encarcelados y sus propiedades nacionalizadas, aún cuando la gran mayoría no tenía vínculos con el nazismo o el fascismo. Los orígenes doctrinarios del racismo o del sentimiento de superioridad racial europea en Costa Rica tiene orígenes anteriores.[74] Entre otros autores de los que se han señalado posturas racistas se cuenta el destacado científico costarricense Clodomiro Picado Twight.[75]
Organzaciones que reivindicaban el nacionalismo, el anticomunismo y el orden social posteriores fueron el Movimiento Costa Rica Libre y el Partido Nacional Socialista Costarricense.
México
En México, sobre todo a partir de la crisis económica de 1929 que hacía para algunos colectivos menos aceptable lo que percibían como una gran presión migratoria, surgieron numerosos grupos de carácter ultranacionalista o racista (alguno particularmente antisemita, otro antichino), que se conocían como dorados o camisas doradas. Tuvieron una presencia puntual entre algunos colectivos de comerciantes. Se destacaron en enfrentamientos callejeros con sindicatos izquierdistas en 1935.[76]
Fascismos de posguerra
(Para ver los movimientos fascistas o similares posteriores a la Segunda Guerra Mundial, ver:
- Portal Nacionalismo en el mundo)
- Portal Nacionalismo argentino)
- Portal Nacionalismo portugués)
Vigencia del concepto y sus variantes
Neofascismo
(Artículos principales: Neofascismo y Extrema derecha)
El fascismo en sus expresiones más tradicionales resurgió en las décadas de los 80 y 90 del siglo XX bajo los nombres de neofascismo y movimiento neonazi, que intentan reproducir, con mayor o menos éxito, la estética, actitudes y simbologías similares de los originales. Como movimiento político de presencia institucional, en Italia apareció después de la Segunda Guerra Mundial bajo la forma del partido político Movimento Sociale Italiano (Movimiento Social Italiano), que con el tiempo buscaría una presencia más asumible por el régimen político democrático bajo el nombre de Alleanza Nazionale (Alianza Nacional) y se redefinió como postfascista, llegando al gobierno italiano (con Gianfranco Fini -que posteriormente traicionó las ideas del partido-, bajo la presidencia de Silvio Berlusconi, en 1994).[77]
Desde finales del siglo XX han aumentado las posibilidades electorales de los partidos que basan su propuesta política en distintas ofertas de dureza contra la inmigración y mantenimiento de la personalidad nacional. Además de Italia, en varias democracias europeas la presencia de partidos nacionalistas y de extrema derecha, o personalidades con un pasado nacionalsocialista o fascista han llegado a ocasionar incluso problemas internacionales: fue el caso del escándalo por la llegada de Kurt Waldheim a la presidencia de Austria (1996) o la entrada en el gobierno del mismo país del Freiheitliche Partei Österreichs (Partido de la Liberad de Austria, FPÖ) de Jörg Haider en 1999. En los Países Bajos ocurrió un caso similar con la Lijst Pim Fortuyn (Lista Pim Fortuyn, LPF) en 2002. En Francia, la inesperada posibilidad de que Jean-Marie Le Pen (Front National, Frente Nacional) pudiera llegar a la presidencia de la República, llevó a una coalición vergonzosa del voto de todo el espectro político de izquierda a derecha en su contra en las elecciones de 2002.[78]
Fascismo de izquierda
El concepto, tal como fue utilizado erroneamente o con segundas intenciones, designaba a los movimientos terroristas de extrema izquierda de los años 60. En la actualidad se ha extendido su uso, que en Estados Unidos se hace para calificar peyorativamente a cualquier ideología izquierdista y en los medios afines a Israel para hacer lo mismo con los críticos a este Estado, de un modo similar al epíteto antisemita.[79]
Fundamentalismos religiosos
El surgimiento en la escena internacional del fundamentalismo islámico a partir de la revolución iraní (1979) y su extensión a otras repúblicas islámicas, ha puesto de manifiesto la posibilidad de un autoritarismo de corte religioso, que emplea técnicas que de forma errónea se intenta comparar con el fascismo. Y para calificarlo peyorativamente se ha venido utilizando el epíteto de islamofascismo, aunque tales movimientos ideológicos son bastante alejados entre sí. También es habitual señalar las similitudes con el fascismo de movimientos denominados fundamentalismo cristiano, que en algún caso se han llegado a denominar cristofascismo.[80]
Uso extendido del epíteto fascista
(Artículo principal: Fascista (epíteto))
El epíteto "fascista" o "facho" y otros similares, se utilizan de forma muy extendida, tanto en el lenguaje coloquial como de forma muy frecuente en todo tipo de literatura, con fines peyorativos, hasta para intentar denigrar a personas, grupos e instituciones que a sí mismos no se calificarían de ese modo.
Ya en 1944 el término se había extendido tanto en su uso que el ensayista y novelista británico George Orwell escribió:
- "Parecería que, tal como se usa, la palabra 'fascismo' ha quedado casi totalmente desprovista de sentido. En las conversaciones, por supuesto, se usa casi más ampliamente que en prensa. La he oído aplicada a granjeros, tenderos, al Crédito Social, al castigo corporal, a la caza del zorro, a las corridas de toros, al Comité 1922, al Comité 1941, a Rudyard Kipling, a Mahatma Gandhi, a Chiang Kai-shek, a la homosexualidad, a las transmisiones radiales del británico J. B. Priestley, a los albergues juveniles, a la astrología, a las mujeres, a los perros y a no sé cuántas cosas más."
Frases de Benito Mussolini sobre el Fascismo
(Artículo principal: Benito Mussolini: frases memorables)
- "Cuando se instituyó la squadristi fascista, quedo firmada la sentencia de muerte del antiguo sistema democrático."
- "La concepción fascista del estado es totalmente incluyente; fuera del mismo no puede existir ningún valor humano o espiritual. Comprendido esto, el fascismo es totalitario, y el estado fascista - síntesis y unidad que incluye todos los valores - interpreta, desarrolla y potencia toda la vida de un pueblo."
- "El fascismo es una concepción religiosa en la que un hombre es visto bajo la perspectiva de su relación inmanente con una ley superior y con una Voluntad objetiva que trasciende al individuo particular y le eleva a la pertenencia consciente a una sociedad espiritual. Cualquiera que no haya visto en las políticas religiosas del régimen fascista nada más que mero oportunismo, no ha entendido que el fascismo, aparte de ser un sistema de gobierno, es también, y sobre todo, un sistema de pensamiento."
- "Solamente Dios puede doblegar la voluntad del fascismo. Los hombres y las cosas, jamás".
Referencias
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