George Orwell

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George Orwell

George Orwell seudónimo de Eric Arthur Blair (Motihari, India Británica, 25 de junio de 1903 - Londres, 21 de enero de 1950), fue un escritor y periodista británico, cuya obra lleva la marca de las experiencias personales vividas por el autor en tres etapas de su vida: su posición en contra del imperialismo británico que lo llevó al compromiso como representante de las fuerzas del orden colonial en Birmania durante su juventud; a favor de la justicia social, después de haber observado y sufrido las condiciones de vida de las clases sociales de los trabajadores de Londres y París; en contra de los totalitarismos nacionalsocialista y estalinista tras su participación en la Guerra Civil Española.

Sus novelas "1984" y "Rebelión en la granja", concitaron el interés de grandes sectores del mundo occidental. Tal vez sin proponérselo, Orwell escribió un libro que serviría de base a la propaganda norteamericana de los años cincuenta.

El adjetivo "orwelliano" es frecuentemente utilizado en referencia al universo totalitarista imaginado por el escritor inglés.

Un antisemita encubierto

El escritor inglés era un antisemita encubierto. Y esto, ocultado o ignorado por los intelectuales liberales occidentales, no había pasado inadvertido para los fascistas españoles. En el libro "El camino de Wigan Pier", Orwell aborda al fascismo con unos confusos ataques.

"Para combatir al fascismo, es necesario entenderlo, lo cual implica reconocer que contiene alguna cosa buena, además de muchas malas".

Aunque en "1984″, uno de los personajes perseguidos es un judío (¿tal vez Trotsky?) son continuos sus ataques antisemitas en varios de sus libros. Veamos algunas muestras:

"El Imperio Británico es sencillamente un aparato que sirve para darles monopolios comerciales a los ingleses, o mejor dicho, a las pandillas de judíos y escoceses".
"La marca"
"El dueño era un judío pelirrojo, un hombre extraordinariamente desagradable. Hubiera sido un placer aplastarle las narices a ese judío".
"Sin blanca en París y Londres"
"Los tres comunistas y el joven judío subieron por la calle y siguieron dándole a la solidaridad proletaria, a la dialéctica y a lo que dijo Trotsky en 1917. En realidad, los cuatro eran iguales".
"Subir por la calle"
"El peor de todos era el judío de la esquina, el propietario del Knockout Trousers Ltd. Se había dado cuenta de que no era una prostituta, pero pensaba que viviendo donde Mary no tardaría mucho en serlo, y se le hacía la boca agua. Cuando la veía bajando por el callejón, se apostaba en la esquina, con un abultado pecho bien sacado y la mirada torva y lujuriosa puesta inquisitivamente en ella".
"La hija del reverendo"

Desilusión y desesperación

"1984″ es la historia de su propia desilusión sobre cierto izquierdismo sectario predominante en los años treinta. Desilusión convertida en desesperación. La suya no fue la única esperanza frustrada. ¡Cuántos socialistas y comunistas vieron atónitos y en silencio aquellas criminales purgas estalinistas! ¡Cuántos demócratas y liberales guardaron silencio en todo el mundo, incluido el Papa, sobre los crímenes de Stalin! ¡Hasta Romain Rolland mantuvo discreto silencio cuando se conocieron los asesinatos masivos ordenados por Stalin! Orwell fue de los que no callaron, y escupió al cielo toda la bilis contra esa barbarie.

Isaac Deutscher, que había conocido y tratado a Orwell, describe al autor de "1984″ y a su obra de la siguiente manera: "Fue la última llamarada agonizante y febril de su vida cuando Orwell escribió ese libro. De ahí la extraordinaria, la deslumbradora intensidad de su visión y de su lenguaje, y la casi física inmediatez con que sufría las torturas que su imaginación creadora hacía padecer a su protagonista. Identificaba su propia existencia física con el cuerpo decaído y encogido de Winston Smith (el sufriente torturado) al que comunicaba, por así decirlo, su propia agonía. Proyectó los últimos espasmos de su propio sufrimiento en las páginas finales de su último libro. Pero la explicación principal de la lógica interna de la desilusión y del pesimismo de Orwell, no se encuentra en la agonía mortal del escritor, sino en la experiencia y el pensamiento del hombre vivo, y en su reacción convulsiva de su racionalismo llevó hacia el fanatismo, un fanatismo que arremete contra una sociedad totalitaria gobernada con sadismo impersonal, descarnado. Un horror que paraliza la historia. Esa desesperación orwelliana no ha hecho nada para ayudar a la gente a enfrentar el horror, a progresar en su comprensión, para detenerlo, vencerlo y superarlo. Es que Orwell ya estaba en un callejón sin salida y sin esperanza.

Frases célebres de George Orwell

  • Libertad de pensamiento es tener el derecho de decirle a la gente cosas que no quiere oír.
  • En tiempos de engaño universal, decir la verdad es un acto revolucionario.
  • Quien controla el pasado, controla el futuro. Quien controla el presente, controla el pasado.
  • El Imperio Británico es sencillamente un aparato que sirve para darles monopolios comerciales a los ingleses, o mejor dicho, a las pandillas de judíos y escoceses. (La marca).
  • Si el líder dice de tal evento esto no ocurrió, pues no ocurrió. Si dice que dos y dos son cinco, pues dos y dos son cinco. Esta perspectiva me preocupa mucho más que las bombas.

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