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António de Oliveira Salazar
António de Oliveira Salazar nació en Vimieiro, Santa Comba Dão, Portugal, el 28 de abril de 1889 y murió en Lisboa, Portugal, el 27 de julio de 1970. Fue un político y Doctor en Derecho portugués, líder del gobierno denominado como Estado Novo ejerció como primer ministro entre 1932 y 1968 e interinamente la Presidencia de la República.
La figura de Salazar ganó una votación popular para elegir a los "grandes portugueses" promovida por el canal Radio y Televisión de Portugal (RTP).[1]
Sumario
Primeros años de vida
Nació en Vimieiro, siendo el único hijo varón de cinco de una modesta familia de campesinos, en el año 1905 entró como seminarista en Viseu. Dándose cuenta de su falta de vocación se mudó a Coímbra para estudiar Derecho (1910). En 1914 obtuvo el título de bachiller en Derecho y en 1916 asistente de Ciencias Económicas. Asumió la regencia de la cátedra de Economía Política y Finanzas en 1917 por invitación del profesor José Alberto dos Reis, antes de doctorarse en 1918.
Durante este período en Coímbra materializa su inclinación por la política en el Centro Académico de la Democracia Cristiana, donde hace varios amigos, sin embargo era considerado un alumno de choques entre los seguidores de la Monarquía y de la República. Combate el anticlericalismo de la Primera República a través de artículos de opinión que escribe para periódicos católicos. Acompaña a Cerejeira en palestras y debates. Estudia a Charles Maurras, Le Play y las encíclicas de León XIII y va así consolidando su pensamiento y explicitándolo en sus artículos.
Sus opiniones y contactos en el Centro Académico de la Democracia Cristiana le llevarán en 1921 a presentarse como diputado al Parlamento por Guimarães. Tras ser elegido, y sin encontrar en ello motivación alguna, regresó a la Universidad pasados dos días. Se mantiene ahí hasta 1926, escribiendo y dando conferencias.
Llegada al poder
Con la crisis económica y la agitación política de la I República (que se prolongó incluso después del 28 de mayo), el gobierno militar llama a Salazar en junio de 1926 para la cartera de Finanzas. Pasados trece días renuncia al cargo y vuelve aCoímbra por no habérsele satisfecho las condiciones que consideraba indispensables para su ejercicio.
En 1928, tras la elección de Carmona y en vista del fracaso de su antecesor en conseguir un abultado préstamo externo con vistas al equilibrio de las cuentas públicas vuelve a asumir la cartera. Exigió control sobre los gastos e ingresos de todos los ministerios. Satisfecha la exigencia, impuso una fuerte austeridad y riguroso control de las cuentas, consiguiendo un superávit en las finanzas públicas tras el ejercicio económico de 1928-1929.
En la prensa, Salazar sería muchas veces retratado como salvador de la patria. Su creciente prestigio, la propaganda, su habilidad política en la manipulación de las corrientes de la derecha republicana, de los monárquicos y de los católicos consolidaban su poder. El Presidente de la República le consultaba en cada remodelación ministerial. Mientras la oposición democrática se desvanecía en sucesivas revueltas sin éxito, se procuraba dar rumbo a la Revolución Nacional impuesta por el gobierno. Salazar, rechazando el regreso al parlamentarismo de la I República, proporciona la solución: crea la Unión Nacional, movimiento nacional (en la práctica un partido único) aglutinador de todos cuantos quisieran servir a la patria.
En 1932 tras la dimisión de varios Primeros Ministros, y ya con una consolidada figura en el gobierno Salazar asume como Primer Ministro de Portugal, ese año se lanza el proyecto para crear una nueva constitución, y Salazar llamaría a un grupo de connotados Profesores Universitarios para crearla, en 1933 luego de ser plebiscitada la Constitución es aprobada y entra en vigencia, naciendo así el Estado Novo, y también así el Salazarismo.
Gobierno y Estado Novo
(Artículo principal: Estado Novo)
Con la Constitución de 1933, Salazar instituyó y consolidó el Estado Novo, un régimen nacionalista corporativo con amplios poderes conferidos al ejecutivo en el control del Estado. La cuestión del tipo de régimen (monarquía o república) es sutilmente dejada de lado mientras los cargos de poder eran distribuidos entre las dos corrientes. El régimen adopta una forma muy moderada de fascismo basado en el de Benito Mussolini y afirma los valores nacionales y su defensa sacrificando la libertad individual en beneficio de lo que éste consideraba el interés superior de la Nación.
La guerra civil española
(Artículo principal: Guerra Civil Española)
Salazar defendía la estabilidad de la vida nacional y temía que la turbulenta situación de España pudiese afectar a Portugal. Intensificó la censura y la acción de la policía política PIDE, Policía Internacional y de Defensa del Estado). Portugal proporcionó al Bando nacional en España, un importante apoyo logístico, permitiendo, por ejemplo, la comunicación entre los ejércitos sublevados del norte y del sur, repatriando a refugiados republicanos y aportando una modesta cantidad de combatientes (los Viriatos) y armamento. Tras la llegada de Francisco Franco al poder, Salazar tuvo excelentes relaciones con él y con el país vecino.
Salazar y la monarquía
Salazar alimentó él mismo el mito de su "ideal monarquista" al inicio de su gobierno con el fin de obtener el apoyo del sector integrista portugués para el Estado Novo. Pero esto no pasó de ser un juego político del mismo Salazar.
Su antimonarquismo ya se había demostrado durante su militancia en el Centro católico, cuando en un congreso en 1922 llamó al centro a aceptar la república sin pensamientos reservados, es decir, aceptar la nueva forma del estado y renunciar a una restauración monárquica. Esto provocó la partida de varios católicos monárquicos del centro.
Tras la derrota de la monarquía del norte un centenar de oficiales fueron expulsados del ejército portugués, pero el gobierno de António Maria da Silva propuso su restitución. Esto se paralizaría con el golpe de estado que dio origen a la Ditadura Nacional. Salazar diría en un discurso en 1928 que el debate acerca de la forma del estado (monarquía o república) era la última de las prioridades del país. En 1930 el teniente coronel Adriano Strecht de Vasconcelos entrega al presidente de la república Óscar Carmona un documento titulado A Situação Jurídica dos militares afastados do serviço do Exército em 1919 (en español La situación jurídica de los militares apartados del servicio militar en 1919) donde pedía justicia para los afectados. Salazar lo rechazó, impidiendo la restitución de los ex oficiales monárquicos en el ejército.
Tras la muerte de Manuel II en 1932, Salazar empezó la destrucción total del mito de la monarquía, cuando su gobierno se adueña de las antiguas propiedades de la dinastía de Braganza creando la Fundação da Casa de Bragança (Fundación Casa de Braganza).
En 1951 Salazar dio un discurso en el congreso del partido único de la dictadura, União Nacional (Unión Nacional), en el que dejaba en claro su rechazo por la monarquía, destruyendo las esperanzas sobre una posibilidad de restauración.
El concordato
La cuestión de la indemnización de la Iglesia Católica por la nacionalización de sus bienes durante la I República es descartada por Salazar. A pesar de su acción en el Centro Católico y de ser él mismo profundamente católico, la separación de poderes entre el Estado y la Iglesia es un propósito firme del salazarismo.
La definición de las relaciones entre el Estado portugués y la Iglesia Católica se oficializaría en 1940 por medio de un concordato.
Matrimonio y Catolicismo
António de Oliveira Salazar puso en práctica un programa católico y contrarrevolucionario. creó, en cuanto le fue posible, un Orden social católico, en que leyes de Gobierno e instituciones sociales armonizasen con la ley de Cristo, Su Evangelio y Su Iglesia. Intransigente adversario del Socialismo y del Liberalismo, se opuso a "todo aquello que debilitase o disolviese la familia".
No se limitó a hablar sobre asuntos convenientes: sino que legisló en orden a proteger la Familia, promulgando leyes contrarias al divorcio.
Citamos el artículo 24 de una de ellas: "En armonía con las propiedades esenciales del matrimonio católico, se presupone que, por el hecho mismo de celebrarse un matrimonio canónico, los cónyuges renuncian al derecho legal de pedir el divorcio".
La consecuencia de esta ley fue que el número de matrimonios católicos no disminuyó, al contrario, aumentó. En 1960 (año muy crítico) casi el 91% de los matrimonios realizados en el país fueron canónicos.
La Segunda Guerra Mundial y relaciones exteriores
(Artículo principal: Segunda Guerra Mundial)
Salazar asume la cartera de Asuntos Exteriores desde la Guerra Civil Española. Con la II Guerra Mundial el propósito del gobierno de Salazar es mantener la neutralidad.
Próximo ideológicamente al Eje, el régimen portugués se escuda en eso y también en la alianza con Inglaterra para mantener una política de neutralidad.
Ésta se asentaba en un esfuerzo de no afrentar a ninguno de los dos bandos beligerantes.
Primeramente, una intensa actividad diplomática hacia Franco intenta evitar que España se alíe a Alemania e Italia.
El asunto judío
Con España fuera de la guerra, la estrategia de neutralidad es un imperativo de la diplomacia con el propósito de no provocar la hostilidad en los beligerantes y Salazar no toleró desvíos de los diplomáticos que arriesgaran su política externa.
Cuando el cónsul portugués en Burdeos, Aristides de Sousa Mendes concedió una gran cantidad de visados a judíos en fuga del Tercer Reich, ignorando las instrucciones del Ministerio de Asuntos Exteriores, Salazar fue implacable con él y lo destituyó.
Salazar dio ordenes explícitas de no visar a los refugiados de la guerra, sin embargo diplomáticos como el embajador de Portugal en Francia y Sousa Mendes visaron a muchos exiliados, Salazar envió a varios efectivos a perseguir a éste último.
Éste logró escapar junto con muchos judíos, pero al regresar Sousa Mendes fue expulsado de la vida pública y de sus libertades como civil falleciendo en el completo olvido y en una notoria miseria en 1954.
El papel de las Azores
En 1943 los Aliados intentan utilizar las Azores como base de apoyo. El gobierno de Portugal cedió a la presión aliada. Salazar negoció como contrapartida el suministro de armamento, temiendo un posible ataque de una Alemania debilitada pero aún fuerte, además de la garantía de que su colonia en Timor sería restituida una vez acabada la contienda mundial.
Con los canales diplomáticos y comerciales abiertos con ambos bandos beligerantes, la balanza comercial portuguesa mantuvo saldo positivo durante buena parte del conflicto.
Guerra colonial en ultramar
Defensor de una política colonialista, que veía a Portugal aún como un imperio ultramarino, Salazar apostó por la guerra colonial cuando los movimientos independentistas pretendieron escindirse de Portugal.
Esta política fue rechazada por la mayoría de los países, máxime en un contexto de independencia colonial, por lo que Portugal se vio obligada a realizar una política de aislacionismo internacional bajo el lema "orgullosamente solos".
La oposición de los sindicatos
El autoritarismo de Salazar le llevó a tomar una posición contraria al sindicalismo libre. Esta postura, que debilitaba las demandas del movimiento obrero, fue contestada por una pequeña parte de la población.
Las fuerzas de seguridad reprimieron dichas protestas públicas, siendo habitual que la Guardia Nacional Republicana (GNR) causara muchos heridos y muertos.
Obras
Con un gobierno transformado en el gobierno autoritario más longevo de Europa Occidental, Salazar dejó varias obras públicas tales como el Puente Salazar (ahora Puente 25 de abril), el Mirador-Monumento a Cristo-Rei, que demuestra su catolicismo, el Estadio Nacional de Portugal, el Aeropuerto de Lisboa, el Instituto Nacional de Estadística de Portugal, firmó el Pacto Ibérico, autopistas y otras.
Retirada del poder
Impedido por un accidente doméstico que le provocó un hematoma cerebral, fue apartado del gobierno en 1968 y fue sustituido por Marcelo Caetano.
Referencias
Artículos relacionados
- Estado Novo
- Pacto Ibérico
- Viriatos
- Guerra Civil Española
- União Nacional
- Nacionalismo
- Conservadurismo