Liberalismo

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El inglés John Locke (1632-1704), considerado el padre del liberalismo clásico.
El liberalismo es una filosofía política que defiende la libertad individual, la iniciativa privada y limita la intervención del Estado y de los poderes públicos en la vida social, económica y cultural.

Características

Sus características principales son:

  • El individualismo, que considera a la persona individual como primordial. En ese sentido, el liberalismo se opone al colectivismo, característico de los regímenes socialistas.
  • La libertad como un derecho inviolable que se refiere a diversos aspectos: libertad de pensamiento, de expresión, de asociación, de prensa, etc., cuyo único límite consiste en la libertad de los demás, y que debe constituir una garantía frente a la intromisión del gobierno en la vida de los individuos.
  • La igualdad ante la ley de los individuos, entendida únicamente en lo que se refiere a diversos campos jurídico y político. Es decir, todos los ciudadanos son iguales para el Estado. Sin embargo, se opone a la igualdad mediante la ley, que supone el igualitarismo de la izquierda.
  • El respeto a la propiedad privada como fuente de desarrollo individual, y como derecho inobjetable que debe ser salvaguardado por la ley.

Multiculturalismo

Si bien son los liberales los que están inundando los países blancos con millones de no blancos, no todas las variantes del liberalismo apoyan el multiculturalismo. A este respecto, el economista austríaco y anarcocapitalista Hans-Hermann Hoppe, dijo:

Otro motivo para el entusiasmo por las fronteras abiertas entre los libertarios de izquierda contemporáneos es su igualitarismo. Lo que los trajo al libertarismo cuando jóvenes fueron las ideas de "antiautoritarismo" y la aparente "tolerancia", en particular hacia los estilos de vida "alternativos" (no burgueses). Sin embargo, han quedado estancados en esa fase de desarrollo mental una vez alcanzada la edad adulta. Expresan una “sensibilidad” especial por cualquier tipo de discriminación y no dudan en usar el poder del estado para imponer estatutos anti-discriminatorios o de "derechos civiles" sobre la sociedad. Por consiguiente, al prohibir a otros propietarios a que discriminen según crean conveniente, los libertarios de izquierda están viviendo a costa de los demás. Se dan el gusto de llevar su estilo de vida “alternativo” sin tener que pagar el precio normal de tal conducta, a saber, discriminación y exclusión. Para legitimar tales acciones, insisten en que todos los estilos de vida son igualmente aceptables. Lo anterior lleva primero al multiculturalismo, luego al relativismo cultural y por último, a las "fronteras abiertas".

Mientras la mayoría de los liberales apoyan la libre circulación de personas, se oponen al estado de bienestar que es lo que en definitiva propicia fenómenos como la inmigración masiva[1] y la inmigración ilegal. Cuando no había estado de bienestar en los Estados Unidos, entraban miles de trabajadores procedentes de todos los países y eso no suponía ningún problema, pues quienes llegaban aportaban al resto del país algo muy valioso: su trabajo y su capacidad de crear empresas y generar empleo. Las ayudas públicas convierten al inmigrante en alguien que le quita al resto y hacen que una parte de la sociedad les vea con recelo. Ya no hay armonía, sino conflicto.

Pero existen otros argumentos a favor de restringir la inmigración. Las personas que acuden a un país y proceden de otro, tienen una cultura propia. El choque cultural podría generar conflictos o hacer que la cultura original remitiese o desapareciese. David Hathaway hace una reflexión según la cual las culturas que ofrecen valor a propios y extraños no desaparecen[1].

Artículo de opinión

El libertarismo necesita nacionalismo: Por qué da resultados tener una identidad nacional

Por Richard Storey, noviembre 25, 2016


En el aniversario del 9/11, el presidente Obama llamó a los EU a abrazar la diversidad.

La razón por la que el multiculturalismo me hace hervir la sangre, al tiempo que soy un libertario, es que también soy fuertemente nacionalista. Muchos libertarios confunden nacionalismo con colectivismo, estatismo y racismo; se asume que si eres un derechista alternativo y compartes sentimientos nacionalistas, no eres libertario. Asumen que estamos delirantemente sintiendo orgullo personal por los logros históricos de pueblos europeos exitosos ya muertos. Es decir, olvidamos nuestro ser individualista e imaginamos un colectivo racial que puede llevarse el crédito por los logros de otros que comparten ciertos genes. Sin embargo, ésta no es la razón por la que soy nacionalista en lo absoluto.

Por supuesto, me siento orgulloso de la civilización occidental por desarrollar el capitalismo moderno y un gran número de otras grandes innovaciones, tal como me siento orgulloso de la asociación que tengo con mi hermosa y brillante hija o los éxitos de un amigo cercano. Estas cosas son un beneficio social, sin embargo remoto, para mí y por tanto siento un deseo natural de celebrarlos. Sin embargo, mi nacionalismo está basado puramente en mis valores subjetivos, derivados de hechos socio-biológicos simples; no a partir de una noción superficial de ‘orgullo blanco’ – ustedes saben, Aristóteles y John Locke eran blancos, etc.

En primer lugar, la nacionalidad no necesariamente se refiere a la ciudadanía legal de un estado-nación.

El eminente erudito libertario, Murray Rothbard, señaló que ‘los libertarios contemporáneos a menudo asumen, erróneamente, que los individuos están enlazados entre sí solamente por el nexo de intercambio en el mercado’. Por lo tanto, hablar de grupos humanos, como las naciones, se considera tanto colectivista como estatista. ‘Olvidan que necesariamente todo el mundo nace en una familia, una lengua y una cultura. Cada persona nace en una o varias comunidades superpuestas, que generalmente incluyen un grupo étnico, con valores, culturas, creencias religiosas y tradiciones específicos’. Este es el significado original de nación – efectivamente, la tribu extendida.

Así que, ¿por qué favorezco la homogeneidad entre grupos de origen europeo? Simplemente, porque probablemente no habría libertarismo sin ella. En un artículo anterior, identifiqué cuatro características socio-biológicas que dieron origen al libertarismo en Occidente; uno de los cuales es la sinceridad, es decir, una sociedad de alta confianza. Los estudios demuestran que las sociedades con los más altos niveles de confianza se caracterizan sobre todo por la homogeneidad étnica, tales como Japón, pero especialmente en países nórdicos. Imperios completos han caído a causa del deseo tribalista de cuidar lo propio. Los otomanos robaron millones de niños europeos de nuestras costas durante siglos con el fin de adoctrinarlos y crear Jenízaros – una clase administrativa sin lazos biológicos con ningún grupo, sólo con el estado. Por la misma razón, los romanos enviaron a su infantería a las partes más remotas del Imperio, removiendo todos los vínculos regionales.

Como Nima Sanandaji explica en su libro, Scandinavian Unexceptionalism, normas culturales pre-existentes son las responsables de los bajos niveles de pobreza entre los escandinavos, tanto dentro como fuera de los países nórdicos, antes y durante las perjudiciales políticas socialistas desde los años 60 y 70. Por supuesto, un mayor promedio de coeficiente intelectual, una propensión al trabajo duro y un respeto cultural por los derechos de propiedad privada son importantes, pero necesitas confianza sana para el intercambio regular y sano. Sin una sociedad de alta confianza, no tendrás desarrollo de una clase capitalista significativa y, sin eso, puedes decir adiós a manifestación de instituciones libertarias. En resumen, si amas la libertad, tienes que amar la homogeneidad.

¿Qué hace individualista a esta conversación sobre grupos nacionales?

Sólo porque los occidentales se organicen en sociedades con culturas distintas, no significa que esas culturas sean colectivistas, como la china y la japonesa. Valoro subjetivamente la sociedad libertaria, para mí y para mis seres queridos. Más libertario – el pueblo más libre – es mejor. Por lo tanto, valoro a aquellos grupos que más manifiestan culturas y principios libertarios, y sólo la Civilización Occidental lo ha hecho. El incentivo, entonces, para mi veta nacionalista blanca es el libertarismo de las mayoritariamente homogéneas sociedades europeas, en particular, aquéllas de la Anglosfera. En palabras sencillas, si el libertarismo ha de volverse más que una teoría intelectual de la ley, si ha de manifestarse y crecer en el futuro, debe volverse nacionalista.

Referencias

Artículos relacionados

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