Supremacismo blanco

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El supremacismo blanco, es la exaltación de la raza blanca o europea, sus culturas e identidades por parte de sus miembros. También puede observarse como ideología o teoría racista, o bien racialista, que se basa en considerar a la raza blanca como superior con respecto a otras razas, generalmente sólo en aspectos puntuales tales como ciertas capacidades únicas y cuantificables, aunque también han existido algunas manifestaciones en términos más o menos radicales. El supremacismo blanco implica siempre un nacionalismo blanco, pero no al revés, puesto que un nacionalista racial no tiene por qué creer necesariamente en la superioridad de su raza. Históricamente, ciertas manifestaciones han derivado a veces en formas sociales en las que los blancos mantuvieron un control y una dominación sobre poblaciones no-blancas, como en el colonialismo europeo de los siglos XVI al XIX.

En el discurso político contemporáneo y los medios masivos de comunicación, el término se utiliza principalmente como etiqueta de corrección política, parte de un léxico orwelliano, utilizada por individuos y grupos de odio eurofóbicos, para atacar (con falacias como el hombre de paja y ad hominem), a europeos y eurodescendientes que simplemente apoyan los intereses de los blancos y desean preservar su herencia e identidad cultural y genética en contra del antiblanquismo o eurofobia y el genocidio blanco. Cabe notar que no se aplica una etiqueta similar a individuos y grupos que apoyan los intereses de los no blancos, lo cual habla del doble rasero social antiblanco.

Supremacismo subjetivo

En el supremacismo subjetivo se considera que la raza blanca es superior debido a su notable participación y fundación de las más grandes civilizaciones de la Historia y también a sus aportes tecnológicos. El supremacismo subjetivo se divide en radical y moderado.

Supremacismo blanco radical

Es una postura que cree que los blancos son superiores a algunas poblaciones no blancas y, por lo tanto, creen que deberían controlar o gobernar estos grupos, posiblemente basado en una convicción para alcanzar el beneficio de todos los grupos. En términos más generales, el término se ha aplicado a los movimientos históricos que apoyan el colonialismo blanco. Tal colonialismo no estaba necesariamente motivado por el interés propio, sino que podía estar motivado por un deseo muy subjetivo de mejorar la situación de los no blancos.

Otras formas minoritarias de esta postura consisten en el abierto rechazo, odio, desprecio o aversión de uno o más grupos raciales considerados "inferiores" y que motiva una actitud de hostilidad en contra de éstos.

Para algunos supremacistas radicales, no todos los pueblos blancos son superiores, o ni siquiera considerados "blancos" o "arios", sino que para ello deben además poseer características culturales distintivas como lo es la religión protestante y de cultura germánica o anglosajona o bien pertenecer biológicamente a la sub-raza nórdica (supremacismo nórdico), por ejemplo, el caso de los White Anglo-Saxon Protestant (WASP) o en algunos círculos del Ku Klux Klan, por lo que es una forma extrema de etnocentrismo o incluso de chauvinismo. En la actualidad, prácticamente no existen organizaciones en el mundo de este tipo.

Supremacismo blanco moderado

Se asemeja al orgullo blanco ya que no implica sentimientos de odio o desprecio hacia otras razas sino más bien el amor, exaltación y deseo de superación de la propia. Esta última postura es propugnada generalmente por nacionalsocialistas en condición de una homogeneidad racial, alcanzada o mantenida en su patria.

Las organizaciones que se habían descrito a sí mismas como de "supremacismo blanco" fueron reemplazadas gradualmente por organizaciones que se describían a sí mismas como de separatismo blanco o nacionalismo blanco.

Supremacismo blanco moderado en el nacionalsocialismo

El nacionalsocialismo se ha descrito como una doctrina de supremacismo blanco (ario), en una modalidad científica y moderada. Adolf Hitler en Mein Kampf, escribió que la raza aria es una raza "creadora de cultura", mientras que las demás razas son "preservadoras de cultura" a excepción de la raza judía que sería "destructora de cultura".

Todo cuanto hoy admiramos en el mundo - ciencia y arte, técnica e inventos- no es otra cosa que el producto de la actividad creadora de un número reducido de pueblos y quizá, en sus orígenes, hasta de una sola raza.
Adolf Hitler, Mein Kampf Capítulo XI: "Pueblo y Raza".
Los arios es la raza que fue y es el exponente del desarrollo cultural de la Humanidad.
Ibid.
Fue precisamente el ario a quien la Providencia dotó de la bella facultad de crear y organizar.
Mein Kampf, Capítulo II: El Estado.
El fin supremo de un Estado Racial consiste en velar por la conservación de aquellos elementos raciales de origen que, como factores de cultura, fueron capaces de crear lo bello y lo digno inherente a una sociedad humana superior. Nosotros entendemos el Estado como el organismo viviente de un pueblo que no sólo garantiza la conservación de éste, sino que lo conduce al goce de una máxima libertad, impulsando el desarrollo de sus facultades morales e intelectuales.
Ibid.
Esa cultura depende de la existencia de una raza superior, de su capacidad civilizadora. Podrían existir centenas de Estados modelos en el mundo y eso no impediría que, con la desaparición de los arios, forjadores de la cultura, desapareciese la civilización en el nivel en que se encuentra actualmente en las naciones más adelantadas.
Ibid.

Supremacismo objetivo

Supremacismo científico y neonordicismo

Véase también: Nordicismo


En biología, se suele considerar una especie o subespecie como "superior" en cuanto a su grado de evolución. De acuerdo con la Teoría de linajes, las subespecies humanas más modernas y evolucionadas que existen (razas de 3a generación) son las variedades nórdida blanca y nórdida roja respecto al primer Homo sapiens que apareció sobre la Tierra, mismo que sería de la subespecie khoisánida.

Además, dichas subespecies, que son la base biológica de la raza aria, contrariamente a las primeras razas humanas que surgieron en África, u otros lugares lejos de los polos, se desarrollaron en ambientes de gran escasez de recursos como lo es el clima ártico de Europa y Asia Central, por lo que sus ancestros sufrieron una presión selectiva que los obligó a ser más fuertes, más inteligentes y más capaces en todo sentido para la supervivencia en ese entorno. De ese modo obtuvieron una mayor capacidad craneal, así como mayor cociente intelectual y mayor fuerza física, capacidades que se han expresado en los innumerables aportes científicos, artísticos y tecnológicos que esta raza ha hecho a la humanidad a lo largo de la historia.[1]

Referencias

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