Nordicismo

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A principios del siglo XX, estos rostros eran considerados "nórdicos" sin más, cuando está muy claro que no forman un grupo homogéneo antropológicamente. En su día los agruparon para ir poniendo orden en las bases de la joven raciología, pero gracias a los modernos estudios, hoy estamos ya en condiciones de saber en qué consisten las notables diferencias entre estos tipos.

El nordicismo fue una tesis racial surgida a finales del siglo XIX que partía del modelo de la antropología clásica común de su época, según el cual los pueblos europeos se dividen en tres subramas principales de la raza blanca: la nórdica, la alpina y la mediterránea. Según esta tesis, la cual no era posible confirmar mediante la tecnología disponible de la época, el subgrupo nórdico sería la base y origen racial de toda la raza blanca y del cual derivarían las demás subramas.

De esta tesis se desprenderían importantes y controversiales implicaciones, a saber:

  • Que la subraza nórdica era una raza pura en sí misma.
  • Que los demás subgrupos europeos se originaron de la mezcla de nórdicos con razas no europeas.
  • Que la fuente de la creatividad, inteligencia y belleza de toda la raza blanca era la raza nórdica.
  • Que la raza nórdica era la creadora de la civilización.

Esta tesis era muy avanzada para su época teniendo en cuenta que los estudios antropológicos se realizaban a nivel puramente físico y no se contaba con los análisis actuales de la genética molecular. Sin embargo, actualmente los estudios interdisciplinarios que han dado origen a la Teoría de linajes ofrecen una nueva perspectiva respecto al tema de las razas humanas en general y de la raza blanca en particular.

Actualmente la propaganda "anti-nazi" afirma que los nacionalsocialistas creían que sólo los nórdicos eran los únicos y verdaderos arios, y ha hecho creer durante mucho tiempo que en esto consistía el nordicismo de la teoría racial nacionalsocialista, pero en realidad el nordicismo sólo postulaba que la base racial de todas las etnias y subrazas europeas o arias se encontraba en un tipo racial hipotético originado en las regiones nórdicas de Europa, a veces denominadas en conjunto con el término mítico de Hiperbórea.

Por ello, muy frecuentemente se usa la palabra «nordicismo» como sinónimo de supremacismo nórdico. Tal uso, sin embargo, es incorrecto.

Orígenes

El término «nórdico» fue propuesto primeramente como grupo racial por el antropólogo francés Joseph Deniker, debido a que este grupo racial se encontraba principalmente en el norte de Europa. Sin embargo, fue la obra del sociólogo y economista William Z. Ripley la que popularizó la idea de las tres razas europeas haciendo uso de la terminología acuñada por Deniker (anteriormente Ripley había empleado «teutón» como designación) en su obra de referencia Las Razas de Europa, en la que distinguía las razas europeas basándose en diversas mediciones antropométricas y teniendo en cuenta principalmente la estatura y el índice cefálico. El teórico racialista anglogermano Houston Stewart Chamberlain, que constituiría un modelo a seguir para Adolf Hitler, concibió a los nórdicos como los pueblos celtas y germánicos originarios, así como algunos pueblos eslavos. Todos ellos eran, a saber, los baltos, belgas, holandeses, ingleses, franceses, alemanes, irlandeses, polacos, escandinavos, escoceses y galeses. Chamberlain llamaría 'celtogermánicos' a estos pueblos. El filósofo e historiador francés Joseph Arthur de Gobineau también identificaba a los arios originarios con el tipo humano "nórdico". En los Estados Unidos, el principal teórico del nordicismo fue el autor eugenista Madison Grant, quien sostenía que la raza nórdica había sido responsable de la mayoría de los avances de la humanidad y que el mestizaje constituía un suicidio étnico o racial. Según Grant, si no se introducían políticas de eugenesia, la raza nórdica sería sustituida por otras razas. Incluso fue más estricto que sus predecesores, como Chamberlain, a la hora de atribuir la categoría de nórdico y sostuvo que los pueblos con el menor rastro de ascendencia no nórdica eran "inferiores". Es probable que las radicales opiniones de Grant hayan servido a los propagandistas para desprestigiar al nordicismo y hacerle perder cualquier apoyo científico y político al finalizar la Segunda Guerra Mundial.

El libro de Grant, La caída de la gran raza (1916) fue la primera obra no escrita por un alemán que el Estado nacionalsocialista tradujo y publicó. Grant solía enorgullecerse de enseñar una carta de Alfred Rosenberg (editor del Völkischer Beobachter) en la que éste afirmaba que el libro de Grant era «su biblia». No obstante, en la primera edición de su popular libro, Grant clasificaba a los alemanes como mayoritariamente nórdicos, mientras que en su segunda edición, publicada tras la entrada de los Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial, recalificó a la entonces potencia enemiga como dominada por "alpinos inferiores".

A pesar de las ideas de Grant que ciertamente ocasionan cierta sensación de desunión entre la raza blanca, la importancia del nordicismo nunca consistió en la "supremacía de la raza nórdica" sino en la idea de que toda la raza blanca compartía un origen nórdico, y por lo tanto, de saberse como una gran familia que debía mantenerse unida para su supervivencia.

Nordicismo como idealismo

Los dioses griegos Apolo y Atenea tal y como eran concebidos por los mismos escultores griegos. En ambos casos, se trata de un tipo racial nórdico (el llamado "perfil griego"; frente y nariz rectas casi unidas, es una característica nórdica). Eran los dioses más adorados de toda Grecia, y Apolo, particularmente querido en Esparta.

El nordicismo también puede conceptuarse como una tendencia idealista cuyos orígenes pueden ser rastreados desde la Antigüedad clásica[1][2] (cultura griega y romana) y que está estrechamente relacionada con el arte y con el modelo humano al que los antiguos europeos deseaban aspirar, y que también pretendía responder a la pregunta de cuál es la fuente de la tradición indoeuropea y cuál es el tipo humano que sentó las principales bases de Europa desde la época prehistórica.

Sin embargo, el florecimiento del sentimiento nordicista más reciente es el que tuvo lugar bajo el Tercer Reich, el Nacionalsocialismo y la doctrina SS de la mano de personajes como Karl Weinländer, Herman Gauch, Hans F. K. Günther, Walter Darré, Alfred Rosenberg, Heinrich Himmler y el propio Adolf Hitler.

No obstante, el pensamiento nordicista también se refleja en autores y filósofos, como Friedrich Nietzsche o Arthur Schopenhauer, quienes, sin ser nacionalsocialistas, son considerados como precursores del nacionalsocialismo.

La literatura griega, por su parte, está plagada de referencias al aspecto físico de los héroes y los dioses y hay una persistente tendencia entre los helenos a describir a sus ídolos como 'rubios y de ojos azules': Aquiles[3], Heracles[4], Helena, Deméter, Apolo, Atenea, Céfiro, Eros, Radamantis, Artemisa, Dioniso[5], entre muchos otros, son descritos explícitamente de este modo.

Homero describe a Aquiles como rubio:

ξανθής δε κόμης έλε Πηλεΐωναν
Ella (Atenea), tomó a Aquiles de su rubia cabellera.
—La Iliada, I. 197.

Esa es probablemente la característica más persistente que se le da y que se repite numerosas veces.

La palabra ξανθής (xanthé) puede ser traducida como "amarillo", "claro", "dorado", "rubio".

Tanto el rubio como el pelirrojo, son usados por la épica homérica para representar belleza, realeza, majestad o gloria divina.

Asimismo, el epíteto homérico más común para Atenea es glaucopis (γλαυκῶπις)​ es decir, "de ojos azules". De este epíteto deriva el nombre de Glaucopo ("el de los ojos azules"), un príncipe beocio natural de la ciudad de Alalcomenia, llamada así en honor de su padre, el autóctono Alalcomeneo, quien era devoto de Atenea.

El estudioso alemán Wilhelm Sieglin (1855-1935) recopiló todos los pasajes de la mitología helénica donde se hacía referencia al aspecto de dioses y héroes. De entre los dioses y diosas, 60 eran rubios y 35 morenos (es decir, de cabello oscuro, y no de piel) —y de los morenos, 29 eran divinidades ctonias-telúricas, marinas (como Poseidón) o del Inframundo, y que procedían de la antigua mitología pre-aria de Grecia. De los héroes mitológicos, 140 eran rubios y 8 morenos.

Los datos sobre las descripciones de los personajes mitológicos son importantes ya que otorgan una valiosa información acerca del ideal de divinidad y de perfección de los antiguos griegos, y señala que sus valores se identificaban con el Norte y con el tipo racial "nórdico". Sin embargo, Sieglin también tuvo en cuenta los pasajes donde se describe el aspecto de personajes históricos reales. Así, de 122 personas prominentes de la antigua Grecia cuyo aspecto es descrito, 109 eran de cabellos claros (rubios o pelirrojos), y sólo 13 morenos. Entre los personajes históricos famosos descritos como "rubios" por diversas fuentes, se encuentran, por ejemplo, Alcibíades, Alejandro Magno, Critias, Demetrio de Falero, el rey Lisimaco, Ptolomeo II Filadelfo, Dionisio I de Siracusa, Eurípides y el rey Pirro.

Prudente ante datos como estos, Adriano Romualdi dijo:

De todos estos datos resultaría abusivo deducir que en todas las épocas de la historia griega los rubios hayan constituido una mayoría tan abrumadora. Pero lo cierto es que eran numerosos y, sobre todo, daban el tono a la clase dirigente.

Exactamente lo mismo se puede decir de India, Persia o Roma. Rubios o pelirrojos eran los dioses, los héroes, los reyes, los grandes hombres, en fin, el pueblo ario que formaba la casta aristocrática minoritaria y dominante. La plebe, en cambio, el pueblo numeroso sometido, descendiente de los pelasgos y minóicos, era de piel y cabellos más morenos.[6]

De hecho, el antropólogo americano J. L. Angel calculó en 1944, tras un atento examen de los cráneos de la antigua Grecia, que los predominantemente nórdicos constituían entorno a un 27% de la población griega durante la época clásica. Sin embargo, Angel se concentró mucho en la zona del Ática, es decir, el Estado de Atenas, el puerto de El Pireo, etc., donde hubo una fuerte presencia extranjera mediante el comercio y la esclavitud. En otras zonas, el aspecto nórdico debía haber estado más fuertemente representado, especialmente en territorios que constituían estanques de sangre helénica pura y donde no hubo apenas inmigración de esclavos norafricanos ni orientales. Así, el poeta Baquílides describe generalizando sin empaque a las jóvenes espartanas como rubias, coincidiendo con otro poeta, Tirteo de Esparta. El posterior Dicearco describe a las tebanas en los mismos términos y según el propio Heródoto, los dorios (antepasados de los espartanos) eran procedentes de "entre las nieves" y a quienes describía con una apariencia nórdica.

Anti-nordicismo

Mapa de Madison Grant (1916), que muestra la distribución de las subrazas europeas. La influencia genética nórdica aparecería en color rojo. El verde indicaría la raza alpina y el amarillo la raza mediterránea.

La misma lógica y mentalidad que caracterizaría más tarde a los sectores "antirracistas" y negacionistas de la raza se manifestaría en aquellos que negaban las diferencias naturales entre las subrazas europeas. Sólo que mientras en el "antirracismo", serían aplicadas hacia toda la especie humana, quienes rechazaban el nordicismo las aplicaban a la raza blanca. Muchos de los racialistas que propugnaban, además, una jerarquía entre las razas, comenzaron a rechazar, en total contradicción a sus creencias, las conclusiones del nordicismo ya que, según ellos, colocaba a los nórdicos como un tipo racial "superior" frente a los demás subgrupos europeos, lo cual no era del agrado de todos, ya que la subraza nórdica no representaba a la mayoría de la población europea. Bajo esta idea surgió la falsa creencia, difundida no sólo por la propaganda anti-nacionalsocialista, sino inclusive y paradójicamente entre muchos que sostienen la superioridad de la raza blanca sobre otras razas, de que el nordicismo era la teoría que "únicamente consideraba como arios a los nórdicos y que sólo valoraba a la gente blanca de tipo nórdico".

En contra del nordicismo, se llegó a argumentar principalmente (y aún hoy hay quienes se aferran a este falaz argumento, hoy superado) que las culturas vulgarmente asociadas a la genética nórdica (germanos, celtas, eslavos, etc.) no habían sido tan "avanzadas" y no poseían tantos "méritos" en comparación con las culturas desarrolladas en el Mediterráneo (griegos y romanos principalmente) las cuales siempre habían sido consideradas como cunas y fundadoras de la civilización occidental y cuyos miembros se asumían sin más como de "fenotipo mediterráneo" debido al fenotipo general de la zona observado en época contemporánea. De hecho, incluso Giuseppe Sergi en su obra La raza mediterránea (1901) (obra que daría nacimiento al "mediterraneanismo" como reacción al nordicismo) sostenía que la particular mezcla de la subraza mediterránea fue lo que le confirió su "ventaja creativa"; una contradicción total a la teoría racial de que el mestizaje es contraproducente para las razas. Partiendo de esta premisa y siguiendo en esta línea de contradicción, Grant afirmó, para dar una explicación especulativa de este problema, que los logros de la cultura mediterránea se debieron a la sangre nórdica que había entrado en el caudal genético mediterráneo como resultado de las antiguas invasiones de pueblos del norte.

El primer problema de este argumento yacía en asumir que la frecuencia del fenotipo que se encontraba en esas zonas en esa época, era exactamente la misma que se podía encontrar a comienzos de la época clásica y que no había cambiado de forma drástica, ignorando por completo las posteriores y sucesivas migraciones extraeuropeas y el gradual mestizaje ocasionado por éstas. El segundo problema era asumir sin evidencia de ningún tipo, que estas culturas al haberse desarrollado en el Mediterráneo, poseían entonces un "fenotipo mediterráneo", especialmente la casta fundadora y dirigente que es el sustrato étnico que interesa a la hora de evaluar el origen de una cultura. Que un pueblo (como Grecia) se ubique geográficamente en el Mediterráneo, no implica que su fenotipo haya sido "mediterráneo". Recordemos que los pueblos helénicos eran un conjunto de pueblos indoeuropeos que invadieron la Península Balcánica desde el Norte hacia el año 2000 AEC y cuya genética está directamente relacionada a sus otros hermanos indoeuropeos como los germanos, celtas y eslavos. De hecho, lo cierto es que el fenotipo nórdico era predominante en las castas dirigentes, tanto de Grecia como de Roma, aunque muy especialmente en Grecia, lo que reafirma que fue la genética nórdica la fundadora de esas culturas.

Aunado a esto, cabe destacar que no existen rasgos homocigóticos mediterráneos, es decir, los rasgos considerados "mediterráneos", al contrario que la mayoría de los rasgos nórdicos, no proceden de un grupo genéticamente homogéneo, sino de una interacción genéticamente heterogénea.

Es cierto que las sociedades del norte de Europa, como las de Escandinavia, durante ciertos períodos históricos no desarrollaron civilizaciones centralizadas o complejas en términos políticos y militares, al menos en comparación con algunas sociedades del sur, como las de la antigua Grecia o Roma. Son principalmente dos factores exclusivamente geográficos, y no raciales, los que contribuyeron a esto:

  • El clima y la disponibilidad de recursos naturales influyeron en las formas de vida y en las estructuras sociales. Las condiciones climáticas del norte de Europa, con inviernos más largos y duros, afectaron la forma en que las comunidades se organizaban y sostenían. Por ello, las comunidades del norte pudieron haber priorizado aspectos diferentes de la sociedad, como la movilidad, la caza y la pesca, en lugar de construir grandes centros urbanos. Mientras más duras las condiciones climáticas, mayor el esfuerzo ejercido para la supervivencia y por lo tanto, menores posibilidades para ejercer otras actividades asociadas a la civilización. Además, el desarrollo de la agricultura y la revolución agrícola, que permitió el desarrollo de sociedades más complejas, tuvo un impacto menor en las regiones del norte debido a estas condiciones.
  • Contacto con otras culturas: Las sociedades del sur de Europa estuvieron en contacto más cercano con otras culturas avanzadas, lo que facilitó la transferencia de conocimientos, tecnologías y prácticas políticas. Además, la utilización de razas ajenas como mano de obra esclava facilitó el desarrollo de las civilizaciones del Mediterráneo ya que les ahorraba numerosos esfuerzos, otorgando tiempo libre para otras actividades. Por su localización geográfica, los pueblos del Mediterráneo tenían mayor acceso a una cantidad más numerosa de esclavos, puesto que éstos consistían generalmente en individuos de otras razas provenientes de África y Asia.

Michael H. Hart[7] explica que el desarrollo de la civilización griega yace en una combinación de factores genéticos y geográficos. El clima templado de Medio Oriente y la disponibilidad de un gran surtido de animales y plantas domesticables, permitió a los habitantes de Medio Oriente desarrollar la agricultura mucho antes que los europeos. El surgimiento temprano de la agricultura y las ciudades en Medio Oriente hizo progresos importantes durante el período Neolítico e influyó al resto del mundo en tecnología y aspectos intelectuales.

Con el tiempo, la superior dotación genética de los europeos les permitiría aprovechar al máximo esa ventaja. Sin embargo, entre los grupos europeos, el que estaba más cercano a las civilizaciones de Oriente Medio y Egipto tenía más probabilidades de aprender de ellas y, por lo tanto, de avanzar primero. Debido a su proximidad geográfica, los griegos fueron los primeros indoeuropeos en entrar en contacto con esas civilizaciones. En el caso de los hititas vemos que eran un grupo bastante pequeño numéricamente, y sus genes pronto fueron superados por los de la población indígena mucho más numerosa con la que se cruzaron, por lo que terminaron desapareciendo de la historia. En Grecia, contrariamente, hubo varias olas de invasores indoeuropeos y entraron en una tierra montañosa donde la población indígena había sido bastante pequeña. Por lo tanto, el pozo genético de los antiguos griegos se derivó principalmente de los invasores indoeuropeos, y el coeficiente intelectual promedio de la población era muy alta.

Nordicismo y nacionalsocialismo

Toda la propaganda nacionalsocialista, como ésta de la organización de universitarios alemanes, refleja un ideal nordicista.

El propio Adolf Hitler compartía la anterior explicación al decir:

...es una temeraria injusticia presentar a los germanos de la época anterior al cristianismo como hombres "sin cultura", es decir, bárbaros, cuando jamás lo fueron, pues el haberse visto obligados a vivir bajo condiciones que obstaculizaron el desenvolvimiento de sus energías creadoras, se debió a la inclemencia de su suelo nórdico.

De no haber existido el mundo clásico, si los germanos hubieran llegado a las regiones meridionales de Europa, más propicias a la vida, y si, además, hubiesen contado con los primeros medios técnicos auxiliares, sirviéndose de pueblos de raza inferior, la capacidad creadora de cultura, latente en ellos, hubiera podido alcanzar un brillante florecimiento, como es el caso de los helenos, por ejemplo.

Pero la innata fuerza creadora de la cultura que poseía el germano no puede atribuirse únicamente a su origen regional. Llevados a tierras del Sur, ni el lapón ni el esquimal podrían desarrollar una elevada cultura. Fue precisamente el ario a quien la Providencia dotó de la bella facultad de crear y organizar.
Mi Lucha, 1924, Volumen II, Capítulo II.
Portada de Gutes Blut - Ewiger Quell ("Buena sangre - primavera eterna"), un folleto de propaganda SS que trata principalmente sobre el nordicismo y la eugenesia, en imágenes.

La SS fue organizada como la élite del NSDAP con la intención de que fuera compuesta por hombres de sangre nórdica y salud de acero. Como se demostró con el tiempo, la SS no era sólo una granja de sementales, sino la unidad de choque más eficaz de la II Guerra Mundial. Heinrich Himmler afirmó en 1943:

Las Waffen SS incorporan los más altos ideales del nacionalsocialismo. Son las sucesoras de las famosas bandas de guerreros nórdicos de la antigüedad. Es la unidad del credo y la espada, de la potencia militar y la fe política lo que hace de tal manera invencibles a las Waffen SS, tan temidas en los campos de batalla de Europa... nunca una fuerza militar de élite ha llegado a tal perfección en tan poco tiempo...

Mientras que el propio León Degrelle afirmó en Europa Vivirá:

Cada vez que se busca la civilización en cualquier lugar de Europa, se ve la sangre del Norte.

En Nazionalsozialismus und Rasse, publicado en 1934 por la Biblioteca Nacionalsocialista, Hans Rudolf escribió:

La raza nórdica, la raza de nuestros antepasados germánicos, es la sola portadora de toda cultura creativa en la Europa vieja, nueva y sus alrededores..

Walter Darré, Ministro de Alimentación, Agricultura y Abastecimientos del Reich, Jefe de los Campesinos Alemanes, Director de la Oficina SS de la Raza y Reasentamiento, cofundador de la Ahnenerbe y padre y promotor de la idea geopolítica de Blut und Boden (Sangre y Suelo). Darré, él mismo un SS, tuvo un importante papel en la política de higiene racial alemana, especialmente en el objetivo de crear una nueva nobleza rural que, como no podía ser de otro modo, debía ser nórdica:

Casi todos los imperios de la historia del mundo, y todas las grandes culturas, han sido fundadas y mantenidas por hombres de sangre nórdica. También sabemos que estos grandes imperios y culturas han caído en ruinas debido a que los hombres de sangre nórdica que los mantuvieron, no mantuvieron su sangre pura. Es la raza germánica —la raza "nórdica" según la expresión en boga— quien ha insuflado la sangre y la vida a nuestra Nobleza; es esta raza la que le ha dictado sus costumbres...
—Walter Darré, La raza: nueva nobleza de sangre y suelo, 1935, Capítulo I.

Alfred Rosenberg, el ideólogo más importante del nacionalsocialismo después de Hitler, escribió:

El "sentido de la historia" no ha ido en modo alguno de Este a Oeste, sino que ha cambiado rítmicamente. Antaño la Europa nórdica envió olas fructíferas de pueblos, que en la India, Persia, Hélade y Roma, crearon Estados y culturas. Luego penetraron por infiltración en Europa las razas orientales desde el Este, agregado a ello el Asia Menor envió una especie humana que alcanzó hasta la actual Europa.
No una "Europa Central" sin raza ni pueblos, como lo anunció un Naumann, no una Pan-Europa franco-judía, sino una Europa nórdica, es la consigna del futuro, con una Europa Central alemana. Alemania como Estado racial y nacional, como poder central del continente, como aseguramiento del Sur y del Sudeste; los Estados escandinavos con Finlandia como segunda liga, para el aseguramiento del Nordeste, y Gran Bretaña como aseguramiento del Oeste y de las regiones allende el mar donde eso es necesario en el interés del ser humano nórdico. Esto exige además una fundamentación de mayores alcances.
Un ejemplo de valor individual para ponerlo a disposición de la comunidad: Heinrich Himmler, fue una figura que estaba muy lejos de pertenecer al grupo nórdico, pues presentaba en su fenotipo cierto grado de mongolización, lo que no fue impedimento para comprender la importancia de los nórdicos al decir: La raza nórdica es decisiva, no sólo para Alemania, sino para el mundo entero. Si tenemos éxito en establecer esta raza nórdica desde y alrededor de Alemania e inducirles a convertirse en granjeros, y desde este vivero producimos una raza de 200 millones, entonces el mundo nos pertenecerá. Si ganase el bolchevismo, significará el exterminio de la raza nórdica.

Hans F. K. Günther, miembro del NSDAP, eugenista y ejemplo más famoso de nordicista. Con vastos conocimientos de cultura clásica e historia germánica, persa e hindú, se casó con una noruega con la que tuvo dos hijas, Ingrid y Sigrun:

Se debe afirmar claramente que —en el interior de la nación alemana— la sangre nórdica debe ser considerada "deseable" y la no-nórdica "menos deseable". Es el extendido criterio de las leyes de inmigración vigentes en América, por lo cual, apunto, la sangre nórdica representa lo deseable. Tal criterio, recavado de la observación de importantes circunstancias generales, no va dirigido contra los individuos no-nórdicos, sólo quiere proteger la sangre nórdica deseada contra el peligro de extinción, e incrementar en lo posible esta sangre deseable. La enseñanza de la genética que nos dice: "El valor de un hombre como sujeto es distinto a su valor como procreador", debe inspirar cada una de nuestras consideraciones. Existieron y existen individuos portadores de una herencia biológica de mala calidad, que han sabido dar al pueblo alemán altos valores espirituales, lo cual no es óbice para que ninguna persona astuta les augurase una buena descendencia.
—Hans F. K. Günther, Rassenkunde des Deutschen Volkes, 1922.

Edwige Thibaut, en su documentación sobre la doctrina SS, La Orden SS, hace constar también la idea de que, a pesar de que no todos los alemanes podían clasificarse como "nórdicos", el tipo nórdico era la base racial de cada uno de los miembros del pueblo alemán:

A pesar de la mezcla a menudo elevada y de la imbricación de razas en diversas regiones del Reich, encontramos en las diferentes partes de Alemania razas distintas con caracteres muy acusados. (Se describen a continuación los rasgos de las subrazas nórdica, dinárica, mediterránea, báltica-oriental y oriental) La raza nórdica está fuertemente representada en todas las regiones del Reich, tanto en el norte como en el sur, al oeste o al este. Muchos hombres en nuestro pueblo no pueden asimilarse exactamente a una raza precisa. Exceptuando a los representantes que parecen de raza pura, cada raza se encuentra en el seno de todos los pueblos bajo una forma más o menos fuertemente mezclada. El patrimonio hereditario nórdico predomina en el pueblo alemán. La raza nórdica no es tan sólo la raza predominante, sino que su sangre se halla presente en casi todos los alemanes (...) La parte de sangre nórdica en la masa hereditaria del pueblo alemán se eleva a, aproximadamente, el 50%. Además, la genealogía nos demuestra que cada alemán es portador de sangre nórdica.
—Capítulo III: Cuestiones raciales[8]

En el programa Lebensborn, la mayoría de los niños y madres fueron elegidos de los países escandinavos, Rusia, los países bálticos, Alemania, Holanda y Polonia. Países que tenían una mayor cantidad de sangre nórdica, considerada poseedora del físico ideal ario y de la sangre más pura. Los nacionalsocialistas tenían en mente que, en el futuro, la selección de los líderes y los mejores talentos espirituales "arios" debía implementarse sobre todo el cuerpo de la "raza blanca", mientras que la selección de los elementos raciales a predominar gradualmente en la posteridad debía ser hecha sobre la base de los mejores especímenes de sangre "nórdica". Para ellos no era necesariamente lo mismo el valor del individuo para la comunidad que su valor genético como reproductor. En el mismo nacionalsocialismo alemán, vemos gran variedad de caracteres dentro de sus líderes. Así, tanto Göring, Heydrich, Darré, Schirach, Todt, etc., eran predominantemente "nórdicos". Goebbels, Streicher, Himmler o Frank no lo eran.

Neonordicismo


Los nuevos análisis científicos (genética molecular, genética de poblaciones, paleoantropología, etc.), si bien han superado a la antigua tesis nordicista, lo cierto es que también han llegado a conclusiones similares. La Teoría de linajes reconoce que el subtipo ampliamente conocido como 'nórdico' no representa a una "raza pura", sino que es, al igual que los demás subtipos europeos, el resultado de una mezcla entre diversos linajes. Asimismo, La Teoría de linajes desbanca la idea de que los nórdicos fueron los creadores de la civilización y en su lugar establece que la subespecie arménida tuvo un papel más importante en el desarrollo de toda civilización humana.

De acuerdo con los resultados de esta teoría racial, no existe una, sino dos razas nórdicas (las subespecies nórdida blanca y nórdida roja), las cuales son la verdadera base racial de la raza caucasoide dentro de la cual se engloba a la raza blanca, y son, de acuerdo con la arqueología y la paleoantropología, las subespecies humanas más modernas y evolucionadas que existen (razas de 3a generación) respecto al primer Homo sapiens que apareció sobre la Tierra, es decir el khoisánido.

Efectos evolutivos del frío en las subespecies nórdicas

El probable aspecto de nuestro planeta durante el último máximo glacial, hace cerca de 20,000 años. Nótese la mayor extensión de las tierras emergidas. El blanco se corresponde con la extensión de los hielos, no con las zonas nevadas —éstas eran mucho mayores. En esta época, las zonas habitadas más cálidas eran el Congo africano e Indonesia. El azul representa el refugio franco-cantábrico (raza Cromagnon), el verde el Mediterráneo Oriental (probable zona de mezcla entre neandertales y "hombres modernos" según los estudios) y el rojo el refugio altaico (yacimientos de Okladnikov y Denisova, a modo orientativo).

Dichas subespecies, contrariamente a las primeras razas humanas que surgieron en África, u otros lugares lejos de los polos, se desarrollaron en ambientes de gran escasez de recursos como lo es el clima ártico de Europa y Asia Central, por lo que sus ancestros sufrieron una presión selectiva mucho más rigurosa que en otras zonas que los obligó a ser más fuertes, más inteligentes y más capaces en todo sentido para la supervivencia en ese entorno. De ese modo obtuvieron una mayor capacidad craneal, así como mayor coeficiente intelectual y mayor fuerza física, capacidades que se han expresado en los innumerables aportes científicos, artísticos y tecnológicos que esta raza ha hecho a la humanidad a lo largo de la historia.

En los climas cálidos, el sustento diario no es difícil de conseguir. La recolección de frutos, tubérculos y otros vegetales comestibles y cazar animales de tamaño modesto no supone un estímulo evolutivo significativo. Entre los cazadores-recolectores actuales de las zonas calurosas del planeta, hay mucho tiempo libre y no se trabaja demasiado. Sin embargo, en las proximidades del frente glacial, en Europa y en Siberia, las condiciones de vida eran muy distintas y no perdonaban la más mínima negligencia. Miles de individuos debieron morir de hipotermia y con los miembros gangrenados por el frío. Las comunidades humanas supervivientes se vieron obligadas a adaptarse renovando su código genético, o perecer. Tanto la presión selectiva como los efectos metabólicos ejercidos por el frío extremo, son los motivos por los que, tanto en el Paleolítico como en la actualidad, las capacidades craneales más elevadas se encuentran lejos de los trópicos.

En los climas templados, los débiles pueden subsistir, ya que la oferta de productos vegetales es muy abundante y la recolección no es una actividad física y psicológicamente demandante. Pero en los climas fríos, debido a la escasez de alimentos vegetales y la necesidad de cazar y abrigarse, aquel que no sea fuerte e ingenioso, muere. En un clima frío es imposible la inacción y el ocio (como sucede en tiempos modernos) en un clima frío impera la acción. La voluntad humana, el comportamiento depredador y el deseo de vivir se ven intensamente estimulados.

El frío obliga a llevar una alimentación cárnica. En las tundras y estepas de Europa y Asia Central, no había mucha disponibilidad de productos vegetales, lo que había era inmensos mamíferos (mamuts, bisontes, uros, etc.) que constituían una caza excelente para aquel capaz de matarlos. Se ha comprobado que el consumo de productos animales cocinados tuvo un papel determinante en la evolución de las razas humanas, especialmente al favorecer el desarrollo de la capacidad craneal. Los enormes avances evolutivos hechos gracias al aumento del consumo de alimentos animales en la dieta, son un efecto directo del frío extremo.

Como consecuencia de esto, el frío obliga a cazar con todas las cualidades estratégicas que esta práctica implica, así como una forma de vida basada en la iniciativa y la depredación. Así como en climas meridionales la tierra era tan abundante que en cierto modo los recursos estaban a disposición de las comunidades, en el Norte el alimento no abundaba, sino que era necesario superar pruebas muy arduas para acceder a él. Esto tiene una contrapartida moderna, según la cual las sociedades tropicales tienden a esperar "vivir de rentas", que alguien (generalmente el Estado o el azar) les dé gratuitamente lo que necesitan, mientras que las sociedades nórdicas tienen una mentalidad según la cual hay que trabajar y sacrificarse para merecer vivir.

El frío promueve la formación de comunidades reproductivas aisladas. Una glaciación es un gran incentivo para la ramificación y diversificación de la especie, ya que los hielos tienden a aislar comunidades humanas en bolsas geográficas. Estas bolsas, cercadas por glaciares montañosos y por el casquete polar, fueron verdaderos calderos de transformación genética y evolutiva, puesto que promovieron la constitución de ramas genéticas endogámicas, capaces de mutar, y por lo tanto evolucionar, a gran velocidad.

El frío acelera el metabolismo y fuerza al ser humano a convertirse en una verdadera central térmica mitocondrial con el objetivo de derrotar al frío. Si a esto se le une la alimentación fuertemente cárnica y se la prolonga decenas de miles de años, obtendremos una modificación profunda del metabolismo humano.

El frío impulsa el desarrollo esquelético y muscular. Las mayores densidades y mineralizaciones esqueléticas, así como niveles de desarrollo muscular, del registro fósil paleolítico, se dan en zonas de climatología ártica y en homínidos como el neandertal o el cromagnon. Entre los factores que contribuyeron a esto cabe señalar una mayor producción de hormona del crecimiento, mejor absorción de vitaminas A y D gracias a la despigmentación y la gran cantidad de grasas saturadas en la dieta, una alimentación basada en los productos animales, y un metabolismo mucho más activo. En el caso de algunas razas neandertales y de la raza nordico-roja, su baja estatura y gran corpulencia los ayudó a disminuir la relación entre masa y superficie corporal, para evitar la pérdida de calor.

Los inviernos despiadados fuerzan a planificar, a pensar en el futuro y a anticiparse a los acontecimientos (por ejemplo en lo que respecta al almacenamiento y administración de víveres), a desarrollar una mayor comprensión del mundo que rodea al hombre, a acumular conocimientos vitales en forma de tradiciones perdurables, a no relajarse ante la bonanza y a buscar el beneficio común a largo plazo antes que la gratificación individual inmediata. Por todos estos motivos, la cualidades que sin duda resultaron más potenciadas en los territorios más afectados por la glaciación fueron la inteligencia, la disciplina, la sencillez, el altruismo, la dureza y la fuerza de voluntad.

El frío aumenta la capacidad craneal. El volumen endocraneal relativo humano (unos 25 cm3 por kg de masa corporal) es más del doble que el de los simios. El papel que ha tenido el frío en esto ha sido obligarnos a comer carne como ya hemos visto, pero hay otros factores. La neotenia (conservación del aspecto juvenil) provocada por el frío prolonga la duración de la infancia, cosa que a su vez parece repercute en el desarrollo cerebral. Beals, Smith y Dodd (1983) relacionan el frío con la capacidad craneal. Es posible que el hecho de tener la cabeza fría haya forzado al cerebro a convertirse en una central energética "caliente". Gordon G. Gallup Jr., profesor de biopsicología evolutiva, notó que, en el registro fósil, las capacidades craneales aumentan cuanto mayor es la distancia del ecuador.

El frío contribuyó a la despigmentación. La melanina bloquea el paso de la luz solar hacia el interior del cuerpo, por ello perderla es una ventaja en zonas donde el sol brilla poco o donde es necesario ir fuertemente abrigado limitando la superficie de exposición de la piel a la luz solar. La luz del sol, penetrando en la piel y los ojos, actúa para favorecer la producción de vitamina D, que a su vez repercute fuertemente en la absorción de minerales y la densidad esquelética. La falta de luz tiene otros interesantes efectos. Actualmente se sabe que la glándula pituitaria (concretamente la adenohipófisis), hallada en el centro del cerebro, es sensible a las variaciones de luz llegada vía óptica y que libera MSH, una hormona que estimula los melanóforos de la piel (células encargadas de producir pigmento). Otras interesantes sustancias producidas por esta glándula son la dopamina y la hormona del crecimiento. En lo tocante a la influencia de la luz, es muy revelador que las razas humanas de menor inteligencia se hayan formado en zonas fuertemente luminosas.

El frío contribuye a la inhibición del envejecimiento. Observando a las razas más antiguas (por ejemplo, a los bosquimanos, con influencia racial khoisánida) es muy interesante ver cómo sus tejidos parecen envejecer con mucha facilidad, ofreciendo un aspecto seco y arrugado a muy temprana edad. Sin embargo, las razas modernas tienen una muy pronunciada neotenia y preservan muy bien su juventud incluso hasta edades muy avanzadas. A la vez, se trata de razas menos prematuras que las tropicales y de maduración mucho más lenta. ¿A qué se debe que el frío parezca inhibir el envejecimiento? Está claro que el calor favorece la descomposición y que el frío actúa como "nevera" alargando la vida de la materia orgánica, pero hay otros factores. Así como la estimulación de la glándula pituitaria tiene como efecto la liberación de hormona del crecimiento, una hormona que quema grasa, aumenta la densidad muscular y ósea y preserva la juventud de los tejidos corporales, también el frío combate la depresión del metabolismo, que es una de las cosas que causan la vejez. Existe otra hormona estimulada por la oscuridad y que solemos producir durante el sueño: la melatonina. La melatonina es producida por la glándula pineal —que se encuentra justo por encima de la pituitaria. Se trata de una hormona que aclara la piel y que retrasa el envejecimiento del organismo, además de favorecer la regularidad de los ciclos de sueño-vigilia (se considera eficaz contra el jet-lag y el insomnio).

Ionización negativa. La ionización es un proceso importante para el equilibrio bioeléctrico humano. Los lugares calientes, con aires cargados de efluvios, polvo o humedad, tienen mayor proporción de los perjudiciales iones positivos, con lo cual el contraste electromagnético entre el suelo y la atmósfera es menor, la frontera entre ambos se encuentra difuminada y mezclada, y por tanto el flujo vertical de la energía (gradiente de voltaje) se ve limitado. Por el contrario, los aires de los lugares fríos y secos tienen mayor proporción de beneficiosos iones negativos, ya que el polvo y la humedad, factores de ionización positiva, se quedan congelados y pegados al suelo. Por este motivo, en tales lugares, el contraste eléctrico entre positivo y negativo, era más pronunciado. Durante la última glaciación, el sur de Europa y especialmente de Siberia, tenían las climatologías más frías y más secas de cualquier territorio paleolítico habitado, por lo cual eran con toda probabilidad las atmósferas más cargadas de ionización negativa.[9]

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Referencias

  1. El rostro de la Europa Clásica I
  2. El rostro de la Europa Clásica II
  3. Homero, La Ilíada (I: 197)
  4. Euripides, Heracles (360)
  5. Hesíodo, Teogonía (947-949).
  6. What race were the greeks and romans
  7. Michael H. Hart, Understanding human history: An analysis including the effects of geography and differential evolution. Washington Summit. (2007).
  8. El pueblo alemán y la raza nórdica. Revista "Creer y combatir", para los SS de los grupos populares alemanes del Sudeste.
  9. Europa Soberana: Los misterios del hielo — efectos evolutivos de la glaciación.

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