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Endogamia
Se denomina endogamia (del griego endon "dentro", y gamos, "unión") a la unión, emparejamiento o reproducción entre individuos de ascendencia común; es decir, de una misma familia, linaje o grupo (racial, religioso, étnico, geográfico). Si el matrimonio se realiza entre individuos de la misma clase social se denomina homogamia. Las uniones entre primos o familiares lejanos, además de no estar demostrado que sean médicamente problemáticas (antes al contrario. Véase la sección sobre Islandia en esta página) son más comunes y aceptadas socialmente que las uniones entre hermanos, o padres e hijos, las cuales se denominan incesto y son consideradas un tabú y no aceptables socialmente. Así mismo, se entiende como comportamiento endogámico, el rechazo a la incorporación de miembros ajenos al propio grupo. El término para referirse al fenómeno opuesto es exogamia.
En biología, la endogamia se refiere al cruzamiento entre individuos de una misma raza dentro de una población aislada, tanto geográfica, como genéticamente. Referido a una población es un término que describe al apareamiento de individuos estrechamente emparentados, en todo caso más que el promedio de la población a la cual pertenecen.
Sumario
Biología y genética
La endogamia es la reproducción de organismos que tienen una estrecha relación genética. Un individuo resultado de la endogamia se conoce como "innato".
Biológicamente, la endogamia es un fenómeno que ha existido en todos los organismos desde el mismo origen de la vida. Los organismos tienden naturalmente a reproducirse entre su propia población. Al expandirse y habitar nuevos ambientes, la selección natural opera para preservar las características favorables y eliminar las desfavorables (incluidos los defectos genéticos recesivos), con lo cual se van depurando y adaptando mientras se aíslan reproductivamente de las demás poblaciones de distinto ambiente que han dejado atrás, y por consiguiente, van adquiriendo rasgos distintos y, con el tiempo, hasta diferenciarse por completo. Este aislamiento reproductivo conduce a la especiación y la diversidad biológica, lo contrario conduce a un estancamiento genético y se interrumpe la evolución.
El resultado de la endogamia es un aumento de la homocigósis, lo que incrementa las posibilidades de que la descendencia sea influenciada por rasgos recesivos, que en su gran mayoría son rasgos surgidos a través de mutaciones cuyos efectos resultaron en una mejor adaptabilidad a los ambientes crudos y a condiciones de desventaja para la supervivencia. En ese sentido, la endogamia y el aislamiento reproductivo, al aumentar la homocigócis favorecen una mutación acelerada de una población y por lo tanto, su evolución.
Sin embargo, diversos defectos y deterioros genéticos también tienen naturaleza recesiva, por lo que es probable que algunos productos puedan nacer con ellos. Cuando no opera la selección natural o artificial (eugenesia), y se interrumpe ésta como mecanismo evolutivo, mientras que se permite o fomenta la reproducción entre este tipo de descendencia defectuosa (disgenesia), conduce a una disminución de aptitud de la población lo que se llama depresión endogámica. De este hecho se extiende la idea falaz comúnmente usada por la propaganda antirracista o negacionista de la raza con el fin de desalentar la reproducción de una raza, de que la endogamia es siempre nociva y conduzca siempre a la degeneración biológica, cuando lo cierto es que es indispensable para la evolución.
Los efectos de la cría endogámica de perros a menudo se utilizan como argumento falaz contra la endogamia ya que por este método los animales sufren más defectos genéticos y enfermedades congénitas. La cría endogámica se usa para mantener o intensificar ciertas características en los perros y también para modificarlas al gusto del criador, pero la mayor parte de las características buscadas responden sólo a criterios estéticos subjetivos más que funcionales y, en consecuencia, se perpetúan indirectamente defectos genéticos que bajo condiciones de selección natural no existirían. Por ejemplo, la forma en espiral característica de la cola del perro pug se debe a una deformación de la columna vertebral y en ocasiones estos animales llegan a presentar espina bífida, esta deformación meramente cosmética (para ajustarse a la idea de cómo debería verse un pug de acuerdo con su criador) se obtuvo mediante la cría selectiva sin contemplar los efectos adversos que supondría. De este modo, casi todas las "razas puras" de perros son creaciones artificiales producto de una ingeniería genética destinada a mantener rasgos caprichosos sin una funcionalidad natural y que al intensificarse se perciben en realidad como deformaciones. Una cría endogámica destinada a mantener rasgos funcionales y sanos, probablemente no iría de la mano con la pretendida exageración de los rasgos físicos de las razas de perros, pero supondría la creación de razas de perros realmente adaptados al entorno.
La endogamia en plantas también se produce naturalmente en la forma de autopolinización. Los criadores de ganado a menudo practican la cría endogámica controlada (eugenesia) para eliminar características indeseables dentro de una población a través del sacrificio de las crías defectuosas o no aptas, sobre todo cuando se trata de establecer un rasgo nuevo y deseable o beneficioso.
Por otro lado, los efectos genéticos negativos de la consanguinidad suelen aparecer tras la segunda o tercera generación y no en la primera.
Ejemplos
Los Habsburgo
Un alto número de miembros de la dinastía de los Habsburgo durante los siglos XVI y XVII, presentaron una serie de afectaciones como deformidad facial, nariz con joroba dorsal, una punta nasal que sobresale, labio evertido (del revés), deficiencias maxilares y prognatismo mandibular. Todos estos signos son producto de una endogamia prolongada y errática.[1]
Tan recurrentes son estas características faciales extremas entre la rama española de esta casa, los Austrias, que en el argot médico se habla con naturalidad de la “mandíbula de los Habsburgo”, el “labio de Habsburgo” o la “nariz de Habsburgo”. Rasgos, todos ellos, que se transmitieron de generación en generación.
Los científicos creían que estos atributos estaban vinculados con un “gen principal dominante”. Estas peculiaridades (físicas) son de baja frecuencia fuera del linaje de los Habsburgo, pero aumenta rápidamente dentro de la familia debido a la deriva genética.[2]
Debido a que la endogamia fue “notablemente alta” en esta dinastía, una de las más influyentes de Europa, en comparación con la mayoría de las poblaciones humanas, esta familia de reyes españoles ha servido como “un laboratorio humano en el que investigar los efectos” de las uniones entre personas con parentesco y las derivaciones en sus descendientes.
Un equipo de investigadores de la Universidad de Santiago de Compostela, que incluía a diez cirujanos maxilofaciales analizaron un total de 66 retratos de miembros de los Habsburgo guardadas en algunos de los museos más importantes del mundo (casi el 70% son pinturas conservadas en El Prado y el Kunsthistorisches Museum de Viena) y clasificaron 11 características de deficiencias maxilares y otras siete de prognatismo mandibular, una deformación facial que acomplejó a Carlos II el Hechizado.
Se comenzó el estudio a partir de Felipe I el Hermoso y su esposa Juana I de Castilla y se acabó con el mencionado Carlos II, pasando por Carlos I e Isabel de Portugal, Felipe II y sus mujeres Isabel de Valois y Ana de Austria, Felipe III y Margarita de Austria, Felipe IV y sus cónyuges Mariana de Austria (que eran tío y sobrina) e Isabel de Borbón. También se incluyeron en el trabajo a los padres de Felipe I, el Sacro Emperador Romano Maximiliano I y María de Borgoña.
Los genetistas descartaron, sin embargo, a las dos primeras esposas de Felipe II, su prima doble María de Portugal y María I de Inglaterra, la prima de su padre,porque no lograron encontrar el suficiente número de retratos “confiables” para obtener conclusiones.
Se detectó una fuerte relación entre el grado de consanguinidad y el grado de prognatismo mandibular e incluso con la deficiencia maxilar, aunque en esta última afectación sólo fue significativa en dos de las siete características diagnosticadas.
El linaje real de los Habsburgo lo constituyen un pequeño número de individuos que conformaron varias generaciones de matrimonios mixtos que aseguraron durante más de dos siglos la influencia de la familia en un imperio europeo que incluía a España y Austria. Una vez cerrado el análisis de esta familia, los científicos se han centrado en los Borbones para ampliar su investigación.
En Islandia
La isla de Islandia, con un área de 103.000 km², fue colonizada en el siglo IX por una pequeña cantidad de celtas y escandinavos; no hubo mucha inmigración desde entonces y como resultado, la población actual, de unos 331.000 habitantes, es sumamente homogénea a nivel genético debido al alto grado de endogamia, pues si uno toma dos islandeses cualesquiera es muy probable que sean parientes, como mucho, de sexta o séptima generación. Esta realidad demográfica y social endogámica de Islandia, no le impide que sea uno de los países más avanzados, con mayor calidad de vida y más sanos del mundo.
Sociología
En humanos la razón social de los sistemas endogámicos suele ser la defensa de la homogeneidad natural de un grupo, de manera que éste se mantenga siempre igual a sí mismo y diferenciable de todos los demás. La unidad del clan es la razón suprema.
Los lazos familiares, tribales y genéticos han condicionado la historia de la humanidad. Desde la antigüedad, se consideraba que nada había más fuerte que los lazos tribales y genéticos para vertebrar estructuras jerárquicas como los Estados, los negocios o las alianzas estratégicas y, efectivamente, estas dinastías, en un mundo con menos medios de poder material que el actual, solían ser mucho más duraderas que el gobierno promedio de hoy en día. Esta situación sólo cambió con el advenimiento de los estados-nación, la separación de poderes y los sistemas parlamentarios, cosas todas que en realidad no significaron el fin del poder de las familias de élite, sino sólo que ciertas familias, principalmente las de la nobleza, la milicia, el clero y la propiedad de la tierra dejaban de tener tanto poder para traspasarlo a otras (las de la finanza, la gran empresa, el comercio, la prensa y el crimen organizado). Los Rothschild son una de estas dinastías que ocuparon el vacío dejado por la caída de las familias europeas tradicionales.
La afinidad de sangre entre marido y mujer era tanto mayor cuanto mayor era el poder de la tribu o de la casta dentro de ella; de manera que, tratándose de la casta dominante, se imponían los matrimonios entre primos, entre hermanos y en algunas culturas incluso entre padre e hija, con el fin de que el poder no saliese de la familia dominante. Tal era el caso de los faraones o las familias reales europeas. Los antiguos Estados solían llevar el nombre de las dinastías que los regían, y se identificaban ante todo con una familia, su patriarca jefe y los grupos a ellos leales por juramentos feudales o tribales. Varios apellidos desfilan en la historia: Aqueménidas, Agíadas, Flavios, Ptolomeos, Sasánidas, Selyúcidas, Merovingios, Omeyas, Abasidas, Trastámaras, Habsburgos, Borbones, Ming, Tudor, Windsor, Romanov, Medici, Borgia, Mendes, Mendoza, Guzmán, Fugger, Welser, Thurn und Taxis, Baring, etc.
Referencias
- ↑ La endogamia provocó las deformidades faciales de los Habsburgo
- ↑ Annals of Human Biology