Fondo de ayuda a Metapedia, 2018: Internet es el principal campo de batalla de la Metapolítica de nuestro tiempo. ¡Ayúdanos! | |||
| |||
|
Imperio romano
El Imperio romano fue una etapa de la civilización romana en la Antigüedad clásica caracterizada por una forma de gobierno autocrática.
El nacimiento del imperio viene precedido por la expansión de su capital, Roma, que extendió su control en torno al Mar Mediterráneo. Bajo la etapa imperial los dominios de Roma siguieron aumentando, llegando a su máxima extensión durante el reinado de Trajano, abarcando desde el Océano Atlántico al oeste hasta las orillas del Mar Negro, el Mar Caspio el Mar Rojo y el Golfo Pérsico al este, y desde el desierto del Sahara al sur hasta las tierras boscosas a orillas de los ríos Rin y Danubio y la frontera con Caledonia al norte. Su superficie máxima estimada sería de unos 6,14 millones de kilómetros cuadrados. Debido a su vasta extensión y duración, las instituciones y la cultura romana tuvieron una influencia profunda y duradera en el desarrollo de la lengua, la religión, la arquitectura, la literatura y las leyes en el territorio que gobernaba.
Sumario
Nombre
El término es la traducción de la expresión latina Imperium Romanum, que significa el dominio de Roma sobre dicho territorio. Polibio fue uno de los primeros cronistas en documentar la expansión de Roma aún como República. Durante casi tres siglos antes de César Augusto, Roma había adquirido numerosos dominios en forma de provincias directamente bajo administración senatorial o bajo gestión consular, y también mediante pactos de adhesión como protectorados de estados aliados. Su principal competidora en aquella época fue la ciudad púnica de Cartago cuya expansión rivalizaba con la de Roma y por ello fue la primera gran víctima de la República. Las Guerras Púnicas obligaron a Roma a salir de sus fronteras naturales, la península Itálica, y poco a poco adquirió nuevos dominios que debía administrar, como Sicilia, Cerdeña, Córcega, Hispania, Iliria, etc.
Dominios
Los dominios de Roma se hicieron tan extensos que pronto fueron difícilmente gobernables por un Senado incapaz de moverse de la capital ni de tomar decisiones con rapidez. Asimismo, un ejército creciente reveló la importancia que tenía poseer la autoridad sobre las tropas, de cara a obtener réditos políticos. Así fue como surgieron personajes como Julio César, quien no sólo amplió los dominios de Roma conquistando la Galia, sino que desafió por vez primera la autoridad del Senado romano.
El sistema político del imperio surgió tras las guerras civiles que siguieron a la muerte de Julio César, en los momentos finales de la República romana. Tras la guerra civil que lo enfrentó a Pompeyo y al Senado, César se hizo con el poder absoluto y se nombró dictador vitalicio. En respuesta, varios miembros del Senado que conspiraron contra él, orquestando su asesinato ocurrido durante los Idus de marzo en las mismas escalinatas del Senado, lo que supondría el restablecimiento de la República. El precedente no pasó inadvertido para el sobrino e hijo adoptivo de César, Octavio, quien se convirtió años más tarde en el primer emperador tras derrotar la alianza entre su antiguo aliado Marco Antonio y la reina egipcia Cleopatra VII. Octavio mantuvo todas las formas republicanas de gobierno, pero en la práctica gobernó como un autócrata. En el año 27 a. C., el Senado le otorgó formalmente el poder supremo, representado en su nuevo título de Augusto, convirtiéndolo efectivamente en el primer emperador romano.
Augusto proclamó las leyes de tribunicia potestas que le atribuía poder absoluto sobre Roma e imperium maius que ampliaba ese poder sobre las provincias del imperio, instaurando la Pax Romana, un período de estabilidad y prosperidad sin precedentes que duraría casi dos siglos hasta la Crisis del siglo III.
La administración fue dividida entre las provincias senatoriales, aquellas calmadas y sin brotes insurrección controladas por el senado (latium, baetica) y las imperiales, aquellas que eran revoltosas y dadas a causar problemas controladas directamente por el emperador.
Expansión
En el año 43 moría Cunobelino, y sus otros dos hijos, Caractaco y Togodumno, pasan a representar el paradigma de lo que Roma consideraba antirromano y de hecho lo eran. Una victoria de Caractaco sobre la tribu vecina de los atrebates, hizo que su jefe, Verica, pidiera la ayuda de Roma, la que no se hizo esperar.
El general Aulo Plaucio y 20.000 hombres - unas 4 legiones - desembarcaron en la zona de Kent y ocuparon rápidamente el sur hasta el río Támesis. Haciendo un hábil movimiento de pinzas y empleando el factor sorpresa derrotaron a los hermanos en el río Medway, matando a Togodumno. Una de las legiones estaba comandada por Vespasiano, quien muchos años después llegaría a ser emperador.
Ejército romano
El mando supremo del ejército correspondía al emperador. Fuera de Italia, en los territorios provinciales, el mando correspondía al gobernador provincial (pero este a su vez estaba supeditado al emperador que podía apartarlo cuando quisiera), pudiendo también asumirlo temporalmente el emperador. El número de legiones osciló en toda la época imperial, con un número máximo cercano a la treintena.
Las clases altas de caballeros y senadores fueron desapareciendo del ejército, de modo que las legiones debían reclutarse entre los ciudadanos, primero en Italia y después progresivamente en las provincias donde estaban acantonadas (destacaron los mauros, los tracios y sobre todo los ilirios), de modo que desde Adriano el reclutamiento se hizo casi exclusivamente en las provincias donde servía la legión, y por fin se recurrió a mercenarios extranjeros (sobre todo germanos). Con la entrada de los proletarios el ejército se profesionalizó, si bien estos soldados tenían más facilidad para el motín y el saqueo. Los ascensos se ganaban por méritos, por favores o por dinero. El tiempo de servicio fue aumentado progresivamente y no eran excepcionales servicios de treinta o más años, tras lo cual se conseguía un estipendio económico, la ciudadanía y privilegios como el acceso a algunos cargos municipales.
La legión disponía de arsenales (armamentos) y de talleres de fabricación y reparación. Los soldados recibían un sueldo, donativos imperiales en ocasión del acceso al trono, las fiestas o los motines, regalos (stillaturae) y el botín de guerra. La ración de alimentos diaria fue creciendo y se le proporcionaba trigo, sal, vino, vinagre, carne fresca y carne salada.
Los campamentos se convirtieron en plazas fuertes. Disponían de murallas y torreones y se dividían interiormente en cuatro partes marcadas por dos vías perpendiculares. Contenían sala de baños, sala de reuniones, capillas, oficinas, cárcel, hospital y almacenes. Los mercaderes, artistas, prostitutas y otros acudían a sus alrededores y se establecían constituyéndose aglomeraciones urbanas, y crecían los barrios exteriores para la población civil (canabae) con casas de baños, anfiteatros y otros edificios públicos. Los terrenos próximos se utilizaban como pastos para el ganado, que se arrendaban a los agricultores de la zona.
Decadencia
La diversidad cultural, la mezcla de razas, y con ello, la expansión de las religiones orientales en el seno del imperio, fueron algunos factores que contribuyeron a la desintegración y decadencia del imperio.
Un movimiento religioso sectario de origen judaico y profundamente anti-romano conocido luego como cristianismo, fue introducido en el imperio hacia el año 40 por agitadores hebreos como Saulo Pablo de Tarso[1], Simón Pedro y otros predicadores que, por medio de sus enseñanzas intransigentes, sedujeron primeramente a los estratos sociales más bajos, invirtieron los valores y envenenaron la elevada mentalidad romana. El Imperio, con sus clases dirigentes ya cristianizadas, comenzó a sufrir inestabilidad, amargas disputas religiosas y una división interna que desembocó en una crisis finaciera y moral dada por una alta corrupción en el senado, pérdida de valores.
Pese a que los romanos eran conocidos por su tolerancia religiosa, varios emperadores romanos, advirtiendo el peligro que suponía hacia los valores que les fundaron, el cristianismo es inmediatamente perseguido de forma intermitente y esporádica, puesto que sus miembros se niegan a servir en las legiones y a rendir homenaje al emperador. Aunque las persecuciones romanas anticristianas han sido enormemente exageradas por los victimistas cristianos, éstas fueron esencialmente por motivos políticos y no religiosos: el Imperio Romano casi siempre toleró las diferentes religiones, pero sus autoridades vieron en el cristianismo una secta subversiva de predicación anti-romana, ya que entre otras cosas, los obispos locales hacían de caudillos de esa rebelión anti-romana. Los políticos romanos de la época, además, no distinguían a cristianos y judíos, y no sin razón veían en el cristianismo una herramienta de la venganza de la judería contra Roma, y consideraban al cristianismo como un movimiento judío más entre otros como los saduceos, fariseos, zelotes, etc.
En el año 285, Diocleciano impulsó una titánica reforma a la estructura imperial: dividió el imperio para facilitar su gestión. Él gobierna en la parte oriental y entrega la occidental a Maximiano. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles. Se considera que, tras su reinado, Roma entró en franca decadencia; con usurpadores y repartos entre herederos al trono.
En el año 313, mediante el Edicto de Milán, se proclama la "libertad religiosa" y la religión cristiana es legalizada en el imperio romano, por parte de Constantino I (llamado "el Grande" por los cristianos) representando al Imperio Occidental, y Licinio representando al Oriental. Una vez legalizados, los cristianos comienzan a atacar sin cuartel a los paganos. No sólo el pueblo romano original se ha entregado al lujo, a la voluptuosidad y a la opulencia, negándose a servir en las legiones, sino que el cristianismo se ha infiltrado en la élite burocrática, y ya numerosos personajes influyentes lo practican y defienden. El Edicto de Milán es importante, puesto que acaba de una vez por todas con la clandestinidad en la que estaba sumido el mundo cristiano.
En 378 los romanos son derrotados por el ejército godo en la Batalla de Adrianópolis y en la que murió Valente, emperador de Oriente. Posteriormente, el emperador interviene y, mediante una sagaz diplomacia, hace aliados (foederati, o federados) a los godos, un pueblo germánico originario de Suecia y famoso por su belleza.
En 380, el emperador Teodosio I ("el Grande" para el cristianismo) proclama mediante el edicto de Tesalónica como única religión al cristianismo, acabando con el apoyo del Estado a la religión romana tradicional y prohibió la "adoración pública" de los antiguos dioses. Teodosio llama a los paganos "locos", además de "repugnantes, herejes, estúpidos y ciegos".
En 392 Teodosio volvió a unir las partes oriental y occidental del Imperio, siendo el último emperador en gobernar todo el mundo romano. A la muerte de Teodosio en 395, el imperio queda definitivamente dividido.
En 406-407, un conjunto de tribus foederati, los vándalos, los suevos y los alanos (estos últimos de origen iranio, no germánico), transitan por la Galia, destinados a España. En 409, suevos, vándalos y alanos cruzan los Pirineos e invaden parcialmente España, quedándose los alanos en Galicia , los vándalos en el sur de de España y Tarraconensis aun bajo dominio romano
En 408, el emperador de Occidente Honorio ordenó la ejecución de Estilicón (un general de origen vándalo que sirvió a Roma fielmente pero que fue traicionado por una chusma política cristiana y llena de envidia) y su familia, en respuesta a los rumores de que el general había llegado a un trato con el caudillo germano Alarico.
Honorio entonces incitó a la población romana a masacrar a decenas de miles de esposas e hijos de los godos foederati que servían en el ejército romano, propiciando que los hombres, presos de la rabia, se unan en masa a Alarico, incrementando el tamaño de su fuerza a alrededor de 30.000 hombres, y se unieron a su marcha sobre Roma para vengar a sus familias asesinadas.
En 410, un ejército compuesto por visigodos y otros aliados germanos suyos comandados por Alarico, saquean la misma Roma, continuando posteriormente por el sur de Francia, España y África. Desde allí, procuran dominar el Mediterráneo. En 430, los vándalos sitian la ciudad norafricana de Hipona. En el sitio, muere Agustín de Hipona, uno de los padres de la Iglesia.
El 416 los visigodos entran el la peninsula como aliados de Roma, expulsando a los vandalos y arrinconando a los alanos estos son de fe arriana y persiguen a los católicos por toda España
En 435 el emperador Teodosio II proclama abiertamente que las únicas religiones legales en Roma son el cristianismo y el judaísmo.[2] Este fue el final de las guerras judeo-romanas lo que marca el principio de la caída del Imperio Romano, transformándose en un Imperio Judeo-Cristiano.
En 439, los vándalos toman Cartago. Su flota domina el Mediterráneo. En 441, los hunos del caudillo asiático Atila cruzan el Danubio, masacrando, violando, torturando, esclavizando y profanando toda tierra que pisan.
Caída
A principios del siglo V, los pueblos germanos, empujados hacia el Oeste por la presión de los hunos que procedían de las estepas asiáticas, penetraron en el Imperio Romano. Las fronteras cedieron por falta de soldados que las defendiesen y el ejército no pudo impedir que esta Roma decadente fuese saqueada por el nuevo vigor de visigodos y vándalos. Cada uno de estos pueblos germanos se instaló en una región del imperio, donde fundaron reinos independientes. Uno de los más importantes fue el que derivaría a la postre en el Sacro Imperio Romano Germánico. Los emperadores de la época permitieron el ingreso de los germanos bajo dos condiciones: debían actuar como colonos y trabajar las tierras, además de ejercer como vigilantes de frontera.
Finalmente en 476 el caudillo hérulo Odoacro, se proclama rey de Italia, ya bajo un sistema pseudo-feudal que reemplaza los decadentes restos de una Roma destrozada desde dentro. El último emperador de Roma, Rómulo Augústulo es depuesto por su propio ejército, un ejército que ya de romano le queda sólo el nombre, pues está compuesto casi exclusivamente de germanos, que son los únicos que sienten algún tipo de lealtad hacia Roma, y para los cuales la palabra "romano" se ha convertido en sinónimo de traicionero, cobarde y no digno de confianza. Rómulo Augústulo es enviado por los germanos, en un gesto de gran nobleza, al exilio de Constantinopla, la capital de Oriente, con todos los honores e insignias imperiales, formalizándose así la capitulación del Imperio de Occidente. El Imperio Oriental proseguiría, progresivamente re-helenizado, varios siglos más bajo el nombre de Imperio Bizantino, destinado a ser baluarte contra el islam hasta que en 1453 Constantinopla caería bajo el poder de los turcos otomanos.
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de Justiniano I, por medio de sus generales Narsés y Belisario, el de Carlomagno así como el del propio Sacro Imperio Romano Germánico, pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mar Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
Con el colapso del Imperio de Occidente finaliza oficialmente la Edad Antigua dando inicio a la Edad Media.
Referencias
- ↑ N. Los judíos de esa época, especialmente los de la Diáspora y ciudadanos de Roma, tenían dos nombres: uno griego o romano (el cognomen) y el otro hebreo (el praenomen). Saulo es el praenomen semítico que etimológicamente significa "llamado o invocado" y Paulo es el cognomen romano latinizado del griego Paulos que etimológicamente significa "pequeño o poco".
- ↑ Roma contra Judea, Judea contra Roma III — El cristianismo y la caída del Imperio