Suevos

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Reino suevo hacia el año 569
Los suevos son un pueblo germánico procedente del norte de Europa. Su asentamiento primitivo se encuentra en la zona del mar Báltico, llamado por los romanos Mare Suebicum. Tácito los menciona, aunque llama suevos a todos los pueblos germánicos del este (marcomanos, quados, turingios y alamanos).

En sus migraciones, los suevos se dirigieron hacia el sur y el oeste, quedándose un tiempo en el área de la Alemania moderna. En esta época, varias tribus se separaron del grupo central de los suevos para formar los alamanes, de donde nos llega, a través del francés, el nombre de Alemania.

La ocupación y el asentamiento en Galiza

Después del paso del Rin, en el año 406, los suevos, junto con los vándalos y alanos, atraviesan las Galias y llegan a la Península alrededor del año 409, siendo dirigidos los primeros por Hermerico. Durante algún tiempo recorren la Península sin establecerse permanentemente, hasta que en el año 411 dejan su vida nómada y por un reparto de tierras pasan a asentarse en el noroeste y en otras áreas de la Península, dejando libre la vieja provincia de Tarraconense. A esta situación se llegó por un pacto entres estos pueblos "Bárbaros" y los romanos bajo Flavio Constancio, representante de Honorio, como señaló C. Torres, basándose en Osorio. Indudablemente este acuerdo no tuvo la categoría de los grandes "Tratados" entre los romanos y algún pueblo bárbaro, como los visigodos, por ejemplo. Se supone que sólo se refería al permiso de ocupar unas tierras, pero sin una vinculación estrecha con la población existente que, en el caso que nos ocupa, era la galaico-romana y que sería la que seguiría viviendo en los centros más importantes, como las ciudades y los principales castos. Los suevos se instalarían en el campo y por razones étnicas como quieren algunos, o de tipo religioso y social, como piensan otros; siempre hubo una cierta hostilidad entre los recién llegados y los que ya vivían en el noroeste.

La zona de ocupación debió ser la Galicia actual, junto con las tierras situadas entre le Duero y el Miño, es decir, en el norte de Portugal, que en conjunto cogían los conventos lucense y bracarense. Pero al este, el territorio se ocupó por los vándalos asdingos. En un principio la población sueva no se debió dispersar mucho, ya que su número no era muy grande (treinta y cinco mil, según Reinhart) y siempre estarían mejor agrupados para los casos de peligro.

Conforme se avanza en el tiempo, los suevos se van organizando mejor y comienzan a hacer correrías por las tierras gallegas, atacando ciudades y luchando contra otros pueblos (vándalos, por ejemplo) y practicando una política expansionista, como veremos más adelante. Con el tiempo se integran en la comunidad galaico-romana.

El sistema político

El régimen de gobierno de los suevos fue la monarquía. Las fuentes literarias hablan de un "Regnum Suevorum" (Idacio) o de un "Galliciense Regnum" (San Gregorio de Tours), lo que ya indica, en este último caso, el territorio que ocuparían aquellos. El poder supremo se ejercía por el rey, que ascendía al trono con carácter herditario, aunque algunos autores lo negaran (M. Torres), pensando más bien en un sistema electivo, lo cual no parece muy probable. Únicamente en los casos en los que no hubiese descendencia se podía establecer a elección de la aristocracia o por la asamblea del ejército. En cualquiera de los casos, el nombramiento se confirmaba en una ceremonia de proclamación.

Como máximo representante de la comunidad sueva, el monarca tenía grandes poderes en función de su cargo. Recibía los títulos de "gloriosissimus", "tranquilissimus" e "clementissimus". Dirigía el ejército, nombraba embajadores y recibía a los de los otros pueblos. En épocas avanzadas acuñaban moneda. Es posible que tuvieran también una cierta potestad eclesiástica. Existía un Tesoro de Estado, según se refiere Juan de Bíclaro.

En los primeros momentos no existía una capital fija. Con el tiempo Braga se convirtió en centro del nuevo estado, pero sin que esto quiera decir que, ocasionalmente, no hubiera otras capitales, bien sea con carácter temporal o bien con un matiz itinerante. Así, se sospecha que Miron estableció la capital en Orense.

Los acontecimientos

Hermerico fue el primer rey desde el asentamiento de los suevos en la Península, y el que más tiempo gobernó: del 409 al 441. En el año 419 tiene que luchar contra los vándalos siendo sitiado en los Montes Nerbasos, en la comarca del Bierzo. Gracias a la ayuda que le proporcionan los romanos puede evitar la derrota y la sumisión.

Alrededor del año 430, los suevos comienzan a atacar diversas partes de Galicia, por razones demográficas, reparto de tierras y para imponer un dominio y control sobre todo el territorio y para convertir lo que era zona de influencia en zona de ocupación, según piensa C. Torres, ya que estos ataques se dirigieron contra las partes interiores de Lugo Y Orense. Las luchas continúan, obligando a Hidacio, obispo de Chaves y representante de los galaico-romanos, a dirigirse a la Galias para entrevistarse con Aecio y pedir ayuda. En el año 432, se consigue una paz gracias a la intervención de los Obispos , los cuales unos eran partidarios de los suevos (Sinfosio) y otros de los romanos (Hidacio). A partir de entonces, se puede apreciar un cierto acercamiento entre la población galaico-romana y la sueva, lo que, sin duda, influirá en los acontecimientos posteriores y facilitará las nuevas expediciones guerreras de los suevos.

En el año 438, se firmó una nueva paz entre Aecio y Hermerico, por lo que la provincia Gallaecia pasó a manos suevas. En esta misma fecha, Reckila y asociado al trono por su padre, comenzando así su reinado, que duraría diez años, el segundo rey suevo. Esta etapa se caracteriza por una política expansionista que tiene como consecuencia la conquista de Lusitania y de Bética, tras las sucesivas derrotas de las fuerzas romana de Andevoto, en el 438, Censorio, en el 440, y Vito, en el 446. Por esta fechas, poco más o menos, los vándalos realizan una expedición contra Galicia, saqueando parte de sus costas.

A la muerte de Reckila, acontecida en Mérida en el año 448, le sucedió en el trono su hijo Reckiario, quien contó con una cierta oposición por parte de algunos familiares, debido a su conversión al cristianismo. Su reinado es muy importante, por lo que supone de culminación de la política expansionista suévica en un intento de conseguir la unidad peninsular. Por otro lado, con su conversión al cristianismo, favorece la integración de las poblaciones galaico-romanas y suévicas, así como el apoyo de las jerarquías eclesiásticas. El casarse con una hija del rey Teodorico establece una alianza con los visigodos.

Las sucesivas incursiones en los territorios de la Tarraconense son mal vistas por los visigodos, el que trae como consecuencia que Teodorico se dirija contra Reckiario a quien derrota completamente en la batalla del río Orbigo, en el año 456, siguiendo camino hasta Braga, ciudad que resultó completamente saqueada.

El final de estos acontecimientos remata con la muerte de Reckiario.

Después de estos desastres, para el que pudiéramos llamar Imperio Suevo, se produce un largo periodo de descomposición interna, caracterizado por la aparición de reyes contemporáneos y por las luchas entre las diversas facciones, que tenían como asentamiento las zonas lucense y bracarense, respectivamente. Tras un breve periodo de gobierno de Agiulfo, la Galicia del Norte elige como rey a Frantan y al del Sur a Maldras. Se sucedían los ataques en las zonas contrarias, con incursiones por las tierras del Duero y de Lusitania, con nombramiento de nuevos reyes (Remismundo e Frumario). En el año 460, se produce el ataque de los suevos a la ciudad de Lugo, aprovechando la Pascua, y matando al Rector de la misma y a personajes dirigentes de la sociedad galaico-romana.

En el año 465, entramos con Remismundo y con su conversión al arrianismo, una etapa larga y oscura que duraría casi un siglo y de la que muy poco se conoce. Una de las fuentes principales, que es la de Hidacio, remata los comienzos de este periodo y las restantes de poco sirven.

Con Teodomiro, en el año 559, entramos de nuevo en el relato de los acontecimientos, ya que a partir de entonces contamos con las referencias más precisas sobre lo ocurrido. Este rey se convierte al cristianismo, influido por San Martiño Dumiense, natural de Panonia y que desarrolló en la Galicia bracarense una importantísima labor.

Le sucedió en el puesto Miron (570-583) quien convocó el II Concilio de Braga, que significó una depuración de las iglesia galaica contra Leovigildo, siendo derrotado en el 576, pero más tarde acude en ayuda de Hermenegildo contra su padre, firmando la paz con él, sin siquiera empezar las hostilidades.

Con la muerte de Miron se precipitó el final del reino Suevo y tras los breves reinados de Eborico, Andeca y Malarico, Leovixildo asume Galicia en el año 585.

Reyes suevos

  1. 410-438: Hermerico. Llegada de los suevos a la península Ibérica;
  2. 438-448: Requila;
  3. 448-456: Rekiario.

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