Homosexualismo

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Artículo destacado
La Bandera "LGBT" o "Bandera del arcoiris", es el símbolo del homosexualismo activista y político que busca trastocar los fundamentos básicos de la sociedad a favor de una minoría que apologiza un comportamiento atípico y reclama para ella supuestos derechos de igualdad en detrimento de la mayoría.

El homosexualismo u homosexualidad (del griego, homo "igual", y del latín, sexus "sexo"), es el conjunto de comportamientos y prácticas basadas en la atracción erótica hacia individuos del mismo sexo.

La homosexualidad femenina se denomina comúnmente como lesbianismo. El bisexualismo o bisexualidad es la atracción erótica hacia ambos sexos, y por lo tanto implica una condición homosexual, en mayor o menor grado, dependiendo del individuo.

Antes de 1973 era considerado en los manuales de salud como un trastorno psicológico del desarrollo de la identidad sexual encuadrado dentro de las parafilias. No obstante, la desclasificación oficial de la homosexualidad como trastorno, fue resultado exclusivo de la presión política de los grupos activistas gay y no producto de la investigación científica[1][2][3].

En general, la homosexualidad ha sido históricamente considerado por muchas sociedades como socialmente inmoral y antinatural. En los últimos años la actividad del Lobby homosexual en la política y la influencia de los activistas gays en la cultura y en los medios ha aumentado. Las campañas propagandísticas que promueven buscan que la homosexualidad sea reconocida en la sociedad como una "opción aceptable y respetable" y como "una variante normal de la sexualidad humana". El movimiento político gay ha influido de forma determinante en la opinión pública, logrando la mayoría de sus objetivos tales como redefinir el concepto legal del matrimonio, debilitar el concepto tradicional de la familia, promover la adopción legal de niños y la legalización de la pederastia.

Desde el punto de vista biológico, la especie humana se encuentra entre las que se reproducen únicamente de manera heterosexual, es decir entre personas de distinto sexo. La homosexualidad por el contrario, es incapaz de engendrar vida y no tiene ningún propósito biológico definido, aunque se ha pensado que su función principal podría ser la de contrarrestar la sobrepoblación. Sea esto último cierto o no, la homosexualidad siempre ha consistido en un fenómeno excepcional por la sencilla razón de que, de haber sido la norma, la especie humana habría desaparecido hace siglos, por ello no es normal en términos de orden natural. La normalidad, dice el Dr. Joseph Nicolosi, es "aquello que cumple una función conforme a la propia naturaleza"; y esto es el concepto de orden natural. Los sexos iguales son incompatibles por condiciones intrínsecas y naturales; en razón de la anatomía y la fisiología, por lo que los sexos iguales no fueron 'diseñados' para su mutua unión.

Sumario

Terminología y etimología

El término homosexual proviene del griego homos "mismo" y el latín sexus. Fue acuñado en 1869 por el escritor austriaco Karl-Maria Kertbeny como reemplazo de palabras despectivas anteriores y fue popularizado más tarde por el psiquiatra Richard Freiherr von Krafft-Ebing en Psychopathia Sexualis de 1886.

Estudio académico de la homosexualidad

Prevalencia

En animales


Se han observado algunas formas de comportamiento homosexual en algunas especies animales, pero la homosexualidad exclusiva o predominante es rara en la naturaleza. El comportamiento biológico básico de todas las especies sexuadas es heterosexual.[4] En algunos casos, estos comportamientos se deben a la falta de parejas del sexo opuesto disponibles. Incluso se ha argumentado que si hay parejas disponibles del sexo opuesto no hay ejemplos claros de homosexualidad exclusiva en especies de animales salvajes.[5][6]

Los disruptores endocrinos que afectan los comportamientos son posibles causas de comportamientos homosexuales en animales y humanos. Por lo tanto, los comportamientos homosexuales en algunos animales que se han observado hoy en día no son necesariamente típicos y normales ya que pueden no haber ocurrido en épocas anteriores con menos impacto de los disruptores endocrinos de origen humano.

En sociedades primitivas

Hay muy pocas descripciones del comportamiento homosexual en sociedades tradicionales como las sociedades de cazadores-recolectores. Estas son las más semejantes a las sociedades en las que los humanos pasaron casi toda su historia evolutiva. La única excepción son algunas tribus emparentadas en Papúa Nueva Guinea.

Las representaciones de comportamiento sexual no son infrecuentes en el arte prehistórico, como las pinturas rupestres, pero las representaciones de comportamientos homosexuales son inexistentes, o posiblemente raras si se interpretan generosamente dos pinturas rupestres poco claras como homosexuales. Esto contrasta con los etnógrafos que han podido documentar muchos comportamientos socialmente condenados, como asesinato, robo, infanticidio y relaciones extramaritales.[4]

En sociedades occidentales modernas

La prevalencia de la homosexualidad según las encuestas se ve afectada por las preguntas utilizadas por las encuestas. Esto incluye si se pregunta por homosexualidad exclusiva, si se pregunta por actividades bisexuales o si se pregunta, en ocasiones, si se ha sentido atracción hacia personas del sexo opuesto. La mayoría de los estudios han concluído que los homosexuales representan entre un 2% y 3% de la población total[7].

Estados Unidos

  • El National Health and Social Survey de Estados Unidos concluyó que sólo el 2,8% de los hombres y el 1,4% de las mujeres creen ser homosexuales o bisexuales; esto es, del orden del 2% de la población total adulta incluyendo los bisexuales.
  • Una base muy rigurosa es la encuesta del CDC de Atlanta llevada a cabo por la Oficina del Censo de los EE.UU. para el Centro Nacional de Estadísticas sobre Salud del Centro para el Control de Enfermedades, en base a 10 mil entrevistas trimestrales. La pregunta utilizada en este caso es si ha tenido relación con algún hombre al menos desde 1977. El resultado se sitúa en menos del 3% como norma[7].
  • Encuesta del National Opinion Research Center para el Gobierno de Estados Unidos sobre 1.537 adultos. Sólo el 0.6% mantuvo relaciones homosexuales permanentes[7].
  • Encuesta del Instituto Alan Guttmacher para hombres de 20 a 39 años, para los que el 2,3% afirma haber tenido una experiencia homosexual y sólo el 1% con carácter exclusivo[7].

Francia

  • El gobierno francés encuestó a más de 20 mil adultos con el resultado de que el 4,1% de los hombres y el 2,6% de las mujeres había tenido relaciones homosexuales alguna vez a lo largo de su vida, y de sólo el 0,7% y el 0,6% para hombres y mujeres respectivamente para relaciones homosexuales exclusivamente[7].

Canadá

  • Sobre 5.514 estudiantes menores de 25 años el 98% era heterosexual, el 1% bisexual y el 1% homosexual[7].

Chile

  • Estudio Nacional de Comportamiento Sexual (Gobierno de Chile – Ministerio de Salud - CNS de Chile – ANRS de Francia) sobre 5.407 encuestados en el año 2000, el 0,2% declararon ser homosexuales y el 0,1% bisexuales[8].

Brasil

  • Sobre un universo de 3.324 encuestados en el año 1999, el 1,4% declaró ser homosexual o bisexual[9].

Dinamarca

  • Estudio aleatorio danés sobre 1.373 hombres, sólo un 2,7% tuvo una experiencia homosexual[7].

Noruega

  • Estudio aleatorio entre 6.300 personas. Un 3,5% hombres y 3% mujeres contestaron que habían tenido alguna experiencia homosexual en su vida[7].

Encuestas recientes de alta calidad han informado de una prevalencia de homosexualidad más duradera en aproximadamente el 2-4% de la población de los países occidentales. A veces se mencionan cifras más altas, como el 10%, pero se las ha criticado por no estar basadas en muestras representativas. Se ha dicho que la homosexualidad exclusiva es más común entre los hombres, mientras que se ha dicho que la bisexualidad es más común entre las mujeres.[10][11]

La encuesta más grande jamás realizada se realizó en los Estados Unidos en 2012 y declaró que el 3.4% de los adultos se autoidentificaron como "LGBT". Para los blancos, la cifra fue del 3,2%, para los hispanos el 4,0%, para los asiáticos el 4,3% y para los negros el 4,6%. Para los hombres la cifra fue del 3,3% y para las mujeres del 3,6%. La prevalencia fue mayor para las personas con bajos ingresos y poca educación. Las mujeres "LGBT" tenían la misma probabilidad que las mujeres no "LGBT" de tener hijos menores de 18 años en su hogar, mientras que los hombres "LGBT" tenían la mitad de probabilidades que los hombres no "LGBT" de tener hijos en su hogar. Hubo una gran diferencia de edad. Las personas de 18 a 29 años tenían más de tres veces más probabilidades que las personas mayores de 65 años de identificarse como "LGBT" (6,4% frente a 1,9%). Además, en el grupo de edad de 18 a 29 años, la diferencia de sexo fue particularmente grande (el 8,3% de las mujeres y el 4,6% de los hombres se autoidentificaron como "LGBT").[12]

Una encuesta de 2011 indicó que los estudios en otros países occidentales generalmente han encontrado una autoidentificación más baja que en los Estados Unidos (1.2-2.1%). Un estudio de 2012 en el Reino Unido indicó una prevalencia de autoidentificación del 1,5%. Al igual que en los EE. UU., La prevalencia fue mucho mayor entre las personas más jóvenes. La prevalencia para las personas de 16 a 24 años fue del 2,6% y la prevalencia para las personas de 65 años o más fue del 0,4%.[13]

Una interpretación políticamente correcta de las diferencias de edad es que éstas simplemente reflejarían que las personas más jóvenes se sienten cómodas admitiendo su homosexualidad y que la prevalencia real no ha cambiado. Otra explicación es una mayor prevalencia de disruptores endocrinos, que afectan en particular al cerebro en desarrollo. Otra interpretación más es que estos aumentos se deben a factores como el aumento de la propaganda pro-homosexual, que está provocando que más personas adopten la homosexualidad. Esta propaganda puede ser particularmente generalizada e influyente en los Estados Unidos y, en particular, entre las mujeres jóvenes, que pueden ser más influenciables que los hombres.

Hay una incidencia mucho mayor de homosexualidad entre aquellos que han sido criados en grandes ciudades, en lugar de en áreas rurales.[14] Las explicaciones pueden ser similares a las propuestas para las diferencias de edad.

Percepción pública sobre la prevalencia

Los activistas homosexuales han citado a menudo y deliberadamente cifras engañosas con respecto a la prevalencia de la homosexualidad (como el 10%), con el fin de ganar más influencia política. También ha habido una presencia mucho mayor de homosexuales en los medios de comunicación. Tal propaganda puede explicar por qué las encuestas en los EE. UU. Han encontrado que el público en general sobreestima en gran medida la prevalencia de la homosexualidad y que estas sobreestimaciones se han vuelto cada vez más grandes con el tiempo.

Además, el estudio estadounidense de 2012 mencionado anteriormente contradice un estereotipo mediático que retrata incorrectamente a los homosexuales generalmente como personas de altos ingresos, con un alto nivel de educación y de raza blanca.

Causas

Existen diversas hipótesis sobre las causas de la homosexualidad. Las más contempladas bien se pueden clasificar dentro de dos conjuntos de factores: los endógenos y los exógenos. Los endógenos o innatos son aquellos que engloban aquellos factores genéticos, biológicos, neurológicos, por disfunciones hormonales innatas, etc. Los exógenos o adquiridos se identifican con aquellos factores psicológicos, ambientales, que incluirían las experiencias durante el desarrollo en la infancia, la influencia y relación con los padres, etc., así como también la presencia de desproporcionados niveles de estrógenos (hormonas femeninas) en los alimentos y el ambiente.

Factores innatos

Muchos simpatizantes de la causa gay han querido defender una causa genética de la homosexualidad pensando que así podría validarse una idea que últimamente ha ido extendiéndose gradualmente, aún fuera de círculos no homosexuales, que argumenta que si la homosexualidad es innata y no adquirida, entonces ésta no es susceptible de ser cambiada, y que siendo así sería una conducta natural del ser humano, por lo que se acabaría definitivamente con su consideración como una patología, trastorno o desorden. Los homosexuales militantes usan frecuentemente esta idea de la supuesta predisposición genética como una excusa para justificar su comportamiento. Sin embargo, aún cuando la homosexualidad fuese determinada genéticamente, hay que recordar que también son condiciones genéticas el síndrome de Down o el daltonismo, y no por ello significa que no son patologías, mismas que además, como la homosexualidad, responden a una incidencia estadística similar. Más o menos hace veinte años en los Estados Unidos se hablaba del "gen gay", o del "cerebro gay", pero en realidad, ningún estudio ha demostrado tales conceptos.

Los estudios más difundidos acerca de un posible factor genético de la homosexualidad, son los efectuados por Simon Le Vay, en 1991, y Dean Hamer, en 1993, sin embargo, ninguno de estos estudios han podido ser reproducidos satisfactoriamente[15] y hasta ahora no existe evidencia sobre un supuesto "gen gay". Especialistas en sexualidad humana como William Masters y Virginia Eshelman Johnson, sostienen desde mucho antes que la teoría genética de la homosexualidad ha sido en general descartada.[16]

Numerosos autores que han revisado cuidadosamente todas las publicaciones que intentan validar la predisposición genética de la homosexualidad, han descubierto que no sólo no demuestran una base genética para la atracción homosexual, sino que, partiendo de sus propios prejuicios e intereses personales, ni siquiera pretenden obtener evidencia científica para tal afirmación[17]. Los estudios al respecto están extremadamente defectuosos, inconclusos y parcializados pues por lo regular quienes hacen esas investigaciones son científicos homosexuales.

Neil Whitehead, un doctor en bioquímica, afirmó: "la homosexualidad no es innata, no es dictada genéticamente, no es inmutable."

Simon Le Vay y el "cerebro gay"

El científico homosexual y dirigente del movimiento gay de California, Dr. Simon Le Vay, llevó a cabo su estudio sobre cerebros de varones homosexuales fallecidos por SIDA. Su estudio se centró en un grupo de células del hipotálamo, conocidas como INAH-3. Le Vay alegó haber encontrado "sutiles, pero significativas diferencias" entre las estructuras cerebrales de hombres homosexuales y heterosexuales. Concluyó el resumen de su estudio diciendo: "Este descubrimiento... sugiere que la orientación sexual tiene un substrato biológico".

En 1991 la revista Science publicó un artículo reportando sus supuestos hallazgos[18]. Según el reporte, el Dr. Le Vay había examinado una muestra de cadáveres entre los cuales la mayoría pertenecían a personas homosexuales y había encontrado una diferencia significativa entre los cerebros de los homosexuales y los cerebros de los supuestos heterosexuales. La prensa tomó este nuevo descubrimiento y lo publicó a todo lo largo y lo ancho de EE.UU. Pero desde la publicación del supuesto hallazgo, ese estudio permaneció bajo el rigor de severas críticas, de hecho todo el estudio era muy defectuoso. Primero, el grupo de cadáveres que el Dr. Le Vay usó para su estudio fue muy limitado, pues constituyó de solamente 40 cadáveres. Segundo, los 24 cadáveres de homosexuales conocidos que fueron examinados murieron de SIDA, o más bien de complicaciones relacionadas, y se sabe que el cerebro de un individuo infectado puede sufrir cambios drásticos. El cerebro de víctimas del SIDA puede reducirse en tamaño; sus cavidades internas, llamadas ventrículos, se expanden y porciones de la corteza cerebral se consumen[19][20]. Aunque se pueden elaborar tratamientos que detengan la infección viral y permitan que el sistema inmunológico se recupere, es muy probable que los daños al cerebro sean permanentes[21]. Los 16 cadáveres restantes, según el estudio, eran de heterosexuales. Sólo se presume que lo eran, pero nadie pudo asegurar si lo eran o no.

Mientras que la mayoría de los homosexuales y la prensa alaban el descubrimiento del Dr. Le Vay, algunos homosexuales incluso tuvieron dudas en cuanto al método defectuoso que se usó en dicho estudio. Michael Botkin, un famoso escritor homosexual escribe: "Un control tan descuidado como el del Dr. Le Vay, invalida por sí mismo el estudio".

Por ello, en 1993, Le Vay trató de minimizar o justificar su error escribiendo que no intentaba probar la predisposición de la homosexualidad, evadiendo en parte los errores metodológicos de su defectuoso estudio:

Para muchas personas, encontrar una diferencia en la estructura cerebral entre hombres homosexuales y heterosexuales equivale a probar que los homosexuales "nacieron así". Una y otra vez he sido definido como alguien que "probó que la homosexualidad es genética", o algo así. No lo hice. Mis observaciones fueron hechas sólo en adultos que fueron sexualmente activos por un período considerable de tiempo. No es posible, sólo con base en mis observaciones, decir si las diferencias estructurales estaban presentes al nacer y más tarde, influenciaron a los hombres a hacerse homosexuales; o si eso apareció en su vida adulta, quizá como resultado de su conducta sexual.
Heredabilidad

La heredabilidad se refiere a la proporción de una característica genética en un grupo, y puede ser estimada por medio de estudios en gemelos.

Si la homosexualidad estuviese determinada genéticamente, entonces uno podría esperar que un par de gemelos idénticos sean idénticos también en sus atracciones sexuales. Sin embargo, Michael Bailey y Richard Pillard, en un estudio centrado en mellizos no pudieron establecer esto.[22] Su estudio probó que, cuando un gemelo era homosexual, había aproximadamente una probabilidad de 50/50 de que el otro gemelo fuese también homosexual. No obstante, esta probabilidad 50/50 es más bien atribuible a la influencia de la cultura circundante y del otro gemelo. Como el Dr. Dean Byrd señala: "El único punto esencial que emerge de la investigación de Bailey y Pillard realmente probó que las influencias ambientales juegan un fuerte papel en el desarrollo de la homosexualidad."

Por otra parte, la heredabilidad puede cambiar si cambia el equilibrio entre los factores ambientales y genéticos para el grupo. Por ejemplo, si el entorno se volviera más similar para todos los miembros del grupo, entonces los factores genéticos se volverían relativamente más importantes con respecto a las diferencias y el número de heredabilidad aumentaría.

Los estudios sobre la heredabilidad de la homosexualidad han dado resultados variables, lo que puede deberse a grandes diferencias metodológicas entre los estudios. Se ha argumentado que muchos estudios han utilizado muestras problemáticas autoseleccionadas, oportunistas o pequeñas basadas en la población. Un estudio de 2010 en Suecia (con respecto a los años 2005-2006) indicó que fue el estudio más grande realizado y verdaderamente basado en la población. Encontró una heredabilidad del 34% al 39% para los hombres y del 18% al 19% para las mujeres.[23] Suecia tiene un entorno muy homogéneo con respecto a la homosexualidad, lo que puede haber provocado que las cifras de heredabilidad sean más altas que en otros lugares.

A modo de comparación, estas cifras de heredabilidad son iguales o inferiores a la heredabilidad de muchas actitudes políticas [24]. En general, se considera que las actitudes políticas son bastante cambiantes y muchas organizaciones políticas intentan hacerlo.

Otros han abogado por cifras de heredabilidad aún más bajas, en particular para los adolescentes[25].

Dean Hamer y el "gen gay"

Otro estudio que atrajo la atención nacional fue el del Dr. Dean Hamer en 1993, un científico del Instituto Nacional de la Salud. Él afirmó que una región en el cromosoma X, la sección Xq28, estaba relacionada, en algunos casos, a la homosexualidad.

Examinó 114 familias de hombres homosexuales en Italia y encontró supuestas tasas crecientes de homosexualidad entre los tíos y primos del lado materno, pero no entre los parientes paternos. Un ligamiento fue estudiado en 40 de las familias en las cuales había dos hermanos gay. Una correlación entre Xq28 y otros microsatélites marcadores fue encontrada en aproximadamente 64% de los casos. Un estudio similar conducido por el mismo equipo en 1995, de nuevo basado en material italiano corroboraba estos resultados, pero falló en encontrar una conexión entre el gen Xq28 y las homosexuales femeninas y el supuesto eslabón genético no se encontró.

La obra del Dr. Hamer estuvo bajo una investigación conducida por la Oficina Federal de Integridad porque uno de sus asistentes señaló que el Dr. Hamer alteró intencionalmente la información, para acomodarla convenientemente a su conclusión final. Este investigador fue despedido sumariamente de su beca post-doctoral en el laboratorio de Hamer. Sin embargo, una investigación del Instituto Nacional de Salud fundamentó sus afirmaciones y le dio otra posición en un laboratorio diferente.

Otros afirmaron que los hallazgos de Hamer fueron simplemente mal interpretados, y por eso fueron presentados como una prueba de que la homosexualidad es genética y hereditaria. Sin embargo, como el mismo Dr. Hamer afirmó:

La herencia no produjo lo que originalmente esperábamos encontrar: una simple herencia mendeliana. De hecho, nunca encontramos una sola familia en la cual la homosexualidad hubiese sido transmitida según el obvio modelo que Mendel observó en sus plantas de guisantes.

En 1999, el Dr. George Rice realizó de nuevo la investigación del Dr. Hamer, pero con diferentes resultados. Estudiando material Canadiense que consistía en 52 parejas de hermanos homosexuales, George Rice y otros encontraron estadísticamente un vínculo significante en los alelos y haplotipos y concluyendo en contra del vínculo entre el cromosoma X y el gen de la homosexualidad masculina.[26][27] Esto llevó al Dr. Rice a concluir: "Nuestros datos no apoyan la presencia de un gen de amplio efecto que influencie la orientación sexual en la posición Xq28."

El Dr. Joseph Nicolosi de la Asociación Nacional para la Investigación y Terapia de la Homosexualidad (NARTH), y quien ha trabajado con más de 200 homosexuales, comenta con la prensa sobre lo poco que se ha logrado en esta búsqueda del "gen gay". Afirma que lo que los homosexuales están buscando es una prueba biológica que los identifique a ellos como "una población diferente o especial". De ahí que ellos se aferren a cualquier evidencia que los favorezca en ese sentido por más fragmentada que ésta sea, con tal de poder decir: "Nacimos Así".

Efecto de orden de nacimiento fraterno

El "efecto del orden de nacimiento fraterno" se refiere a la observación de que cuantos más hermanos mayores tiene un hombre, mayor es la probabilidad de que ese hombre sea homosexual. Por lo general, esto se explica como el riesgo de que las madres se inmunicen contra los antígenos masculinos específicos con cada hijo varón. Los anticuerpos maternos pueden afectar el desarrollo hormonal del cerebro, lo que puede contribuir a la homosexualidad.[28]

En un análisis de 905 hombres y sus hermanos, el psicólogo canadiense Anthony Bogaert no encontró evidencia de que las interacciones sociales entre los miembros de una familia jugaran un papel determinante en la homosexualidad o heterosexualidad de un hombre. El único factor importante fue la cantidad de veces que una madre, antes, había dado a luz a varones, según el informe publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences.

El efecto de orden de nacimiento fraterno es mínimo: cada hermano mayor aumenta las posibilidades en un 33%. Suponiendo que la tasa mínima de homosexualidad entre los hombres es del 2%, harían falta 11 hermanos mayores para que el próximo hijo tuviera una posibilidad del 50% de ser homosexual.[29]

Factores adquiridos

La mayoría de los autores se han inclinado a favor de la interacción de una variedad de factores externos, y ambientales[30], pero no se ha descartado totalmente la posible influencia de otros factores innatos, biológicos y neurológicos.

Contaminación ambiental
Artículo principal: Disruptores endocrinos


Los cambios en los niveles de hormonas sexuales en adultos no cambian las preferencias sexuales y los niveles de hormonas sexuales de los homosexuales adultos son similares a los de los heterosexuales adultos.[31]

Sin embargo, una posible causa de la homosexualidad son las diferencias con respecto a los niveles de hormonas sexuales durante el desarrollo temprano. Tales diferencias pueden ser causadas por factores externos que, por ejemplo, pueden causar estrés, lo que tiene efectos sobre el sistema hormonal. También existen disruptores endocrinos ambientales que tienen efectos similares a los de las hormonas sexuales.

En algunos individuos, las hormonas prenatales pueden masculinizar o afeminar de forma anormal el feto en desarrollo… Cuando una mujer embarazada es expuesta a ciertas sustancias contaminantes del ambiente que se sabe que tienen un efecto hormonal sobre el cuerpo, algunos escritores teorizan que se difuminan las diferencias en el feto en desarrollo. Las distorsiones de género resultantes pueden afectar al sentido del niño o niña de sí mismo.[32]
Linda Nicolosi, Asociación Nacional para la Investigación y Terapia de la Homosexualidad (NARTH)

Existe un gran número de sustancias químicas artificiales que se han vertido al medio ambiente, así como algunas naturales, que tienen potencial para perturbar el sistema endocrino de los animales, incluidos los seres humanos y tienen serios efectos en la configuración sexual del feto de los animales y en el comportamiento sexual de los adultos. Entre ellas se encuentran las sustancias persistentes, bioacumulativas y organohalógenas que incluyen algunos plaguicidas (fungicidas, herbicidas e insecticidas) y las sustancias químicas industriales, bifenilos policlorados (PCB), otros productos sintéticos derivados del petróleo, medicamentos (como dietilestilbestrol), fitoestrógenos que se pueden encontrar en plantas, contaminantes como bisfenol A y algunos metales pesados.

Las hormonas son los mensajeros biológicos más potentes que existen, por lo que incluso cantidades minúsculas pueden afectar considerablemente el comportamiento. Los estudios han demostrado que, debido a la contaminación, existen grandes niveles de estrógenos (hormonas femeninas) en diversos medios. Algunas sustancias naturales que contienen variables niveles de estrógenos son el alcohol, la leche, el tabaco, comida chatarra y productos de soya. Un tipo especial de estrógenos que se han incrementado son los xenoestrógenos (estrógenos sintéticos, a diferencia de los arquiestrógenos que son estrógenos naturales), y se hallan en productos artificiales, como el plástico[33], introducidos en el mundo por empresas químicas, agrarias e industriales en los últimos 70 años. Se puede encontrar estrogenización en el recubrimiento interior de latas y de botellas, los aditivos en la comida procesada, el olor que despiden los materiales del interior de un coche, los aires acondicionados, las sustancias químicas vertidas en el agua y la infinita gama de plásticos que nos rodea[34]. Los xenoestrógenos se encuadran en los llamados Disruptores Endocrinos[35][36][37][38] (también llamados "estafadores químicos"), sustancias artificiales que pululan por el ambiente e imitan los efectos de los estrógenos naturales, actuando como potentes mensajeros hormonales y propiciando cambios importantes en personas y animales (especialmente peces y anfibios)[39][40] e influyen, entre otras cosas, en la diferenciación sexual.[41]

Por ello, además de las diversas consecuencias que tiene la estrogenización ambiental, tales como la infertilidad, el incremento en los casos de cáncer de mama, o retraso de la pubertad en varones y adelanto de la pubertad en las niñas[42], también trae como consecuencia un incremento de los comportamientos homosexuales en los varones así como en su feminización física[43] y psicológica, que se traduce en cambios como tener las caderas más anchas que los hombros, cinturas anchas y vientres prominentes, sin contar el aumento de casos de malformación genital, ambigüedad sexual, micropenes y, sobre todo, hombres que no se sienten hombres ni se identifican con el papel masculino. La diferencia entre las mujeres estrogenadas y los hombres estrogenados es que las primeras son (en teoría) "más femeninas" y están más fuertemente sexuadas, mientras que los segundos son "menos masculinos".[44]

Estos efectos de la estrogenización son acumulativos y degenerativos, así las generaciones que hayan estado expuestas más tiempo a la contaminación hormonal tenderán a producir individuos con mayor daño hormonal. Esto podría dar la impresión de que las condiciones homosexuales son "innatas" ya que los niños nacen ya con un daño hormonal, pero lo cierto es que no dejan de ser adquiridas, debido a la exposición a los altos niveles de estrógenos en el medio ambiente.

Experiencias durante la infancia y la adolescecia

En particular también se ha observado que el abuso sexual en la infancia y la adolescencia, así como otras formas de maltrato psicológico y físico, tiene un importante papel para el desarrollo de la homosexualidad.[45]

El 46% de los hombres homosexuales y el 22% de las mujeres homosexuales fueron abusados sexualmente en su infancia por una persona del mismo sexo. En cambio, entre la población heterosexual sólo un 7% de los hombres y un 1% de las mujeres sufrió acoso o abusos sexuales en su infancia por una persona del mismo sexo. [46]

David Finkelhor, experto en abuso sexual infantil, dice que "los chicos que fueron abusados sexualmente por hombres mayores tuvieron, al crecer, cuatro veces más posibilidades de implicarse en actividad homosexual que los que no fueron víctimas. Más aún, los adolescentes a menudo relacionaban su homosexualidad con sus experiencias de abuso sexual".[46]

Esto podría ocurrir a través de varios mecanismos posibles:

  • El maltrato puede causar pérdida de autoestima, sentirse diferente a los demás y estigmatización. Por tanto, el individuo puede identificarse con grupos estigmatizados como los homosexuales.
  • El abuso sexual de niños puede "enseñar" la homosexualidad o hacer que los niños crean que son homosexuales.
  • El abuso sexual de las niñas puede provocar aversión a las relaciones sentimentales o sexuales con hombres.
  • El estrés causado por el maltrato puede provocar cambios hormonales y otros cambios biológicos.
  • El maltrato puede causar desensibilización emocional y, por lo tanto, una preferencia por estímulos más fuertes, búsqueda de novedades y toma de riesgos, lo que se ha asociado con la homosexualidad.
  • El maltrato puede aumentar el riesgo de abuso de sustancias, lo que puede contribuir a la homosexualidad por desinhibición.
  • El maltrato puede causar depresión, estrés, enojo y otros estados de ánimo negativos, lo que puede provocar un aumento del deseo de intimidad y sexo, incluido el homosexual.
  • El maltrato puede aumentar el riesgo de trastorno límite de la personalidad, que se asocia con una orientación no heterosexual.
  • El maltrato puede hacer que las personas dejen a sus familias y ofrezcan sexo por vivienda, dinero o drogas. Para los hombres en particular, esto puede implicar la prostitución homosexual y causar la homosexualidad a través de uno de los mecanismos antes mencionados.

El Dr. Joseph Nicolosi sostiene que las causas de la homosexualidad se remontan a la auto-percepción del niño o de la niña en la primera infancia. El niño, según Nicolosi, necesita de una relación con su padre para desarrollar su substancial identidad masculina, la niña necesita de una unión emotiva o relación con su madre para desarrollar su feminidad. Es el sentido del género que determina la orientación sexual; en otras palabras, cuando un chico se siente seguro de su masculinidad, se siente naturalmente atraído por las mujeres. Y la misma cosa es verdad para las mujeres: cuando una joven se siente segura de su identidad femenina, se sentirá naturalmente atraída por los chicos. El homosexual es una persona que carece tanto del sentido de género, como de identidad sexual, y por ello trata de remediar, o busca un remedio a través de otras personas. Esta inclinación se hace sexualizada, y es por ello que manifiestan el síntoma de la homosexualidad.

Por otro lado, se ha argumentado que estructuras familiares más disfuncionales, por ejemplo, padres divorciados, madre soltera, padre ausente, muerte materna y relación inestable, están asociadas con el desarrollo de la homosexualidad.

Son evidentes las causas familiares y ambientales, especialmente aquélla que se denomina la clásica relación triádica constituida por el chico con un padre distanciado y crítico, por una madre involucrada, sobreprotectora y a veces dominante, y por un chico constitucionalmente sensible, introvertido y refinado que está expuesto a un riesgo mayor de sentirse falto en la identidad sexual, (incluso los casos de violaciones) este esquema se percibe continuamente.

Ausencia de parejas sexuales disponibles del sexo opuesto

Como se mencionó anteriormente, en especies no humanas la homosexualidad puede ser causada por la ausencia de parejas sexuales disponibles del sexo opuesto. Este efecto se ha observado también para los seres humanos, especialmente en las cárceles.

Varios estudios en China han propuesto que la escasez de mujeres (causada por factores como los abortos selectivos a gran escala en China) puede contribuir a la homosexualidad masculina.[47][48]

Explicaciones evolutivas

La homosexualidad en sí misma, o al menos la homosexualidad exclusiva, parece implicar una inhibición de la actividad reproductiva tanto para el homosexual como para los padres, que gastan recursos en su hijo homosexual sin obtener un retorno reproductivo que perpetúe sus genes.

Las posibles explicaciones evolutivas incluyen que los mecanismos biológicos o genéticos que pueden contribuir a la homosexualidad exclusiva en algunas personas, aumentarían, en cambio, el éxito reproductivo de parientes que no se vuelven exclusivamente homosexuales. Se han especulado varios mecanismos para tal efecto, como los genes que causan la homosexualidad exclusiva en algunos hombres aumentando la fecundidad o atractivo de parientes femeninos o masculinos.

Una posible explicación evolutiva es que los homosexuales sin hijos, en cambio, dirigirían sus esfuerzos hacia el éxito reproductivo de sus parientes. La investigación sobre esto ha sido mixta, y la investigación en los países occidentales no ha encontrado apoyo para la teoría, aunque la investigación en Samoa ha encontrado algún apoyo.[49]

Otra explicación evolutiva es que la homosexualidad suele surgir en las poblaciones densamente pobladas y de largo tiempo y por ello con un pozo genético relativamente gastado donde actuaría como un mecanismo eugenésico de selección que tendería a restringir la reproducción de individuos con escasos rasgos para la supervivencia en favor de individuos con mayores rasgos para ella y así generar cierto equilibrio demográfico.

Sin embargo, muchas de las explicaciones evolutivas propuestas parecen implicar que la homosexualidad, o al menos la homosexualidad exclusiva, en sí misma es un efecto secundario evolutivamente indeseable. Además, los factores genéticos evolutivos no parecen ser causas muy importantes de la homosexualidad, según los estudios de heredabilidad mencionados anteriormente.

Definición como trastorno

Psiquiatría

La homosexualidad fue considerada anteriormente por las organizaciones de salud como un trastorno, enfermedad, parafilia o perversión sexual.

Richard von Krafft-Ebing, uno de los padres de la psiquiatría moderna y a quien el propio Sigmund Freud reconocía como su autoridad, consideró a la homosexualidad incluso como una enfermedad degenerativa en su Psychopatia Sexualis de 1886.

Los trabajos científicos de Freud, tras la llegada del psicoanálisis, resultaron en una postura que consideraba patológicas, no sólo a las prácticas, sino incluso a la mera condición homosexual. Por ejemplo, en sus Tres ensayos sobre la teoría de la sexualidad (1905), Freud incluyó la homosexualidad entre las perversiones o aberraciones sexuales -en sus propios términos- equiparadas al fetichismo, la zoofilia, la necrofilia, o las prácticas sádicas o masoquistas. A juicio de Freud, la homosexualidad era una manifestación de la falta de desarrollo sexual y psicológico que se traducía en fijar a la persona en un comportamiento previo a la madurez heterosexual. Si bien existe una carta de Freud de 1935 (Carta a una madre americana) que se usa a menudo para demostrar que el médico judío cambió de opinión al respecto de la homosexualidad, pues en ella, expresó que la homosexualidad "no es un vicio, ni un signo de degeneración, y no puede clasificarse como una enfermedad".

Psicoanalistas como Alfred Adler y Carl Gustav Jung, se pronunciaron al respecto, de una manera más estricta. Los posteriores psicoanalistas no sólo no modificaron estos juicios sino que los acentuaron a la vez que aplicaban tratamientos para la inclinación homosexual. Por ejemplo, en los años cuarenta del siglo XX, Sandor Rado afirmó que la homosexualidad era un trastorno fóbico hacia las personas del sexo opuesto, por lo que se consideró susceptible de ser tratada como otras fobias. Ya en los años sesenta Irving Bieber y otros psiquiatras, partiendo del análisis derivado de la experiencia de trabajar con un considerable número de homosexuales, afirmaron que la homosexualidad era un trastorno psicológico derivado de relaciones familiares patológicas durante el período edípico. Por otra parte, en esa misma década Charles Socarides defendía la tesis de que la homosexualidad se originaba en una época pre-edípica y que por lo tanto resultaba mucho más patológica de lo que se había pensado hasta entonces. La posterior relativización y negación de esos juicios médicos procedió de científicos como el Dr. Alfred C. Kinsey, cuyas tesis fueron severamente criticadas por la ciencia psiquiátrica desde entonces. Los estudios de Kinsey alimentaron la revolución sexual y 50 años más tarde, la sexualidad del "todo está permitido" ha penetrado en todas las instituciones del mundo.

Controversias

Hoy en día, las organizaciones sanitarias oficiales ya no incluyen la homosexualidad como una enfermedad. Esto ocurrió después de una intensa presión por parte de organizaciones homosexuales y la evidencia citada para hacerlo era defectuosa y tergiversada por la Asociación Norteamericana de Psiquiatría así como la Asociación Norteamericana de Psicología[50][51]. Los argumentos en contra de que la homosexualidad es una enfermedad han incluido que la ausencia de sexualidad o reproducción heterosexual por parte de individuos célibes, como los sacerdotes católicos, no se considera una enfermedad, que la homosexualidad se puede encontrar en muchas sociedades humanas y en otras especies animales, que la homosexualidad puede tener efectos evolutivos o causas genéticas, y que los estudios han demostrado que la homosexualidad no está necesariamente acompañada de una función y un bienestar reducidos.

Incluso los activistas homosexuales admiten que la homosexualidad está asociada con un mayor riesgo de problemas como diversos trastornos de salud mental y abuso de sustancias. Esto plantea la pregunta de si la homosexualidad debe considerarse similar a condiciones médicas como la hipertensión que no siempre están necesariamente acompañadas de una función reducida, pero que aumentan el riesgo de diversos problemas de salud.

Los activistas homosexuales a menudo atribuyen al estigma y la discriminación (llamada por ellos como "homofobia") cualquier consecuencia negativa relacionada. Sin embargo, existen otras posibles explicaciones. Una es que la confusión con respecto a las preferencias sexuales puede ser estresante en sí misma. Otra es que la homosexualidad puede contribuir a un estilo de vida que puede aumentar el riesgo de problemas de salud, como visitas frecuentes a bares o clubes que posiblemente aumenten el riesgo de abuso de sustancias. Otra es que si la homosexualidad es causada por algún factor que afecte las regiones del cerebro involucradas en los comportamientos sexuales, entonces estos factores posiblemente también podrían afectar otras regiones del cerebro causando varios efectos, posiblemente negativos. De manera más general, cualquier factor que esté causando la homosexualidad también podría tener otros efectos, incluidos los negativos. En tal caso, la homosexualidad en sí misma no sería la causa de los problemas asociados con la homosexualidad, pero tampoco la el estigma social. En cambio, la homosexualidad podría ser un síntoma de la presencia de un trastorno del desarrollo más general.

Se define la enfermedad como una alteración de la salud[52], y la salud como el estado en que el organismo ejerce normalmente todas sus funciones [53]. La enfermedad sería, pues, un estado en el que el organismo no cumple con normalidad todas sus funciones. Teniendo en cuenta que las tres funciones vitales de todo ser vivo son la nutrición, la relación y la reproducción, la condición de homosexual se podría considerar una enfermedad basada en una alteración de la última función, ya que los comportamientos homosexuales truncan la continuidad de la especie.

Una objeción hecha desde diversos sectores del marxismo cultural a esta definición es que la sexualidad del individuo y su reproducción son cosas totalmente distintas, y que, por tanto, alguien que tenga una orientación sexual distinta a la que es propia de la especie humana no tiene por qué ser considerado un enfermo. Asimismo, añaden que, en los tiempos que corren, existen muchas formas de que un homosexual pueda tener hijos sin relacionarse con alguien del sexo opuesto. Lo primero se ha refutado aferrándose a la definición de sexualidad, la cual establece que la sexualidad es el conjunto de comportamientos y actitudes relacionados, entre otras cosas, con la realización de la función de reproducción[54]. La finalidad de la sexualidad es la reproducción, mientras que el placer de los individuos es solo el medio.

La objeción a esto es que una enfermedad como tal implica un deterioro o debilitamiento de la salud del individuo y que la homosexualidad no implica tal cosa. Sin embargo, existen enfermedades que tampico implican deterioro ni debilitamiento como lo es el caso de algunas infecciones cutáneas.

Aún admitiendo esta objeción, la alteración del comportamiento y desarrollo sexual que inhiben su finalidad, también puede definirse como trastorno en tanto que es un:

  1. Cambio o alteración que se produce en la esencia o las características permanentes que conforman una cosa o en el desarrollo normal de un proceso.
  2. Alteración en el funcionamiento de un organismo o de una parte de él o en el equilibrio psíquico o mental de una persona.

O bien como anomalía: Cambio o desviación respecto de lo que es normal, regular, natural o previsible.

En cuanto a lo segundo, la refutación es más simple aún: el hecho de que existan medios para suprimir los efectos de una enfermedad o de un trastorno no quiere decir que dicha enfermedad o trastorno deje de ser tal. Por ejemplo, un broncodilatador puede hacer pasar los efectos del asma, pero no por ello el asma deja de ser una enfermedad. Por la misma razón, aunque un homosexual pueda reproducirse de diversas maneras, no por ello dejaría de ser tener un trastorno.

Cabe señalar que esta analogía con una enfermedad evidentemente debilitante no pretende demostrar que la homosexualidad es una enfermedad, sino que ilustra el por qué el razonamiento de la supresión de los efectos no demuestra tampoco que no lo sea.

Consecuencias médicas de la actividad homosexual

Además de responder a un desorden del desarrollo psicosexual, la homosexualidad, en especial la masculina, cumple con los parámetros requeridos para clasificarla como un síndrome, entendiendo éste como el conjunto de síntomas de claras consecuencias físicas y que caracterizan a una enfermedad en particular.

Profesionales de la salud como el Dr. Edward R. Fields y la Dra. Kathleen Melonakos[55] han profundizado en esta cuestión.

La práctica homosexual reduce en 20 años la esperanza de vida, aumenta 5 a 10 veces el riesgo de SIDA, y entre el 70% y el 78% de los homosexuales aseguran haber tenido alguna enfermedad de transmisión sexual.

Las consecuencias médicas, enfermedades y daños físicos a los que los homosexuales activos son vulnerables pueden ser clasificados, resumidamente, como sigue:

  • Enfermedades de Transmisión Sexual

El 78% de los homosexuales contrae enfermedades transmitidas sexualmente, tales como VIH-SIDA, gonorrea, infecciones de Clamidia de tracoma, sífilis, herpes simplex, verrugas genitales, piojos púbicos, sarna, etc.

El sida, no es como tal una enfermedad de homosexuales, sino una enfermedad de la promiscuidad, pero puesto que los homosexuales son mucho más promiscuos que los heterosexuales, el sida en sus inicios llegó a convertirse en una pandemia a través de las actividades homosexuales y a partir de ellas se fue extendiendo a otros sectores de la población. De hecho, de no haber sido por la creciente actividad homosexual, este padecimiento no se habría expandido por América y Europa.

La actividad de los homosexuales es la única razón de que en 1992, el 83% del total de casos de SIDA en los Estados Unidos se daba entre los varones homosexuales y bisexuales. Los varones bisexuales son el principal medio de transmisión de esta enfermedad a la comunidad heterosexual, a través de una normal actividad heterosexual con una desafortunada pareja que, más tarde podrá, a su vez, contagiar esa plaga a su prole o a otros hombres.

De acuerdo con los Centros para el Control de la Enfermedad (CDC), los hombres homosexuales tienen entre 500 y mil veces más probabilidades de contraer el SIDA que la población heterosexual en general.

Según el Journal of the American Medical Association, el 50% de los hombres enfermos de SIDA han tenido relaciones sexuales con un hombre adulto antes de los 16 años, y el 20% antes de cumplir los 10.

El Dr. Jeffrey Satinover informa de que el 30% de todos los hombres homosexuales de 20 años de edad serán VIH o estarán muertos a más tardar a la edad de 30 años.[56] Podría pensarse que el enfoque ético sería: "Utilicemos cualquier cosa que funcione para intentar sacar a esta gente de su posición de riesgo. Si ello significa hacer que se pongan el preservativo, bien. Si significa hacer que dejen el contacto sexual anal, bien. Si significa hacer que dejen la homosexualidad, bien". Pero esta última intervención es la única que es absolutamente tabú.

El hecho de que la APA haya eludido la responsabilidad por su carencia de integridad científica y profesional es especialmente increíble debido a la llegada de la epidemia del SIDA. En Estados Unidos actualmente se estiman unas 900.000 personas que están infectados con el virus del VIH, esto es, 1 de cada 300 americanos. Aunque ha habido un decrecimiento por año en las muertes por SIDA debido a la terapia de drogas, (terapia que cuesta un promedio de $12.000.00 por paciente al año), el índice de nuevos infectados por año ha permanecido el mismo, unas 40.000 personas, a pesar de veinte años de campaña de "Sexo Seguro".

Estos hechos demuestran el fracaso de políticas actuales para contener la epidemia del SIDA. Mientras que la terapia de las drogas prolongará brevemente la vida de estos pacientes, el SIDA permanece como la causa quinta de mortalidad entre las personas de edades entre los 25 y 44 años, y el 60% de los nuevos casos es contraído por hombres que han mantenido relaciones homosexuales.

  • Enfermedades entéricas

La Enfermedad del Intestino Gay o Síndrome Intestinal Gay, es una infección crónica de variados parásitos intestinales que incluyen especies como Staphilococus aureus, Shigella, Campylobacter de yeyuno, Salmonella, Entamoeba histolytica, Giardia lamblia, Hepatitis A, B, C, D y citomegalovirus. También proctitis y proctocolitis causadas por virus herpes simplex, gonococo, Chlamydia trachomatis y Treponema pallidum.[57]

Según el Departamento de Sanidad Pública de San Francisco, entre el 70 y el 80% de los 75.000 casos de hepatitis registrados en esa ciudad se dan entre los homosexuales. Éstos son portadores de esa enfermedad en el 29% de los casos en Denver, del 66% en Nueva York, del 56% en Toronto, del 42% en Montreal y del 26% en Melbourne. El virus de la hepatitis A puede propagarse a través del agua o de alimentos contaminados y se transmite con facilidad en los colegios. La hepatitis C se transmite por vía sanguínea y sexual.

La hepatitis, la tuberculosis y los parásitos intestinales pueden ser contraídos a través de la saliva de personas infectadas que laboren en restaurantes o que manejen alimentos o, incluso, que se hallen a proximidad de los mismos. Dependiendo de la ciudad, entre un 39% y un 59% de homosexuales han sido infectados con parásitos intestinales tales como lombrices, gusanos y amebas.

  • Traumas relacionados con el contacto anal

El sexo anal es practicado por el 90% de los homosexuales y dos tercios participan regularmente según un estudio de Corey y Holmes. El grupo estudiado tuvo un porcentaje de 110 diferentes participantes sexuales y 68 "relaciones" rectales anuales.

Las probables consecuencias son: Incontinencia fecal, hemorroides, fisura anal, cuerpos extraños alojados en el recto, desgarros rectosigmoideos, proctitis alérgica, edema penil, sinusitis química, quemaduras de nitrito inhalado, etc.

El ano y el recto son órganos que tienen la función única y exclusiva de excretar los desechos digestivos del cuerpo. No poseen producción propia de lubricantes, necesaria para facilitar una penetración; su mucosa es sumamente delicada y sus vasos sanguíneos pueden desgarrarse fácilmente provocando el sangrado.

  • Enfermedades psicológicas.

Los homosexuales tienen mayor riesgo de padecer enfermedades mentales tales como depresión y tendencias suicidas, ansiedad, trastornos de la conducta, alcoholismo, drogadicción y violencia.[58] De hecho hay mucha más violencia dentro de la comunidad en sí misma que la originada desde fuera de ella.

Los homosexuales, hombres y mujeres, tienen una probabilidad 14 veces más alta que los heterosexuales de cometer intento de suicidio.[59] De acuerdo a la "Canadian Rainbow health coalition (CHRC)" los homosexuales tienen una probabilidad 3 veces más alta que los heterosexuales de lograr su cometido al intentar suicidarse.

El alcoholismo afecta entre el 20% y el 30% de la población homosexual. El 35% de las lesbianas tiene un historial de exceso de bebida, compárese con el 5% de mujeres heterosexuales. Además, aproximadamente un 30% de homosexuales y lesbianas son adictos a las drogas. [60].

Un estudio realizado por la Universidad de California (UCLA) en cerca de 2000 residentes del área de California, muestra que la población homosexual tiene mayor riesgo que los heterosexuales en el consumo y abuso de sustancias adictivas. Se encontró que en un año el 48.5% de homosexuales acudieron a clínicas de desintoxicación en contraste al 22.5% de heterosexuales.

Tratamiento


A quienes desean eliminar o disminuir sus deseos y comportamientos homosexuales, se les ha propuesto la terapia de reorientación sexual, también conocida como terapia reparativa. Muchas personas que sufren angustia debido a este problema están bajo tratamiento psiquiátrico logrando mejores resultados cuanto mayor sea la voluntad de la persona para salir de esa situación[2].

Homosexualismo militante

Artículo principal: Lobby gay


Estudiantes homosexuales de la Universidad Complutense de Madrid difunden una pancarta que promueve el asesinato de heterosexuales.

Terminología

Para el Dr. Nicolosi, es importante y esencial hacer la distinción entre ser gay y ser homosexual.

La palabra "gay" es un eufemismo que proviene del inglés: "alegre"; "divertido". No es un término científico con el cual se puede identificar el fenómeno. Los homosexuales comenzaron a usar esta palabra ya que consideraban que el término homosexual contenía el "estigma" de un diagnóstico médico hacia esta conducta y que, por lo tanto, "era despectivo". Y si bien aunque existan antecedentes de su uso como un término peyorativo, homosexual, es en realidad un término científico neutral usado para designar a las personas que se sienten atraídas sexualmente hacia miembros del mismo sexo.

Pero la palabra "gay", además, indica por sí misma una identidad sociopolítica que asume un homosexualismo militante. En otras palabras, todos los gays son homosexuales, pero no todos los homosexuales son gays.

Otro posible eufemismo ya demasiado extendido y mismo que no se pretende desvirtuar, es el propio término homosexualidad, pero que se observa como un intento de hacer entender la conducta homosexual como una supuesta variación de la sexualidad humana, en contraposición al término homosexualismo, que la Real Academia Española ya no contempla a pesar de su uso y de su mayor adecuación al fenómeno.

Desclasificación de la homosexualidad como trastorno

En 1973, la Asociación Norteamericana de Psiquiatría (APA por sus siglas en inglés) eliminó la homosexualidad de la lista de enfermedades y trastornos mentales contemplados en el DSM-III (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders)[61]. Esta decisión se estableció oficialmente por una mayoría de apenas del 58% de los miembros generales de la APA en 1974, quienes decidieron sustituir ese diagnóstico por la categoría eufemística de "perturbaciones en la orientación sexual", que se sustituiría más tarde, en la tercera edición (el DSM-III), por el término homosexualidad egodistónica, que a su vez se eliminaría de la revisión de esa misma edición (DSM-III-R) en 1986. La APA clasifica ahora el persistente e intenso malestar sobre la homosexualidad propia como uno de los "trastornos sexuales no especificados".[62]

Dos años más tarde la Asociación Norteamericana de Psicología adoptó una resolución apoyando esa decisión. Durante más de 25 años ambas asociaciones han exhortado a los profesionales de sus respectivas disciplinas a que intenten eliminar "el estigma que vincula la orientación sexual con trastorno mental". El 17 de mayo de 1990, la Organización Mundial de la Salud (OMS) excluyó la homosexualidad del Código Internacional de Enfermedades.

Para entender el fenómeno político gay, tenemos que remontarnos a los hechos que precedieron a la desclasificación oficial de la homosexualidad como trastorno en 1973.

El primero sucedió en 1970, en el que miembros de la Gay Liberation Front interrumpieron una conferencia de la APA en San Francisco, acallando a los ponentes con sus gritos, amenazando a doctores, riéndose de los psiquiatras que veían la homosexualidad como una enfermedad y utilizando otras tácticas de presión para conseguir su propósito en aquel momento. Entre los psiquiatras participantes se encontraba Irving Bieber, quien realizaba un discurso sobre el tema cuando el grupo de militantes gays irrumpió en el recinto para oponerse a su exposición. Mientras se reían de sus palabras y se burlaban de su exposición, uno de los activistas le gritó: "¡He leído tu libro, Dr. Bieber, y si ese libro hablara de los negros de la manera que habla de los homosexuales, te arrastrarían y te machacarían y te lo merecerías!". Estos activistas a su vez se basaban en los pseudoestudios, entre otros, de Alfred C. Kinsey y de Evelyn Hooker.

En el artículo de investigación de Evelyn Hooker, realizado en 1957 que tuvo por nombre "La adaptación del varón abiertamente homosexual" (The Adjustment of the Male Overt Homosexual) se aplicó la prueba Psico-analítica proyectiva, conocida como el "Test de Rorschach" a grupos de personas homosexuales y heterosexuales y pidió a expertos que, basándose en estas pruebas, determinaran quiénes eran los homosexuales. El experimento pseudo-científico, que fue replicado, supuestamente "demuestra" que los homosexuales no tienen una peor adaptación social que el resto de la población general. La conclusión fue que como estaban psicológica y mentalmente equilibrados, no hubieran, de haber tenido una elección, preferido la homosexualidad sobre la más aceptada socialmente heterosexualidad. Sus estudios fueron los que principalmente contribuyeron a que la American Psychiatric Association decidiera retirar la homosexualidad de su Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM) en 1973.

Entre las limitaciones del "Test de Rorschach" destaca el hecho de que su objetividad descansa en la capacidad de quien aplica, califica e interpreta la prueba y en este terreno deben existir forzosamente variaciones individuales; esto transforma al Rorschach en un instrumento de manejo delicado (que desde la psicometría estricta resulta subjetivo) y en un método costoso en la medida que exige mucho del examinador. (Fernández, M;2003). Los resultados del Test de Rorschach tienen un grado de verificabilidad muy pobre. Arthur S. Reber (1985) menciono ".. esencialmente no existe ningún tipo de evidencia de que este Test (Test de Rorschach) tenga siquiera un ápice de validez".

El segundo de los incidentes, ocurrió el 3 de mayo de 1971, cuando un grupo de activistas gay irrumpió de nuevo en la reunión anual de la APA. El dirigente de los activistas se apoderó del micrófono y afirmó que los psiquiatras no tenían ningún derecho a discutir el tema de la homosexualidad y añadió: "podéis tomar esto como una declaración de guerra contra vosotros". Según refiere Ronald Bayer, conocido simpatizante de la causa gay, los gays usaron credenciales falsas para atiborrar el lugar y amenazaron a los que estaban a cargo de la exposición sobre tratamientos de la homosexualidad con destruir todo el material si no procedían a retirarlo inmediatamente. A continuación se inició un panel desarrollado por cinco militantes gays en el que defendieron la homosexualidad como "un estilo de vida" y atacaron a la psiquiatría como "el enemigo más peligroso de los homosexuales en la sociedad contemporánea".[63]

También Ronald Gold, de la 'Alianza del Activismo Gay', hombre abiertamente gay, era miembro del comité para suprimir la homosexualidad como diagnóstico en 1973, lo que demuestra la poca credibilidad en la imparcialidad de esa decisión. También destacan activistas homosexuales políticamente motivados, como el Dr. Richard Isay[64] de la APA, quien presionó para conseguir resoluciones que castiguen a los terapeutas que lleven a cabo la terapia reparativa. Otro activista homosexual, Clinton Anderson, director de la Oficina de Asuntos Lésbicos, Gay y Bisexuales de la Asociación Psicológica Americana[65], no permite que la NARTH entable un debate público o anunciar los encuentros de la NARTH en las publicaciones de la APA debido a que ésta no está de acuerdo con las premisas sobre las que se basa la terapia reparativa.[66] Los activistas de la APA también evitan el debate sobre el nuevo estudio del psiquiatra Robert Spitzer en el que cambia de opinión y afirma que la orientación sexual se puede modificar.[67]

El fundamento que daba antes Spitzer para suprimir la homosexualidad como diagnóstico en 1973 era que, para ser considerada un trastorno psiquiátrico, "debe producir con regularidad angustia subjetiva o asociarse con frecuencia con algún deterioro en la efectividad o en el funcionamiento social". Como otras condiciones sexuales que sí están clasificadas dentro de la lista de trastornos, la homosexualidad en sí misma no posee estos requerimientos para ser considerada un trastorno psiquiátrico, debido a que muchas personas están bastante satisfechas con su orientación sexual y demuestran no tener deterioro generalizado en la efectividad o en el funcionamiento social.[68] Sin embargo, este argumento sólo considera el hecho de que "muchos homosexuales estén satisfechos con su orientación sexual", (homosexualidad egosintónica) pero no considera al gran número de homosexuales que no lo están y que experimentan regularmente "angustia subjetiva y deterioro generalizado en el funcionamiento social" (homosexualidad egodistónica). Por lo tanto, la supresión del diagnóstico es desfavorable para aquellos que desean buscar tratamiento para su condición.

La protesta del Dr. Dean Byrd expresando su disconformidad, exhorta a los especialistas de la salud: "ya es hora de que los americanos insistamos en la verdad, no en la política, de todas nuestras organizaciones profesionales".

En España, una reconocida autoridad en el tema, el catedrático de psicopatología de la Universidad Complutense Aquilino Polaino también se ha expresado en contra de la desclasificación de la homosexualidad como una enfermedad mental.

Hay que abordar el estudio del comportamiento homosexual con lo que hoy tenemos de conocimiento en el ámbito de la ciencia, la psicología y de la psiquiatría. Y con esa perspectiva se ha cometido un enorme error al desclasificar los trastornos de la identidad sexual o comportamiento homosexual por varias asociaciones científicas. ¿Por qué? Porque todavía hay una demanda cada día más alta de las personas que van a los profesionales pidiendo ayuda, y si piden ayuda es porque lo están pasando mal (...) En España, en la actualidad hay muchísimas personas que han pasado por esa mala identidad sexual o por una cierta práctica de conducta homosexual y ahora están en tratamiento. Por tanto yo creo que hay que admitir que hay una patología fundamentalmente al principio de la afectividad y secundariamente de la conducta sexual.
Entrevista al Dr. Aquilino Polaino-Lorente[2]

En 2005 el Partido Popular le citó a declarar como experto ante el parlamento español que debatía la legalización del matrimonio homosexual.

La farsa del Estudio Kinsey

Los estudios realizados por Alfred C. Kinsey en 1948[69] afirmaron que, analizados tanto comportamiento como identidad, la mayor parte de la población parecía tener alguna tendencia bisexual, aunque comúnmente se prefiere un sexo u otro. Según Kinsey, sólo una minoría del 10% de la población sería completamente heterosexual o completamente homosexual. Sin embargo, el Dr. Kinsey fue desacreditado nada más y nada menos que por el Instituto Kinsey, instituto que él mismo fundó. John Bancroft, director del instituto, reveló que el Dr. Kinsey basó sus estadísticas en el diario de un pedófilo quien había anotado sus experiencias sexuales con 317 adolescentes.[70] Bancroft dice que Kinsey dio la impresión de que su información provenía de tres o cuatro hombres, cuando en realidad su información provenía de un solo hombre. Vemos entonces que, tanto su punto de partida como de llegada, estos pseudo-estudios son los propios de una persona motivada políticamente y no los de un investigador que busca la verdad.

Probablemente la población homosexual de Estados Unidos solo esté entre 1% y 3%. Según un estudio hecho por el Instituto Kinsey en 1970, solamente un 1.4% de la población estadounidense se involucra en una relación homosexual después de los 20 años de edad. Esto es consistente con una encuesta hecha en 1989 que probó que menos del 1% de los adultos estadounidenses se involucra en una relación sexual con alguien del mismo sexo.

Estudios posteriores han demostrado que el informe de Kinsey había exagerado la prevalencia de la bisexualidad en la población y que sus experimentos fueron arbitrarios al tomar como muestra estadística a poblaciones de prisioneros de las cárceles, los cuales algunos habían desarrollado comportamientos homosexuales. Estos estudios críticos concluyeron además e independientemente los siguientes porcentajes de homosexualidad en la población:

  • 1.4% Instituto Kinsey (1970)
  • 1-2% Irving Bieber (en los 1970)
  • 2-3% William Simon (1974)
  • 2-3% Hunt (1974)
  • 1% Smith (Encuesta Nacional - 1989)
  • 1.6-2% Turner, Faye, Klassen, Cagnon (1989)
  • 1.6% NORC- University of Chicago, (Encuesta Nacional -1990)

Si se toma en consideración un probable 1% por aquellos homosexuales que no se han declarado como tales, el resultado en promedio sería de 2.5% aproximadamente. La mayoría de los investigadores están de acuerdo con que el 2.5% de la población puede ser homosexual.

Estadísticamente, la homosexualidad es de una mucha menor incidencia que la heterosexualidad.

Teorías pseudocientíficas

Cartel en oposición a la propaganda homosexualista, que hace alusión a la conocida expresión "salir del clóset" utilizada por los homosexuales invitando a revelar y expresar públicamente sus inclinaciones sexuales.

La "teoría" de la existencia de varios géneros

Artículo principal: Ideología de género


Una de las últimas "teorías" enunciadas para explicar la homosexualidad se basa presuntamente en el llamado darwinismo social. Propuesta por la profesora de biología de la Universidad de Stanford, Joan Roughgarden[71] , esta "teoría" se opone a la selección natural y la selección sexual de Charles Darwin y niega la constitución natural de la sexualidad en dos sexos o géneros, uno masculino y otro femenino. Toma como ejemplos especies del reino animal y grupos de culturas distintas de la occidental, y alega que "la naturaleza y las diferentes sociedades ofrecen soluciones sorprendentes a la sexualidad", da como ejemplos a peces con varios tipos diferentes de machos o cuyos componentes cambian de sexo en caso de necesidad; mamíferos que tienen a la vez órganos reproductores masculinos y femeninos (hermafroditas), etc. En el caso de la biología humana, afirma que la existencia de homosexuales, transexuales y hermafroditas no es más que "una variación natural que se integra perfectamente en la diversidad mostrada por los demás animales". La expresión social de esta diversidad se encontraría supuestamente en sociedades como la de los indios norteamericanos, los mahu polinesios, los hijra indios o los eunucos, a los que identifica con personas "transgénero".

Sin embargo, algunos animales que cambian de sexo, como ciertas especies de ranas y peces, lo hacen de forma natural y bajo ciertas condiciones extremas, como cuando en la población existe mayor cantidad de hembras que de machos, por lo cual las hembras necesitan compensar ese desequilibrio, cambiando totalmente su estructura reproductiva para poder aparearse y con el único propósito de reproducirse. Los transexuales no son en absoluto una variación de este tipo, porque no cumplen dos razones fundamentales:

  1. El aparente "cambio de sexo" de humanos "transexuales" se hace artificialmente bajo procedimientos quirúrgicos y tratamientos hormonales.
  2. Este "cambio de sexo" se realiza con cualquier propósito imaginable a excepción del de reproducirse.

Un artículo publicado por el laboratorio de Roughgarden en la revista Science, fue fuertemente criticado. Cuarenta científicos escribieron diez cartas y uno de ellos llegó a decir que era "ciencia de muy mala calidad y de pobre erudición".

Teoría Queer

Artículo principal: Teoría queer


Los activistas gay han fabricado una ideología sexual denominada como "teoría queer", que actualmente es promovida como una explicación científica de la sexualidad humana. Ésta plantea la idea de que todas las orientaciones sexuales (tanto heterosexualidad como homosexualidad) y la identidad sexual o de género de las personas son el resultado de una "construcción social" y que, por lo tanto, no existirían "papeles sexuales biológicamente inscritos en la naturaleza humana, sino formas socialmente variables de desempeñar uno o varios papeles sexuales".

De este modo, tanto la atracción hombre-mujer, masculino-femenino y la identidad sexual, así como los roles de género adoptados por la especie humana desde la prehistoria -como el papel de proveedor por parte del padre y el cuidado del hogar y la familia por parte de la madre- serían fenómenos artificiales creados arbitrariamente por la sociedad y la cultura sin ninguna base funcional evolutiva, negando así cualquier relación con la naturaleza sexuada manifiesta en el reino animal en general, y particularmente en los mamíferos.

Esta "teoría", aunque desplaza a la homosexualidad fuera de lo estrictamente natural, también lo hace con la heterosexualidad, convirtiendo a cada una en un fenómeno equivalente. Pero además, esto supone el intento de establecer que la biología no tiene nada que ver con la manera en que un sexo se siente atraído hacia el otro, obedeciendo al instinto sexual que es fundamental para la procreación y la supervivencia de la especie.

Homosexualidad y estado civil

Artículo principal: Gaymonio


Los activistas gay han conseguido la ampliación de supuestos derechos en la estructura social de varios países. Estos "derechos" incluyen el reconocimiento social, cultural y jurídico que regula la relación y convivencia de dos personas del mismo sexo, con iguales requisitos y efectos que los existentes para los matrimonios, es decir, las instituciones formadas entre dos personas de distinto sexo.

Según la Real Academia Española, el matrimonio es la unión de hombre y mujer concertada mediante determinados ritos o formalidades legales.

Adopción de niños por parte de homosexuales


La adopción de niños es uno de los privilegios otorgados a los homosexuales que más debate y oposición ha suscitado, y el bienestar de los niños criados por padres homosexuales en comparación con los padres heterosexuales es un campo de investigación muy controvertido.

Los niños son el resultado de la unión exclusiva de un hombre y una mujer. Obviamente, el hecho de tener niños no es un aspecto inherente ni característico de las relaciones homosexuales, tampoco es un hecho natural incontrovertible e innegable. Por más que un hombre tenga sexo con otro hombre, o bien, una mujer con otra mujer, no será posible la concepción del embrión. La naturaleza sexual no estableció que los individuos fuesen producto de las uniones homosexuales, y por la misma razón tampoco estableció que fuesen criados por homosexuales. Si la naturaleza hubiese querido que fuera así, los opositores a estos privilegios no tendrían nada que discutir al respecto, sin embargo, en razón de este único principio natural y evidente, la mayoría de la sociedad rechaza la adopción gay. Gradualmente, a la vez que este privilegio va imponiéndose y desarrollándose en la sociedad, van apareciendo también sus consecuencias. En España se ha sancionado a aquellos jueces que han mostrado reticencia o no han aprobado la custodia de los hijos habidos de otra relación a favor de parejas homosexuales. Un ejemplo muy conocido de este tipo de acoso es el derribo del juez Calamita en Murcia, expulsado fulminantemente de la Carrera Judicial.

Según un estudio longitudinal publicado en 1997 en el Journal of Orthopsychiatry (Golombok y Tasker), a la edad adulta, los hijos criados por lesbianas tienen un 24% más de incidencia en relaciones homosexuales que los hijos de madres heterosexuales.

Algunos "estudios" han afirmado que no existen diferencias entre niños criados por heterosexuales y niños criados por homosexuales. Los críticos han argumentado que la mayoría o todos estos "estudios" tienen grandes defectos metodológicos. Estos problemas incluyen basarse en las opiniones de los padres con respecto a sus hijos pequeños, en lugar de examinar los resultados de los niños cuando han alcanzado la edad adulta. Otro problema fue que los estudios utilizaron principalmente datos no aleatorios y no representativos, a menudo de muestras pequeñas, reclutados mediante métodos como la publicidad en las librerías de mujeres, y que, por lo tanto, no pueden generalizarse a la población más grande de familias de gays y lesbianas. A menudo, estas muestras no aleatorias consistían en homosexuales blancos de clase media, pero es posible que los resultados se hayan comparado con estudios que utilizaban muestras heterosexuales representativas a nivel nacional. Los críticos también han argumentado que estudios más nuevos y mejores han encontrado resultados más negativos para los niños con padres homosexuales.[72][73][74]

Uno de esos estudios, un gran estudio de 2012 realizado por Mark Regnerus, seleccionado al azar y representativo de la población estadounidense, examinó los resultados de los niños que habían crecido en diferentes constelaciones familiares, incluidas las homosexuales. En una gran cantidad de resultados sociales, emocionales y relacionales, a los niños que habían crecido con dos padres heterosexuales les fue mejor que a otros niños, incluso después de controlar las diferencias en edad, género, raza / etnia, nivel de educación de la madre, familia percibida los ingresos de origen, la experiencia de haber sido acosado en la juventud y la "amabilidad de los homosexuales" del estado actual de residencia del encuestado. Además, mientras que el 90% de los que crecieron con dos padres biológicos se identificaron como completamente heterosexuales, solo el 61% / 71% de los hijos de madres lesbianas / padres homosexuales lo hicieron. El 2% de los niños que crecen con dos padres biológicos informaron haber sido tocados sexualmente por sus padres, mientras que en el caso de los niños de madres lesbianas / padres homosexuales, las cifras fueron del 23% al 6%[74].

No es sorprendente que el estudio fuera atacado de forma inmediata e intensa. Las críticas fueron ampliamente difundidas en los medios políticamente correctos, pero no las contracríticas de Regnerus y otros.[75][76][77]

Un gran estudio canadiense de 2013 encontró logros educativos mucho peores para los niños con padres homosexuales y, en particular, para las niñas.[78]

Homosexualidad y abuso sexual infantil


Desmond Napoles, hijo de una mujer homosexualista militante, durante una marcha gay en Nueva York el 28 de junio de 2015.

Un punto del debate de la homosexualidad al que no se le da demasiada publicidad es el tema de la pederastia. Algunos estudios muestran que entre el 22% y el 60% de los homosexuales son o han sido pederastas.[79] La revisión de la literatura de 2007 indicó que entre el 9 y el 40% de los pedófilos son homosexuales, lo que es aproximadamente de 4 a 20 veces más alto que la tasa de hombres adultos atraídos por otros hombres adultos.[80]

Los estudios que utilizan el autoinforme indicaron que los pedófilos heterosexuales en promedio informaron haber abusado de 5,2 niños y haber cometido 34 actos, los pedófilos homosexuales 10,7 niños y 57 actos, y los pedófilos bisexuales 27,3 niños y 120 actos. Un estudio anónimo de pedófilos no relacionados con el incesto cuyas situaciones legales se resolvieron encontró números mucho mayores. El estudio encontró que los pedófilos heterosexuales en promedio informaron haber abusado de 19,8 niños y haber cometido 23,2 actos, mientras que los pedófilos homosexuales en promedio habían abusado de 150,2 niños y cometido 281,7 actos. Los pedófilos homosexuales tenían tasas de reincidencia más altas que los pedófilos heterosexuales. Se afirmó que la mayoría de los pedófilos no se sentían atraídos exclusivamente por los niños. Un estudio de pedófilos masculinos encontró que solo el 7% de los pedófilos masculinos declararon que se sentían atraídos exclusivamente por los niños. La revisión también indicó que los pedófilos homosexuales tienen una mayor probabilidad que los pedófilos heterosexuales de haber sido abusados ​​en su niñez.[80]

La Asociación Americana de Psiquiatría, misma que está compuesta en su mayoría por activistas gay, ha afirmado que "Otro mito sobre la homosexualidad es la creencia errónea de que los homosexuales tienen una mayor tendencia a abusar sexualmente de los niños que los heterosexuales. No existen pruebas de que los homosexuales tiendan a un mayor abuso sexual de los niños que los heterosexuales".

Sin embargo, una revisión de 2016 indicó que, en comparación con los heterosexuales, los homosexuales tienen entre dos y tres veces más probabilidades de haber experimentado abuso sexual infantil. Según estadísticas del gobierno de EEUU en 1992, entre el 17% y el 24% de chicos menores de 18 años son víctimas de abusos homosexuales, comparado con el 0.09% de chicas víctimas de abusos por heterosexuales.[81]

La Dra. Judith A. Reisman, profesora de investigación de la American University argumenta que solamente el 9% de la población heterosexual, es pederasta. En cambio la población homosexual pederasta alcanza el 60%.[82]Según estos datos, el 87% de la población pederasta es homosexual, mientras que el 13% restante es heterosexual.

El Family Research Institute ha citado estudios como la encuesta de Kinsey de 1948, que indicó que el 37% de los homosexuales admitieron tener relaciones sexuales con menores de 17 años. La encuesta de Kinsey ha sido criticada por no ser representativa, pero los activistas homosexuales han citado con frecuencia otros resultados de ella. El Family Research Institute también ha citado otras encuestas que indican cifras elevadas, así como estudios sobre abuso de profesores que afirman que los homosexuales estaban muy sobrerrepresentados.[83]

Uno de los aspectos que ocupan al movimiento gay es el esfuerzo por reducir la edad legal o de consentimiento para las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo. No pocos grupos de homosexuales quieren incluso lograr que sea permitida la actividad sexual entre adultos y niños, y algunos psicólogos buscan que la pedofilia sea considerada un comportamiento sexual aceptable[84]. Un estudio reciente del Family Research Council analiza los intentos para reducir la edad del consentimiento en diversas partes del mundo.

El Instituto de Investigación de la Familia también ha declarado que el movimiento gay, al menos anteriormente, fue "franco en su intento de legitimar el sexo homosexual entre niños y adultos". Por ejemplo, se afirmó que la North American Man/Boy Love Association (Asociación Norteamericana de Amor entre Hombres y Niños) (NAMBLA) había marchado en muchos desfiles del orgullo LGBT, con el objetivo declarado de eliminar las barreras al sexo entre hombres y niños[83].

NAMBLA fue la primera organización estadounidense en ser miembro de la "Asociación Internacional de Gays y Lesbianas" (ILGA). En 1993, ILGA alcanzó el estatus consultivo de las Naciones Unidas. La membresía de NAMBLA en ILGA generó fuertes críticas y provocó que los EE. UU. Recortaran algunos fondos de la ONU, la suspensión y posterior expulsión de ILGA de la ONU, y la expulsión de ILGA de NAMBLA.

El propio Alfred C. Kinsey alegaba que el 95% de los hombres cometía delitos sexuales, por lo que la sociedad debía redefinir el concepto de «normal» y reducir las sanciones para tales faltas. Declaró en representación de abusadores de niños y su trabajo contribuyó a modificar las leyes para que sean indulgentes con los delitos sexuales.

Kinsey intentó promover su ideología mediante la educación sexual en 1964, así, el Instituto Kinsey lanzó Siecus (siglas en inglés para el Consejo de información y educación sexual de los Estados Unidos), el cual cuenta con el reconocimiento de la ONU, donde se ha vuelto muy influyente. La educación sexual de Siecus enseña a los niños de cinco años sobre la masturbación y que participar de conductas sexuales con otros es muestra de afecto.

El Instituto Kinsey ofrece becas en homenaje a John Money, pionero de la ideología de género y responsable de la «reasignación» de sexo a un niño narrada en el libro El niño que fue criado como niña. A la larga, el muchacho se suicidó. La clínica de identidad de género de Money en el hospital Johns Hopkins fue cerrada por su sucesor.[85]

Desinformación y adoctrinamiento escolar

Ilustración del aberrante cuento homosexual para niños llamado "Rey y rey", por autoría de Linda De Haan y Stern Nijland

Centros de educación infantiles como las escuelas de Massachussets y otras áreas de los Estados Unidos están adoctrinando a los niños de preescolar y de la escuela elemental o primaria a equiparar las relaciones homosexuales a las del matrimonio entre un hombre y una mujer. En España incluso, una organización llamada "ONG por la No Discriminación", con el apoyo de la dibujante Luisa Guerrero (autora del primer cuento infantil homosexual escrito en español) y la presunta psicóloga Isabel Carmen Rodríguez García, se han dado la tarea de elaborar cuentos infantiles con temática homosexual, con el propósito de que desde temprana edad los niños perciban que la homosexualidad sea una "variable natural y normal más en la diversidad de los individuos de toda sociedad". Esto sitúa a muchos padres, como David Parker, ante una posición realmente intolerable para ellos, pues no desean entrar en particulares sobre la homosexualidad con un niño pequeño, y la única solución para muchos de estos padres ha sido retirar a sus hijos de esas escuelas y buscar otras alternativas.[86]

La APA incluso reconoce que, en la mayoría de las personas, la condición homosexual se determina a una edad muy temprana.[87] La desinformación intencionada sobre la homosexualidad tiene el propósito de elevar el porcentaje de homosexuales en la población, causando un grave riesgo para la salud pública.

En 1988, el gobierno de Margaret Thatcher introdujo en Reino Unido una ley que prohibía adoctrinar a los niños en las escuelas en favor del homosexualismo, práctica que según Thatcher no puede ser presentada a los niños como una opción moral aceptable. Dicha norma permaneció vigente durante 15 años[88], hasta que finalmente tuvo que ser retirada en 2003 por la presión política del activismo homosexual.

En marzo de 2007 apareció en Reino Unido una iniciativa gubernamental que consiste en la distribución en las escuelas de libros que abordan la homosexualidad, dirigidos a niños ingleses de entre 4 y 11 años. Entre los textos se encuentra un cuento de hadas donde la principal figura es un príncipe que, luego de rechazar a tres princesas, termina casándose con un hombre ("Rey y rey"). El proyecto piloto lanzado en Inglaterra, es respaldado por 14 colegios y una autoridad local. Según indicó el periódico dominical londinense The Observer, se argumenta que "los libros son necesarios para hacer que el concepto de homosexualidad sea normal para los niños". Grupos religiosos en el Reino Unido manifestaron su rechazo ante dicha iniciativa.[89]

Arma ideológica para el genocidio blanco

Artículo principal: Genocidio blanco


El homosexualismo, junto con la ideología de género, es promovido con el fin de crear un tipo humano sexualmente ambiguo. Y junto al abortismo feminista es un arma ideológica que pretende reducir la natalidad de la raza blanca ya que por definición la natalidad de los homosexuales es cero. La feminización del hombre blanco es especialmente necesaria para apaciguar, adormecer e impedir las actitudes propiamente masculinas, defensivas e instintivas hacia lo propio: sus tierras, su modo de vida y sus mujeres. Los varones feminizados y cobardes no tendrán interés ni valor en oponerse a la usurpación de las mujeres de su propio pueblo por parte de invasores tercermundistas provenientes de sociedades mucho más brutales y en las que el marxismo cultural no ha actuado, siendo así condescendientes a su cruzamiento y consiguiente genocidio. Asimismo serán incapaces de defenderlas ante los ataques provocados por aquellos.

Legislación

Situación legal de la homosexualidad en el mundo
  Pena capital.       Gaymonio.
  Cadena perpetua.       Uniones civiles.
  Pena de cárcel.       Homosexualidad legal. No se hacen uniones, pero podrían reconocerse las hechas en el extranjero.
  Ilegal en teoría, pero no castigada en la práctica.       Es legal. No hay uniones civiles ni gaymonios, pero sí otro tipo de uniones.
  No es ilegal, pero se prohíben las manifestaciones públicas.       Sin pronunciación jurídica.
Nota: los anillos indican ciudades en las cuales un juez local ha tomado una decisión excepcional, que no se corresponde con la situación general de la homosexualidad en el país.

En Occidente, dominado desde la segunda mitad del siglo XX por el marxismo cultural, el homosexualismo ha adquirido gradualmente un nivel de aceptación debido a la gran maquinaria propagandística de los medios de comunicación, así como de la clase política gobernante en los países occidentales que justifican, apologizan y promueven activamente la homosexualidad. Por el contrario, fuera de Occidente, la homosexualidad es considerada un delito en muchos países, con penas que van desde desde pequeñas sanciones económicas hasta la pena de muerte.

Por ejemplo, el código penal jamaicano prohíbe el sexo entre hombres, al igual que en muchas partes del Caribe anglófono. El Artículo 76 de la Ley de los Delitos contra la persona prohíbe "el abominable crimen de la sodomía", bajo penas que llegan hasta los 10 años en prisión con obligación de realizar trabajos forzados. El Artículo 77 estipula condenas de hasta 7 años en prisión por intento de sodomía. El Artículo 79 prohíbe "cualquier acto de escándalo público" entre hombres, ya sea en público o en privado, con condenas de hasta 2 años de cárcel, con o sin trabajos forzados.

La homosexualidad fue también delito en la India, el principal país hindú. El artículo 337 del código penal de la India, redactado en 1860 por Lord Thomas Macaulay, decía: "Quien, voluntariamente, tenga un contacto carnal contra el orden de la naturaleza con un hombre, una mujer o un animal, será castigado con - la prisión de por vida - o por un periodo que puede llegar a diez años, y deberá pagar una multa."[90]

Los africanos ven la homosexualidad como algo antiafricano y anticristiano, por lo que 38 de las 53 naciones africanas criminalizan la homosexualidad de alguna forma. El 14 de octubre de 2009, el miembro del Parlamento David Bahati, presentó en Uganda un proyecto para la implantación de una legislación que castiga las prácticas homosexuales en cualquier ámbito, con la pena de muerte en la horca para casos mas graves ("reincidentes", portadores del VIH, pederastas, etc). También incluía una pena de hasta tres años para las personas que sepan de un acto homosexual, y que no lo denuncien a las autoridades en un plazo de 24 horas[91]. Los ugandeses que mantengan relaciones sexuales con personas del mismo sexo fuera de Uganda también caerían bajo la jurisdicción de esta ley, y podrían ser extraditadas e imputadas. Esto responde al clamor popular para endurecer la legislación vigente que castiga a la homosexualidad con hasta 14 años de prisión. Asimismo para evitar el entorpecimiento de la aplicación de la ley por parte de agitadores y activistas, se impondría una pena de hasta siete años para cualquier persona que defienda los derechos de gays y lesbianas en el país[91].

Ante el escándalo y censura internacional, comenzó a estudiarse el rebajar la pena de muerte a cadena perpetua[91][92] y la iniciativa se estancó debido a diversos problemas políticos.

Bahati reintrodujo el proyecto de ley en febrero de 2012. El presidente de Uganda Yoweri Museveni expresó abiertamente su apoyo a la medida, diciendo que "Solíamos decir Señor y Señora, pero ahora es Señor y Señor. ¿Qué es eso?"[93] Tras afrontar una intensa reacción internacional, y amenazas de que las ayudas económicas a Uganda cesarían, el 9 de diciembre de 2009 el Ministro de Ética e Integridad James Nsaba Buturo dijo que Uganda modificaría la medida para deshacerse de la pena de muerte (intercambiándola por la cadena perpetua) para homosexuales reincidentes. Sin embargo, al principio Buturo dijo que el gobierno de Uganda estaba decidido a aprobar el proyecto de ley "incluso si significa retirarse de los convenios y tratados internacionales tales como la Declaración Universal de los Derechos Humanos de Naciones Unidas, y dejar de recibir fondos de los donantes", según una entrevista en The Guardian[94].

Ley rusa contra la propaganda gay

De acuerdo con el gobierno ruso, la propaganda gay es perjudicial para la infancia, y dañina para la institución de la familia. Ante la difusión masiva de informaciones falsas en Internet que intentan influir en la sociedad, no ha encontrado otra solución más que la prohibición de dichos materiales a fin de que no lleguen a los internautas rusos. El gobierno ha elaborado la siguiente lista de materiales y temáticas prohibidas[95].

  1. Discutir que las familias tradicionales no llenan los requisitos y necesidades de la sociedad moderna o el individuo moderno. (Esto incluye propagar la idea de que el modelo tradicional familiar ha “perdido muchas de sus funciones y se ha vuelto un obstáculo para el desarrollo libre de los individuos”.)
  2. Información (contenida en imágenes o prosa) que justifique y/o revindique la aceptabilidad de “relaciones familiares alternativas”. (Esto incluye sitios que publican “estadísticas fuera de contexto” sobre niños adoptados por parejas homosexuales y heterosexuales, que llevarían a los niños y adolescentes a creer que las parejas gay “no son peores que las heterosexuales para manejar responsabilidades de padres de familia”.)
  3. Usar “intensas imágenes emocionales” para desacreditar el modelo familiar tradicional y propagar modelos alternativos. (Esto aparentemente incluye cualquier indicio de presentar una relación heterosexual de manera negativa y una homosexual de manera favorable.)
  4. Información que contenga “imágenes de comportamientos asociados con la negación del modelo familiar tradicional” y promueva relaciones gay. (Esto incluye todas las “demostraciones gráficas”, en forma de imágenes, fotografías o videos, de relaciones sexuales no tradicionales, posiblemente incluyendo la pornografía gay).
  5. Instrucciones para experimentar con sexo gay.
  6. Compartir historias de menores que han “rechazado los valores familiares tradicionales, entrado a relaciones gay y mostrado faltas de respeto a sus padres y/o parientes.” (Esto podría incluir el proyecto “It Gets Better”.)
  7. Información que “influya a formar la identidad individual de los adolescentes” a través de “explotar su interés en el sexo.” (Esto incluye “falsos argumentos” sobre la amplia presencia de relaciones homosexuales entre los jóvenes en la sociedad moderna.)
  8. Mostrar gays como modelos a seguir. (Esto incluye la publicación de listas [en] de gays famosos, vivos y muertos.)
  9. El criterio final de “propaganda gay” es probablemente el más amplio, incluyendo cualquier cosa que “apruebe o promueva” a la gente gay en su homosexualidad.

Algunos hechos sobre el homosexualismo

  • Según diversos estudios, existe una relación significativa entre homosexualidad y pederastia. Entre el 22% y el 60% de los homosexuales son o han sido pederastas.
  • Los movimientos gays de varios países están intentando reducir la edad de consentimiento sexual entre personas del mismo sexo hasta los 10 años (en Holanda ya está en 12 años), así como legalizar el incesto.
  • Algunos psicólogos quieren que la pedofilia sea considerada un comportamiento norma, como el doctor M. Wertheimer.
  • Según el Journal of the American Medical Association, el 50% de los hombres enfermos de SIDA han tenido relaciones sexuales con un hombre adulto antes de los 16 años, y el 20% antes de cumplir los 10.
  • Según un estudio longitudinal publicado en 1997 en el Journal of Orthopsychiatry (Golombok y Tasker), a la edad adulta, los hijos criados por lesbianas tienen un 24% más de incidencia en relaciones homosexuales que los hijos de madres heterosexuales.
  • La práctica homosexual reduce en 20 años la esperanza de vida, aumenta 5 a 10 veces el riesgo de SIDA, y entre el 70% y el 78% de los gays aseguran haber tenido una enfermedad de transmisión sexual.
  • Las personas (adultos y jóvenes) con prácticas homosexuales son más propensas a padecer enfermedades mentales (depresión, ansiedad, trastornos de conducta), al abuso de drogas y a experimentar tendencias suicidas.
  • La violencia entre parejas homosexuales es de 2 a 3 veces más frecuente que entre las heterosexuales, y que las uniones homosexuales, son significativamente más propensas a romperse que las heterosexuales.
  • La duración media de las relaciones homosexuales es de dos a tres años y que, según la Federación Estatal de Gays y Lesbianas, los homosexuales tienen una media de 39 relaciones con distintas personas a lo largo de su vida.
  • Los movimientos gays no practican la tolerancia que predican y reclaman, pues persiguen judicial y mediáticamente a todo el que discrepa de sus ideas y reivindicaciones, y niegan a los demás la libertad de expresión y de acción.
  • El Colegio Americano de Pediatras considera inapropiado, demasiado arriesgado y peligrosamente irresponsable para los niños, cambiar la tradicional prohibición sobre la paternidad de los homosexuales, ya sea mediante adopción, tutela o reproducción artificial. Esta posición está basada en los mejores datos científicos disponibles. ¿Son estos los padres idóneos para adoptar a un niño?

Artículo de opinión

Aspectos médicos de la homosexualidad

(por el Dr. Antonio Pardo Caballos, nacido en Granada, 22 de enero de 1955. Profesión: Médico. Cargos actuales: Profesor adjunto. Presidente del Comité de Ética para la Experimentación Animal. Subdirector del Máster en Bioética de la Universidad de Navarra. Director técnico del Centro de Documentación de Bioética)

Departamento de Bioética, Universidad de Navarra

Artículo publicado en la revista Nuestro Tiempo, Julio-Agosto de 1995, pp. 82-89

Introducción

Recientemente, la homosexualidad ha sido objeto de varios artículos científicos que la prensa ha difundido con titulares sensacionalistas que no reflejaban adecuadamente la naturaleza de los hallazgos. En este artículo intentaré clarificar lo que la Medicina conoce e ignora acerca de la homosexualidad. Para explicar esta cuestión hay que reunir conocimientos de neurofisiología, genética, educación, psicología y ética.

La “homosexualidad” animal


Aunque quizá sea una simplificación, podríamos decir que es homosexual la persona que, en su tendencia y comportamiento sexual, muestra inclinación hacia personas del mismo sexo.[96] Esta definición nos permite aclarar de entrada algunas cuestiones.

La primera es que, propiamente hablando, no existe homosexualidad en los animales. Pero esto no implica que su conducta sea exclusivamente heterosexual. De hecho, se ha observado que la conducta sexual animal, al menos en los mamíferos más evolucionados, es muy abigarrada: además del complejo control fisiológico de la reproducción (especialmente hormonal),[97] en la conducta sexual animal intervienen factores conductuales distintos a los meramente reproductivos. Concretamente, puede intervenir el juego durante la edad juvenil (primates), o las conductas de sometimiento a los machos dominantes durante la edad adulta (cánidos, etc.). Además, la vida en cautividad, al suprimir muchos estímulos de la vida silvestre, propicia una mayor frecuencia de conductas sexuales entre individuos del mismo sexo, como bien saben los ganaderos.[98] Existe, por tanto, una interacción de varios impulsos instintivos y circunstancias ambientales que terminan configurando el comportamiento sexual animal.

Por razones de supervivencia, el instinto reproductor de los animales siempre se dirige hacia individuos del sexo opuesto. Por tanto, el animal nunca puede ser propiamente homosexual. Sin embargo, la interacción con otros instintos (especialmente el de dominio) puede producir conductas que se manifiestan como homosexuales. Tales conductas no equivalen a una homosexualidad animal: significan que la conducta sexual animal incluye, además de la reproductora, otras dimensiones.

La conducta sexual humana

La conducta sexual humana es más compleja que la animal; aunque ésta nos puede instruir acerca de algunos aspectos presentes en el hombre, en éste hay elementos propios, inexistentes en los animales. Mencionaremos los tres más relevantes.

El principal es que la conducta sexual humana (al igual que cualquier otra conducta humana) puede ser objeto de decisión, puede ponerse o no por obra. Una decisión así no está dentro de las capacidades del animal: éste obra llevado por sus pulsiones instintivas y las circunstancias ambientales.[99] Por esta razón, la conducta humana está en una permanente tensión entre las tendencias y las decisiones. La educación humana no es, como en los animales, domesticación (creación de condicionamientos que se apoyan sobre los instintos), sino cultivo de la inteligencia y de la afectividad que permite al hombre decidir libremente, de modo que pueda resistir sus inclinaciones cuando le dificulten obrar bien, o fomentarlas cuando le ayuden (piénsese en el control de la ira para permitir la convivencia social o en el fomento del afecto maternal para permitir la educación de los hijos).

El segundo elemento es la relativa independencia del hombre con respecto al medio en que vive. Mientras que el animal depende de su dotación íntegra física e instintiva para sobrevivir, el hombre puede tolerar graves carencias físicas y tendenciales, pues cuenta con su inteligencia para resolver los problemas que la vida plantea. Así, mientras que cada animal se encuentra adaptado a un medio concreto, y no puede sobrevivir fuera de él, el hombre se encuentra por todo el planeta.[100] Por esta razón, los genes del hombre relacionados con la conducta no se encuentran, como los de los animales, exquisitamente controlados por las circunstancias externas. En el caso del hombre, las tendencias innatas, ligadas a la dotación genética, pueden descabalarse hasta cierto punto, sin que esto ponga a la especie en peligro de extinción: la inteligencia suple. Así, en el terreno de la sexualidad, mientras que un animal con un error instintivo en su conducta sexual no se reproduce, el hombre con una inclinación innata no dirigida hacia el otro sexo sí puede hacerlo, con lo que puede transmitir su dotación natural alterada. Debido a este segundo factor (herencia no gobernada exclusivamente por el ambiente) en el hombre puede haber verdadera homosexualidad innata, que sería imposible en un animal.

Y, en tercer lugar, el desarrollo psicológico humano no consiste en la simple interacción de inclinaciones innatas y decisiones libres: interviene también la educación. En el terreno de la sexualidad, dentro de la influencia educativa, debemos contar el desarrollo psicoafectivo, en el que influye decisivamente el ambiente familiar. De hecho, se ha postulado como una de las posibles causas de la homosexualidad (psicológica en este caso) la existencia de psicopatología familiar (madre hiperprotectora y padre indiferente, etc.)[101]

Esta visión de la conducta humana como un conjunto integrado de aspectos intelectuales, físicos y psicoafectivos no ha sido apreciada debidamente a lo largo de la historia. De la homosexualidad se han dado versiones excluyentes: espiritualistas (esa conducta es sólo fruto de una decisión personal), biologistas (es sólo fruto de una dotación genética o neuroanatómica peculiar), o culturales (essólo fruto de la educación o de los condicionantes psicoafectivos). Cada una de estas tres interpretaciones valora al homosexual de modo distinto. En el primer caso, el homosexual es sólo culpable. En el segundo, es un títere inocente de sus tendencias alteradas. En el tercero, ha sufrido, a su pesar, una influencia externa negativa.

Sin embargo, cualquiera de estas interpretaciones resulta simplista. La conducta del hombre no es resultado sólo de decisiones, ni sólo de pulsiones innatas, ni sólo de hábitos inculcados, sino que es resultado de una interacción compleja de estos factores: pulsiones determinadas genéticamente y decisiones, ambas moduladas por la educación recibida (incluyendo bajo este término tanto los aspectos psicológicos como éticos). Ninguna consideración de la homosexualidad que deje fuera alguna de estas facetas está en condiciones de enfrentarse adecuadamente a los hechos: los malinterpretará y dará a los homosexuales falsas soluciones a sus problemas.

El gen de la homosexualidad

Hasta hace poco, la interpretación intelectualista (la homosexualidad es sólo fruto de una decisión) fue la más difundida. Quizá como reacción, en tiempos recientes el acento se ha desplazado hacia lo puramente biologista, y se ha comenzado la búsqueda científica de diferencias genéticas o estructurales entre las personas homosexuales y las heterosexuales. Ésta es una investigación plagada de dificultades, ya que ha de tener siempre en cuenta el origen multifactorial de la conducta humana.[102]

Los hallazgos recientes y, sobre todo, los que más han cautivado a la opinión pública, son los que asocian la conducta homosexual con alteraciones de la estructura cerebral o de los genes.

El primero de estos estudios que se hizo famoso fue el de LeVay.[103] Su trabajo analizó el desarrollo de los llamados núcleos intersticiales, cuatro grupos de neuronas de la zona anterior del hipotálamo. Descubrió que, de los cuatro núcleos, el número 3 era menor en los varones homosexuales que en los heterosexuales (ya era sabido que es menor en mujeres que en varones). Sin embargo, este estudio no es definitivo: el número de cerebros estudiado era pequeño, y casi todos provenían de enfermos de SIDA. Queda por establecer si esa alteración morfológica es un rasgo constitucional y no un efecto de la infección. Además, aunque se demostrara lo primero, seguiríamos sumidos en la ignorancia por lo que respecta a su significado: habrá que aclarar qué tipo de conexión puede haber entre esa diferencia anatómica y la tendencia sexual. De hecho, un trabajo reciente se ha cuestionado, con bastante fundamento, si los núcleos intersticiales tienen que ver con la inclinación sexual y si no sería más razonable investigar sobre otras zonas cerebrales.[104]

El otro estudio fue el realizado por Hamer,[105] que analizó la relación entre la orientación sexual de los varones y un marcador genético del cromosoma X. Este autor, junto con su equipo, investigó el árbol genealógico de 114 familias con algún miembro homosexual, e intentó establecer una regla de parentesco entre los miembros de tendencia homosexual. Al parecer, puede existir un factor genético ligado al cromosoma X (del que los varones poseemos uno y las mujeres dos). Para comprobar esta hipótesis, realizó, en 40 familias, un estudio genético con un marcador de ADN específico para esa región del cromosoma X, y encontró que existía relación entre la presencia de ese marcador en el cromosoma X y el comportamiento homosexual.

Este estudio no significa, sin embargo, que se ha identificado el gen de la homosexualidad: como hemos mencionado antes, dada la complejidad de la conducta sexual, es muy improbable que la orientación sexual masculina dependa de un solo gen. Este hallazgo es sólo una prueba inicial de que existe un factor o factores genéticos ligados a la homosexualidad masculina. Pero sigue sin saberse de qué gen o genes se trata, o cómo influyen en la conducta. Y, como es evidente, el conocimiento de este dato no nos pone en condiciones de tratar la inclinación sexual alterada. Por desgracia, estos datos no son suficientes para aclarar el problema biológico que subyace a la homosexualidad. La cuestión es todavía oscura, todas estas investigaciones están solamente en sus comienzos, y no sabemos adónde podrán llegar. Como vimos anteriormente, la conducta sexual es, desde el punto de vista biológico, resultado de una interacción compleja de varias tendencias; por esto, el hallazgo de un solo factor nos da muy pocas luces acerca de qué trastornos genéticos (con las consiguientes modificaciones neurológicas, hormonales, etc.) son causa de la tendencia homosexual, aunque es un camino para saberlo. Sería necesario conocer además otros genes que orientan la conducta juvenil de juego, la conducta de relación, etc.

Para colmo, en el hombre, estos estudios biológicos están dificultados por su capacidad de decisión: por poner un ejemplo de otro tipo, no toda alteración genética que determina una mayor agresividad del varón (la trisomía XYY) produce conducta agresiva, porque el hombre puede sobreponerse a sus inclinaciones. Se trata, en suma, de estudios extraordinariamente difíciles, que no parecen tener respuesta clara a corto plazo. De hecho, la sola existencia de distintos tipos psicológicos de homosexuales, con predominio de la tendencia femenina de sometimiento, o de la tendencia social de dominancia,[106] muestra la complejidad del problema: la homosexualidad no se puede atribuir, sin más, a una sola causa, y menos a una sola causa biológica.

El papel del médico

A la hora de la atención médica, la homosexualidad plantea, fundamentalmente, dos problemas, de los cuales uno tiene actualmente enorme preponderancia: el SIDA, cuyas enormes repercusiones desbordan las posibilidades de este artículo. El otro consiste en tratar las alteraciones psicológicas de este tipo de personas.[107] Sin embargo, el médico no se enfrenta, ante estos pacientes, con un mero problema psicológico (de ansiedad, etc.), no relacionado con la conducta homosexual. Y esto merece una breve explicación.

La Medicina no persigue la felicidad del hombre. Ésa es una cuestión de la que, tradicionalmente, se han ocupado la ética y la religión: saber cuál es la conducta, libremente decidida, que lleva al hombre a su plenitud humana. El médico se ocupa sólo de los aspectos médicos de la vida humana: la salud y la enfermedad. El médico no es un consejero moral.

Sin embargo, el médico, cuando intenta tratar a sus pacientes, no puede hacer caso omiso de que son hombres, con capacidad de decisión y, por tanto, con cuestiones morales en su vida, que, sobre todo en los pacientes que acuden al psiquiatra, pueden tener una gran relación con los trastornos psicológicos. Hay tendencias en psiquiatría, actualmente bastante difundidas, que consideran éticamente irrelevante la conducta del paciente en materia sexual. Consecuentemente, queriendo hacer desaparecer el factor ético, han suprimido la inclinación homosexual de los prontuarios de enfermedades psiquiátricas[108] mientras que, paradójicamente, han dejado otras desviaciones de la tendencia sexual (paidofilia, voyeurismo, etc.).

Parece más coherente el siguiente modo de actuar: el médico, cuando su paciente presenta un problema de homosexualidad, tiene obligación de atenderle. No debe discriminarle en razón de su tendencia o inclinación sexual: el médico se debe a todos sus pacientes por igual. Ahora bien, esa igualdad de trato no significa indiferencia hacia el estilo de vida que lleve el paciente. Porque el médico sabe que ese estilo de vida puede tener relación muy directa con los problemas psicológicos que aqueja el paciente. Reducir el problema a su dimensión puramente psicológica es incompetencia médica.

La escuela psiquiátrica de Victor Frankl ha dado nombre al enfoque que tiene en cuenta ese aspecto humano del paciente: la logoterapia.[109] Su idea de fondo consiste en afirmar que la libre decisión de la voluntad puede tener una influencia muy importante en la psicopatología. Consecuentemente, no desdeña plantear al paciente un horizonte de exigencia si ve que un enfoque humanamente inadecuado de la vida personal es la raíz de sus problemas psicológicos. No es falta de realismo que el médico plantee a su paciente el control de sí mismo y de su tendencia hacia personas del mismo sexo. Del mismo modo que cabe el control de la tendencia hacia el sexo opuesto en quienes no sufren una perturbación de la tendencia heterosexual, debe abrirse la posibilidad a este tipo de consejo en el caso de la homosexualidad. Plantear la sexualidad como algo de ejercicio completamente irrefrenable resulta un enfoque humanamente equivocado y poco realista. De hecho, lo normal es que el hombre sea dueño de sus actos; ¿por qué excluir la sexualidad del homosexual de esta ley general?

A veces, los problemas psicológicos que presentan este tipo de pacientes se derivan de su falta de autocontrol. Indudablemente, la vivencia de la tendencia hacia personas del mismo sexo ya resulta de por sí bastante turbadora. Pero si a este factor se suma una práctica desaforada de la sexualidad, la sensación de culpabilidad se acrecienta, y es difícil mantener una estabilidad psicológica: se impone acudir al médico. Por tanto, dentro de la atención médica correcta a estos pacientes, debe figurar un intento de restablecer la confianza en sí mismos, intento que pasa por proponer al paciente, de modo adecuado a sus circunstancias, el control de su peculiar inclinación.[110]

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