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Historia del homosexualismo
El homosexualismo, al igual que muchos otros males, ha existido en las sociedades humanas desde tiempos muy antiguos. Todas las culturas de la Antigüedad, con algunas escasas excepciones, la juzgaron como algo moralmente reprobable o como un tabú social.
Sumario
Mesopotamia
En Mesopotamia era vista con desprecio. Los asirios (1800-1077 a. C.) eran intolerantes con el homosexualismo. Durante el reinado de Tiglatpileser I, en el periodo medio del imperio, siglo XII a. C., se castigaba con la castración.
Antiguo Egipto
En Egipto Antiguo los registros históricos de casos de homosexualismo son escasos y generalmente ambiguos.
En una mastaba de Saqqara de alrededor del 2400 a. C. perteneciente a Nianjjnum y Jnumhotep, dos altos funcionarios reales del faraón Nyuserra de la V dinastía, se encontraron imágenes de ambos abrazándose aparentemente en situaciones muy similares a las habituales de los matrimonios heterosexuales encontradas en otras tumbas del mismo período. Lo que hace creer para algunos, sobre todo quienes apoyan políticamente al homosexualismo, que se trataba de una pareja homosexual, no obstante otros historiadores piensan que quizás se haya tratado de una pareja de hermanos, quizá gemelos.
Otra supuesta referencia con contenido homosexual se encuentra en una variante del mito de Seth y Horus. Sin embargo, en realidad ese supuesto contenido homosexual se trata más bien del uso de recursos estilísticos y literarios como la metáfora y la hipérbole con el fin de dramatizar el relato.
La leyenda cuenta que Seth dominaba el Alto Egipto, mientras que su sobrino Horus dominaba el Bajo Egipto, lo que personifica la separación real de ambos territorios durante el periodo predinástico de Egipto.
En una variante del mito, se narra que Seth trató de violar a Horus para deshonrarlo, mientras luchaban en el Nilo transformados en hipopótamos durante días. Por la condición del relato se sobreentiende que esto alude a una forma de obtener dominancia, como un típico caso de lucha y sumisión entre los animales, en lugar de por simples motivos de atracción sexual. Debe considerarse también que Seth era el dios del Caos, de la Oscuridad y de la degeneración, por lo que no es raro que se le haya dotado de características que representen esas cualidades.
En la lucha, Seth le saca un ojo a Horus y este termina por arrancar el falo de Seth, impidiendo así su deshonra. Al final con la intervención de Toth, el dios de la sabiduría, la magia y la escritura, ambos dioses se reconcilian. Esta legendaria lucha y su posterior reconciliación es interpretada correctamente por los historiadores como una alegoría de las luchas entre ambos reinos, que se unificarían alrededor del 3000 a. C. La reconciliación de los dioses se representaba frecuentemente como símbolo de la unidad y de ninguna manera se trataba de un reconocimiento o aceptación de prácticas homosexuales, cuya semejanza es sólo causal y debida al carácter dramático del mito.
Antiguo Reino de Israel
Para el antiguo pueblo de Israel se hallaba incluida en el listado de una serie de conductas indignas del pueblo de Dios que se extendían desde el adulterio hasta la zoofilia pasando por el robo o la idolatría[1]. No en vano, el Antiguo Testamento incluía el relato de la destrucción de Sodoma y Gomorra[2], cuyos habitantes habían sido castigados por Dios por practicar el homosexualismo y principalmente, por practicar la sodomía (sexo anal).
Grecia y Roma
Durante el período clásico, la visión fue un poco menos uniforme, aunque actualmente se ha exagerado el nivel de su aceptación en ese período por parte de historiadores homosexuales que pretenden incluso que la pederastia era una "institución social". A menudo, a la cultura griega se le promueve falsamente como la cultura que más ha aceptado el homosexualismo.
En los comienzos de su civilización, los habitantes de la Antigua Grecia desarrollaron una actitud natural hacia el cuerpo humano y la sexualidad. Los griegos creían que el cuerpo humano desnudo, tanto el de los varones como el de las hembras, era algo digno de respeto y admiración. Se enorgullecían de la forma física y se promovía el desarrollo del cuerpo con el ejercicio. La desnudez pública no sólo era tolerada, sino a menudo fomentada.
Durante la Edad de Oro de Atenas, el homosexualismo fue declarado contra la ley, se le castigaba severamente y sus grandes pensadores lo condenaron. Al contrario de lo que historiadores homosexuales y con prejuicios políticos afirman, los escritos de Sócrates y Platón manifiestan claramente que éstos filósofos no sólo no eran homosexuales, sino que condenaban con vigor la conducta homosexual. Platón mismo fue víctima de sodomía por parte de un regente homosexual, una experiencia que él condenó como la más degradante y humillante de su vida. Más tarde escribió con respecto a la homosexualidad: "¿Quién en su sano juicio podría promulgar una ley que protegiera tal conducta?".
En Las Leyes de Platón, hay una crítica explícita hacia las prácticas homosexuales. Platón sugiere que las relaciones sexuales deben estar orientadas hacia la procreación y expresa su preocupación por el comportamiento homosexual:
Con la palabra griega para "vergüenza", Aidos, también se nombraba a la diosa del pudor, el respeto, la modestia, la reverencia y castigadora de las transgresiones morales. Su acompañante, el cruel Nemesis (Indignación), "Aquel que acarrea la cólera de Aidos", una divinidad vengadora que encaja bien en la noción de "karma" o de "castigo por los pecados". Del mito de Aidos, quien estaba asociada al ano, se deduce que, según la mentalidad tradicional griega, el sexo anal implica, a la vez, desvergonzarse (el pudor era considerado virtud en Grecia) y esparcir la vergüenza alrededor de uno.
En el Imperio Romano, civilización heredera de gran parte de la cultura griega, la homosexualidad fue duramente condenada por autores como Tácito o Suetonio como un signo de degeneración moral y de decadencia cívica. Si bien dentro de la clase noble existía una cierta tendencia al libertinaje y a la indiferencia moral que daba lugar a relaciones homosexuales, no obstante, se han registrado como casos excepcionales, pues generalmente la homosexualidad era mal vista aún en la nobleza.
Origen de las distorsiones sobre el homosexualismo en Grecia
Algunas formas de conducta entre maestros y discípulos han llegado a interpretarse falsamente como conductas homosexuales aunque sin penetración.
El hombre mayor era llamado erastés el cual se encargaba de educar, proteger, amar y dar ejemplo a su joven discípulo que era llamado erómeno, y ambas palabras tienen raíz griega en eros, 'amor' (erastés: 'amante', cf. erotismo). En este contexto, los autores que apoyan esta interpretación consideran que un muchacho entre la pubertad y el crecimiento de la barba, fuera el amante sexual de un hombre mayor, el cual se ocupaba de la educación política, social, científica y moral de aquel, pero admiten que se consideraba extraño y reprobable que dos hombres adultos mantuviesen una relación amorosa.
A su vez, afirman que la Paiderastia, palabra de la que proviene pederastia, era la forma de llamar las relaciones sexuales entre maestro y discípulo. En realidad Paiderastia no significaba pedofilia, sino el maestrazgo de un muchacho. Del mismo modo, erastés y erómenos deberían traducirse como "amante" y "amado" sólo si se especifica de algún modo que estamos hablando de un amor platónico y no erótico.
Casi todos los "expertos" que han reclamado esta generalización de la pederastia homosexual en Grecia han sido homosexuales ellos mismos. Esto implica necesariamente que las perspectivas de tales autores en el tema están inevitablemente influenciadas y sesgadas por sus tendencias personales y por su deseo de legitimar su opción sexual en un entorno "hostil".
Autores homosexuales como Walter Pater, Michel Foucault, John Boswell, John Winkler, David Halperin y Kenneth James Dover, son conocidos por expresar una serie de fantasías sexuales a expensas de la historia griega.
El origen del mito de la homosexualidad generalizada en la Antigua Grecia y el "aprendizaje por pedofilia" se remonta a Walter Pater (1839-1894), un profesor de Oxford conocido por su homosexualidad y por sus líos con alumnos, como por ejemplo William M. Hardinge o el famoso poeta homosexual Oscar Wilde. Pater y todo su círculo de seguidores eran homosexuales, por lo que no sorprende que haya extrapolado las relaciones patológicas que mantenía con sus alumnos a las relaciones de entrenamiento maestro-alumno en Grecia (erastés-erómeno) justificando así sus prácticas, y más cuando había sido abandonado por su mentor veterano, Benjamin Jowett, debido a un escándalo que Pater mantuvo con un tal William Money Hardinge, un estudiante de 19 años que había atraído hacia sí la atención pública de la facultad presumiendo de su homosexualidad. Probablemente el argumento más desviado y disparatado de Pater sea que el "amor platónico" no tenía nada que ver con Psiqué, sino que era algo puramente sexual.
Esta camarilla de victorianos decadentes es la responsable de haber acomodado la historia griega a sus fantasías personales, siendo su obra retomada un siglo después con el advenimiento de otra oleada de autores homosexuales que retomaron su causa durante la época hippie y la revolución sexual.[3]
Antigua ley pagana germánica
Tácito en su Germania da cuenta de la práctica legal de los pueblos germánicos del siglo primero. Tácito informa que los casos penales se presentaban ante el Thing (asamblea tribal). Los delitos menores se regularon con daños (pagados con ganado), pagados en parte a la víctima (o a su familia) y en parte al rey. La pena de muerte estaba reservada para dos clases de delitos capitales: la traición militar o la deserción fueron castigadas con ahorcamiento, y la infamia moral (cobardía y homosexualidad) fue castigada arrojando a los condenados a un pantano. La diferencia en el castigo se explica por la idea de que las "iniquidades deslumbrantes" deben ser expuestas a plena vista, mientras que "la afeminación y la contaminación" deben ser mejor ocultas y ocultas. Las disputas legales menores fueron resueltas día a día por los jefes electos asistidos por funcionarios electos.
Literatura Universal
Cabe señalar el burdo intento de los activistas homosexuales de popularizar su conducta recurriendo a la literatura universal, queriendo ver casos de homosexualismo donde no hay tales. Como ejemplos destacamos la relación entre Gilgamesh y Enkidu del poema épico mesopotámico, la del rey David y Johnatan del relato bíblico, Aquiles y Patroclo del relato homérico[4], y en la relación entre los personajes Frodo Baggins y Sam Gamyi de la famosa novela de J. R. R. Tolkien, El Señor de los Anillos, cuando en realidad todos estos ejemplos corresponden a una relación de la más profunda amistad.