Carl Gustav Jung

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Carl Gustav Jung en 1922.

Carl Gustav Jung (Kesswil, Cantón de Turgoviael, Suiza; 26 de julio de 1875 - Küsnacht, Cantón de Zúrich; 6 de junio de 1961) fue un médico psiquiatra, psicólogo y ensayista suizo, figura clave en la etapa inicial del psicoanálisis; posteriormente, fundador de la escuela de Psicología analítica, también llamada Psicología de los complejos o Psicología profunda. Jung desarrolló los conceptos de arquetipo, inconsciente colectivo, individuación, sincronicidad, imaginación activa, introversión y extraversión.

Jung fue pionero de la psicología profunda y uno de los estudiosos de esta disciplina más ampliamente leídos en el siglo XX. Su abordaje teórico y clínico enfatizó la conexión funcional entre la estructura de la psique y la de sus productos (es decir, sus manifestaciones culturales). Esto le impulsó a incorporar en su metodología nociones procedentes de la antropología, la alquimia, los sueños, el arte, la mitología, la religión y la filosofía.

Jung no fue el primero en dedicarse al estudio de la actividad onírica, no obstante, sus contribuciones al análisis de los sueños fueron extensivas y altamente influyentes. Escribió una prolífica obra. Aunque, durante la mayor parte de su vida, centró su trabajo en la formulación de teorías psicológicas, y en la práctica clínica, también incursionó en otros campos de las humanidades: desde el estudio comparativo de las religiones, la filosofía y la sociología, hasta la crítica del arte y la literatura.

Biografía

Carl Gustav Jung nació en 1875, en Kesswil (Suiza), un pequeño pueblo junto al lago Constanza en el cantón suizo de Thurgau. Formará parte del seno de una familia de ascendencia alemana y de tradición eclesiástica (su padre era pastor luterano), perteneciendo sus padres a dos importantes familias de la Basilea del siglo XIX.[1]

De niño fue introvertido y muy solitario. Durante su adolescencia y juventud fue un lector entusiasta, especialmente cautivado por la obra literaria de Goethe. También era profundo su interés por los ensayos de filósofos como von Hartmann y Nietzsche. En su autobiografía, describe el acercamiento a la obra de este último, Así habló Zaratustra, como una experiencia conmocionante, sólo comparable a la inspirada por el Fausto de Goethe.

El 10 de diciembre de 1900 ocuparía su puesto de ayudante en la clínica psiquiátrica de Burghölzli durante tres años, dejando atrás Basilea y marchando gustoso a Zúrich. Como mencionaría con su ya habitual ironía "durante medio año me encerré para habituarme a la vida y al espíritu de un manicomio y me leí los cincuenta volúmenes de la Revista general de Psiquiatría desde sus orígenes, para conocer la mentalidad psiquiátrica". "En tales condiciones comenzó mi carrera de psiquiatra, mi experimento subjetivo del cual nació mi vida objetiva".[2]

En 1902, Jung elaboró su tesis doctoral: "Acerca de la psicología y patología de los llamados fenómenos ocultos" ("Zur Psychologie und Pathologie sogenanter occultes Phänomene"), realizada con el profesor Eugen Bleuler en la facultad de medicina de la Universidad de Zürich.[3]

En 1905 se doctoró en psiquiatría, pasando simultáneamente a ser médico jefe de la clínica psiquiátrica de la Universidad de Zurich durante cuatro años, hasta su renuncia en 1909, debido al exceso de trabajo. Conservaría sin embargo su cargo de profesor auxiliar hasta 1913. Por entonces focalizaba su interés en psicopatología, psicoanálisis y la psicología de los pueblos primitivos. Se interesó a su vez en la hipnosis, así como en las figuras de Pierre Janet y Théodore Flournoy.

De 1904 a 1905 funda en la clínica psiquiátrica un laboratorio de psicopatología experimental, de donde surgirán tanto la prueba de asociación como los experimentos psicogalvánicos, siendo posteriormente invitado, en 1909, por la Universidad de Clark a exponer sus trabajos. También Freud sería invitado de modo independiente, recibiendo ambos el grado de Doctor honoris causa.

Por entonces se iniciarían sus sospechas respecto del origen «psíquico» de la esquizofrenia. Diversos casos, sobre todo el de Babett S., le llevarían incluso a comprender por vez primera el lenguaje de las personas aquejadas de dementia praecox.

Durante la década de los años 20, con cuarenta y cinco años de edad, una vez superada una crisis existencial «en la mitad de su vida», y aumentado complementariamente su reputación internacional, se dedicó durante cinco años a viajar asiduamente, sobre todo interesado en culturas primitivas.

En 1921 se publicará su obra Tipos psicológicos donde desarrollará sus ideas de la existencia de dos actitudes de la psique: introversión y extraversión, así como cuatro funciones: pensamiento, sentimiento, sensación e intuición. También se incluye en dicha obra la primera alusión a su concepto central del sí-mismo como objetivo de desarrollo psicológico. Simultáneamente sería durante esta época cuando comenzó a retirarse a Bollingen, su segundo hogar o residencia.

En 1922 adquiere en propiedad unos terrenos a orillas del Lago de Zúrich, ubicación aislada que se situaba a unos cuarenta kilómetros de su hogar principal en Küsnacht y a dos de una aldea denominada Bollingen. Se trata de un pequeño pueblo cerca de Rapperswil, en el Cantón de San Galo, Suiza. Es localizado en la orilla norte de Lago de Zúrich y es parte del municipio de Jona.

En 1923 muere su madre. Jung aprende a esculpir piedra y, con escasa ayuda profesional, inicia la construcción de su segunda casa caracterizada por un sólido torreón. Más adelante lo complementará con un vestíbulo, otra torre y un anexo. Descarta la instalación de electricidad y teléfono. Denominará al edificio simplemente «Bollingen». Será durante el resto de su vida su lugar de retiro, tranquilidad, renovación, meditación y experimentación personal.

Jung continuó publicando libros hasta el final de su vida. También disfrutó de la breve pero fructífera amistad del Padre Victor White, sacerdote católico inglés con quien mantuvo correspondencia tras la publicación de Respuesta a Job.

Carl Gustav Jung murió el 6 de junio de 1961, tras una corta enfermedad, en su casa junto al lago de Zúrich, en el apacible poblado de Küsnacht, Suiza, a los 86 años de edad. Se encontraba leyendo una obra de Pierre Teilhard de Chardin. En el instante de su fallecimiento, un rayo partió el árbol donde solía descansar.

Ruptura con Freud

La gran polémica Freud-Jung se centró en la intención de este último por entender la libido de manera desexualizada, concebirla como energía psíquica.

Cuando Freud anunció su intención de identificar y dogmatizar la teoría y el método, ya no pude cooperar más con él, y no me quedó más opción que retrotraerme a mí.
—Carl Gustav Jung. Recuerdos, sueños, pensamientos, página 201.

Hacia 1912, Jung termina El Sacrificio, última sección de la segunda parte de Transformaciones y símbolos de la libido, sabiendo de antemano que lo expuesto le costaría su amistad con Freud: "Tenía que exponer allí mi propia noción del incesto, la transformación decisiva del concepto de la libido, además de otras ideas por las que me diferenciaba de Freud". Se lo comentó a su mujer, estuvo dos meses preocupado y sin tocar pluma. Finalmente se decidió a escribir y le costó la amistad con Freud. Freud se siente disgustado con los descubrimientos que Jung le va transmitiendo, y así su correspondiente relación epistolar comenzó a reflejar la creciente tensión entre ambos. El 25 de febrero de 1912 Jung funda la Sociedad de intereses psicoanalíticos, encaminándose con ello hacia su propia versión del psicoanálisis, es decir, sin las influencias de Freud. En septiembre pronuncia unas conferencias en la Universidad de Fordham de Nueva York. El tema será el psicoanálisis y sus diferencias con Freud, fundamentalmente que:

  1. La represión no da cuenta de todos los estados.
  2. Las imágenes inconscientes pueden tener un significado teleológico.
  3. La libido, o energía psíquica, no es exclusivamente sexual.

Para Freud, el inconsciente era producto de la conciencia y sólo contenía lo que la conciencia reprimía, es decir, que las expresiones del inconsciente eran residuos de la actividad consciente. Para Jung, el inconsciente era una matriz, una fuerza creativa, autónoma, con vida propia y que se desarrolla y expresa sin que nuestras acciones conscientes la condicionen.

A su vez, y durante el mismo mes, se publica la segunda parte de Transformaciones y símbolos de la libido, donde Jung propone que el incesto alude más al simbolismo que a la literalidad. En el año 1913 se producirá la ruptura definitiva con Freud. Consecuencia directa de dicho estrés fue la contribución a un colapso nervioso que amenazaba a Jung ya desde 1912. Renuncia por tanto a su puesto en la Universidad de Zúrich, aparentemente porque su consulta privada ha aumentado mucho, pero es más factible que fuera debido a su estado de salud. Durante dicha época se instalarán en Zúrich, Edith y Harold McCormick, dos filántropos norteamericanos, siendo ella analizada por Jung, y convirtiéndose en la primera de varios patrocinadores ricos y muy generosos.

A continuación se reproduce un extracto de la carta que Freud envió a Jung en 1913, en medio de la crisis que afectaba la relación entre ambos:

Su alegato de que trato a mis seguidores como pacientes es evidentemente falso... Es una convención entre los analistas que ninguno de nosotros debe sentirse avergonzado de su propia neurosis... Pero uno [refiriéndose a Jung] que, mientras se comporta anormalmente, sigue gritando que es normal dar sustento a la sospecha de que le falta asumir su enfermedad. En consecuencia, propongo que abandonemos nuestras relaciones personales enteramente.
—Sigmund Freud, 1913.

A partir de este año se iniciará en Jung su segunda etapa vital y de desarrollo tanto personal como profesional.

Hacia 1913 Jung consideraba que el arquetipo es un principio fundamental de la creatividad, anclado en las cualidades biológicas, genéticas, raciales, una potencialidad humana manifestada en las religiones, los cuentos de hadas, los mitos, los sueños, las obras de arte y la literatura, en consonancia con el principio racialista de que "la cultura es expresión de la raza", o bien, que la cultura, como expresión psíquica, tiene una base genética.

Freud, un materialista, opinaba que Jung se ocultaba detrás de "una nube religioso-libidinal" y no le agradaba que su trabajo tratara los temas religiosos de una manera que parecía validar esos temas. Por su parte, Jung le hacía saber en una carta de la Navidad de 1909: "Es un duro destino verse obligado a trabajar al lado del creador". La correspondencia entre ambos hombres fue decreciendo cada vez más pero esto no impidió que los dos concurrieran al Congreso Internacional de Munich de 1913. Según Freud, las sesiones fueron "agotadoras y nada ejemplares" y la presidencia de Jung había sido "inamistosa e incorrecta". Los votos de la reelección de Jung mostraron el descontento: 22 se abstuvieron como manifestación de protesta y 52 votaron por el candidato. Al final del congreso, Freud resumió: "Nos separamos sin ningún deseo de volver a vernos".

En octubre Jung renunció como editor del Jahrbuch aduciendo razones personales y renunciando a una discusión pública. A fines de 1913 Freud había empezado a escribir lo que él denominó "la bomba": la "Contribución a la historia del movimiento psicoanalítico" era un folleto en el que exponía su versión de los desacuerdos que habían estado carcomiendo al movimiento en los últimos años. Pero antes que "la bomba" explotara oficialmente, Jung presentó su renuncia a la Presidencia de la Asociación, el 20 de abril de 1914.

Jung y el nacionalsocialismo

En 1930 Jung fue nombrado presidente honorario de la Asociación Alemana de Psicoterapia y en 1933 profesor de psicología médica en la Universidad Politécnica Federal de Zúrich. Tras el ascenso de Adolf Hitler al poder en ese mismo año, la mencionada asociación, a la que habían adherido diversos psicoterapeutas judíos, fue disuelta y absorbida por otra más grande, de alcance internacional, con Jung como presidente: la Sociedad Médica de Psicoterapia. El hecho de que Jung simpatizara, hasta finalizada la Segunda Guerra Mundial, con el nacionalsocialismo y por ende, que aceptara ser presidente honorario de la Sociedad Médica de Psicoterapia y director de la Revista de Psicoterapia (Zentralblatt fur Psychotherapie), ambas respaldadas por el régimen nacionalsocialista, ha sido utilizado como argumento para descalificar y difamar su obra y su persona como "antisemita", descalificaciones que empañarían su carrera hasta el fin de sus días y razón para que su importantísimo trabajo sobre la naturaleza de la psique no tuviese la amplia difusión que gozaron otras teorías psicológicas de origen judío.

Ya Freud me acusó de antisemita porque me sentía incapaz de experimentar su materialismo sin alma. Con esta propensión a husmear por doquier el antisemitismo, los judíos terminan suscitando el antisemitismo. No comprendo por qué el judío no puede admitir, tanto como el pretendido cristiano, que cuando se tiene una opinión sobre él no se le está criticando. ¿Por qué hay que suponer siempre inmediatamente que se quiere condenar al pueblo judío en su conjunto? [...] Considero que es una manera inadmisible de cerrar el pico al adversario. Me he entendido muy bien con mis pacientes y colegas judíos en la mayoría de los casos [...] Más de una vez por haber criticado a un alemán éste me ha reprochado odiar a los alemanes. Es demasiado fácil querer disimular la propia inferioridad tras un prejuicio político [...] Usted debería conocerme lo suficiente como para creerme [...] capaz de una tontería tan poco individual como el antisemitismo. Sabe de sobra que considero al hombre en tanto persona y cuánto me esfuerzo siempre en arrancarle de sus determinantes colectivos para hacer de él un individuo [...] El nacionalismo, por antipático que sea, es una 'conditio sine qua non': simplemente el individuo no debe hundirse en él [...] La próxima calumnia a inventar será que sufro de una total ausencia de convicción porque no soy ni antisemita ni nazi. Vivimos unos tiempos desbordantes de locura.
—Carta de Jung a J. Kirsch, 25 de diciembre de 1934.

Los inconscientes colectivos

Jung le dio a la psicología una contribución importante con su teoría de que no solo hay un inconsciente individual sino también un inconsciente colectivo, incluido un inconsciente racial o étnico que afecta significativamente al individuo y determina su propio Ser e Identidad. Este desarrollo científico fue una elaboración del concepto sostenido por filósofos germánicos como Herder, postulando que cada pueblo o nación tiene su propia "alma".

El jungiano y el freudiano forman el contraste entre las cosmovisiones germana y judía en el campo de la psicología. De hecho, se ha sugerido que las observaciones de Freud se derivaron en gran parte de su experiencia con pacientes principalmente judíos.

En 1933, Jung escribió en un diario alemán:

Las diferencias que realmente existen entre la psicología germánica y judía y que hace tiempo que todas las personas inteligentes conocen, ya no se pasan por alto, y esto solo puede ser beneficioso para la ciencia.

Y en 1934 en el mismo periódico:

El inconsciente ario tiene un potencial mayor que el judío [...]. Los pueblos germánicos, aún jóvenes, son capaces de crear nuevas formas culturales que aún permanecen latentes en la oscuridad del inconsciente de cada individuo: semillas que rebosan de energía y son capaces de una gran expansión. A mi juicio, la actual psicología médica ha cometido un grave error al aplicar indiscriminadamente categorías, que ni siquiera son válidas para todos los judíos, a los germanos cristianos o eslavos [...]. La psicología médica ha sostenido que el secreto más precioso de los germanos, el fondo de su alma creadora y llena de fantasía, es un pantano infantil y banal, mientras que por décadas, mi voz que advertía de ello, ha estado bajo la sospecha de ser antisemita. Esta sospecha provino de Freud. Éste no conocía el alma germana, como tampoco la conocen sus seguidores. ¿El formidable fenómeno del nacionalsocialismo les ha enseñado mejor?


Es un error completamente imperdonable el aceptar las conclusiones de una psicología judía como generalmente válidas. Nadie soñaría con tomar psicología china o india como aplicable a nosotros. Sin duda, en un nivel anterior y más profundo de desarrollo psíquico, donde todavía es imposible distinguir entre una mentalidad aria, semítica, hamítica o mongol, todas las razas humanas tienen una psique colectiva común. Pero con el comienzo de la diferenciación racial, se han desarrollado también diferencias esenciales en la psique colectiva. Por esta razón no podemos trasplantar el espíritu de una raza extranjera de un modo global a nuestra propia mentalidad, sin lesionar ésta.
—Carl Gustav Jung, Collected Works, Vol. 7, p. 149.

Para Jung, el nacionalsocialismo "estaba escondido en el alma germana", y si cabe extender esta idea, al alma de todos los pueblos arios o indoeuropeos. En una carta de Jung a su alumno Wolfgang Kranefeld, un entonces conocido entusiasta del nacionalsocialismo, le dijo:

Como es conocido, contra la necedad no se puede hacer nada, pero en este caso hay que advertir al pueblo ario, que con Freud y Adler se predican puntos de vista específicos del judaísmo... los cuales tienen un carácter esencialmente destructivo. Si este evangelio judío le gusta al gobierno de Adolf Hitler, pues sea. Pero por otra parte también sería posible que al gobierno le molestara...

En 1933 Jung dijo en una entrevista radial berlinesa que:

Como hace poco dijera Hitler, el Führer debe poder ser solitario y tener valor en poder proseguir solitariamente. Por ello el verdadero Führer es a la vez aquel que tiene el valor en sí mismo, y no sólo hacia los otros, y que puede mirarse a sí mismo a los ojos.

Jung luego habló de la "idea del ser del Führer", de la "aristocracia propia al Führer" y finalmente:

los tiempos de las masas siempre son tiempos del ser del Führer. Todo movimiento culmina orgánicamente en el Führer, que corporeiza todo el ser, sentido y meta del movimiento popular. Es una encarnación del alma del pueblo y su voz... sólo en tiempos de paz sin metas crece la caótica conversación parlamentaria, que anuncia indefectiblemente la ausencia de un movimiento más profundo.

En esta entrevista, Jung criticó la psicología de Freud y Adler como "una psicología enemiga de la vida" y nuevamente habla aquí de la necesidad de cuidarse de su carácter destructivo.

En dicha entrevista, el psicólogo suizo fue presentado por su entrevistador, el doctor Weizsaecker, uno de sus discípulos, como el "conocido psicólogo de Zurich, quien frente al destructivo psicoanálisis de Sigmund Freud logró oponer su psicología constructiva". El director del programa mencionó que el padre de Jung era un pastor protestante, mientras que Freud y Adler eran judíos. Por ello, según el doctor Weizsaecker, Jung contaba con un terreno totalmente diferente en su perspectiva general frente al ser humano.

A la pregunta expresa sobre las diferencias entre su pensamiento y la psicología de Freud y Adler, manifestó:

Mire usted, uno de los privilegios más bellos del espíritu germano es dejarse influir sin condiciones por la totalidad de la creación en su inagotable diversidad. Freud y Adler sostienen sólo un punto de vista individual (sexualidad, anhelo de poder) frente al todo. La teoría de estos autores distorsiona el poderoso sentido de la totalidad hasta la necedad y la belleza propia de la totalidad hasta el ridículo.

Para subrayar su distanciamiento con respecto a estos dos autores, Jung afirma que él "nunca pudo conformarse con estas posiciones enemigas de la vida". El doctor Weizsaecker le agradeció en especial esta aclaración, y afirmó que "precisamente esta respuesta sería para muchos una liberación". Jung acentuó, de nuevo, la ventaja de su psicología sobre cualquier otra teoría. Ella no sólo está en situación de explicar los acontecimientos políticos en Alemania, sino también los cambios paralelos que en el arte y en la filosofía ocurrían en ese tiempo.

De hecho, Jung llegó a afirmar que sólo con la observación del inconsciente era posible predecir sucesos cruciales de la historia. Sólo analizando la mente de las personas se podía prever lo que depararía el futuro. Así, por ejemplo, afirmaba que él mismo predijo el surgimiento del nacionalsocialismo sólo a través de la observación de sus pacientes alemanes: "Tuvieron sueños en los que se preveían los hechos".

Jung pensaba que sólo su teoría psicológica, lograba explicar realmente el surgimiento del nacionalsocialismo, la grandeza de Adolf Hitler y la supremacía psicológica del alma aria sobre el inconsciente de los otros pueblos. Jung estaba seguro de que tan pronto como los líderes alemanes se dieran cuenta de las coincidencias entre su pensamiento y la ideología del nacionalsocialismo, él pasaría a formar parte de las luminarias académicas a quienes los alemanes acostumbraban tributar un enorme reconocimiento. A principios de 1933, Jung empezó a ser considerado en Alemania como el renovador de la psicología y de la psiquiatría. Él había venido a rescatarlas del estado de descomposición en que habían sido sumergidas por los judíos psicoanalistas. En ese mismo año, empezaron a ser quemados públicamente los libros de Freud. Los nacionalsocialistas recomendaban recitar en el momento en que éstos eran lanzados al fuego lo siguiente: "En contra de la degradación de la vida sexual que destruye el alma, y por la nobleza del alma humana, entrego a las llamas los escritos de un tal Sigmund Freud".

En junio de 1933, Jung fue nombrado presidente de la Sociedad Médica de Psicoterapia, que agrupaba asociaciones de diversos países. Como presidente de esta sociedad fue designado el psiquiatra M. H. Göring, primo del ministro de Aviación, Hermann Göring, el hombre más importante del régimen, después de Hitler.

Gracias a los esfuerzos del psicoanalista Ernest Jones, quien gozaba en ese entonces de un gran prestigio internacional, fue posible que el doctor Göring permitiera que la Sociedad Psicoanalítica Alemana continuara existiendo como una división dentro de la Sociedad Alemana Médica de Psicoterapia. En diciembre de 1933 fue publicada la declaración de principios que regía a esta sociedad. El escrito fue redactado por el mismo doctor Göring. En él se afirma lo siguiente:

Esta sociedad tiene la tarea [...] de unir a todos los médicos alemanes [...] que pretenden formarse y practicar la terapia psiquiátrica conforme a las concepciones nacionalsocialistas. La Sociedad presupone que todos sus miembros activos, los que hacen uso tanto de la palabra verbal como escrita, han trabajado el libro fundamental de Adolf Hitler, Mi Lucha, con toda la seriedad científica y lo reconocen como fundamento. La Sociedad pretende colaborar en la obra del Kanzler, educando al pueblo alemán hacia una convicción heroica orientada al sacrificio.

Aunque años más tarde Jung negó haber tenido conocimiento de esta declaración de principios antes de su publicación, él era en ese entonces editor y responsable de la Revista de Psicoterapia, en la cual fue dada a conocer la declaración. Las páginas editoriales del número en que apareció la declaración fueron escritas por el mismo Jung, y su contenido se apega al sentido de las palabras del doctor Goering: "Las diferencias que realmente existen desde hace mucho tiempo entre la psicología germana y la judía no deben continuar siendo ignoradas; para la ciencia, esto sólo puede ser provechoso". Con ello, Jung mostraba que no sólo estaba interesado en señalar las diferencias entre ambas psicologías, sino en proclamar la superioridad de la psicología alemana frente a la judía. Jung nunca se distanció públicamente del manifiesto psiquiátrico del doctor Goering. Diversas publicaciones muestran que Jung participó voluntaria y conscientemente en las ideas que se divulgaban sobre los judíos y el psicoanálisis.

A principios de 1934, en su artículo Sobre la situación actual de la psicoterapia, afirma que:

El judío que es algo así como un nómada nunca ha creado una forma cultural propia y, por lo que podemos ver, nunca lo hará, ya que todos sus instintos y talentos requieren que una nación más o menos civilizada actúe como anfitriona de su desarrollo ...
Los judíos ... al ser físicamente más débiles, tienen que apuntar a los resquicios de la armadura de su adversario, y gracias a esta técnica que les ha sido impuesta a través de los siglos, los propios judíos están mejor protegidos donde otros son más vulnerables. Porque, una vez más, de su civilización, más del doble de antigua que la nuestra, son mucho más conscientes que nosotros de las debilidades humanas, del lado oscuro de las cosas y, por lo tanto, mucho menos vulnerables que nosotros.

En este mismo artículo, Jung se empeñó en hacer notar la imposibilidad del psicoanálisis judío de explicar el surgimiento del nacionalsocialismo, y lo acertado y útil que resultaba su propia psicología en este sentido. "¿Ha podido (el psicoanálisis de Freud) esclarecer la grandiosa aparición del nacionalsocialismo al que todo el mundo observa con los ojos llenos de sorpresa? ¿Dónde se encontraba el ímpetu silencioso y la fuerza cuando todavía no había nacionalsocialismo? Ella se encontraba escondida en el alma germana, en aquel profundo fondo, el cual es todo lo contrario a la cloaca de los deseos infantiles insatisfechos y de los resentimientos familiares latentes".

Jung llega a señalar la concepción de Freud sobre la neurosis como "la sucia fantasía de adolescente tenida por su autor". En Suiza, algunos psicoanalistas reaccionaron con toda firmeza en contra de la posición de Jung. Entre ellos destaca Gustavo Bally, quien publicó en uno de los principales diarios del país, el Neue Zuercher Zeitung, fuertes críticas a las coincidencias de Jung con el nacionalsocialismo en lo que respecta al racialismo, la ideología aria y el desprecio a los judíos. Aunque muchos de los discípulos de Jung trataron, y aún lo hacen, de minimizar y restar importancia a su convencimiento y entusiasmo por el nacionalsocialismo, los testimonios son contundentes. Artículos, cartas y entrevistas constatan que Jung no sólo simpatizaba con el nacionalsocialismo, sino que trató de excluir la obra de Freud de los países de habla alemana por considerarla destructiva.

Wotan y el inconsciente colectivo germano

El deseo de Jung de analizar a los individuos germánicos en particular lo puso en contacto con los enérgicos movimientos völkisch que habían surgido a finales del siglo XIX y estaban cada vez más determinados ante la humillación de Alemania y Austria después de la Primera Guerra Mundial. Asimismo, estos movimientos vieron la compatibilidad de la psicología junguiana con su propia ideología.

Uno de los teóricos völkisch fue Jakob Wilhelm Hauer, fundador del Movimiento de la Fe Germánica quien se involucró con conferencias y asociaciones junguianas durante la década de 1930. En 1934 dio una conferencia sobre el simbolismo numérico que tuvo una gran influencia en Jung, y durante el curso de la misma conferencia, Hauer utilizó el concepto de Jung del inconsciente colectivo para sugerir la existencia de un inconsciente racial con simbolismo racial.

En 1936, el año de las Olimpíadas en Berlín, Jung publicó su famoso ensayo titulado Wotan[4], dedicado al antiguo dios germano de las tormentas y del rayo. Esta divinidad es quien, desde el inicio de los tiempos, escondido en el alma alemana, "liberador de las pasiones y deseos de lucha" a quien Jung promovió como arquetipo del "Dios germano", quien para Jung "explica más al nacionalsocialismo que todos los factores económicos, políticos y psicológicos".

Siempre estamos convencidos de que el mundo moderno es un mundo razonable, basando nuestra opinión en factores económicos, políticos y psicológicos. [...] De hecho, aventuro la sugerencia herética de que las profundidades insondables del carácter de Wotan explican más el nacionalsocialismo que los tres factores razonables juntos.
Wotan.

Esta simpatía de Jung por Wotan como esencia básica del alma germana aparece en cada frase. En este ensayo, Jung describió el arquetipo de Wotan como un factor psíquico autónomo que produce efectos violentos y agitados en la vida colectiva de los alemanes. Jung recordó los signos más tempranos de su irrupción antes de 1914 en el Movimiento Juvenil Alemán con su adoración del Sol, rituales de solsticio y simbolismo pagano. Después de 1933, Jung vio a las masas entusiásticas del Tercer Reich como siendo apresadas por el completo desborde del arquetipo de Wotan después de siglos de su represión. En una carta escrita a su amigo, el destacado diplomático y poeta esoterista chileno, Miguel Serrano en 1960, Jung se explayó sobre la potencia perenne del arquetipo de Wotan:

Cuando, por ejemplo, la creencia en el dios Wotan desapareció y nadie pensó más en él, el fenómeno originalmente llamado Wotan permaneció; nada cambió sino su nombre, como el Nacionalsocialismo lo ha demostrado a gran escala. Un movimiento colectivo consiste en millones de individuos, cada uno de los cuales muestra los síntomas de Wotanismo y demuestra así que Wotan en realidad nunca murió, sino que sólo había estado reteniendo su vitalidad original y su autonomía. Nuestra conciencia sólo imagina que ha perdido a sus dioses; pero en realidad ellos están allí todavía y ella sólo necesita una cierta condición general a fin de devolverlos a su fuerza plena.
—Carta de Carl G. Jung a Miguel Serrano.

Asimismo, el Movimiento de la Fe Germánica, que tenía como una de sus metas dirigir a Alemania hacia una religión basada en las tradiciones germánicas precristianas con la ideología nacionalsocialista, fue aquí evaluado favorablemente por Jung quien veía a sus miembros como "gente decente y bien intencionados que honestamente admiten su emoción y tratan de llegar a un acuerdo con este hecho nuevo e innegable". A su vez, elogia el libro de su fundador Jakob Wilhelm Hauer, Deutsche Gottschau (Visión Alemana de Dios) como un intento de "construir un puente entre las fuerzas oscuras de la vida y el mundo brillante de las ideas históricas" y describió a las actividades de Hauer como "los esfuerzos trágicos y realmente heroicos de un estudioso concienzudo".

Luego en 1939, Jung, que entonces tenía sesenta y tres años, concedió una entrevista al periodista norteamericano H. R. Knickerbocher en Zurich, en la que confesó estar muy impresionado por la "fisonomía de Hitler". [5]

No hay duda de que Hitler pertenece a la categoría del verdadero hombre de medicina mística. Como alguien comentó sobre él en el último congreso del partido de Nürnberg, desde la época de Mahoma no se ha visto nada como esto en este mundo. Su cuerpo no sugiere fuerza. La característica sobresaliente de su fisonomía es su aspecto soñador. Me sorprendió especialmente cuando vi fotos de él en la crisis checoslovaca; había en sus ojos la mirada de un vidente. Esta característica marcadamente mística de Hitler es lo que le hace hacer cosas que nos parecen ilógicas, inexplicables e irrazonables. ... Así que ya ves, Hitler es un curandero, un recipiente espiritual, una semideidad o, mejor aún, un mito.

Para Jung "Hitler es el altoparlante que amplifica el inaudible susurro (runa) del alma alemana"... Él "Se deja tocar por su inconsciente". "Es un espejo de todo el inconsciente germano"... "el portavoz de los dioses de antaño"... "como un hombre que atento escucha una corriente de inspiraciones, de cuya fuente escondida sale una voz y que conforme a ella actúa". "Hitler escucha y obedece" pues, según Jung, "el verdadero Führer siempre es dirigido".

En esta entrevista, Jung confesó haber experimentado "la gran felicidad de encontrarse a sólo unos pasos del Duce y del Führer" en un desfile militar en Berlín[6], y explicaba que cuando vio a Mussolini, le pareció un líder meramente humano y terrenal, en cambio, cuando vio a Hitler a los ojos, sintió un escalofrío pues parecía "un vehículo espiritual", es "un chamán, un semidiós, un mito". "Carente de individualismo, identificado con el alma colectiva de su Nación, poseído por su Inconsciente Colectivo". Y Jung agregaba: "No sólo por el Inconsciente Colectivo de un solo país, sino de toda una raza: de la raza aria. Y es por ello que los oyentes, aún cuando no entiendan el alemán, si son arios, serán arrebatados, hipnotizados por sus palabras, porque los representa a todos ellos, habla por todos. Y si lo hace a gritos, es porque una nación entera, toda una raza, se está expresando a través de él". "En el Movimiento de la Fe Germana (Deutsche Glaubensbewegung) hay gente suficientemente inteligente no sólo para creer sino para saber que el Dios de los germanos es Wotan y no el dios judeocristiano".

Así, de acuerdo con Jung, Hitler es la propia encarnación del dios Wotan. Está poseído por él, ya no es un ser humano, es un superhombre, un "avatar", así "ocupado" por una divinidad. Según Miguel Serrano, Jung fue alguien capaz de comprender como nadie, el insondable misterio del Führer, porque además, su psicología y la del nacionalsocialismo son idénticas.

Según una tradición alemana, el emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, Federico I Barbarroja duerme en una montaña esperando el momento en el que su Pueblo vuelva a necesitarlo. De esta manera, en una exégesis auténticamente "junguiana", los germanos hacen entrega voluntaria de su libertad a un Líder (en alemán, Führer) en momentos de graves crisis, para seguir con lealtad y disciplina el cumplimiento del Destino. Esto significa que el Führer era una medida de emergencia, no era una activación de una dictadura que se prolongaría eternamente, sino que su actividad era temporal, hasta que regresara el orden al mundo. Esto corresponde históricamente con la aprobación de la Ley Habilitante (Gesetz zur Behebung der Not von Volk und Reich) el 23 de marzo de 1933. Esta ley era un poder especial contemplado por la Constitución de Weimar para darle al Canciller el poder de pasar leyes a decretos sin la intervención del Reichstag (Parlamento alemán). El Acta era usada solamente en tiempos de extrema necesidad, y de hecho, había sido usada solamente una vez antes, en 1923–1924, cuando el gobierno usó la Ley Habilitante para rescatar a Alemania de la hiper-inflación. El momento por el que pasaba Alemania en 1933 necesitaba de la aplicación urgente de esta ley para detener la insurreción comunista que se desataba y amenazaba por extenderse en todo el país.

Jung aseguraba que el poder de Hitler "no es político, sino mágico", y que fue una encarnación de un arquetipo del inconsciente colectivo de la nación germana: Wotan, el dios de la guerra, del valor y de la sabiduría. Jung asegura que Hitler "es presumiblemente el médium más eficiente". Hablando sobre él, en 1937, lo pone como el ejemplo más drástico de los líderes que encarnan la realidad arquetípica del Estado moderno, "que ha desbancado a la teocracia medieval". En su opinión, éstos se manifiestan "como aquellas antiguas encarnaciones divinas en las que todos creían y a las que todos invocaban". Jung estima que cuando Hitler se comporta "como una persona ordinaria, es tímido y amistoso, con talentos y gustos artísticos, inofensivo y modesto". Pero "cuando el Espíritu-del-Pueblo habla a través de él, lanza una voz de trueno y su palabra es tan poderosa que barre las inmensas multitudes... No en vano los alemanes le llaman 'Nuestra Juana de Arco'. Él representa el carácter que está abierto a las influencias inconscientes".

La individuación y la esclavitud moral cristiana

Otra contribución importante de Jung fue su teoría de la individuación, o el Ser Total implementado al integrar el inconsciente reprimido de uno en el Ser consciente. A este proceso que es fundamental para la terapia jungiana, Jung aplicó la palabra alemana Heilsweg, la "manera sagrada" de curación. En su camino hacia la individuación, o "viaje del alma", uno se enfrenta al inconsciente reprimido o al lado Oscuro de uno mismo, al que Jung se refiere como la Sombra.

Del mismo modo que ocurre con el inconsciente colectivo, no solo los individuos, sino toda las razas o pueblos poseen su propia "Sombra" única y colectiva.

La desviación de las verdades de la sangre engendra inquietud neurótica, y ya hemos tenido suficiente de eso actualmente. La falta de raíces genera falta de sentido y la falta de significado en la vida es una enfermedad del alma cuya plena extensión y plena importación de nuestra época aún no se ha comenzado a comprender.
—Carl G. Jung, Collected Works, 8, 815.

En sus polémicos libros, Richard Noll ha relacionado el temprano desarrollo intelectual de Jung con el clima intelectual neorromántico de la cultura alemana de fines del siglo XIX, cuando las nociones pesimistas de declive y decadencia fueron hermanadas por los llamamientos Nietzscheanos al renacimiento y la renovación. Siguiendo las exploraciones del espiritualismo y la teosofía, Jung llegó a interesarse en la religión aria-mitraica y el misticismo solar de los nacionalistas völkisch alemanes[7][8]. Jung tomó prestada la teoría del biólogo evolutivo Ernst Haeckel de que las etapas del desarrollo individual recapitulaban la evolución de la especie humana, con el fin de articular su propia teoría evolutiva del inconsciente. Para Jung, las fantasías y los sueños registraban la experiencia religiosa prehistórica y antigua de la humanidad. En 1909 Jung empezó a excavar el inconsciente de sus pacientes suizos y alemanes a la luz de las antiguas religiones arias de misterios y sus símbolos solares. Si Jung inicialmente había considerado la erupción de los estratos inconscientes de la mente como una patología, hacia 1916 él creía que la mente consciente sólo podría ser revitalizada quitando la represiva cáscara cristiana de la civilización europea para llegar hasta los arcaicos niveles precristianos que yacen debajo[8].

Jung vio la Sombra de los germanos reprimida por un milenio de esclavitud moral cristiana. Cuando se reprime lo que es natural para un individuo o un pueblo, saldrá eventualmente de una forma u otra. A Jung le preocupaba que la Sombra germánica tomara conciencia con el resultado de una individuación colectiva de toda la gente. Había declarado en 1919, el mismo año en que Hitler se unió al recién formado Partido Obrero Alemán:

La cristiandad dividió al bárbaro germánico en una mitad superior y en una inferior, y le permitió, al reprimir el lado oscuro, domesticar la mitad más brillante y adaptarla a la civilización. Pero la mitad inferior y más oscura aún espera la redención y un segundo hechizo de domesticación. Hasta entonces, permanecerá asociado con los vestigios de la era prehistórica, con el inconsciente colectivo, que está sujeto a una activación peculiar y cada vez mayor. A medida que la visión cristiana del mundo pierde su autoridad, más amenazadora será la "bestia rubia" que se escuchará merodeando en su prisión subterránea, lista en cualquier momento para estallar con devastadoras consecuencias. Cuando esto sucede en el individuo, se produce una revolución psicológica, pero también puede tomar una forma social.
En mi opinión, este problema no existe para los judíos. El judío ya tenía la cultura del mundo antiguo y además de eso se ha hecho cargo de la cultura de las naciones entre las que mora. Tiene dos culturas, por paradójico que parezca. Él está domesticado en un grado más alto que nosotros, pero está muy perdido por esa cualidad en el hombre que lo lleva a la tierra y extrae nuevas fuerzas desde abajo. Esta cualidad ctónica se encuentra en una concentración peligrosa en los pueblos germánicos ... El judío tiene muy poca de esta cualidad: ¿dónde tiene su propia tierra bajo los pies?

Y luego, en 1923, el Dr. Jung declaró:

No podemos ir más allá de nuestro nivel actual de cultura a menos que recibamos un ímpetu poderoso de nuestras raíces primitivas. Pero solo lo recibiremos si regresamos por detrás de nuestro nivel cultural, dando así al hombre primitivo reprimido en nosotros una oportunidad de desarrollarnos. Cómo se debe hacer esto es un problema que he intentado resolver durante años ... El edificio existente está podrido. Nosotros necesitamos algunas nuevas fundaciones. Debemos profundizar en lo primitivo en nosotros, ya que solo del conflicto entre el hombre civilizado y el bárbaro germánico surgirá lo que necesitamos: una nueva experiencia de Dios.

Ante la rivalidad por la lealtad espiritual en el Tercer Reich entre los llamados "cristianos alemanes" (que habían intentado fallidamente arianizar a Jesucristo), y el movimiento völkisch pagano y anticristiano de Hauer, Jung condenó expresamente a los primeros e instó a los alemanes a que pusieran todo su apoyo al movimiento de Hauer para traer a continuación, esa "nueva experiencia de Dios", de Wotan.

Para Jung, la Antigua Religión estaba muy viva, aunque fuera de la superficie y esperando resurgir:

No, los recuerdos de la antigua religión alemana no se han extinguido. Dicen que hay 'barbas-grises' en Westfalia que todavía saben dónde están escondidas las antiguas imágenes de los dioses; en sus lechos de muerte le cuentan a su nieto más pequeño, que lleva el secreto ... En Westfalia, la antigua Sajonia, no todo lo que está enterrado está muerto.

En nuestro tiempo presente, con el alma europea enterrada bajo el nihilismo y la superficialidad excesivos, y los vestigios moribundos y putrescentes de mil años de represión espiritual judeocristiana, Jung proporciona una visión por la cual la gente europea como una colectividad podría encontrar su camino de regreso a su verdadera esencia y su verdadero ser.

Temor a la persecución judía

Sólo después de la derrota de Alemania en la Segunda Guerra Mundial, ya cuando los enemigos del Eje eran declarados vencedores, Jung se vio forzado a decir que "cometió un error", a diferencia de la mayor parte de sus seguidores, que aún hoy se empeñan en ocultar, rebatir o ignorar las simpatías de su maestro por el nacionalsocialismo.

En 1946, Leo Baeck, profesor de historia de la religión y representante de la comunidad judía, aceptó, aunque no de muy buena gana, conversar con Jung. Este rabino, así como Ernst Bloch, Thomas Mann, Erich Fromm y Herbert Marcuse, entre otros, había criticado con dureza el apoyo que Jung brindó públicamente al nacionalsocialismo. En esta entrevista, Jung intentó defenderse y, aunque trató de transferir la culpa a los nacionalsocialistas, dijo "haber resbalado", esto ante el temor de una persecución judía, pues conocía bien su poder desde los tiempos de la ruptura con Freud y ante la brutal "desnazificación" (lavado de cerebro aliado) que se impuso para toda Europa. Tuvo miedo de que toda su obra pudiera ser destruida al vincularla al nacionalsocialismo, deseando salvar así el trabajo de su vida. Al finalizar la guerra, Jung sufrió varios ataques al corazón, pues se dio cuenta que su obra ya no podría continuar, que había sido abruptamente interrumpida y sería ferozmente mutilada por los nuevos amos del mundo. Jung no pudo seguir desarrollando naturalmente sus concepciones originales, fundamentalmente arias.

Sin embargo, a pesar de su aparente arrepentimiento, hasta su muerte, ocurrida en 1961, Jung no logró distanciarse de su producción ideológica de los años treinta ni analizar las coincidencias (sincronicidades) entre sus ideas y las ideas de la doctrina nacionalsocialista, mismas que, como se ha dicho, son idénticas.

El anillo gnóstico de Jung

Sobre el anillo gnóstico de Carl Jung, él mismo expresa:

Es egipcio. Aquí está tallada la serpiente, que simboliza a Cristo. Sobre ella, el rostro de una mujer; debajo el número 8, que es un símbolo del Infinito, del Laberinto y del Camino a lo Inconsciente. He cambiado una o dos cosas en el anillo para que el símbolo sea cristiano. Todos estos símbolos están absolutamente vivos en mí, y cada uno de ellos crea una reacción en mi alma.

El diplomático chileno Miguel Serrano, en Encuentros con Jung (2000), escribió:

El doctor Jung llevaba siempre en su mano izquierda un anillo con una gema gnóstica, egipcia. Hablamos del significado de ese anillo y él me lo explicó: "Todos estos símbolos, me dijo, están vivos en mí". Era maravillosa su memoria y su cultura increíble, aun a los ochenta y cinco años. Hablaba a veces como un poeta, como un mago, como un místico. Una vez me dijo: "Mi mensaje no es entendido plenamente; solo los poetas me comprenden".

Influencias indirectas

Los estudios de Jung sobre religiones, mitologías, esoterismo y los sueños influyeron indirectamente, en general con distorsiones de su obra, los movimientos posteriores pertenecientes a la Nueva Era. Gran parte de los movimientos que en la actualidad se denominan "junguianos", en realidad defienden argumentos que están en abierta contradicción con las ideas originales del autor.

Referencias

  1. Jung, Carl Gustav (1999). Obra Completa volumen 1: Estudios Psiquiátricos, Presentación e Introducción. Madrid: Trotta, pp. X-XI. ISBN 978-84-8164-341-1.
  2. Carl Gustav Jung. Recuerdos, sueños, pensamientos, páginas 141-142.
  3. Jung, Carl Gustav, Obra Completa volumen 1: Estudios Psiquiátricos. 1. Acerca de la psicología y la patología de los llamados fenómenos ocultos. Madrid: Trotta, 1999, ISBN 978-84-8164-341-1 p, 1.
  4. Wotan, Carl G. Jung
  5. Entrevista publicada por primera vez en el International Cosmopolitan de Hearst (enero de 1939), en el que se le pidió a Jung que diagnosticara a Adolf Hitler, Benito Mussolini y Joseph Stalin, que luego se publicó en Is Tomorrow Hitler's? (1941), de H. R. Knickerbocker, también publicado en The Seduction of Unreason: The Intellectual Romance with Fascism (2004) por Richard Wolin, Ch. 2: Prometheus Unhinged : C. G. Jung and the Temptations of Aryan Religion, p. 75.
  6. William McGuire, C. G. Jung Speaking (Encuentros con Jung). Trotta.
  7. Richard Noll, The Jung Cult: Origins of a Charismatic Movement, Princeton, N.J.: Princeton University Press, 1994.
  8. 8,0 8,1 Richard Noll, The Aryan Christ: The Secret Life of Carl Gustav Jung, London, Macmillan, 1997.

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