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Cristianismo
El cristianismo es una religión monoteísta y universal que profesa el reconocimiento de Jesús de Nazaret como figura central de la fe y como fundador de su Iglesia. Los fieles cristianos creen que Jesús es el "Hijo de Dios" y el "Mesías" (o "Cristo") profetizado en el Antiguo Testamento, el libro sagrado del judaísmo, muriendo para redención de los pecados del género humano y resucitando luego de ello, al tercer día.
Dentro de sus escritos sagrados, el Cristianismo comparte con el judaísmo el Tanaj, llamado Antiguo Testamento por los cristianos, y considera a Abraham como patriarca, por este motivo es una religión abrahámica, junto al judaísmo y al islam.
La palabra "cristianismo" proviene del griego χριστιανους, christianóus, "cristiano", la cual voz a su vez proviene del título en griego dado a Jesús, Χριστός, Christós, que significa "Ungido", traducido del hebreo משיח mashiaj, "Mesías".
Desde que el cristianismo se convirtió en la religión oficial del Imperio Romano en el siglo IV, ha influido de manera significativa y dominante en la cultura occidental y en muchas otras culturas a través del mundo. En la actualidad cuenta con más de 2.100 millones de fieles, que se acerca a un tercio de la población mundial, y lo cual la hace la religión con más fieles en el mundo.
Sumario
Etimología y observaciones terminológicas
El término "cristianismo" hace referencia a las enseñanzas de Cristo Jesús, y a su seguimiento. En griego, "cristo" significa "ungido", en referencia a los reyes hebreos, que eran ungidos con aceite como acto consagratorio.
Cristianismo y catolicismo no son sinónimos. Todos los católicos son cristianos, pero no todos los cristianos son católicos, ya que el cristianismo abarca en sí muchas denominaciones.
División
Las ramas o denominaciones principales del cristianismo son:
Historia
Orígenes
Sus inicios datan del año 33 aproximadamente, fecha en la que se cree fue crucificado en Jerusalén a manos de los romanos Jesús de Nazaret (Yeshua ben Yosef) un predicador judío autoproclamado Mesías de Israel. Inicialmente, las comunidades primitivas cristianas surgen como una pequeña secta apocalíptica del judaísmo, en la región de Palestina, Medio Oriente, bajo el control romano. Estos primeros judíos cristianos se llamaban a sí mismos "Nazarenos" o "los del Camino" y acudían a las sinagogas, como todos los otros grupos dentro del judaísmo tradicional (época del segundo templo). Enseñaban que Yeshua el Nazareno era el Mesías anunciado por los profetas hebreos, que fue crucificado por las autoridades romanas a instancia de las judías (los fariseos) y que resucitó después de tres días. Como regla de vida enseñan la Torá y las enseñanzas de Jesús. Esperaban una muy pronta segunda venida de Cristo y el establecimiento del Reino de Dios sobre la Tierra tras el inminente fin del mundo.
Posteriormente el cristianismo tuvo sus centros de predicación en Asia Menor, región de caos étnico donde adquirió algunas influencias helénicas, se sincretizó con cultos antiguos y dinamizó su expansión para finalmente penetrar al Imperio romano bajo las enseñanzas de un judío de ciudadanía romana llamado Schaul de Tarso, luego llamado "Pablo", de educación helenística y cosmopolita, aunque criado bajo el integrismo judío más recalcitrante.
Según el capítulo 10 de los Hechos de los apóstoles, el primer gentil en convertirse al cristianismo fue un centurión romano llamado Cornelio el Centurión que fue bautizado por Simón Pedro. Pero fue principalmente a partir de las enseñanzas de Pablo de Tarso, quien se autoproclamó como "Apóstol de los gentiles", que el cristianismo comienza a ser formalmente predicado a los no judíos. Debido a su doctrina de salvación, el cristianismo resulta extremadamente atractivo para las masas de esclavos, expandiéndose rápidamente entre las capas más bajas e ignorantes de la población del Imperio y posteriormente esparciéndose por todo el mundo antiguo.
En la Edad Media
Existe una clara distinción entre el cristianismo primitivo y el cristianismo medieval. Cuando entró en contacto con los pueblos europeos, el cristianismo con el paso del tiempo sufrió diversos cambios respecto a sus doctrinas y tradiciones originales que se tradujeron en una "europeización" provocada por el sincretismo religioso[1][2] con las tradiciones precristianas nativas. Esta política eclesiástica de sincretismo buscaba absorber las costumbres locales en lugar de suprimirlas para facilitar la conversión de las masas renuentes a la evangelización y apegadas a sus antiguas costumbres.
De este modo, temas del paganismo europeo gradualmente se introdujeron en el culto cristiano hasta el punto en que las mayores festividades pre-cristianas como el solsticio de invierno o de verano se conviertieron en festividades oficiales de la iglesia, cambiando sólo de nombre y de su significado ritual original. Asimismo, imágenes de santos y mártires empezaron a aparecer, primero como monumentos conmemorativos, y luego reverenciadas en culto a la usanza greco-romana, a pesar de que la Biblia prohíbe expresamente la representación de figuras humanas para su culto (Éxodo 20:4 y Deuteronomio 5:8).
También, muchas iglesias católicas fueron construidas en antiguos sitios sagrados paganos y la arquitectura católica tendía a imitar la arquitectura pre-cristiana: Domos solares, obeliscos e incluso cruces, tienen orígenes paganos. El catolicismo tiene así, aún todavía, una carga pagana importante, que fue adquiriendo con el paso de los siglos, por eso suele decirse que es "más compatible" con el espíritu ario, que por ejemplo, el protestantismo, el cual, con su reforma, intentó renovar la espiritualidad semítica y eliminar el contenido pagano dentro del catolicismo.
En ciertos momentos de la Edad Media, brotaron expresiones espirituales que parecen asistir a una simple repetición de la antigua mentalidad pagana bajo "formas" diferentes, pero siempre plagadas de folclore europeo y signos esotéricos que no tienen vinculación alguna con el cristianismo original. Incluso en el seno del cristianismo, el elemento indoeuropeo y el elemento semita se enfrentaron.
Sin embargo, estas amalgamas espirituales nunca terminaron de estabilizarse en el inconsciente colectivo europeo. Estos atisbos de carácter genuinamente ario, se manifestaron, por ejemplo, en instituciones como la caballería, la nobleza y el Sacro Imperio Romano Germánico, también en las distintas órdenes militares como los caballeros teutónicos, los templarios y los hospitalarios, así como en grupos heréticos como los cátaros, los alquimistas, el arte gótico de las catedrales, y hasta cierto punto algunas órdenes religiosas que acumularon sabiduría y conocimiento, como los franciscanos, benedictinos, cistercienses, etc. expresiones todas que fueron coronadas con el Renacimiento.
En ese sentido, Julius Evola no considera que la cristianización del imperio romano certificara la desaparición de la tradición de Europa. Antes bien, reconoce que el espíritu del cristianismo primitivo sufrió una primera rectificación con el edicto de Constantino, luego, en la Edad Media, vivió su última aurora en Europa, especialmente en la Edad Media gibelina con el Sacro Imperio Romano Germánico. Evola considera que este renacimiento de la tradición en Europa se debió a la renovación del ethos pagano con la llegada de las tribus germánicas y cuando éstas renovaron el espíritu de la romanidad.
En el judaísmo
Existen doctrinas y opiniones aparentemente contradictorias en el judaísmo respecto al cristianismo. Por un lado, el judaísmo considera al cristianismo como una fuente de idolatría por negar la estricta unicidad de Dios, así como fuente de sufrimiento y persecusión antisemita causados por el rechazo a Cristo y el mito del deicidio, por lo que el cristianismo es maldecido tres veces al día por los judíos,[4] mientras que a Jesucristo se le ve como una figura herética y blasfema. Según algunos pasajes del Talmud, Jesús es descrito como un pecador que extravió a muchos judíos y que practicaba hechicería y magia negra[5]
Sin embargo, por otro lado, el judaísmo también ve al cristianismo como algo positivo o como un "mal necesario" que favorece el cumplimiento de las profecías judías, tales como la venida del Mesías y la adoración universal del dios judío.
En su obra jurídica Mishné Torá, Moisés Maimónides, considerado uno de los principales cimientos de la ley judía moderna y la autoridad más ampliamente aceptada en filosofía judía, afirma que:
Legalmente, Maimónides dice que los cristianos son idólatras y herejes, lo que les hace acreedores al castigo contemplado a los que no obedecen las leyes noájidas: la muerte por decapitación. En su interpretación de la Mishná, el tratado Avoda Zara 1:3, escribe:
Y agrega Mishnah, tratado Avoda Zara 4:
Aunque Maimónides considera que tanto los cristianos como los musulmanes son herejes, principalmente debido al reemplazo de la Torá como autoridad máxima y el estatus especial del pueblo judío, en la ley judía, tanto el islam como el cristianismo son, para el judaísmo, mucho mejores que las religiones paganas.
En un artículo de 1899, la B'nai B'rith, escribió que gracias a Jesús y a Pablo de Tarso, las enseñanzas del judaísmo se difundieron por el mundo:
El 11 de octubre de 1899, el rabino Emanuel Weill (1841-1925) escribió sobre el papel de Jesús y el cristianismo para el judaísmo:
En el artículo sobre los movimientos mesiánicos de la Encyclopaedia Judaica, se lee que:
Marcus Eli Ravage, biógrafo de la familia Rothschild, expresó en A Real Case Against the Jews, que el cristianismo ha servido como un instrumento para llevar los conceptos judíos al mundo entero:
Isidore Singer (1859-1939), editor de la Enciclopedia Judía, escribió:
El rabino Harry Waton escribió que con la aceptación de Jesús por los judíos, "el judaísmo alcanzará su destino más elevado":
También escribió sobre la razón secreta del rechazo del judaísmo a Jesús:
Algunos judíos jasídicos como Ariel Cohen Alloro e Itzhak Shapira han emprendido la "tarea profética" de revelar a Jesús/Yeshua como el Mesías judío y de devolverlo, "en vestimentas kosher", de regreso al pueblo judío.
Referencias
- ↑ El carácter sincrético de la Iglesia católica ha sido estudiado y demostrado por el prestigioso historiador de las religiones alemán Friedrich Heiler en sus obras Das Wesen des Katholizismus (1920) y Der Katholizismus (1923).
- ↑ Hendrik Park, The Roman Catholic Church - A Critical Appraisal
- ↑ Biblioteca Evoliana
- ↑ We curse Christianity three times a day Haaretz.com
- ↑ Sanhedrin 43a.20 Sefaria.org
- ↑ Mishneh Torah, Kings and Wars. 11.7-8. Sefaria.org
- ↑ Maimonides: Islam Good, Christianity Bad, Muslims Bad, Christians Good
- ↑ B'nai B'rith, Messenger, 28 de julio de 1899
- ↑ George Croly, Tarry thou till I come: or Salathiel, the wandering Jew, New York: London: Funk & Wagnalls Company, 1901. P. 565.
- ↑ Encyclopaedia Judaica, v. 14 (Mel-Nas) PDF
- ↑ George Croly, Tarry thou till I come: or Salathiel, the wandering Jew, New York: London: Funk & Wagnalls Company, 1901. P. 552.
- ↑ Harry Walton, A Program for the Jews: An answer to all anti-semites, a program for humanity, Committee for the preservation of the Jews, New York, 1939. p. 178.
- ↑ Harry Walton, A Program for the Jews: An answer to all anti-semites, a program for humanity, Committee for the preservation of the Jews, New York, 1939. p. 178.
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