Fariseos

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Los fariseos (del hebreo פרושים perušim, de paraš, ‘separar’) eran una comunidad judía que existió hasta el segundo siglo de la presente era. El grupo atribuía su inicio al período de la cautividad babilónica (587 a. C.-536 a. C.). Algunos sitúan su origen durante la dominación persa o los consideraban sucesores de los jasídim (devotos).

Doctrina

A diferencia de los saduceos (o zadokitas), los fariseos lograron que sus interpretaciones fueran aceptadas por la mayoría de los judíos. Por ello, tras la caída del Templo de Jerusalén en el año 586 AEC, los fariseos tomaron el control del judaísmo «oficial», y transformaron el culto. El más alto representante del judaísmo era el Sumo Sacerdote, cargo que debido a la destrucción del templo se volvió innecesario; así el culto pasó a la sinagoga (en hebreo בית כנסת, beit knéset, «casa de reunión»). De los antiguos fariseos surgió la línea rabínica ortodoxa de los doctores de la ley que fue la que redactó los distintos Talmud. Su doctrina puede resumirse así:

  1. Creían en la libertad humana. Ciertamente el Destino influía en los hombres, pero estos no eran juguetes en sus manos. De hecho, podían decidir lo que hacer con su vida.
  2. Creían en la inmortalidad del alma. No todo acababa con la muerte, sino que las almas seguían viviendo.
  3. Creían en un castigo y una recompensa eternos. Las almas de los malos eran confinadas en el Infierno para recibir su castigo, mientras que las de los buenos eran premiadas.
  4. Creían en la resurrección. Las almas de los buenos recibirían un nuevo cuerpo. No se trataba de una sucesión de cuerpos humanos mortales -como sucede en las diversas visiones de la reencarnación- sino de un cuerpo para toda la eternidad.
  5. Creían en la obligación de obedecer su tradición interpretativa referida a obligaciones religiosas como las oraciones, los ritos de adoración, etc.
  6. Estaban dispuestos a obtener influencia política en la vida de Israel. Quizá contaron ya con cierto peso antes de Herodes, pero después de ese reinado perdieron influencia.

Conflicto político-religioso

Los fariseos se opusieron a la política del Sumo Sacerdote Juan Hircano (135 a. C.-104 a. C.), quien actuó apoyado por los saduceos. Juan Hircano, hijo de Simón Macabeo, vivía más como un rey pagano que como un sacerdote judío, y los sectores tradicionalistas criticaban la identificación entre la realeza y el sacerdocio, reclamando una separación de ambas funciones. El líder fariseo Eleazar exigió que Juan Hircano renunciara al sumo sacerdocio. El enfrentamiento de los fariseos contra los saduceos se agudizó durante los reinados de los hijos de este, Aristóbulo I (104-103 a. C.) y Alejandro Janeo (103 a. C.-76 a. C.) Este último reprimió un levantamiento popular e hizo crucificar a tres mil fariseos. La viuda de Alejandro Janeo, Alejandra Salomé reinó del 76 al 67 a. C., rehabilitó a los sacerdotes fariseos y los hizo parte del Sanedrín o senado judío, acrecentando su influencia política y religiosa. La reina nombró a su hijo Hircano II como Sumo Sacerdote, con el apoyo fariseo. El hermano menor de este, Aristóbulo II se proclamó rey a la muerte de Alejandra y depuso a Hircano II, que buscó refugio entre los nabateos, con cuyo rey Aretas III y con ayuda farisea sitió Jerusalén en el 65 a. C., pero fue derrotado debido a que los romanos apoyaron a Aristóbulo II.

Gracias a las gestiones de su canciller, el idumeo Antípatro, Hircano II logró el apoyo del general romano Pompeyo, quien tomó Jerusalén en el 63 a. C., y lo reinstaló como Sumo Sacerdote, llevándose a Aristóbulo a Roma, mientras Antípatro ejercía de hecho como gobernante de Judea. El poder político y religioso de los fariseos se mantuvo así. Muerto Pompeyo, Julio César nombró a Hircano II etnarca de Judea y al hijo de Antipatro, Herodes, como gobernante militar de Galilea.

En el 40 a. C., Antígono Matatías, hijo de Aristóbulo II, con apoyo del Imperio parto y de los saduceos, tomó el poder, detuvo y mutiló a Hircano II. Herodes que había huido y el general romano Socio, retomaron Jerusalén en el 37 a. C. En connivencia con el Imperio romano, Herodes fue rey entre el 37 y el 4 a. C. y contrajo matrimonio con Mariana, hija de Hircano II, a quienes luego ejecutó, provocando la ruptura entre los fariseos y la dinastía herodiana.

En el 4 a. C. el fariseo Saddoq y Judas el Galileo se levantaron llamando a no pagar impuestos a Roma. El hijo de Herodes, Herodes Arquelao y el jefe militar romano Varo reprimieron el levantamiento: dos mil rebeldes fueron crucificados. Se considera que esta sublevación fue el origen de los zelotes, que consideraban que la única forma de quitarse el yugo romano: era a través de alzamiento en armas, tal como intentaron con fatal y trágico resultado. La rebelión acabó con el suicidio colectivo de la asediada Masada (año 73).

Rasgarse las vestiduras

El pasaje del evangelio en que los fariseos se "rasgaban las vestiduras" delante de las palabras de Jesús (costumbre antigua en señal de duelo o de ultraje público), ha hecho que la frase "Rasgarse las vestiduras" sea muy popular en algunos países cristianos, para expresar la indignación -fingida- de alguien delante de un hecho determinado, desaprobándolo.

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