José María Albiñana

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José María Albiñana Sanz (13 de octubre de 1883, Enguera, España - 23 de agosto de 1936, Madrid, España) fue un médico neurólogo, académico, escritor y político español, fundador del Partido Nacionalista Español (PNE).

Juventud

Nació en la localidad de Enguera, ubicada en la región de Valencia. Tenía un hermano gemelo que murió poco después de haber abandonado el vientre materno. Su padre era médico rural.

En 1899 se trasladó a Valencia para comenzar sus estudios de medicina. Allí conoció a su mentor -el cultor de la medicina social Francisco Moliner- y participó muy activamente en la política estudiantil, siendo uno de los impulsores de la Unión Escolar de Valencia.

Su militancia le trajo problemas con las autoridades, lo que lo obligó a trasladarse a Barcelona para culminar sus estudios y obtener así su licenciatura en medicina en el año 1906.

Ya titulado, regresó a Enguera para cubrir el puesto de su padre. Posteriormente se trasladaría a Madrid para cursar el doctorado en su especialidad. También aprovecharía para obtener dos licenciaturas más: la de derecho (que la cursó en universidades de Valencia, Madrid, Sevilla, Barcelona y Zaragoza) y la de historia (que la empezó en Valencia y la terminó en Valladolid).

Seducido por las ideas progresistas, militó en la Juventud Liberal Democrática. En 1908 publicó el panfleto Orientación de la juventud ante el problema religioso, el cual está dedicado al militar y político izquierdista José López Domínguez y en el que promueve el anticlericalismo. Su intención era convertirse en candidato a diputado por el Partido Liberal de José Canalejas, cosa que no consiguió.

Médico en España

Albiñana ejerció la medicina durante muchos años, pero se destacó más que nada en lo que vendría a ser el sindicalismo médico. En 1903 ganó un concurso organizado por la Asociación de la Prensa Médica Española con su trabajo Fraternidad y Cultura: medios que pueden ponerse en práctica por el Estado, corporacionens o particulares para auxiliar a los estudiantes que no dispongan de medios de fortuna, un alegato a favor de becar a los estudiantes de medicina que carecieran de recursos para cursar la carrera. En 1909 la Real Academia Nacional de Medicina le otorgó el Premio Moreno Nieto por su ensayo Concepto actual de la filosofía médica y su valor en el desarrollo de la medicina, el cual le permitió incorporarse a esa institución.

En 1911 creó la revista La Sanidad Civil, la cual tenía por propósito discutir el penoso estado del sistema de salud español y proponer mejoras, especialmente en lo concerniente al área de la medicina rural. Su campaña recibió apoyo, y al año siguiente creó junto a Moliner a la Federación Nacional de Sanidad Civil, una suerte de sindicato que rivalizaba con la Asociación de Médicos Titulares, hasta que en 1914 se coaligaron para crear la Unión Médica Nacional.

Su tesis doctoral Moderno concepto de la medicina histórica fue defendida exitosamente en 1915.

En 1916 Albiñana ganó fama a nivel nacional por su participación en el Caso Alegre. Alfredo Alegre era un médico rural que se había instalado con su familia en la localidad aragonesa de El Pobo, en la provincia de Teruel. Cuatro alcaldes lo contrataron para ejercer la medicina, pero éstos, cultores del caciquismo, se enemistaron entre si y se desentendieron de sus obligaciones contractuales con Alegre. El médico, agobiado por la falta del pago de su salario, increpó al alcalde de El Pobo, quien lo amenazó con un cuchillo; ante ello, Alegre terminó disparándole, pero sin ocasionarle heridas mortales. De todos modos el alcalde murió unas semanas después a causa de una infección, y se acusó a Alegre de ser el asesino. Albiñana intervino ante la Justicia en calidad de abogado defensor de su colega médico, pero, pese a construir su caso con sólidos peritajes y demostraciones del estado de angustia de Alegre, su defendido fue declarado culpable. De todos modos Albiñana se anotó un triunfo al conseguir que su cliente fuese recluido en un hospital psiquiátrico en lugar de ser fusilado. La historia le causó indignación a la opinión pública y fue ampliamente cubierta por la prensa nacional, que puso en evidencia las pobres condiciones laborales a las que estaban sometidos los médicos rurales.

Tratando de capitalizar su fama, se unió a la Izquierda Liberal, el partido de Santiago Alba, con la intención de ser catapultado al parlamento español. Sin embargo no tuvo éxito en ello.

Su trabajo para contener la epidemia de gripe de 1918 le significó una condecoración por parte del gobierno, que luego lo incorporaría como funcionario estatal.

Con una beca otorgada por la Junta para la Ampliación de Estudios viajó por Francia, Bélgica, Países Bajos e Inglaterra, para estudiar la historia de la medicina -su libro La ruta de Esculapio atestigua la experiencia. Ingresó como profesor auxiliar a la Facultad de Medicina de la Universidad Central de Madrid en 1919, y en 1920 se presentó a un concurso para convertirse en el titular de la cátedra de Historia Crítica de la Medicina. Empero no obtuvo el cargo, situación que le generó un gran malestar.

Viaje a México

Separado de su esposa, marginado de la conducción de la corporación médica, rechazado en la universidad y sin peso político propio, Albiñana sufrió una crisis existencial. Eso lo estimuló a aceptar una propuesta para reubicarse en México en 1921.

Tras cruzar el Atlántico comenzó a trabajar en una clínica privada y a conducir estudios sobre la medicina de los pueblos indígenas americanos. Sin embargo estando lejos de su patria se despertó en él un amor muy profundo por la identidad española, por lo que empezó a investigar acerca de la cultura hispano-católica. Poco a poco fue abandonando sus ideas progresistas para ir descubriendo el nacionalismo.

Albiñana se vinculó a los círculos de inmigrantes españoles y a las asociaciones de descendientes de españoles de México, así como también a ciertas personalidades mexicanas defensoras del catolicismo y promotoras de lo hispánico.

Colaborador asiduo del diario madrileño ABC por invitación de Torcuato Luca de Tena, pudo dar muestra de su patriotismo al desencadenar una polémica contra el profesor J. Russell Smith de la Universidad de Columbia, acusándolo de caricaturizar a los españoles por sus comentarios acerca de las ideas ibéricas sobre el trabajo manual vertidos en su libro Human Geography. Miguel Primo de Rivera, a la sazón Primer Ministro del Reino de España, le envió una carta de felicitaciones por sus acciones en defensa de su patria.

Dado que Albiñana se posicionó como un crítico de la campaña anticatólica que llevaba a cabo el gobierno de Plutarco Elías Calles, el propio presidente firmó un decreto de expulsión contra el médico en 1927, acusándolo de estar promoviendo el imperialismo estadounidense (una tesis que sostenía el español era que el gobierno mexicano estaba destruyendo a la nación y por ello quizás no era mala idea solicitar que sus vecinos del norte interviniesen y salvasen al pueblo de México de sus pésimos líderes). Albiñana viajó por algunos países del Caribe trabajando como corresponsal de ABC, pero al final retornó a España.

Líder del Partido Nacionalista Español

Reinstalado en su patria, Albiñana retomó su práctica médica y se acercó al movimiento primorriverista. Consiguió unirse al círculo de Severiano Martínez Anido, que era la mano derecha del Primer Ministro.

Con un trabajo sobre la historia de Enguera, la Real Academia de Historia le otorgó un premio (al final de ese libro, publicado recién en 2017, narra de hecho la visita de Martínez Anido que él organizó a su pueblo natal para que lo invistan como "alcalde honorario").

Con la dimisión de Primo de Rivera el médico percibió que nuevos tiempos políticos se avecinaban y hacia falta prepararse para ello: por ese motivo Albiñana fundó en la primavera de 1930 al Partido Nacionalista Español, considerado por algunos politólogos como una de las primeras propuestas de corte fascista en España. La nueva organización tenía por objetivo evitar que los agentes de la Conspiración Judeo-Masónico-Comunista-Internacional se apoderasen de su país.

Junto al partido se creó un grupo de choque que vestían como uniforme camisas celestes adornadas con una Cruz de Santiago roja: los Legionarios de España. El grupo se estrenó interrumpiendo una conferencia en la que Miguel de Unamuno exponía sus razones para repudiar a la monarquía española.

Cuando se instaura la Segunda República Española en 1931, rápidamente Albiñana ganará fama de opositor. Por haber participado de La Sanjurjada en 1932, fue detenido y recluido a la zona de Las Hurdes. Las Hurdes es una comarca ubicada al norte de Extremadura, en un área montañosa un tanto aislada del resto del país, que en esa época estaba poblada por gente totalmente desposeída, que vivían con costumbres cuasi-neolíticas y padecían de todas las consecuencias más penosas provocadas por la pobreza extrema y la falta de educación. Albiñana entendió que los republicanos querían quebrarle el espíritu al arrojarlo a un escenario así, por lo que el médico le escapó a su realidad circundante dedicándose a escribir (entre los textos que produjo en ese periodo de reclusión se destaca la novela satírica La República Jurdana).

Al cumplir su condena, se instaló en Burgos con la intención de ganar una banca en las Cortes. Para ello moderó su discurso, renegó hasta cierto punto del fascismo -cosa que le provocó la enemistad con los falangistas-, y pactó con el conservadurismo monárquico para que le den sus votos. Finalmente consiguió convertirse en diputado en 1933 contra muchos de los pronósticos. Durante su campaña tuvo que tolerar toda clase de ataques por parte de los izquierdistas, quienes llegaron a cuestionarlo hasta por su forma de hablar -ya que Albiñana había nacido ceceoso y se había contagiado de algunos modismos mexicanos.

En Madrid primero se alineó con los miembros de Renovación Española, pero en 1934 se incorporó al Bloque Nacional que lideraba José Calvo Sotelo.

Como parlamentario fijó una posición muy intransigente, lo que lo llevó a protagonizar ásperos cruces con sus rivales (en el caso del comunista Cayetano Bolívar y del socialista Indalecio Prieto su duelo pasó del plano verbal al plano físico). Se concentró en gestionar beneficios para Burgos al mismo tiempo en que denunciaba a judíos, comunistas y masones por estar conspirando en contra de la nación española. También se encargó del problema de los catalanistas, a quienes les dijo que la Cuestión Catalana se solucionaba deportando a la Guinea Española a todos los que estuviesen a favor de la secesión.

En 1936 resultó reelecto para las Cortes, pero para la fecha entendía que la única manera de frenar la decadencia de España era por vía insurreccional. Por ello participó activamente en los preparativos del Alzamiento Nacional, siendo uno de los delegados madrileños del General Emilio Mola.

Asesinato

Pese a que muchos le recomendaron dejar Madrid, Albiñana sintió que era su deber estar en la ciudad durante el desarrollo de la rebelión militar. Sin embargo al fracasar el movimiento en esa parte del país, el médico se vio en problemas. Disfrazado como ciego caminó por las calles de la capital española y, al ver que no podía huir, se entregó ante los funcionarios republicanos. Éstos lo enviaron a la Cárcel Modelo, asegurándole que en su interior estaría más seguro que en cualquier otro lado.

Albiñana ya conocía el lugar, pues había permanecido durante siete meses en el año 1931 -aprovechando el tiempo para escribir su libro Prisionero de la República. De cualquier modo en el mes de agosto de 1936 la prisión fue asaltada por un grupo de anarquistas que escogieron a varios detenidos y los ejecutaron. Albiñana cayó junto a Fernando Primo de Rivera, Rafael Villegas, Julio Ruiz de Alda y otros prisioneros políticos más, fusilado por haber criticado al republicanismo.

Como última voluntad Albiñana habría exhortado a los miembros del PNE a unirse a la Comunión Tradicionalista por ser el movimiento político más afín a sus ideas.

Durante el gobierno de Francisco Franco se le hicieron varios homenajes al médico nacionalista en distintos lugares de España.

Bibliografía

  • Fraternidad y cultura: medios que pueden ponerse en práctica por el Estado, corporaciones ó particulares para auxiliar á los estudiantes que no dispongan de medios de fortuna. Valencia: Imprenta de Emilio Pascual, 1903.
  • La medicina en verso: colección de humoradas médico-literarias. Valencia: Imprenta de F. Martínez Andreu, 1904.
  • Orientación de la juventud ante el problema religioso. Valencia: Imprenta de Manuel Pau, 1908.
  • Concepto actual de la filosofía médica y su valor en el desarrollo de la medicina. Madrid: Editorial Real Academia Nacional de Medicina, 1912.
  • Moderno concepto de la medicina histórica. Madrid: Universidad Central de Madrid, 1915.
  • Los crímenes del caciquismo: la tragedia de El Pobo. Madrid: Sindicato de Publicidad, 1916.
  • La ignorancia en las Academias. Madrid: Tipografía Giralda, 1918.
  • La ruta de Esculapio. Madrid: Junta para la Ampliación de Estudios, 1919.
  • La situación de México vista desde España. Madrid: Ateneo de Madrid, 1921.
  • La cerveza como bebida higiénica. México: La Académica, 1922.
  • Las leyes de Indias y la colonización española. México: Casino Español de México, 1922.
  • Sol de Levante. Novela autobiográfica. México: Gerardo Sisniega Editor, 1923.
  • El orgullo de ser español. México: Casino Español de México, 1924.
  • Vindicación de España en América. La Habana: Centro Gallego de La Habana, 1928.
  • El reto del Doctor Albiñana a la Universidad de Columbia. Valencia: Autoedición, 1928.
  • La grandeza del alma española. Madrid: Autoedición, 1928.
  • Aventuras tropicales: en busca del oro verde. Madrid: Espasa-Calpe, 1928.
  • Las armas españolas en la conquista del mundo. Madrid: Autoedición, 1929.
  • Bajo el cielo mejicano. Madrid: Compañia Ibero-Americana de Publicaciones, 1930.
  • Los cuervos sobre la tumba: después de la dictadura. Madrid: Compañia Ibero-Americana de Publicaciones, 1930.
  • Prisionero de la República. Madrid: El Financiero, 1931.
  • España bajo la dictadura republicana. Crónica de un período putrefacto. Madrid: El Financiero, 1932.
  • Cómo se engaña al pueblo: las grandes mentiras "democráticas". Madrid: El Financiero, 1932.
  • Confinado en Las Hurdes. Madrid: El Financiero, 1933.
  • La República Jurdana. Novela románica de estructuración enchufícola. Madrid: El Financiero, 1934.
  • Marco Antonio en Jurdania. Madrid: El Financiero, 1934.
  • Burgos en el parlamento. Resumen de dos años de labor parlamentaria. Madrid: Autoedición, 1936.
  • Historia de la villa de Enguera y de sus hijos ilustres. Valencia: Fundación La Sierra, 2017.

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