Las aventuras de Tintín

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Tintin

Las aventuras de Tintín (cuyo nombre original, en francés, es Les Aventures de Tintin et Milou) es una de las más influyentes series europeas de historieta del siglo XX. Creada por el autor belga Georges Remi (Hergé), y característica del estilo gráfico y narrativo conocido como "línea clara", está constituida por un total de 24 álbumes, el primero de los cuales se publicó en 1930 y el penúltimo en 1976[1] (el último, Tintín y el Arte-Alfa, no llegó a terminarse, aunque se publicaron posteriormente los bocetos realizados por el autor).

Las aventuras del personaje de Hergé son además objeto de culto y de coleccionismo en todo el mundo. Es famosa la frase de Charles de Gaulle, según la cual su único rival en el plano internacional era Tintín.[2] La fama de Tintín no ha estado, sin embargo, libre de polémicas, ya que algunos de los primeros álbumes de la serie han recibido críticas por mostrar puntos de vista políticamente incorrectos.

Degrelle

El dirigente rexista Léon Degrelle, expresó en varias ocasiones, especialmente en el libro Tintin mon copain (1992), de haber sido el modelo vivo en que Hergé se inspiró para crear a su célebre reportero. Gracias a Degrelle, Hergé pudo conocer varias series de cómic estadounidenses que tuvieron gran influencia en el posterior desarrollo de su obra, tales como Bringing Up Father, de George McManus, o The Katzenjammer Kids, de Rudolph Dirks.

Primeras aventuras (1929-1934)

Muy probablemente, el destino de la primera aventura de Tintín fue decidido por el abate Wallez, fervoroso anticomunista: no se trataba solo de entretener a la juventud, sino de mostrar los peligros que entrañaba el comunismo. Basado en un libro bastante popular en la época que denunciaba estos peligros, Moscou sans voiles ("Moscú sin velos", 1928), de Joseph Douillet,[3] Tintín en el país de los soviets narra la incursión del reportero, ya acompañado por su fiel mascota, el fox terrier Milú, en la Unión Soviética, insistiendo continuamente en las perversidades del régimen comunista. El dibujo de Hergé es todavía bastante rudimentario,[4] y muestra claramente la influencia de historietistas estadounidenses como George McManus.

La historieta tuvo un gran éxito entre el público belga: cuando terminó de publicarse, en mayo de 1930, se escenificó en la Estación del Norte de Bruselas el regreso de Tintín a Bélgica. El personaje, representado por un boy scout de quince años, fue recibido por una auténtica muchedumbre.[5] Gracias a esta gran popularidad, a partir de ese año sus aventuras comenzaron a publicarse también en Francia, en un semanario católico, Coeurs Vaillants.[6]

La segunda aventura de Tintín tuvo como escenario el Congo belga, y es una abierta apología de las ventajas del colonialismo, con ciertos tintes racistas. Predomina un discurso paternalista acerca de la dominación colonial, vigente en la sociedad belga de la época. Algunos de los aspectos más controvertidos del álbum, debido a presiones externas, fueron eliminados en ediciones posteriores. A pesar de ello, el cómic continúa siendo objeto de polémica, como lo demuestra la controversia ocasionada por su reciente reedición en el Reino Unido, en 2007.[7]

En la siguiente historia, que empezó a publicarse en septiembre de 1931 en las páginas de Le Petit Vingtième, el joven reportero y su inseparable fox-terrier visitan Estados Unidos, donde el protagonista no sólo logra desbaratar los planes criminales de Al Capone, sino que tiene tiempo para hacer una visita a los pieles rojas, largamente idealizados por Hergé desde su época de boy scout. Por primera vez, el personaje de Tintín toma decididamente partido por los derechos de una minoría oprimida, denunciando enérgicamente el abuso de que son objeto los indios en los Estados Unidos.[8]

La edad de oro (1940-1944)

La etapa de plenitud de la serie coincide con la ocupación alemana de Bélgica, durante la Segunda Guerra Mundial. Es también la época en que los álbumes de Tintín comienzan a editarse en color (desde 1942).

Cerrado Le Vingtième Siècle por orden de los ocupantes, Hergé aceptó colaborar en el diario Le Soir, controlado por los alemanes. Fue ésta una de las decisiones más controvertidas en la vida de Hergé, que habría de acarrearle no pocos problemas en el futuro.

La tirada de Le Soir, de unos 250.000 ejemplares,[9] permitió una difusión todavía más amplia de las aventuras de Tintín.

En una atmósfera apocalíptica, La estrella misteriosa, la siguiente aventura de Tintín, pone en escena la rivalidad entre europeos y estadounidenses por encontrar un misterioso meteorito. El álbum fue después muy criticado por el personaje del judío neoyorquino Blumenstein, principal villano del álbum, y por una viñeta en la que aparecían dos judíos estereotipados, uno de los cuales se alegra de la noticia del fin del mundo porque "así no tendría que pagar a mis proveedores". Nuevamente por presiones externas, esta última viñeta se suprimió en la edición en álbum; en cuanto a Blumenstein, en ediciones posteriores de la obra Hergé le cambió el nombre por Bohlwinkel, y lo ubicó, en lugar de en Nueva York, en un país imaginario, São Rico. Sin embargo, descubrió después, con sorpresa, que Bohlwinkel era también un apellido judío.[10]

En diciembre de 1943, se inició en Le Soir la publicación de otra aventura de largo aliento, Las siete bolas de cristal, en la cual una misteriosa maldición persigue a los arqueólogos que han descubierto la tumba del Inca Rascar Cápac. La publicación de esta aventura, sin embargo, quedó interrumpida por la liberación de Bélgica por las tropas aliadas en septiembre del año siguiente.

Después de la liberación (1944-1950)

Bruselas fue liberada por los aliados el 3 de septiembre de 1944, lo que supuso la interrupción inmediata de la publicación de Le Soir y, por consiguiente, de Las aventuras de Tintín.

Para Hergé, acusado de colaboracionismo, se inició un calvario personal, ya que se le impidió seguir trabajando, y tuvo que responder de su actitud durante la ocupación. Puso fin a esta situación la intervención de Raymond Leblanc, antiguo miembro de la resistencia belga, que brindó a Hergé la posibilidad de continuar las aventuras de su reportero en una nueva revista, que llevaría precisamente el nombre del célebre personaje, Tintín, y cuyo primer número apareció el 26 de septiembre de 1946.

Hergé decidió retomar, ocho años después, la aventura que había quedado interrumpida en 1940 a causa de la invasión alemana, En el país del oro negro. En su reanudación, el autor incorporó personajes y situaciones posteriores al momento en que la obra se había iniciado: aparece (aunque muy brevemente)[11] Haddock, cuya primera aparición en la serie de Tintín había tenido lugar en El cangrejo de las pinzas de oro, empezado después de En el país del oro negro, e incluso reside ya en Moulinsart, la mansión que sólo había adquirido al final de El tesoro de Rackham el Rojo. La acción se desarrollaba inicialmente en el Mandato británico de Palestina, con referencias al terrorismo del Irgún; en una edición posterior, realizada en 1971 a petición de su editor londinense, Hergé trasladó la ambientación del álbum a un país árabe imaginario (el Khemed), sin referencias históricas concretas.[12][13] Aparecen en este álbum por primera vez dos personajes de importancia: el emir Mohammed Ben Kalish Ezab y su hijo, el príncipe Abdallah.

Los años cincuenta

En 1950 se crearon los Estudios Hergé. El primer trabajo de los Estudios Hergé fue un nuevo díptico narrativo en que por primera vez su personaje realizaba una incursión en el terreno de la ciencia ficción, el constituido por los álbumes Objetivo: la Luna y Aterrizaje en la Luna,.

En la ficción, los promotores del viaje son los gobernantes del pequeño país ficticio de Syldavia, que ya había aparecido en El cetro de Ottokar; en un lugar aislado, reúnen a numerosos científicos, bajo la dirección del profesor Tornasol, y construyen un cohete propulsado por energía atómica, cuyo diseño se inspira en el del V-2 de Wernher von Braun.

En diciembre de 1954 se inició la publicación de la siguiente aventura de Tintín, El asunto Tornasol, una historia de espionaje, con el telón de fondo de la Guerra Fría, cuya acción se desarrolla en Borduria, un país cuyo régimen dictatorial tiene grandes similitudes con los de los países comunistas de la Europa del Este (su ideología, el bigotismo, recuerda poderosamente el culto a la personalidad de Stalin en la Unión Soviética).[14]

La siguiente aventura fue Stock de coque, álbum en el que Hergé regresa al mundo árabe, que ya había visitado en anteriores entregas de la serie (Los cigarros del faraón y En el país del oro negro). El álbum es una denuncia de la esclavitud: Tintín debe en esta ocasión combatir contra una red de traficantes de armas y de esclavos, que afecta a musulmanes africanos en peregrinación a La Meca. Stock de coque recibió críticas por el lenguaje estereotipado de los africanos, y Hergé fue tildado de racista, por lo que en 1967 publicó una nueva edición del álbum, corregida, en la cual modificó la forma de expresarse de las víctimas del tráfico de esclavos.[15]

Cuando terminó Stock de coque, Hergé se encontraba inmerso en una profunda crisis personal. Su matrimonio con Germaine Kickens se había roto a causa de su relación con la que se convertiría en su nueva esposa, Fanny Vlaminck, una joven que trabajaba en los Estudios Hergé y a la que doblaba en edad. La respuesta de Hergé a esta crisis fue la escritura de uno de sus álbumes más conocidos, Tintín en el Tíbet,[16] que el propio autor consideraba "un canto a la amistad". En este álbum reaparece Tchang, el compañero de Tintín en El Loto Azul, y el protagonista arriesga su vida por salvarlo. La historieta refleja también la situación del Tíbet, que había sido invadido salvajemente por China en 1949; además, sólo nueve meses antes de que concluyese la publicación de la historieta, el Dalái Lama se había exiliado en la India huyendo de la represión china. Hergé toma nítidamente partido por los tibetanos.

Ideología

Se ha escrito mucho acerca de la ideología de la serie Las aventuras de Tintín. La obra ha sido objeto de polémica, en gran parte a causa de la continua reedición de obras que fueron concebidas muchos años atrás y en un contexto enteramente diferente. Se ha tachado a Hergé de propugnar en sus álbumes puntos de vista anticomunistas y políticamente incorrectos (tachados de "colonialistas", "racistas" e incluso "fascistas".

En este sentido, existe una cierta "leyenda negra" de Tintín,[17] a la que contribuyó sin duda el hecho de que Hergé colaborase durante la ocupación alemana de Bélgica en un diario que controlaban los nacionalsocialistas.[18]

Tintín en el Congo es el álbum en el cual está más presente la supuesta ideología "colonialista" y "racista". En él los indígenas africanos son mostrados como indolentes y estúpidos, y Tintín adopta hacia ellos una actitud paternalista. Hergé no negó que el colonialismo estuviese presente en el álbum; era, según afirmó, lo habitual en la época:

Hice esta historia, ya se lo he dicho, según la óptica de la época, es decir, con un espíritu típicamente paternalista... que era, y lo afirmo, el espíritu de toda Bélgica.[19]

Otro álbum que fue tachado de racista es bastante posterior: se trata de Stock de coque. Aunque la aventura es una denuncia de la esclavitud en la que Tintín y Haddock toman nítidamente partido por los más débiles, un artículo publicado en 1962 en la revista Jeune Afrique criticó duramente su representación de los africanos,[20] especialmente en cuanto a su forma de hablar. Nuevamente las presiones externas hicieron que Hergé, en 1967, reescribiera algunos diálogos.

La idea del fascismo de Tintín puede estar relacionada con la actitud de su autor durante la guerra, así como con su vinculación inicial con el abate Norbert Wallez, nacionalista y anticomunista declarado. Los álbumes que Hergé publicó durante la guerra, sin embargo, son historias de aventuras en las que no hay alusiones a la política, ni en uno ni en otro sentido. Los críticos de la serie, escrutando minuciosamente los álbumes, han encontrado una tenue intención propagandística en La estrella misteriosa, en cuya primera versión una expedición europea compite con otra estadounidense, financiada por un neoyorquino de apellido judío que es el principal villano del álbum.

Nunca negó, sin embargo, sus ideas conservadoras. Tal vez por ese motivo, Tintín está generalmente a favor del orden establecido, lo que no le impide prestar atención a los más desfavorecidos, y, en muchas ocasiones, tomar enérgicamente partido por ellos: los indios en Tintín en América o incluso los esclavos africanos de Stock de coque.

En 2007 la Comisión para la Igualdad Racial (CRE) del Reino Unido calificó de racista al álbum Tintín en el Congo, solicitando su prohibición.[18] Hergé también editó Tintín en el país de los Soviets que es una sátira política que expresa el disgusto y desconfianza que le inspiraba la Unión Soviética al autor mostrando un régimen autoritario y mentiroso. El álbum contiene numerosas bromas que Hergé introdujo contradiciendo las afirmaciones de la URSS de poseer una economía en espectacular desarrollo.

Parodias

En cuanto a las parodias, la primera de cierta importancia fue Tintín en el país de los nazis,[21] publicada en 1944 por el diario belga L'Insoumis, en el que sus propios personajes acusan a Hergé de colaboracionismo durante la ocupación alemana de Bélgica.

Referencias

  1. Fechas de las ediciones de los álbumes. La publicación seriada de ambas aventuras se inició en ambos casos el año anterior.
  2. "Tintin cherche à devenir une marque mondiale, à l'image des héros de BD Spider-Man et Batman", Le Figaro, 22 de mayo de 2007 (consultado el 26/11/2007).
  3. Assouline, p. 42.
  4. Farr, p. 15.
  5. Assouline, p. 45.
  6. Francisco D. de Otazú: "Tintín y Hergé", en Revista Arbil, nº 66.
  7. Tintín en el Congo, sólo para adultos, en BBC Mundo.com, 17 de julio de 2007.
  8. Véase, por ejemplo, la página 29 de la edición actual de Tintín en América, en la que se narra la expulsión de una tribu de indios pies negros de una región en la que acaba de encontrarse petróleo.
  9. Assouline, p. 130
  10. Sadoul, p. 50.
  11. El capitán Haddock aparece únicamente en la página 3, al comienzo del álbum, y luego desde la página 54 en adelante.
  12. Farr, p. 129.
  13. A propósito de esto, Hergé, entrevistado por Numa Sadoul (Sadoul, p. 106), dijo lo siguiente: "He modificado una vez más la historia, a petición de mi editor inglés, pues el álbum no podía aparecer en Gran Bretaña en su edición original: se trataba de la lucha de las organizaciones terroristas judías (grupo Stern, Hagannah, Irgún) contra los británicos, antes de la independencia de Israel. Para el lector belga o francés de aquella época —la historia sucedía en 1939— [...] estos hechos estaban a la orden del día. Para el joven lector inglés de hoy [...] las alusiones de "El Oro Negro" han sido suprimidas y han aparecido en una nueva versión."
  14. Nicolas Sabourin (1996): "Tintín y la actualidad internacional", en www.free-tintin.net. Consultado el 26/11/2007.
  15. Farr, pp.152-153.
  16. En palabras de Hergé (Sadoul, p. 37): "Es la eterna nostalgia de la pureza. Y la he sentido de forma particularmente aguda en la época de "Tintín en el Tíbet", que refleja exactamente una crisis moral por la que estaba yo atravesando."
  17. Luis Alberto de Cuenca: "Los valores de Tintín. El encanto de la 'línea clara'", en Vanguardia Grandes Temas, nº 3 (abril 2007); p. 31.
  18. 18,0 18,1 Gran Bretaña sopesa prohibir un cómic de Tintín por racistaAula Intercultural, 16 julio 2007.
  19. Sadoul, p. 97.
  20. Sadoul, p. 109.
  21. En esta página de la web Tintin est vivant! pueden verse algunas de las tiras de la historieta.

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