Francisco Manuel Homem Cristo

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Francisco Manuel da Silva Homem Cristo -más conocido como Homem Cristo Filho- (5 de marzo de 1892, Lisboa, Portugal - 12 de junio de 1928, Roma, Italia) fue un intelectual portugués de ideas nacionalistas.

Juventud

Homem Cristo era hijo de un militar, político y publicista portugués del mismo nombre, que estaba muy compenetrado con la causa republicana en su país.

Siendo un niño prodigio, a los 9 años de edad fue anotado en el Liceo Central de Viseu con un permiso especial que le concediese el Ministerio de Instrucción Pública.

Durante este periodo se vio seducido por las ideas anarquistas, convirtiéndose en colaborador del periódico ácrata O Protesto. Su activismo lo volvió un enemigo del gobierno, motivo por el cual debió huir a Brasil a mediados de 1907, pudiendo retornar unos meses después tras el asesinato del rey Carlos I.

Ingresó a la Universidad de Coimbra para formarse como abogado, pero su incoformismo lo llevó a confrontar contra los profesores, por lo que terminó siendo expulsado. Durante su etapa de universitario editó la revista A Verdade en la que defendió el republicanismo y criticó a la monarquía, burlándose de los valores tradicionales. A su vez militó en el Grupo dos Estudantes Comunistas Revolucionários, un movimiento de ultraizquierda.

Como no existía en Portugal otra institución habilitada para otorgar títulos de jurisconsulto, Homem Cristo decidió cambiar sus planes e iniciar una carrera como periodista político. En consecuencia se convirtió en columnista de los periódicos A República y O Povo de Aveiro.

El joven agitador festejó la caída de la monarquía de su país en 1910, pero pronto se desencantó con el nuevo régimen republicano, al que acusó de haber instalado una oligarquía en el poder y de fomentar a la demagogia para sostenerla.

Defensor de la monarquía

Su oposición al gobierno se tornó tan violenta que no tuvo más opción que volver a exiliarse para no ir preso. Escogió como destino a España, pero, sindicado como un anarquista peligroso, las autoridades del país le comunicaron que no podían garantizar su seguridad. A causa de ello a fines de 1911 se instaló en Francia, en donde se encontraba su padre (que también había huído de su país debido a sus escritos críticos contra el gobierno).

Entre los dos editaron O Povo de Aveiro no Exílio, publicación opuesta al presidente Manuel de Arriaga. Proyectó también la creación de una revista, Cosmopolis, que se editaría en París pero iría dirigida a los lectores brasileños, pues el propósito era formar un amplio movimiento lusitanista; sin embargo ese plan no progresó.

Publicaciones francesas como L'Éclair y L'Intransigeant le dieron espacio en sus páginas, permitiéndole con ello mostrarle a los intelectuales franceses lo que era su brillante inteligencia aplicada al análisis político y a la crítica de arte. El estudio de los textos de Georges Sorel y Charles Maurras, al igual que su amistad con el integralista Alberto de Monsaraz, lo hicieron evolucionar rápidamente en su pensamiento, renegando de su militancia izquierdista y pasando a abrazar el conservadurismo.

Tomó el bautismo católico en la Iglesia de la Madeleine y se unió a los mismos monarquistas a los que pocos años antes había denostado sin piedad. Para ganar el apoyo de la familia real portuguesa desafió a un duelo a muerte a Eusébio Leão, a la sazón embajador de su país en Italia que, en una entrevista dada a la prensa, se había burlado de la reina María Amelia.

En 1914 retornó a su patria, viéndose forzado a cumplir con el servicio militar obligatorio. Tras dejar las barracas, lanzó el periódico A Restauração para promover sus ideas; sin embargo la masonería se encargó de clausurarlo para que no pudiese llegar a los lectores. Los cambios políticos que se produjeron al año siguiente lo alentaron a reembarcarse en una empresa editorial: así nacería A Ideia Nacional, de tono más moderada que su antecesora, pero no por ello menos combativa.

La revista tendría dos periodos de circulación: el primero entre marzo y mayo de 1915 y el segundo entre abril y junio de 1916. En sus páginas escribieron Alberto Pinheiro Torres, João do Amaral, António Rocha y Alfredo Pimenta entre otros. Más allá de su feroz crítica contra las izquierdas, A Ideia Nacional se caracterizó por su campaña para que Portugal ingresara en la Primera Guerra Mundial como contrincante de las Potencias Centrales. Homem Cristo, de hecho, argumentaba que las naciones beligerantes latinas encarnaban a la civilización universal que estaba siendo agredida por la fuerza bárbara de los alemanes.

Promotor del nacionalismo

Homem Cristo dejó su país en 1917, partiendo nuevamente rumbo a Francia. Envió numerosos reportes a los diarios O Dia y A Situação acerca del progreso del conflicto bélico internacional. Con financiamiento proveniente del Conde de Monsaraz, creó la agencia de noticias Fast. Gracias a sus contactos, los gobiernos de Chile y Perú lo contrataron para que manejase el flujo de información que circulaba sobre sus países en París. Idéntica tarea asumió cuando Sidónio Pais conquistó el poder en Portugal mediante un golpe de Estado a fines de ese año. De hecho en ese caso fue más lejos aún, llegando a ser nombrado responsable de la Dirección de Información y de Propaganda de la República de Portugal en los Países Aliados y Amigos, un organismo estatal creado tanto para que el sidonismo obtuviese apoyo internacional, como para conducir una campaña de desprestigio en contra del gobierno depuesto.

La caída de Pais a fines de 1918 significó el fin de Fast como agencia de noticias, la cual fue reconvertida en editorial y centro cultural. En las tertulias animadas por Homem Cristo confluyeron intelectuales, artistas, nobles, banqueros y exiliados de diversos orígenes. Lo que tenían todos en común era su rechazo al comunismo, cuya influencia se estaba expandiendo por toda Europa después del triunfo de la Revolución Bolchevique.

En 1923 el intelectual portugués se entrevistó con Benito Mussolini en Roma. La reunión terminó de convencerlo de que el fascismo era la esperanza que tenía Occidente para no sucumbir ante las fuerzas del caos, por lo que a partir de entonces se convirtió en un entusiasta promotor de su ideario político.

Publicó artículos en La Revue Française, Comœdia, L’Écho de Paris, Le Mercure de France y Septentrion argumentando a favor del nacionalismo.

Con la instauración del régimen de la Dictadura Nacional en 1926, Homem Cristo retornó a Portugal. Allí creó al periódico Informação para atacar y debilitar a los enemigos de la nación. Sin embargo varios de sus textos no fueron del agrado del gobierno, al que lo criticaba por no tomar un rumbo decididamente similar al del fascismo italiano. Le prometieron designarlo en París como Alto Comisionado para la Expansión Nacional (un puesto similar al que había ocupado con Pais), pero al final no obtuvo cargo alguno.

La fundación en Suiza del Centro Internacional de Estudios sobre el Fascismo por iniciativa de Herman de Vries de Heekelingen le permitió asumir un papel acorde a su persona. Se propuso crear un Bloque de las Razas Latinas que unificase en una misma comunidad a las naciones de Europa del Sur y de Iberoamérica, el cual a su vez se integraría a una proyectada Unión de los Pueblos de Occidente. Por ello planificó la organización de un congreso internacional con nacionalistas de todo el mundo y una gira por Brasil, Argentina, Chile y otros países para ganar adeptos a sus ideas.

Sin embargo no pudo concretar sus proyectos debido a que falleció inesperadamente a mediados de 1928, tras sufrir un accidente automovílistico mientras ingresaba conduciendo su vehículo a la ciudad de Roma.

Homem Cristo dejó inédito un voluminoso informe titulado L'État Fasciste, en el que en seis tomos detallaba la experiencia revolucionaria que estaba viviendo Italia desde el ascenso del Duce al poder.

Bibliografía

  • La Contre-Révolution. París: Autoedición, 1913.
  • Le Portugal contre l'Allemagne. París: Fast, 1918.
  • Le cinéma des jours. París: Fast, 1918.
  • Les porte-flambeaux. París: Fast, 1919.
  • Le parc du mystère (junto con M. Rachilde). París: Flammarion, 1923.
  • Mussolini, bâtisseur d'avenir. París: Fast, 1923.

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