Horacio Fernández Cutiellos

De Metapedia
Saltar a: navegación, buscar
Horacio Fernández Cutiellos (27 de septiembre de 1957, Corrientes, Argentina - 23 de enero de 1989, La Tablada, Argentina) fue un militar argentino que murió heroicamente combatiendo por su patria. Cayó a manos de milicianos del Movimiento Todos por la Patria, una organización terrorista de izquierda vinculada al entorno del presidente Raúl Alfonsín.

Biografía

Proveniente de una dinastía de militares argentinos, Fernández Cutiellos asistió al Colegio Militar de la Nación, de donde egresó a fines de 1976 con el rango de Subteniente de Infantería.

Hizo el curso de paracaidista, con la intención de integrar las fuerzas especiales del Ejército Argentino. Aunque estuvo movilizado, no llegó a participar de la Guerra de las Malvinas, pues la contienda bélica concluyó antes de que pudiese ser enviado a las islas.

Hombre de pensamiento nacionalista y católico, apoyó el reclamo del movimiento carapintada, pero no formó parte del grupo que organizó y dirigió los alzamientos, razón por la cual no fue sancionado.

Asistió a la Escuela Superior de Guerra, convirtiéndose así en oficial del Estado Mayor del Ejército y alcanzando el rango de Mayor.

Asesinato

A las 6.15 del 23 de enero de 1989 un camión robado a un distribuidor de la empresa Coca-Cola embistió contra el portón de ingreso a la sede del Regimiento 3 de Infantería Mecanizado General Belgrano, ubicado en la localidad de La Tablada, a escasos kilómetros de la ciudad de Buenos Aires. Era conducido por miembros de la organización terrorista Movimiento Todos por la Patria.

Los soldados Roberto Taddía y Alberto Sosa, junto al sargento Atilio Escalante, abrieron fuego, el cual fue respondido. De ese modo el conductor del rodado -el veterano guerrillero Carlos Cabañas- encontró la muerte del lado agresor, mientras que las balas subversivas liquidaron a Taddía.

Rápidamente ingresaron al cuartel ocho vehículos más, tripulados por medio centenar de personas.

Alertado por el barullo, Fernández Cutiellos tomó su arma y salió del edificio de Jefatura. Con fama de excelente tirador, disparó contra los terroristas, hiriendo a Roberto Sánchez Nadal -uno de los cabecillas del MTP- y exterminando a Julio Arroyo, José Luis Caldú y José Mendoza. Su acción también sirvió para dejar fuera de combate a otros cuatro subversivos. Esa intervención le dio tiempo a sus compañeros para agruparse e iniciar la batalla.

Siendo las 6.45, el MTP había conseguido penetrar en el cuartel, pero había fracasado en la toma del edificio de Jefatura, su principal objetivo. En una comunicación entre un atrincherado Fernandez Cutiello y el Coronel Jorge Halperín, el oficial combatiente dijo: "Mi coronel, yo voy a morir defendiendo el cuartel, ustedes recupérenlo".

Tras más de tres horas de intenso enfrentamiento, Fernández Cutiellos fue finalmente herido en su hombro. Viéndose imposibilitado de proseguir el combate en condición de igualdad, le ordenó a su asistente Sergio Amodeo rendirse. Cuando los hombres del MTP reclamaron por la rendición de Fernández Cutiellos, éste les contestó: "vengan a buscarme".

Minutos más tarde fue nuevamente herido, y terminó rematado indefenso por los terroristas con un disparo de Itaka que le desfiguró la cara.

Algunos días después de su muerte, su viuda, Liliana Raffo, encontró una carta en su oficina dirigida a sus cuatro hijos, la cual dio a conocer públicamente muchos años más tarde. La epístola decía:

Que el primero y más importantes de los mandamientos es: amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas y a nadie más amarás en mayor medida que a Él. A tu prójimo debes amarlo como te amas a ti mismo, por el amor de Dios.

A tus superiores les debes respeto, obediencia y fidelidad, pero nunca de manera incondicional, pues la primera fidelidad es a Dios y sólo los superiores que actúen ordenados a sus fines y conforme a su orden, merecen ser considerados como tales.

Con tus subalternos o inferiores tienes la responsabilidad de enseñarles y guiarlos con suavidad y firmeza por el camino recto de la virtud.

Recibió modestos reconocimientos por su valentía por parte del gobierno de la época, al igual que los otros diez militares y policías argentinos que murieron combatiendo al MTP. El Ejército Argentino lo ascendió post-mortem al rango de Teniente Coronel.

Artículos relacionados