Hugo Celso Felipe Mansilla

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Retrato del filósofo boliviano

Hugo Celso Felipe Mansilla (Buenos Aires, Argentina, el 17 de noviembre de 1942) es un filósofo y escritor boliviano, con muchas obras publicadas en español, alemán, inglés y francés, entre otros.

Vida personal[1]

Nació en noviembre de 1942 en La Plata (Argentina), porque su madre era argentina, hija de españolas. En enero de 1943 su familia se trasladó mediante tren a Bolivia. En esas épocas, el viaje por vía férrea duraba 4 días. Pasó una infancia tranquila. Su familia por parte de padre pertenecía a la élite gobernante boliviana, y de parte de su padre, los Mansilla pertenecían a la aristocracia terrateniente argentina.

Cuando era niño, Mansilla asistió al Colegio Alemán 'Mariscal Braun' en la ciudad de La Paz. En esa época, era un colegio más modesto en comparación a cómo es hoy. Estaba ubicado en un viejo caserón de la calle Aspiazu. A esta escuela asistió desde el jardín de infantes hasta el bachillerato (1949-1961). Él recuerda la disciplina que inculcaban en esa escuela.

Su madre sentía interés por la cultura francesa, y por esa influencia, Mansilla asistió a la Alianza Francesa de La Paz para estudiar el idioma y la cultura de ese país mediante la literatura y la historia. El modelo civilizatorio francés fue una idea que su madre apoyaba.

Como su madre era argentina, la familia viajaba frecuentemente a Buenos Aires para año nuevo. Eso influyó mucho en Mansilla, quien desarrolló la habilidad de comparar modelos civilizatorios, lo que lo llevó a despreciar lo agrario y preferir la modernidad. La familia viajaba cada año también a Cochabamba, donde poseía una propiedad agraria en Pairumani, colindante al latifundio de la familia Patiño.

Retrato de Hugo Mansilla Romero, padre del filósofo.

La familia de Mansilla tenía mucho prestigio social: Hugo recibía muchos juguetes y libros con frecuencia. Sin embargo, esa reputación fue gozada solo hasta la Revolución del 52, cuando los insurgentes confiscaron tierras agrarias para repartirlas a los indígenas y campesinos.

Su padre, Hugo Mansilla Romero, estudió Ingeniería Civil e Hidráulica en universidades argentinas (Buenos Aires y La Plata). Pasó 12 años agradables cuando fue estudiante, y al regresar a Bolivia dedicó gran parte de su vida a la cátedra universitaria. Fue decano de la Facultad de Ingeniería en la Universidad Mayor de San Andrés durante 30 años, y posteriormente (durante periodos incompletos) rector en la misma institución.

Los padres de Mansilla Romero habían fallecido cuando él era un niño. Influenciaron en el inculcándole su amor a los libros. Esto generó una biblioteca muy amplia y valiosa, cuyo sistema cuidadoso fue explicado por él a su hijo, el filósofo, de manera detallada. Mansilla Romero era simpatizante del Partido de Izquierda Revolucionaria (PIR), pero también era abierto a otros puntos de vista. Según Hugo Celso, su padre tenía simpatías también por la Unión Soviética y los países comunistas, pero nunca hacía propaganda al marxismo en las comidas familiares.

Viajes[1]

Madre y padre junto a su hijo, Hugo Celso Felipe.

En mayo de 1962, Hugo Celso llegó a Alemania para estudiar en la Universidad Libre de Berlín. Mansilla aprovechó para visitar muchas partes de Europa, entre ellas el sur de Alemania. Fue testigo de los monasterios, abadías y demás arquitectura que sobrevivió a la Segunda Guerra Mundial. A partir de 1963 salió de Alemania y visitó Austria, al cual describe como "un país católico, con poca industrialización", donde había "preoponderancia de valores aristócratas".

Fue también testigo de la etapa pre industrial de la Europa Oriental comunista, a la que califica de tener "lados muy agradables" y "facilidad para hacer contacto con la gente" e integrarse a los lazos familiares, para conocer la vida cotidiana de los ciudadanos. Asevera también que había mucha resistencia al comunismo y un alto nivel de nacionalismo (por ejemplo en Chequia, Eslovaquia y regiones de Yugoslavia). Además, se sorprendió de la preservación de valores del pasado en esta zona europea, como el trato respetuoso a los ancianos, el prestigio social de la vieja aristocracia terrateniente.

Visitó además países islámicos y obtuvo un libro de Hans Küng, un teólogo conocedor del islam. Estuvo en Siria, el norte de África, Turquía y la África subsahariana (donde en años posteriores trabajó para una fundación alemana). Mansilla describe a los países árabes como gente que "decía despreciar" a la democracia falsa de los países occidentales y el consumismo en el que estaban inmersos, pero que a la vez disfrutaban de los avances tecnológicos importados y de generar sus ahorros en bancos occidentales.

Cuando estuvo en Nigeria, en la Universidad de Ibadahn en 1983, trabajó para fundación ligada al Partido Social-democrático Alemán, para proteger al medioambiente mediante acciones de voluntariado. Cuenta que cuando dio su discurso en inglés en Nigeria, a los 15 minutos fue interrumpido por el vicerrector de esa universidad, y lo acusó de ser "proimperialista" y querer preservar los bosques y animales de África para mantenerlos en un "estado preindustrial". Los africanos creían que los países del primer mundo habían inventado el ambientalismo para mantener atrasados a los países pobres.

Mansilla dice algo interesante respecto a la izquierda y el ambientalismo:

«El medioambiente se ha convertido, décadas más tarde, en una buena fuente de ingresos para izquierdistas de toda laya, porque hay dinero de organizaciones internacionales, y ahora los izquierdistas dicen que defienden el medioambiente, pero mi impresión es que esa defensa del medioambiente es una cosa pragmática. Donde hay dinero, están los intelectuales y los profesionales de izquierda, y el tema mismo, la defensa de los animalitos, nuestros hermanos, en el fondo eso les es indiferente».

En octubre de 1962 empezó a estudiar Ciencias Políticas en la Universidad Libre de Berlín. El tema de discusión era: "¿Cómo era posible que un pueblo tan culto como el alemán, mediante elecciones totalmente libres, haya caído en manos de un gobierno de la extrema derecha, como fue el de Adolf Hitler, que llevó al país a su total destrucción en muy pocos años".

El filósofo se interesó a partir de ahí por las mentalidades colectivas, y se dio cuenta que las personas no eligen candidatos mediante métodos racionales, sino instintivamente, buscando lo que todos queremos en la infancia, "la mano dura del padre". Mansilla siguió la corriente de estudios de la Escuela de Frankfurt, guiado por el judío Erich Fromm, a quien dedicó su principal libro que ha sido traducido al alemán. Seguía su postulado de que las personas elegían de manera pre racional y, por tanto, no era absolutamente consciente de sus decisiones.

A partir de ahí, fue que publicó El fascismo y la sociedad unidimensional, donde intenta aplicar la Escuela de Frankfurt a otros asuntos, como América Latina o los países del Tercer Mundo en general. Mansilla también analiza el surgimiento del populismo en Bolivia y otros países de la región. Su obra, Los problemas de la democracia y los avances del populismo y Las flores del mal en la política describe el autoritarismo y trata de interpretarlo a su manera. Mansilla infiere que la sociedad repite rutinas de décadas previas, nunca criticadas socialmente ni desde la escuela y que, por tanto, eran muy aceptadas.

Jürgen Habermas fue otro autor de Frankfurt que le llamó la atención: Mansilla considera que él es ejemplo de que una educación diferente es posible. Gracias a él, Mansilla llegó a la conclusión de que en Bolivia existen tradiciones autoritarias no estudiadas convenientemente y que nunca ha habido una educación que cuestione los valores de décadas atrás.

El autor pone como ejemplo que desde la época de la colonia existe una tendencia de culpar a agentes externos por todos los males del país: el imperialismo español, el imperialismo británico (asociado a Chile por la Guerra del Pacífico) o el imperialismo estadounidense. Sin embargo, los bolivianos nunca se culpan de los males de su propio país, ni a la mentalidad de los estratos populares. De Frankfurt, por tanto, Mansilla destaca el cuestionamiento de la religiosidad como orientadora de la civilización.

Pensamiento político[1]

Mansilla siendo entrevistado.

Otro tema que interesaba a Mansilla era el medioambiente, relacionado a temas sociopolíticos. Considera que la ampliación de la frontera agrícola perjudica mucho a la ecología. Cree que los pueblos indígenas y campesinos tienen cierta hipocresía respecto a lo que predican (ecologismo) y a lo que practican (depredación ambiental), en especial los cocaleros.

El filósofo también leyó a Theodor Adorno y asistió a sus cursos, también mantuvo correspondencia con Horkheimer, con quien mayor contacto tuvo de la Escuela de Frankfurt. Ellos le mostraron la necesidad de apoyarse en teorías ya formuladas. En Crítica de la modernización (1986) manifiesta esta influencia frankfurtiana, aplicada a la realidad latinoamericana.

Mansilla estudió también el psicoanálisis social, a partir de lo que dedujo que el ser humano no es consciente de sus prejuicios, por ejemplo, respecto a la relación ambivalente del imperialismo norteamericano. Considera que Bolivia y los países de la región tienen una relación de amor-odio con Estados Unidos, pues odia su cultura pero a la vez la consume "con una extraordinaria fascinación". De esto, el filósofo llega a la conclusión de que "los revolucionarios son, en su mayoría, gente conservadora", lo que intenta demostrar en su libro El carácter conservador de la nación boliviana. Allí retrata a los progresistas como conservadores.

En 1968 realizó el examen de licenciatura, y por sus resultados se prolongó su beca hacia 1974. Su tesis, denominada El fascismo y la sociedad unidimensional, fue luego convertida en libro y distribuida. En marzo de 1973 tomó el examen final del doctorado, combinando como materias Filosofía, Ciencias Políticas y Literatura Hispánica. A partir de ello, produjo su libro más querido y trabajoso, un estudio sobre las teorías oficiales de moral y ética en los países comunistas (sobre todo la URSS, la Alemania Oriental y Cuba): Necesidades del sistema y adaptación a la crítica socialista del comportamiento tributario.

A partir de ese mismo año, se dedicó a trabajos de investigación, como el posdoctorado (habilitación para cátedra regular en Alemania) en 1976. También viajó bastante por los cinco continentes y visitó muchos museos para ver obras de arte, todo lo que ha construido el ser humano. Considera que la producción artística "es quizás lo único rescatable de la historia de la humanidad".

Consejeros de reyes, novela del filósofo.

Escribió también 4 novelas que revelan su faceta personal, entre ellos: Opandamoiral, Consejeros de reyes, Laberinto de desilusiones. Respecto al mayo francés del 1968, tema que toca en este último libro, el filósofo considera que "los estudiantes revoltosos tenían ideas muy vagas" de lo que pasaba en países del tercer mundo donde intervenía Estados Unidos.

Mansilla opina fuertemente sobre los progresistas, a partir de sus viajes por Asia durante los años setenta:

«La misma gente que habla de la necesidad de una cultura autóctona, de rescatar los materiales y los logros de antiguas culturas, en el fondo lo que quieren es vivir bien como occidentales y solamente dedicarse a este mundo que quieren rescatar de manera simbólica, es decir, secundaria.»

Después del doctorado, en 1974 hasta 1976 regresó a Bolivia durante la dictadura de Banzer. Luego volvió a viajar y volvió a salir del país durante el golpe de Estado de García Meza en 1980. Regresó durante 1982, al recuperar Bolivia la democracia, cuando su padre volvió a ser rector de la UMSA.

En 1987 fue elegido miembro de la Academia Boliviana de la Lengua y a la vez miembro correspondiente de la Real Academia Española. En 2000 fue elegido miembro de la Academia Boliviana de Ciencias, cuya presidencia ejerció hasta 2016. En Bolivia se ha dedicado más que nada a completar proyectos previos, publicados en Alemania.

En sus libros trató temas muy variados, como la violencia política en Perú y Colombia, pero uno de sus temas más fuertes es la crisis de identidad boliviana. Mansilla contrasta la retórica con una triste realidad, respecto a los activistas de diversos movimientos políticos nacionalistas y de izquierda.

Opandamoiral, otra novela del filósofo.

El autor rescata a Guillermo Francovich y su análisis de los mitos bolivianos admitidos como verdad absoluta. También fue influido por el pensador mexicano Octavio Paz y el peruano Mario Vargas Llosa, este último sobre todo su obra La utopía arcaica, donde trata el imaginario colectivo peruano, al que Mansilla cosnidera muy similar a las leyendas que se esparcen en Bolivia.

En 1999, el filósofo pasó un año en la Universidad de Zurich (Suiza) como profesor invitado, lo que le permitió disponer de tiempo e ideas para analizar el ámbito académico europeo. De ahí, Mansilla rescató algunas ideas principales. Una de ellas es que conoció al novelista a Max Frisch, y a partir de ahí publicó Memorias razonadas de un escritor perplejo, con anécdotas de su propia vida y recuerdos varios, enmarcados en libros y obras ya escritos previamente. Esta es su obra más larga de todas.

Otro gran producto de su estadía en Zurich es que publicó durante esta época Aspectos rescatables del mundo premoderno, donde acepta que la Bolivia agraria previa a la Revolución del 52, tenía aspectos no del todo rechazables, y que "no está mal alguna forma de religión para mejorar nuestros vínculos con el otro". Considera salvables valores como el amor al prójimo y rescata formas estéticas del mundo premoderno, a las que califica de paradigmáticas, como la pintura renacentista.

Fue invitado como profesor en la Universidad de Vale do Rio dos Sinos (Unisinos), donde dio cursos acerca de este último descubrimiento, y asegura que en la antigua Latinoamérica se han producido cosas hasta ahora no superadas por esa evolución industrial posterior.

Referencias