Operación Krüger

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Operación Krüger o Bernhard, fue una de las más grandes y exitosas operaciones de falsificación amparadas por el Tercer Reich y que duró desde 1942 hasta 1945. Fue ideada por Reinhard Heydrich, aprobada por Heinrich Himmler y ejecutada por un coronel de las SS llamado Bernhard Krüger.

El plan y sus objetivos

En septiembre de 1939, Heydrich propuso a Himmler un plan destinado a financiar las operaciones de las SS y la Gestapo, este plan consistía en falsificar moneda inglesa y el segundo objetivo era dañar gravemente la economía inglesa provocando una inflación.

La idea quedó lanzada pero Heydrich, con sus múltiples obligaciones y dado que la implementación era complicada, tuvo que buscar a quien para delegar el tema.

En 1942, Heydrich encargó a un coronel de las SS, llamado Bernhard Krüger la ejecución de este plan, para ello se creó en el Cuartel de las SS en Berlín, una oficina llamada Oficina 6-F-4. Bernhard Krüger era un joven nacionalsocialista muy inteligente, primero se dirigió a la oficina de numimástica del Reichsbank pero encontró dificultades para reclutar expertos alemanes para desarrollar el plan.

Objetivos

Los objetivos del plan eran vastos:

  1. Financiar el espionaje en el extranjero.
  2. Financiar compras en países neutrales.
  3. Financiar la compra de información.
  4. Pagar a los colaboracionistas.
  5. Introducir las falsificaciones en el comercio inglés con el objetivo de provocar inflaciones.
  6. Dañar lo más hondo posible la economía inglesa.
  7. Financiar a las unidades de la Gestapo y SS en los países ocupados.

La implementación

Dada la escasa probabilidad de obtener técnicos alemanes, Himmler le propuso que empleara, tras una rigurosa selección, a los judíos que tuvieran especialidades en el tema, expertos calígrafos y técnicos en impresión de tintas.

Krüger, al final seleccionó 140 judíos con experiencia en imprentas, coloristas, caligrafistas, dibujantes y contadores. A cada una de estas personas las SS las clasificó como trabajador altamente esencial y se les concedieron ciertos privilegios. Krüger llevó a dichos técnicos a Sachsenhausen, cerca de Berlín y los aisló en el bloque 19 de dicho campo, con vigilancia especial de gente escogida de las SS.

La maquinaria instalada era de última generación, y el papel, que era muy difícil de reproducir, se encargó a una empresa alemana de renombre del sector.

Una vez producidos los billetes eran clasificados según su nivel de calidad en la falsificación, los de primera calidad eran destinados a compras en países neutrales y a financiar el espionaje en el extranjero, los de segunda calidad eran destinados a las unidades de la Gestapo en países ocupados.

Los billetes falsificados alcanzaron un grado de réplica muy cercana a la perfección y solo un ojo muy experto podría sospechar de su falsedad.

La fabrica de Krüger producía a razón de 400.000 libras esterlinas por mes, y pronto debería aumentar la tasa pues el plan debería concretarse en tan solo 3 años.

El dinero fue repartido entre las embajadas alemanas y consulados alemanes en Turquía, España, Suecia y Suiza donde fueron introducidos con amplio éxito en las economías locales. Más adelante, se usó la maquinaria para falsificar dólares, en billetes de 50 y 100.

Alcances del plan

Una de las principales víctimas de la Operación fue el caso de un espía albano que trabajaba para Alemania llamado Elyesa Bazna, alias Cicerón que era mayordomo del embajador inglés en Angora (Ankara, Turquía). Cicerón robó secretos de estado de la caja fuerte del embajador y el Servicio Secreto Alemán le recompensó con unas 300.000 libras esterlinas.

Un banco turco pagó a un comerciante unas 60.000 libras esterlinas que el mismo sin saberlo introdujo a través de un banco suizo hasta llegar al banco de Inglaterra donde por casualidad fue descubierta la falsificación.

Heinrich Himmler apremiaba a Krüger por completar la cuota, pero este aduciendo falta de materiales frenaba a sabiendas la producción, los excedentes que no eran lanzados eran empacados cuidadosamente en unas cajas de madera en un cordón montañoso.

Para marzo de 1945, la situación en Berlín era grave y Himmler quiso cancelar la Operación, pero Krüger lo convenció de trasladarse a los Alpes austriacos en Redl Zipf cerca del lago Toplitz.

El epílogo en el lago Toplitz

El traslado desde Sachsenhausen fue laborioso y duró varios meses, las instalaciones fueron ubicadas en unas cuevas convenientemente preparadas y en abril de 1945 ya estaban en condiciones de continuar la operación, sin embargo el avance aliado cercó la región y Krüger tuvo que tomar la decisión de destruir las instalaciones por orden de Himmler.

Las prensas, troqueles y planchas fueron lanzados a lo más hondo del lago Toplitz, se quemó el papel no impreso junto a los archivos, pero el dinero embalado fue embarcado en unos camiones. Los 140 especialistas fueron llevados al campo de Ebensee para ser exterminados.

Krüger tomó la mayor cantidad de dinero y documentos falsos y se fugó a Suiza con una dama con la que tenía relaciones amorosas, nunca más se supo de su paradero.

Muchos de esos camiones desaparecieron, otros al ser cercados por fuerzas aliadas fueron arrojados a un río donde las cajas abiertas provocó que la corriente esparciera su contenido por todas las localidades por las que pasaba el río. Otros camiones fueron entregados directamente a los estadounidenses.

Un espía alemán fue además capturado en Edimburgo portando una impresionante cantidad de billetes falsos.

Solo entonces el Banco de Inglaterra pudo aquilatar el alcance que había logrado la gran falsificación alemana y tuvo que recambiar todo el circulante por un billete de nuevo diseño para impedir el descrédito inglés.

Los 140 especialistas conducidos a Ebensee fueron liberados y luego se dispersaron. Los aliados dieron con Oscar Skala, un polaco que era contador de Krüger, y este proporcionó información a los investigadores acerca de la Operación.

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