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Pandemia de gripe de 1918
La pandemia de gripe de 1918, mas conocida como gripe española, fue una pandemia causada por un brote del virus de la influenza. Se considera una de las pandemias más devastadoras de la historia humana ya que en solo un año acabó con la vida de entre 20 y 40 millones de personas. Esta cifra de muertos, que incluía una alta mortalidad infantil, se considera uno de los ejemplos de crisis de mortalidad. A diferencia de otras epidemias de gripe que afectan principalmente a niños y ancianos, sus víctimas fueron también jóvenes y adultos con buena salud, y también animales, entre ellos perros y gatos.
Según una investigación posterior se comprobó que el virus mataba a causa de una tormenta de citocinas, lo que explica su naturaleza extremadamente grave y el perfil poco común de edad de las víctimas.
Historia
La enfermedad fue reportada por primera vez el 4 de marzo de 1918, en Estados Unidos. En algún momento del verano de ese mismo año este virus sufrió una mutación o grupo de mutaciones que lo transformó en un agente infeccioso letal. El primer caso confirmado de la mutación se dio el 22 de agosto de 1918 en Brest, el puerto francés por el que entraba la mitad de las tropas estadounidenses aliadas en la Primera Guerra Mundial.
Tras registrarse los primeros casos en Europa, al parecer en Francia, la gripe pasó al Reino Unido, después a Italia, más adelante cruzó a Alemania y por último a España, un país neutral en la guerra que no censuró la publicación de los informes sobre la enfermedad y sus consecuencias. Recibió el apelativo de gripe española porque la pandemia ocupó una mayor atención de la prensa en España.
Los hospitales estaban colapsados y los hospitales militares también tenían todas las plazas ocupadas. En el frente, el ejército alemán suspendió la ofensiva de 1918 porque tenía a un millón de soldados enfermos en el mes de mayo. En la oleada de mayo de 1918, se cree que más de la mitad de la población de Madrid había contraído la enfermedad. Resultó un duro golpe para la población europea, pero también para la moral porque, con los adelantos conseguidos en higiene y sanidad, las autoridades consideraban orgullosamente haber desarrollado servicios sanitarios capaces de dejar en el olvido las pasadas epidemias, fueran de cólera u otras. Sin embargo, entre un 10% y un 20% de los contagiados morían en tan solo tres días, no había medicinas eficaces.