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Reino de León
El Reino de León fue una entidad política con identidad propia hasta casi finales del siglo XX. Se encuentra reunida junto a otra entidad política histórica como Castilla en una Comunidad Autónoma. León como muchos corónimos en su nacimiento, tuvo un proyecto político. Se trata, pues, de un concepto político que cubre una realidad geográfica mudable. Es decir, un concepto en expansión en sus inicios que irá menguando o fragmentado su territorio o concepto hasta nuestros días.
Sus Cortes de 1188, son el origen de todos los parlamentos modernos del mundo. Su escudo es también el más antiguo de un reino, antecedente de todas banderas nacionales. Y que su proyecto político fue la Restitución de España.
Tal concepto abarcó durante siglos a la actual Asturias, Galicia, Extremadura y norte de Portugal. Durante un período, cuando Castilla era un pequeño condado, fue también parte integrante del Reino de León.
Históricamente las provincias de León, Zamora y Salamanca son las que ha conformado en tiempo modernos la antigua territorialidad del Reino de León.
Sumario
Orígenes, Reconquista y Repoblación
En los estudios de los orígenes del Reino, indican que al constituirlo en Oviedo, en primera instancia, fue un intento de reconstrucción de la trama político-militar e institucional asturiana (769-910) y de transición de este núcleo hacia el sur que experimenta grandes extensiones sin presencia musulmana permanente (910-1038). La reconstrucción solicitada expresamente por los reyes ovetenses de ciudades como León organizada por repobladores libres, pero tutelado por la corte de Oviedo, dentro, por tanto, del fenómeno de la Repoblación, representa el despliegue de la cristiandad norteña hasta las riberas del río Duero.
Ahora bien, dice el estudioso del pueblo leonés y del castellano Antonio Hernández sobre el sustrato étnico de esta nueva entidad medieval "se caracterizó por un fuerte aristocratismo neo-gótico, compensado por el poder de los municipios de origen romano y una sustancial base etno-cultural celta (astures, vacceos y vetones). Sobre esta base poblacional celta se superpusieron posteriormente, por los avatares de la Reconquista, una fina capa de grupos bereberes, que dejaron notables huellas en el fenotipo popular y en folclores locales leoneses y por último una fuerte emigración mozárabe de Extremadura y Toledo (...) De esta forma, la entidad política y étnica leonesa fue adquiriendo una personalidad propia y singular cada vez más diferenciada de Galicia y de Asturias."
En este contexto, primeramente a resumir lo fundamental del formidable proceso constitucional y repoblador que terminó por desembocar en la repoblación y reactivación de importantes antiguos centros urbanos como las ciudades como León o Zamora. Finalmente, los fundamentos del proceso expansivo que el Reino experimento no desplazó los sobrantes humanos autóctonos o grupos aparentemente musulmanes que vivían en la meseta hasta el Sistema Central, dado que éstos, en su mayoría habrían emigrado en la octava centuria, replegándose hasta el otro lado de la Sierra de Guadarrama. Pero, por el contrario, si experimento una fuerte emigración desde el sur, de origen mozárabe.
La «Restitución de España». Una ideología de Estado
El Reino de León a través de su corte tuvo una plena identificación con el antiguo «Regnum gothorum», identificación de este reino con Hispania.
En su vocabulario político institucional de Estado había incorporado la noción de continuidad con la Pérdida España consecuencia de la invasión musulmana. Este vocabulario que se había heredado de los tiempos de la corte en Oviedo con los ciclos alfonsinos.
Los títulos de Rey y Emperador de España
Los reyes de León ostentaron los títulos de «rex» o «imperator Hispaniae», estas pretensiones leonesas de hegemonía sobre el territorio peninsular, estaba fundamentado en un laborioso Derecho y aplicación del mismo, de que sus reyes eran descendientes de los monarcas visigodos. Esto tenía sentido porque los reyes visigodos fueron denominados «reges Hispaniae». Esta fórmula es el anhelo a lograr la reunificación política de toda España, tal como lo hicieron los godos.
En los reyes y sus contextos
En los documentos privados, sobre todo de la cancillería de Alfonso VI utiliza la fórmula de «rex Spanie» y cinco años más tarde en un documento de la Catedral de Oviedo dice sobre este rey "Regnante Adefonso rege cum coniuge sua regina in Yspania..."
Pero esta fórmula ya había aparecido en contextos más antiguos, como los asturianos. Por ejemplo, el caso de Alfonso III quien se autodenomina «rex Hispaniae» en 906 en un carta dirigida al pueblo y clero de Tours. Esta constatado del año 1043 que se refiere al matrimonio reinante de Fernando I y la reina Sancga con los siguientes términos "Regante Fredinandus rex, una cun Sancia regina in Legione et in terra Hyspanie". Aunque esto puede deberse, a la influencia de la política de su padre, el rey navarro Sancho III el Mayor que se titulaba «rex Hispaniarum» en alguna ocasión, aunque también cabe la posibilidad, tras la conquista de León por este rey navarro, cuando adoptó tal designación. Dada la tradición y prestigio que tenía el título de coronarse en León.
La supremacía leonesa
Durante mucho tiempo León fue el reino hegemónico de la España medieval. Sus reyes, queda de manifiesto en la documentación medieval, se les reconocen en el resto de reinos y condados cierta dignidad imperial, por ejemplo de Alfonso VI, por parte de las cancillerías aragones y navarra. Incluso, cuando Portugal había conseguido cierta independencia sobre León, Enríquez de Portugal confirma unos derechos a Fernando I que muestran la supremacía de este rey leonés cuando le dice "...Magni Alfonso imperatoris Hispanie nepos...".