Rupert Sheldrake

De Metapedia
Saltar a: navegación, buscar
Rupert Sheldrake

Rupert Sheldrake nació en Newark-on-Trent, Nottinghamshire, Inglaterra; el 28 de junio de 1942. Sheldrake es un bioquímico británico contemporáneo, doctorado en Cambridge, filósofo e investigador, que escribió gran cantidad de libros y artículos en revistas científicas. Desarrolló la hipótesis de los campos mórficos y produjo publicaciones e investigaciones relacionadas con temas como el desarrollo y la conducta, la telepatía, la percepción y la filosofía de la ciencia.

En su libro 'Una Nueva Ciencia de la Vida', basándose en la corriente holística clásica, sustentada por nombres como Von Bertalanffy y su Teoría General de Sistemas o E.S. Russell, Sheldrake cuestiona de forma tajante la visión mecanicista que da por explicado cualquier comportamiento de los seres vivos mediante el estudio de sus partes constituyentes y posterior reducción de los mismos a leyes químicas y físicas. Sheldrake ha mantenido diálogos con personalidades tales como Jiddu Krishnamurti, Ralph Abraham y Terence McKenna.

Campos mórficos

En el marco teórico de la evolución biológica, la hipótesis de los campos mórficos es el nombre dado por Rupert Sheldrake a un campo hipotético que explicaría la evolución simultánea de la misma función adaptativa en poblaciones biológicas no contiguas. Según Sheldrake: "Morfo viene de la palabra griega morphe, que significa forma. Los campos mórficos son campos de forma; campos, patrones o estructuras de orden. Estos campos organizan no solo los campos de organismos vivos sino también de cristales y moléculas. Cada tipo de molécula, cada proteína por ejemplo, tiene su propio campo mórfico -un campo de hemoglobina, un campo de insulina, etc. De igual manera cada tipo de cristal, cada tipo de organismo, cada tipo de instinto o patrón de comportamiento tiene su campo mórfico. Estos campos son los que ordenan la naturaleza. Hay muchos tipos de campos porque hay muchos tipos de cosas y patrones en la naturaleza..."

Según esta teoría, los campos mórficos son zonas auto-organizadas de influencia en el espacio tiempo, idénticas a los campos magnéticos y a otros campos similares de la naturaleza, localizados en los sistemas que organizan y alrededor de ellos orientándolos hacia objetivos específicos.

Rupert Shaldrake sostiene que estos campos, que tienen características propias, pertenecen a un grupo más grande de campos que él llama mórficos y tienen la capacidad para evolucionar, y contienen una memoria intrínseca proporcionada por un proceso que él denomina “resonancia mórfica”. A esta hipótesis Shaldrake la llama “causación formativa” que supone que cada sistema organizado está formado por niveles inferiores que reciben sus propiedades características del campo mórfico y lo convierte en algo más que la suma de sus partes.

En animales y plantas participan los campos mórficos, en la conducta y la mente los campos preceptuales, conductuales y mentales; en cristales y las moléculas los campos cristalinos y moleculares y en las sociedades y culturas los campos sociales y culturales.

El matemático René Thom denomina atractores a los objetivos hacia los cuales se desarrollan los sistemas. En matemáticas, los atractores son los límites hacia donde son atraídos los sistemas dinámicos. Es una manera de entender en forma científica los propósitos y las intenciones.

La estructura de estos campos mórficos no son fijos y dependen de lo ocurrido anteriormente, porque tienen un tipo de memoria y en virtud de la repetición se hacen cada vez más fuertes y resulta más probable que vuelvan a ocurrir. Para Shaldrake, el primer campo cualquiera, como por ejemplo el campo de una nueva idea, se hace real mediante un salto creativo, aunque se desconozca la fuente de esta creatividad evolutiva.

Los campos conductuales evolucionan con el tiempo y se transforman en la base de los hábitos. Desde este enfoque se puede decir que la naturaleza es habitual y sus leyes pueden ser sólo hábitos.

La resonancia mórfica son los modos en que se transfiere la información de un sistema anterior a uno posterior, o sea la influencia de modelos sobre otros similares a través del espacio tiempo que provienen del pasado y no se debilitan ni con la distancia ni con el paso del tiempo.

Los campos mórficos, también pueden ser entendidos como estructuras inmateriales, por lo tanto no perceptibles empíricamente, que se encuentran en la naturaleza y representan un soporte para que la información fluya entre y por los organismos. En el orden humano, este tipo de memoria se relaciona con el llamado “inconsciente colectivo” de Carl Jung.

En el campo de la Psicología, la idea de los campos mórficos permite rescatar todas aquellas concepciones holísticas de la Psicología que pretendían que el ser humano además de ser un ente individual pertenece a una colectividad que debe aceptar y conocer. En palabras de R. Sheldrake se leería así: « Esta idea permite ver el funcionamiento de la memoria individual, la herencia de los instintos, las capacidades de conducta como aspectos diferentes de un mismo fenómeno. Todos dependen de resonancia mórfica, pero el funcionamiento de la memoria individual es más específico que la herencia de instintos y conductas. La memoria, las capacidades individuales de aprendizaje operan contra el fondo de una memoria colectiva heredada por la resonancia mórfica de los miembros anteriores de la especie. En el reino humano, un concepto de este tipo ya aparece en la teoría junguiana del inconsciente colectivo como memoria colectiva heredada. La hipótesis de la resonancia mórfica permite considerar el inconsciente colectivo no sólo como un fenómeno humano sino como un aspecto de un proceso más general, en virtud del cual los hábitos se heredan en todo el mundo natural"(Sheldrake, 1994:129).

El espejismo de la ciencia

En este libro que originalmente en inglés, llevo por titulo: 'The Science Delusion: Freeing the spirit of enquiry' y que fue publicado primeramente en el Reino Unido en el año 2012, Sheldrake se lanza a un análisis amplio y ameno sobre las limitaciones que la ciencia se ha impuesto a sí misma al asumir, cómo única opción, una visión del mundo que básicamente concibe la naturaleza y la realidad como algo material y mecánico. Esta concepción del universo empezó a formarse en el Renacimiento, tuvo su momento de mayor creatividad durante la ilustración y su punto de completitud o aparente éxito en la segunda mitad del siglo XIX.

Los 'descubrimientos' de la física durante el siglo XX (como por ejemplo los estudios sobre mecánica cuántica), así como las paradojas surgidas en el campo de la biología, han hecho plantear a Sheldrake, así como a muchos otros autores, la posibilidad de que la escueta concepción materialista y mecanicista que aun transpiran los estudios científicos no sea solamente equivocada, sino que, además, acaba por operar como un delimitador a las preguntas, investigaciones y posibles resultados que pueden plantear diferentes campos del saber.

Basándose en esta intuición, el autor analiza en los diferentes capítulos del libro diez conceptos básicos que él considera como fronteras que la ciencia se ha auto-impuesto y que, a lo largo del siglo XX, han ido resquebrajándose sin que, a su vez, la visión del mundo que la ciencia se propuso validar en el siglo XIX haya sido abandonada.

Estos dogmas, a grandes rasgos, son: 1) El mundo es esencialmente mecánico; 2) La materia es inconsciente; 3) La cantidad de materia y energía es siempre la misma; 4) Las leyes de la naturaleza son fijas; 5) La naturaleza caree de propósito; 6) Toda herencia biológica es material; 7) La mente es puramente la actividad cerebral; 8) La memoria se circunscribe a la mente; 9) Los fenómenos no explicados son ilusorios; 10) La medicina mecanicista es la única realmente funcional.

A lo largo de los capítulos del libro el autor expone, analiza y refuta el valor absoluto de estos axiomas, y plantea nuevos horizontes a unos prejuicios que él considera que limitan la ciencia -además de representar, posiblemente, una visión reduccionista del mundo. Sheldrake considera que si la ciencia fuera un poco más humilde y finalmente reconociera la posible invalidez de sus limitantes postulados, sus propias investigaciones podrían ser más creativas, fructíferas y provechosas.

Este libro también puede ser leído como una historia de la cambiante idea sobre del cosmos y la naturaleza de la realidad que el ser humano se ha ido formando a lo largo de los últimos siglos en Occidente.

Según Sheldrake, la 'perspectiva científica' se ha convertido en un sistema de creencias:

  • Toda realidad es material o física;
  • El mundo es una máquina constituida por materia muerta;
  • La naturaleza carece de propósito;
  • La conciencia no es sino la actividad física del cerebro;
  • El libre albedrío es una ilusión;
  • Dios existe sólo como una idea en las mentes humanas.

Obras

  • Una nueva ciencia de la vida. La hipótesis de la causación formativa (1990/2007). Traductor Marge-Xavier Martí Coronado. Tercera edición. Barcelona: Editorial Kairós.
  • La presencia del pasado. Resonancia mórfica y hábitos de la Naturaleza (1990). Traductor Marge-Xavier Martí Coronado. Segunda edición. Barcelona: Editorial Kairós.
  • Caos, Creatividad y Conciencia Cósmica (2005). Traductor Lourdes Pascual Gargallo. Castellón: Editorial Ellago.
  • De perros que sabe que sus amos están camino de casa: y otras facultades inexplicadas de los animales (2007). Traductor Marco Aurelio Galmarini. Barcelona: Editorial Paidós.
  • El espejismo de la ciencia (2012). Barcelona: Editorial Kairós.