Anarquismo

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Bandera negra con la "A" de 'Anarquismo'.

El anarquismo es un nombre dado a la ideología y movimiento radical que se opone a toda forma de autoridad y jerarquía política, promoviendo la abolición del Estado y la instauración de la anarquía, es decir la autonomía de cada persona en cuanto a la relación con las esferas sociopolíticas. Es contrario a las relaciones humanas de autoridad involuntaria y promueve el autogobierno de personas y asociaciones.

La palabra «anarquía» deriva del griego «ἀναρχία» («anarkhia»), y está compuesta del prefijo griego αν (an), que significa «no o sin», y de la raíz arkhê, (en griego αρχn, «origen», «principio», «poder» o «mandato»).

Axiomas elementales del anarquismo son la autopropiedad de cada individuo, y la no coacción. Así, los únicos métodos coherentes con estos principios son, instituciones, derechos y obligaciones, que sean resultado de contratos libres o pactos voluntarios entre individuos soberanos.

La principal crítica que recibe el anarquismo es que dicha ideología es utópica, es decir, que la forma de organización social, política y económica que propone es imposible de llevar a la práctica exitosamente.

Entre sus más importantes teólogos aparecen los rusos Mijail Bakunin y Piotr Kropotkin, el francés Pierre-Joseph Proudhon y el italiano Errico Malatesta.

Historia

A fines del siglo XIX el anarquismo alcanzó su plenitud. En el seno de la I Internacional se formaron dos corrientes: la anarquista y la marxista. Los anarquistas que estaban en desacuerdo con Marx fueron expulsados (Congreso de La Haya, 1872) y, dudando de la posibilidad de alcanzar sus metas apoyándose en sindicatos legales y de conseguir la revolución social por medios pacíficos, predicaron la propaganda por la fuerza de los hechos y así, en la última década del siglo XIX, cometieron una serie de actos terroristas individuales que costaron la vida de diversos políticos, gobernantes y desde luego, civiles inocentes. Algunos de las personalidades asesinadas más importantes se encuentran el presidente francés Carnot en 1894, el rey Humberto I de Italia en 1900, la emperatriz Isabel de Austria, el Jefe de gobierno español Cánovas en 1897 y el presidente de los Estados Unidos William McKinley en 1901, etc. Calmada la ola terrorista, a principios del siglo XX, los anarquistas optaron por apoyar a los sindicatos obreros de tendencia revolucionaria, con lo que surgía el anarcosindicalismo. Sin embargo, el anarquismo va debilitándose con el paso de las décadas, y a mediados del siglo XX la caída se acentúa. En la actualidad constituye un movimiento político meramente testimonial.

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