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Stefano Recchioni
Stefano Recchioni fue un joven militante del Movimiento Social Italiano asesinado el siete de enero de 1978 en Roma. Murió por un disparo de la policía a las pocas horas de la muerte de sus dos camaradas, cuando se produjo un grave enfrentamiento al ver como un periodista de la RAI lanzaba una colilla sobre la sangre vertida de Bigonzetti y Ciavatta.
Muerte de Bigonzetti y Ciavatta
Tiros de arma de fuego en calle Canteras. Eran las 18:23 del 7 enero de 1978 como recordarán con cínica precisión los "Núcleos armados para el contrapoder territorial» en su reivindicación. Una lluvia de tiros de metralleta y pistolas contra un puñado de chicos culpables de frecuentar una sección misina. “Fascistas”, como los consideraban muchos en esos años de plomo y matarlos, no era considerado un delito.
Así lo atestiguaban las frases sobre los muros y los eslóganes en los desfiles de la izquierda extraparlamentaria. Los cuerpos de los jóvenes Franco Bigonzetti y Francisco Ciavatta son trasladados hacia el hospital San Giovanni, el más cercano al lugar del atentado.
Las ambulancias llegaban una tras otra. La sangre estaba por doquier. Una víctima es Francisco Ciavatta, de 19 años, desplomado en una camilla, tomado por los pies y los brazos. Los trajes están impregnados de su sangre. Ya está muerto pero los socorristas intentan el todo por el todo. Otro canto de sirena de una segunda ambulancia que se aproxima a toda velocidad. Dentro de ella se llevan a otro chico, pero esta vez hay poco por hacer: el proyectil en la cabeza le dio una muerte instantánea. Lo transportan al hospital más que nada por un gesto de piedad. Se trata del cuerpo sin vida de Franco Bigonzetti.
La sala de espera se llena de jóvenes y de policías. Periodistas y fotógrafos buscan las caras de los familiares. Llega el padre de Bigonzetti. Luego la madre de Ciavatta, acompañada por dos militantes. Pero también llega la noticia de que en la calle Acca Larentia, lugar del atentado, se está reuniendo un gran número de militantes del MSI.
Los otros hechos
Las manchas de sangre inundan el piso y las escaleras. Dentro de la sección, también aquí sangre dondequiera. La policía no logra circunscribir la zona. Llegan Giorgio Almirante y Gianfranco Fini, joven secretario del Fronte della Gioventú. La situación es tensa. La gente llora pero está llena de rabia. Basta una chispa. Y el caos estalla cuando un periodista de la RAI presente en el lugar para cubrir el evento tira una colilla de su cigarro sobre la sangre derramada de uno de los chicos asesinados. Empujones, gritos. Barricas. Y luego al grito de "Boia chi molla". Los misinos pero junto a ellos, también simples simpatizantes, empiezan a dar vida a una marcha. Pero caminarán pocos metros, en Calle Evandro se enfrentan con un puñado de carabineros.
La confusión es total. No se sabe cómo y qué fotografiar. Los destellos del flash provocan la reacción de la muchedumbre. Un golpe. Luego otro. Un solo instante de silencio, luego gritos lacerantes están el aire. Otro chico cae a tierra. Es Stefano Recchioni, también de 19 años y forma parte del grupo que estaba frente a los carabineros. En este punto la carretera explota. Ni siquiera Almirante consigue mantener a sus camaradas. Entretanto el joven herido es transportado al hospital San Juan. Comienza la revuelta. Una rabia contra todos. Aún no se conoce el presupuesto de los tiroteos sino que para todos aquellos que han salido a la calle existe sólo un fin: la venganza. Desquitarse de los "rojos" asesinos. Los policías que no defienden la gente de la derecha.
La rabia estalló en Acca Larentia. Los "camerati" se trasladan al San Giovanni, donde Stefano Recchioni, inscripto en la sección Colas Opio del MSI, lucha entre la vida y la muerte. Su madre está con él. Su agonía durará dos días hasta que fallece. El proyectil partió del arma del capitán de los carabineros Edoardo Sivori. En el mismo hospital son hospitalizados otros jóvenes heridos en forma menos grave por los terroristas de izquierda.