Como es arriba, es abajo

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Como es arriba, es abajo o como arriba, es abajo es un axioma del esoterismo que hace referencia al segundo párrafo de la Tabla de Esmeralda y al segundo principio hermético en el Kybalión: el Principio de Correspondencia.
Lo que está arriba es como lo que está abajo, y lo que está abajo es como lo que está arriba.

La frase puede ser considerada como una referencia a la relación entre el hombre (microcosmos) y el universo (macrocosmos) e indica que las acciones celestes y divinas reflejan y afectan las acciones terrestres y humanas y viceversa.

Significado

Entre los historiadores de la filosofía y la ciencia, el verso se entiende a menudo como una referencia a los efectos de la mecánica celeste sobre los acontecimientos terrestres. Esto incluiría los efectos del Sol sobre el cambio de estaciones, o los de la Luna sobre las mareas, pero también efectos astrológicos más elaborados.

El verso se refiere también a las similitudes estructurales (o 'correspondencias') entre el macrocosmos (del griego makros kosmos, "el gran mundo"; el universo como un todo, entendido como un gran ser vivo) y el microcosmos (del griego mikros kosmos, "el pequeño mundo"; el ser humano, entendido como un universo en miniatura). Este tipo de punto de vista se encuentra en muchos sistemas filosóficos en todo el mundo, el más relevante aquí es la filosofía griega y helenística antigua, donde los proponentes notables incluyeron a Anaximandro (c. 610 - c. 546 AEC.), Platón (c. 428 o 424 – c. 348 AEC.), los autores hipocráticos (finales del siglo V o principios del IV AEC. y en adelante), y los estoicos (siglo III AEC. en adelante).

Relación entre el hombre y el universo

Paracelso solía asociar las Estrellas con el Espíritu. Los planetas, entonces pasaban a ser los órganos funcionales del Sistema Solar.

La inmensa mayoría de tradiciones hacen referencia a que antes de la existencia del mundo existía el caos. Considerando, según la filosofía hermética, que el ser humano es un reflejo microcósmico del universo, podría deducirse que en su estado inicial el hombre también vive en una especie de caos, de desorden. El ser humano carece, en principio, de individualidad psicológica, de continuidad de propósitos, de voluntad consciente. No obstante, al igual que ese Caos inicial contenía la semilla que dio origen a la Creación, así también el hombre tiene en su interior la posibilidad de dar forma a un nuevo estado de conciencia.

Relación con otros mundos

La frase fue también interpretada como la relación del hombre con otros mundos, especialmente con el mundo subterráneo (ver Teoría intraterrestre).

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