Traian Romanescu

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Traian Vasiliu Romanescu (Gheorgheni, Rumania, 4 de septiembre de 1914 - Comodoro Rivadavia, Argentina, 3 de enero de 2007) es el seudónimo de un intelectual rumano que denunció la existencia de la conspiración Judeo-Masónico-Comunista-Internacional. A causa de ello fue perseguido y obligado a permanecer en la semi-clandestinidad durante la mayor parte de su vida.

Biografía

Antes de la Segunda Guerra Mundial

Nacido en la región de Transilvania, durante su juventud Romanescu pensó en convertirse en sacerdote cristiano, sin embargo la lectura el libro Românismul de Gheorghe Bogdan-Duică lo inspiró a formarse como historiador. Estudió en la Universidad de Bucarest, desarrollando un mirada paneslavista. Su tesis doctoral, titulada Slavii și Ovreii y defendida exitosamente en 1936, era un estudio de casi mil páginas sobre el judaísmo en el mundo eslavo. Romanescu fue distinguido por el gobierno de su país y por el de Polonia por su aporte a la cultura.

Pese al reconocimiento recibido, las organizaciones sionistas de Rumania consiguieron demorar la publicación de su tesis como libro, solicitándole al historiador que les permitiese a sus académicos revisar el contenido de la obra a fin de sugerirle correcciones. Romanescu tomó la propuesta como un desafío que estaba dispuesto a aceptar, y abortó la publicación que iba a realizarse en 1938 (ello no impidió que se imprimiesen una docena de copias financiadas de su propio bolsillo, una de las cuales llegó a manos de Corneliu Zelea Codreanu pocos días antes de que fuese detenido y encarcelado). Más tarde él mismo truncaría la publicación de Slavii și Ovreii, sosteniendo que la obra había sido muy indulgente con los judíos y que, por ello, necesitaba ser ampliada y corregida para dejar en evidencia la auténtica vileza de la que era capaz esa raza.

Durante el comienzo de la Segunda Guerra Mundial, Romanescu trabajó brevemente como asesor en el área de cultura del Estado Nacional Legionario. Más tarde, después de que el experimento de gobierno del fascismo rumano cayese en desgracia, Romanescu intentó acercarse a Ion Antonescu, sin embargo, acusado de ser cercano a Horia Sima, nunca pudo entrevistarse con el líder rumano ni incorporarse al gobierno.

Después de la Segunda Guerra Mundial

Tras la conclusión de la Segunda Guerra Mundial, Romanescu se encontró cercado por la judeomasonería rumana que buscaba asesinarlo, temiendo que -al no poder incluir su nombre entre las listas negras de gente que debía ser ejecutada- su influencia creciera y obstaculizase sus planes de apropiación del país.

Dado que Romanescu había perdido a sus familiares cercanos durante los años en que duró el conflicto bélico (algunos habían muerto en los campos de batalla mientras que los demás habían fallecido a causa de enfermedades), comprendió que el lazo más fuerte que lo ataba a su patria ya no existía y decidió abandonar a su país para salvaguardar su vida.

Exilio

Hay pocos datos exactos de Romanescu sobre su vida en el exilio, debido a que el permanente hostigamiento sionista lo obligó a sobrevivir en la semi-clandestinidad. Se sabe que el primer destino que encontró fue España (llegando al país posiblemente en algún momento entre febrero y mayo de 1946), y algunos años más tarde, en el verano boreal de 1950, se instaló en Argentina. Allí adoptaría el seudónimo de "Traian Vasiliu Romanescu".

Vinculado a diversas organizaciones anticomunistas, Romanescu visitó varios países hispanoamericanos con la intención de entrevistarse con políticos y militares locales. Sin embargo, tras salvar milagrosamente su vida en un par de ocasiones después de haber sufrido atentados en contra de su persona, el intelectual abandonó su militancia en las redes de combate contra el comunismo y comenzó a cultivar un estilo de vida recluido y aislado que le permitió escribir una obra copiosa, poblada por títulos como La Gran Conspiración Judía, Traición a Occidente, Amos y Esclavos del Siglo Veinte y Subversión Internacional -no debe olvidarse también que el número de obras inéditas (de igual o mayor valor que las publicadas) es elevadísimo.

Controversia acerca de su persona

Debido a que Romanescu vivió más de sesenta años refugiado y oculto en diversos países de Occidente, muchos dudan de la existencia de su persona. Izquierdistas mexicanos han querido ver a la obra de Romanescu como una invención de Carlos Cuesta Gallardo, un dirigente católico de Guadalajara, que fuese sobrino del gobernador porfirista de Jalisco Manuel Cuesta. Sin embargo Cuesta Gallardo sólo ofició de corrector de estilo de uno de los libros de Romanescu, no estando en lo absoluto vinculado a la redacción del contenido del mismo.

También se ha querido ver a la obra de Romanescu como un producto de la pluma de Julio Meinvielle o Salvador Borrego, pero no hay ningún tipo de pruebas que convaliden esas hipótesis. Otro rumor que circuló fue que "Romanescu" sólo sería un seudónimo de Eugen Barbu, un escritor y político rumano cuya retórica antisionista se asemeja a la de Romanescu. Empero es más probable que, antes de que Barbu fuese el inventor de Romanescu, el escritor rumano conociese los textos de su compatriota exiliado y se inspirase en ellos para redactar algunos pasajes de su propia obra.

Herencia

Tras fallecer, Romanescu dejó como herencia su biblioteca, constituida por decenas de miles de libros publicados en más de veinticinco idiomas. Impresiona sobre todo su colección de enciclopedias y diccionarios.

Los papeles inéditos de su obra quedaron en posesión de los pocos discípulos argentinos que tuvo sobre el final de su vida, los mismos que se aseguraron de evitar que los restos mortales del historiador cayesen en mano de los sionistas que buscaban emplearlos en sus habituales rituales esotéricos. Estos discípulos fundaron la Sociedad Hispanoamericana de Amigos de Romanescu (SHAR) con la intención de estudiar la obra del intelectual rumano, preparar una reedición crítica de sus libros ya conocidos, y contribuir a poner en circulación los textos inéditos escritos por Romanescu.

Romanescu era políglota: dominaba varias lenguas muertas (griego, latín y arameo), y era fluido en inglés, francés, alemán, hebreo, ruso, español y portugués. También manejaba con soltura el húngaro, el yidis, el ucraniano y el polaco. Según Juan Francisco García Vergalito, presidente de la SHAR, hay cientos de textos de Romanescu escritos en otros idiomas (principalmente inglés y francés), que fueron publicados con seudónimos diferentes al de "Romanescu" y que no necesariamente versan sobre política.

Con la caída del comunismo en Rumania, un grupo de militantes nacionalistas propuso homenajear a Romanescu con la colación de una placa conmemorativa en la Universidad de Bucarest, empero la propuesta no fue aprobada por las autoridades de la casa de altos estudios. La idea de dicho homenaje resurgió varias veces en Rumania, pero la decisión negativa se ha mantenido firme.

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