Vicente Quesada

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Vicente Gregorio Quesada del Sar (5 de abril de 1830, Buenos Aires, Argentina - 19 de septiembre de 1913, Buenos Aires, Argentina) fue un periodista, escritor, historiador, político y diplomático argentino, padre del intelectual Ernesto Quesada. A fines del siglo XIX fue uno de los más entusiastas promotores de la tesis que sostiene que la Argentina es la más legítima heredera de los territorios que conformaban el Virreinato del Río de la Plata, buscando despertar con ello una conciencia nacionalista vinculada al espacio vital.

Algunos de sus textos fueron publicados con los seudónimos de "Domingo de Potoja" y "Víctor Gálvez".

Juventud

Quesada se formó como jurisconsulto en la Universidad de Buenos Aires, doctorándose en su campo con una tesis acerca de la imprescripción de la propiedad sobre los bienes robados y hurtados. Trabajó en el estudio de abogados de José Benjamín Gorostiaga y fue miembro de la Academia Teórico-Práctica de Jurisprudencia.

En el primer semestre de 1852 ofició como secretario de Vicente López y Planes, por lo que fue testigo de la firma del Acuerdo de San Nicolás. Posteriormente ingresó como funcionario al Ministerio de Relaciones Exteriores.

Vida en Corrientes y Entre Ríos

Sus posiciones políticas lo obligaron a abandonar Buenos Aires ante la agudización de los conflictos de la época. Se exilió entonces durante un breve tiempo en Uruguay y luego pasó a Corrientes, donde trabajó como abogado, participó como redactor del periódico La Libre Navegación de los Ríos y se desempeñó como asesor del gobernador Juan Pujol.

En 1856 asumió como uno de los representantes correntinos en el Congreso de la Nación, que en esa época funcionaba en la ciudad de Paraná. Fue en esos años que Quesada decidió renunciar a sus labores jurídicas para dedicarse a la escritura a tiempo completo. Algunos de sus artículos fueron publicados en periódicos como El Nacional Argentino, El Comercio y La Opinión, recibiendo el elogio de los lectores por la descripción que hacía en ellos de los paisajes argentinos que había conocido y de las costumbres populares que había registrado. La Provincia de Corrientes, su primer libro publicado en 1857, constituye tanto un relevamiento de los aspectos geográficos y económicos del territorio litoraleño, como así también un recuento de su historia. En esa obra ya se aprecia claramente el espíritu nacionalista del autor.

Tras dejar su banca parlamentaria en 1860, permaneció en Paraná para asumir un cargo en el Instituto Histórico y Geográfico de la Confederación Argentina, el cual, por culpa de la tumultuosa situación política de la época, finalmente no llegaría a cumplir su misión de desarrollar una extensa investigación sobre el pasado y el potencial del país. De todos modos Quesada intentó promover la empresa para la que había sido asignado a través de la creación de la Revista del Paraná, una publicación que circuló por varios meses durante 1861, procurando reunir a las grandes inteligencias del periodo para que aportaran sus reflexiones y conocimientos sobre la Argentina.

Retorno a Buenos Aires

Se reubicó en Buenos Aires en 1863. Allí lanzó La Revista de Buenos Aires junto a Miguel Navarro Viola, para continuar con lo que había comenzado en Paraná. En esas páginas publicó artículos sobre historia que luego recopilaría como parte de las famosas Crónicas Potosinas, pero también escribió sobre política y diplomacia. Quesada rechazaría los argumentos de Bartolomé Mitre para justificar la intervención argentina en la Guerra del Paraguay -por ello sería colaborador de El Inválido Argentino.

A fines de 1871 sucedió a José Mármol en el puesto de director de la Biblioteca Pública de Buenos Aires. En 1873 partió hacia España con la misión de adquirir copias de documentos que sirvieran para aclarar cuestiones limítrofes con Chile en relación a los territorios de la Patagonia. Sus investigaciones en archivos y bibliotecas ibéricas le permitieron demostrar que la Cordillera de los Andes era el límite natural chileno-argentino, por lo que las tierras australes todavía indómitas no eran propiedad de una sola nación. Ese trabajo lo llevó a polemizar con el historiador chileno Miguel Luis Amunátegui, que se negaba a aceptar sus conclusiones.

En 1877 el gobernador bonaerense Carlos Casares lo nombró como su Ministro de Gobierno en remplazo de Aristóbulo del Valle (desde ese puesto propuso ratificar el cargo que pesaba sobre Juan Manuel de Rosas desde 1856 como reo de lesa patria, para evitar así que su cadáver fuese sepultado en la Argentina). Al año siguiente fue electo diputado nacional, pero sólo retuvo su escaño por dos años, ya que terminó siendo destituido debido a su negativa a aprobar el traslado de la capital nacional desde Buenos Aires hacia Belgrano durante la revolución que encabezó Carlos Tejedor. Antes de haber entrado en conflicto con el gobierno de Nicolás Avellaneda, Quesada había sido cercano al presidente, que en 1878 estuvo a punto de nombrarlo interventor federal en la provincia de Corrientes.

Alejado de la política, creó La Nueva Revista de Buenos Aires en 1881.

Carrera diplomática

En 1883, después de haber pasado varios meses recibiendo un tratamiento por parte de Jean-Martin Charcot en Francia, fue designado por Julio Argentino Roca como Ministro Plenipotenciario de la República Argentina ante el gobierno de Brasil. Tras dos años allí, partiría luego a los EEUU para cumplir con similar misión. Durante su estadía en el norte del continente americano estudió a la sociedad local, produciendo el libro satírico Los Estados Unidos y la América del Sur, en el que retrata el modo irrespetuoso en que los yanquis veían a Hispanoamérica. En 1891 se trasladó a México para obrar como representante diplomático argentino en el país centroamericano -allí se ganaría el respeto de la clase dirigente local, que en 1897 le solicitó que obrase como árbitro ante un conflicto con los EEUU ocasionado por la situación que había originado el ciudadano estadounidense Charles Oberlander en tierras mexicanas.

En 1892 el gobierno argentino lo designó como su representante ante la Santa Sede. Sin embargo la Curia Romana se declaró insatisfecha con la misión diplomática argentina, por lo que poco pudo hacer Quesada por su país. En consecuencia el diplomático fue enviado a España.

Quesada organizó en su residencia en Madrid numerosas tertulias con destacados intelectuales españoles. La Real Academia de la Lengua y la Real Academia de la Historia lo incorporaron como miembro correspondiente. Incluso llegó a polemizar con Marcelino Menéndez Pelayo. Pero lo más valioso de su estadía en España fue sin dudas su investigación en relación a las Islas Malvinas, lo que lo llevó a concluir que Argentina es el más legítimo heredero de los territorios que componían el extinto Virreinato del Río de la Plata.

Entre 1902 y 1904 actuó como parte del cuerpo diplomático en Alemania.

Últimos años

Aquejado por la ancianidad, renunció a sus responsabilidades en Europa y regresó a la Argentina. Fue nombrado presidente de la Academia de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, desde donde compartió su sabiduría con las nuevas generaciones.

Tras su fallecimiento, sus herederos intentaron crear un museo con todo el material bibliográfico y las obras de arte que Quesada había acopiado en vida, sin embargo ese proyecto jamás se concretó por la falta de apoyo del gobierno nacional. Por consiguiente Ernesto Quesada, que era el albacea de su padre, terminó donando sus colecciones al Estado Libre de Prusia, el cual las utilizó para crear la base de lo que sería el Ibero-Amerikanisches Institut.

Bibliografía

  • La Provincia de Corrientes. Buenos Aires: El Orden, 1857.
  • Noticias históricas sobre el Río de la Plata. Buenos Aires: Imprenta de Mayo, 1857.
  • Carta por la provincia de Corrientes. Corrientes: Unión Argentina, 1859.
  • Estudios históricos. Buenos Aires: Imprenta de Mayo, 1863.
  • Crimen y expiación: crónica de la Villa Imperial de Potosí. Buenos Aires: Imprenta de Mayo, 1865.
  • Los límites de las provincias argentinas. Buenos Aires: Imprenta de Mayo, 1869.
  • La Patagonia y las tierras australes del continente americano. Buenos Aires: Imprenta de Mayo, 1875.
  • Las bibliotecas europeas y algunas de la América Latina. Buenos Aires: Imprenta de Mayo, 1877.
  • Recuerdos de España. Buenos Aires: El Mercurio, 1879.
  • Vireinato del Río de la Plata: 1776-1810. Buenos Aires: Biedma, 1881.
  • Memorias de un viejo. Buenos Aires: Peuser, 1888.
  • Crónicas Potosinas. Costumbres de la Edad Medieval hispano-americana. París: Biblioteca de la Europa y América, 1890.
  • Los Estados Unidos y la América del Sur: los yankees pintados por si mismos. Buenos Aires: Peuser, 1893.
  • La sociedad hispano-americana bajo la dominación española. Madrid: Establecimiento Tipográfico de Ricardo Fé, 1893.
  • Los indios en las provincias del Río de la Plata. Buenos Aires: Compañía Sud-Americana de Billetes de Banco, 1903.
  • Recuerdos de mi vida diplomática. Misión en Estados Unidos: 1885-1892. Buenos Aires: Menéndez, 1904.
  • Recuerdos de mi vida diplomática. Misión en México: 1891. Buenos Aires: Menéndez, 1904.
  • Recuerdos de mi vida diplomática. Misión ante la Santa Sede: 1892. Buenos Aires: Menéndez, 1904.
  • Alcalá de Henares. Buenos Aires: Menéndez, 1905.
  • Recuerdos de mi vida diplomática. Misión en Brasil: 1883-1885 (dos tomos). Buenos Aires: Menéndez, 1907-1908.
  • Derecho de patronato. Buenos Aires: UBA, 1910.
  • La vida intelectual en las provincias argentinas. Buenos Aires: Moen, 1910.
  • Historia colonial argentina. Buenos Aires: La Cultura Argentina, 1915.
  • La vida intelectual en la América española durante los siglos XVI, XVII y XVIII. Buenos Aires: La Cultura Argentina, 1917.
  • Historia diplomática latino-americana (tres tomos). Buenos Aires: La Cultura Argentina, 1918-1920.
  • La Casa del Abuelo en Madrid. Buenos Aires: UBA, 1926.

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