Cisma luciferino
Historia
El Cisma Luciferino se habría iniciado alrededor del año 362 o 363 a instancias de la convocatoria del Concilio de Alejandría en la que el obispo Atanasio reclamaba el perdón y la indulgencia para los antiguos sacerdotes y obispos que habían apoyado la causa del arrianismo. A esta medida se opuso tenazmente el obispo de Cerdeña, Lucifer de Cagliari, quien junto a innumerables sacerdotes y fieles del Credo de Nicea se sublevaron contra Atanasio y los decretos del concilio amenazando la entonces débil unidad de la primitiva Iglesia. El denominativo de luciferinos o luciferianos con el que se conoció a quienes siguieron al obispo de Cerdeña se lo debemos a Eusebio Hierónimo de Estridón más conocido en la historia cristiana como San Jerónimo. Es a él también a quien debemos la identificación de los luciferinos y de su líder Lucifer de Cagliari con la conocidísima leyenda de la revuelta de Lucifer, el ángel rebelde, y de sus correligionarios transformados luego en demonios. San Jerónimo habría refutado las tesis luciferinas en el famoso diálogo Adversus Luciferianos.
La revuelta de Lucifer de Cagliari y de los luciferinos se extendió más allá de los límites de Cerdeña, llegando incluso a existir luciferinos en la Península Ibérica. Como el Cisma no tenía contenido doctrinario propiamente tal y se limitaba a la protesta contra quienes habían abrazado el credo arriano no tuvo mayores implicancias ideológicas, así como tampoco tuvo una mayor extensión en el tiempo.
Fuentes
- Martín Geneve