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Grupo de Burgos
Historia
En julio de 1936 la ciudad de Burgos se convirtió en la sede de la Junta de Defensa Nacional. Allí se articuló la estrategia de las fuerzas nacionales para derrotar al Bando Republicano. Por esa causa se crearon varias entidades para afrontar el conflicto bélico, siendo el Servicio Nacional de Propaganda una de ellas. Éste órgano tenía la misión de informarle a la población española acerca de la catástrofe social, cultural y económica que significaba el triunfo de los esbirros de la Anti-España. Debido a ello se requería de la participación de escritores que pusieran su pluma al servicio de la patria.
Dionisio Ridruejo fue uno de esos intelectuales que colaboró con la Junta de Defensa Nacional. Logró reunir en torno a su figura a un conjunto de escritores que adherían al nacional-sindicalismo y que aspiraban a convertirse en la élite teórica del pensamiento español. Muchos de ellos eran los responsables de publicaciones de gran impacto como Jerarquía y Vértice, y contaban con el auspicio de Ramón Serrano Suñer.
Entre los miembros del Grupo de Burgos se destacaban los poetas Luis Felipe Vivanco y Luis Rosales, el novelista Gonzalo Torrente Ballester, el cineasta Edgar Neville, el filólogo Antonio Tovar, y los filósofos Pedro Laín Entralgo y Eugenio d'Ors. También formaron parte del colectivo los catalanes José María Fontana Tarrats, Ignacio Agustí y Xavier de Salas que crearon la revista Destino.
Tras la derrota de los rojos, Ridruejo y Laín Entralgo fundaron la revista Escorial, desde donde hicieron una campaña para que España ingresara a la Segunda Guerra Mundial como parte del Eje. Como Francisco Franco decidió otra cosa, a partir de 1945 el Grupo de Burgos perdió su influencia y cada miembro decidió seguir su propio camino.
El nombramiento de Joaquín Ruiz-Giménez como Ministro de Educación Nacional en 1951 reactivó al colectivo. Sus miembros lanzaron una ofensiva contra el franquismo intentando colonizar el sistema educativo para que sirviese como vehículo de transmisión de los ideales falangistas. De ese modo Ruiz-Giménez convirtió a Laín Entralgo y a Tovar en rectores, respectivamente, de la Universidad Central de Madrid y de la Universidad de Salamanca. A su vez se multiplicaron las publicaciones falangistas, las cuales se plegaron a la propuesta de renovación intelectual que hacía el Grupo de Burgos desde las universidades.
En 1956, luego de que las fuerzas del orden abortaran un intento de rebelión universitaria, el Grupo de Burgos volvió a desarticularse.
