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Gustavo II Adolfo de Suecia
Es considerado como uno de los reyes suecos más prominentes de todos los tiempos. Dentro del ámbito civil, realizó grandes reformas administrativas y económicas. Sin embargo, su cualidad más destacada fue en el ámbito bélico. Gustavo fue un gran estratega, participó en cuatro guerras internacionales, de las cuales la que le daría mayor renombre fue la Guerra de los Treinta Años en Alemania, participación que le valió los apelativos de El León del Norte y Gustavo Adolfo el Grande. Tras la guerra, se ensancharon las fronteras de Suecia, se fortaleció su presencia en el Mar Báltico, y el país se alzó como potencia mundial.
Sumario
Infancia y juventud
Gustavo II Adolfo nació en el castillo de Estocolmo el 19 de diciembre de 1594, hijo del duque Carlos de Södermanland (posteriormente rey Carlos IX de Suecia) y Cristina de Holstein-Gottorp. Por parte de su padre, Gustavo Adolfo pertenecía a la dinastía Vasa, que gobernaba el reino de Suecia desde el ascenso de Gustavo Vasa al trono sueco (1521) y que además fue la fundadora del protestantismo en Suecia. Por el lado materno, la Casa de Holstein-Gottorp había luchado en la defensa del protestantismo en Alemania. Junto con el sueco, el alemán era su lengua materna, y parece ser que en este idioma conversaba con su madre.
La educación militar la recibió durante las campañas de su padre en el mar Báltico oriental, y contó con la instrucción de oficiales holandeses. En el terreno intelectual, recibió educación clásica grecorromana, gracias a lo cual aprendería el griego y el latín.
Durante su juventud, Gustavo Adolfo fue comprometido con una princesa de la Casa de Hohenzollern, María Leonor de Brandeburgo. De este matrimonio nacería su hija Cristina.
Los primeros años de su gobierno
Gustavo II Adolfo ascendió al trono en diciembre de 1611, a sus 17 años de edad, luego de la muerte de su padre. Fue coronado en Upsala el 12 de octubre de 1617.
El país que heredó el nuevo rey era presa de la confusión y de la crisis económica, resultado de los conflictos internos y de la guerra en el extranjero que habían caracterizado los últimos cincuenta años. Heredó además tres guerras en el extranjero: la Guerra Ingria (que enfrentaba a Suecia contra el Principado de Moscú, la Guerra de Kalmar (contra Dinamarca) y la Guerra Sueco-Polaca (un conflicto por el trono sueco, que era reclamado por el Rey de Polonia Segismundo Vasa, quien se consideraba como el rey legítimo de Suecia y consideraba a su vez a Gustavo Adolfo y a su padre como usurpadores).
El primer conflicto que solucionó Gustavo Adolfo fue la Guerra de Kalmar, con la firma de la paz de Knäred, el 28 de enero de 1613. Poco después de finalizar la guerra contra Dinamarca se firmó la paz de Stolbovo (27 de febrero de 1617), mediante la cual finalizaba el conflicto con el Principado de Moscú. Este último cedió las provincias de Ingermanland y Kexholm a Suecia. Además, el reino de los zares fue excluido de toda salida al mar Báltico, y la zona del lago Ladoga fue anexada al territorio de Finlandia. Entretanto, la guerra con Polonia sería más dura. Gustavo II Adolfo pretendía aislar a Polonia del mar Báltico, para que éste se convirtiera enteramente en un mar interior sueco. Sin embargo, la guerra no sólo tenía por motivo la posesión del litoral báltico o la confrontación con el rey Segismundo de Polonia por el trono sueco, sino también la cuestión religiosa, ya que Suecia era un reino protestante, mientras que Polonia era un reino católico que representaba la Contrarreforma. El monarca sueco obtuvo victorias muy valiosas contra los polacos. Es entonces que tropas del católico Sacro Imperio Romano Germánico llegaron en defensa de Polonia. Así comenzaban las hostilidades entre Gustavo Adolfo y el Sacro Imperio Romano Germánico, y la guerra de Polonia sería la antesala para la participación de Suecia en la Guerra de los Treinta Años. La paz entre Suecia y Polonia finalmente se firmó en 1629 (Paz de Altmark).
Gustavo Adolfo en la Guerra de los Treinta Años
El 12 de enero de 1628, el Riksdag (Parlamento sueco) le otorgó a Gustavo II Adolfo plenos poderes para intervenir en la Guerra de los Treinta Años. En 1629 se ratificó esta decisión, cuando la guerra en Alemania llevaba ya diez años, y el desarrollo del conflicto se había extendido hacia el mar Báltico y amenazaba el comercio y la influencia de Suecia en esa zona.
Por ese entonces, el monarca sueco buscó establecer vínculos con los enemigos de los Habsburgo en Alemania. Al mismo tiempo, recibió en 1629 emisarios de Francia, que le prometieron el apoyo económico del cardenal Richelieu, enemigo declarado de los Habsburgo.
El 25 de junio de 1630, el rey sueco desembarcó en Alemania, en las cercanías de la ciudad de Rügen. Dos días después la flota había desembarcado el resto del ejército en Peenemünde, en la isla Usedom.
La estrategia seguida por Gustavo II Adolfo sería apoderarse del curso de los ríos alemanes. El control de los ríos representaba el dominio de la más importante vía de comunicación entre las ciudades alemanas y el mar Báltico.
En septiembre de 1631, Gustavo Adolfo venció en la batalla de Lech, donde falleció el conde de Tilly. Continuó con su avance y el 16 de noviembre de 1632 derrotó nuevamente a las tropas imperiales, esta vez a las órdenes de Albrecht von Wallenstein, en la Batalla de Lützen. Pero Gustavo Adolfo murió en la batalla, lo que produjo una pérdida irreparable para Suecia y para la causa protestante.
Los suecos decidieron seguir avanzando para vengar a su difunto rey. Pero fueron derrotados y obligados a firmar la paz. De esta forma, los suecos abandonaron el territorio germano.
Los restos de Gustavo II Adolfo fueron sepultados el 22 de junio de 1634 en Estocolmo.