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Joaquín Milans del Bosch
Sumario
Juventud
Joaquín Milans del Bosch y Carrió nació en el seno de una familia de militares españoles: su padre, Joaquín Miláns del Bosch y Mauri, y su abuelo, Francisco Milans del Bosch, fueron destacados guerreros de su época.
Realizó sus estudios en el Colegio Naval Militar, pasando durante su adolescencia al arma de caballería del Ejército Español. Como miembro del 8° Regimiento de Lanceros de Lusitania le tocó participar en la Tercera Guerra Carlista, siendo antagonista de las fuerzas leales a Carlos de Borbón y Austria-Este. Su valiente actuación en los campos de batalla de Navarra le permitió ganarse el ascenso en la jerarquía militar, por lo que, al terminar la contienda bélica en 1876, había alcanzado el grado de Capitán de Caballería.
Guerras de ultramar
Después de la derrota carlista, Milans del Bosch tuvo como militar diversos destinos en la península ibérica. Sin embargo lo más destacable de su carrera en ese periodo fueron sus participaciones en la Guerra de Margallo en el Norte de África y en la Revuelta Tagala en el Sudeste Asiático, ambos episodios ocurridos durante la última década del siglo XIX.
Con el ascenso de Alfonso XIII al Trono de España, la carrera del militar creció en prestigio. Entre 1902 y 1904 tuvo bajo su mando al Regimiento de Lanceros del Príncipe, siendo designado después como ayudante en el Cuarto Militar de Su Majestad el Rey, quien en 1908 le nombró gentilhombre de cámara con ejercicio.
En la década siguiente, siendo ya General, le tocó actuar como comandante del Ejército Español de África en la Guerra del Rif. Entre enero de 1915 y septiembre de 1917 se desempeñó como la máxima autoridad militar en Ceuta, aplicando una política represiva que logró controlar a los rebeldes marroquíes y pacificar la zona. Al retornar a España fue promovido al rango de Teniente General.
Capitanía General de Cataluña
En septiembre de 1918 fue nombrado Capitán General de Cataluña, lo que implicaba tener bajo su mando a todas las unidades militares de la región. En esa época la ciudad de Barcelona se encontraba atravesando una crisis social debido a las insistentes actividades subversivas de las fuerzas revolucionarias de la Anti-España. En febrero de 1919 se inició una huelga en La Canadiense —principal distribuidora de energía eléctrica en Cataluña—, lo que desembocó en que un mes después Milans del Bosch interviniera el mando civil de la provincia de Barcelona decretando el estado de guerra. El militar denunció que había habido una suerte de connivencia entre las autoridades civiles y los huelguistas, y trazó un plan junto a Severiano Martínez Anido para reprimir a los grupos de choque del sindicalismo y restaurar el orden.
Durante un año actuó en ese escenario crítico, ganándose el aprecio de la patronal y el desprecio de los obreros. A comienzos de 1920, finalmente, tuvo que dejar su cargo aquejado por una enfermedad. Pocos meses después, ya recuperado, fue nombrado jefe de la Casa Militar de Su Majestad y Comandante General del Real Cuerpo de Guardias Alabarderos, cargo en el que permaneció hasta junio de 1924 en que pasó a la situación de reserva.
Gobernador Civil de Barcelona
Miguel Primo de Rivera, de quien era amigo personal, lo designó como Gobernador Civil de Barcelona en octubre de 1924, puesto que conservó hasta febrero de 1930. Fue asimismo diputado entre 1927 y 1929.
Viendo el peligro que significaba el independentismo catalán, se ocupó de tomar medidas drásticas para frenar su avanzada. Por ese motivo ejerció una férrea censura en la prensa y buscó anular algunos símbolos del catalanismo con las clausuras del campo del Fútbol Club Barcelona y del Orfeón Catalán.
Como el militar había comprendido que el nacionalismo catalán es, fundamentalmente, un nacionalismo lingüístico, decretó que el uso del idioma catalán estaba permitido para el habla cotidiana, pero quedaba terminantemente prohibido en las escuelas, las iglesias y dependencias del gobierno. Ello lo volvió impopular en Cataluña y hasta fuera de ella (intelectuales como José Ortega y Gasset, Ramón Menéndez Pidal, Federico García Lorca, Pedro Sainz Rodríguez, Tomás Borrás y otros firmaron el Manifiesto de los escritores castellanos en defensa de la lengua catalana como acto de repudio a la medida).
Últimos años
Siendo un hombre de sentimiento monárquico, Milans del Bosch recibió la declaración de la Segunda República Española con mucho malestar. Por ese motivo apoyó en 1932 a la fallida sublevación del General Sanjurjo.
El Alzamiento Nacional lo encontró en Madrid. Dado el peligro que significaba ser un anti-republicano en ese lugar de España, y considerando que era un hombre de gran fama y prestigio, hombres de la Embajada de Turquía le ofrecieron asilo diplomático en el edificio donde funcionaba su sede, pero el militar lo rechazó, considerando que su persona sería respetada.
El 30 de agosto de 1936 unos chequistas lo tomaron prisionero y lo condujeron hasta la casa de torturas de la calle Fernando el Santo. Tras maltratar violentamente al anciano durante la madrugada, fue conducido junto a su ayudante José Martínez Valero al Cementerio de la Almudena donde, finalmente, fue fusilado sin juicio previo.