José Antonio Oca Balda

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José Antonio Oca Balda (15 de abril de 1887, San Antonio de Areco, Argentina - 9 de mayo de 1939, Buenos Aires, Argentina) fue un oficial naval, hidrógrafo, inventor y economista argentino de pensamiento nacional.

Trayectoria militar

Oca Balda era hijo de un inmigrante español.

Asistió a la Escuela Naval Militar, de donde egresó en 1907 como guardiamarina. En los buques Bathurst, Independencia y Garibaldi navegó por el litoral marítimo de su país, llegando hasta el extremo sur del Mar Argentino.

Ya como alférez de fragata cruzó el Atlántico en el transporte Guardia Nacional, desembarcando en el puerto alemán de Kiel. Posteriormente retornó a su patria como parte de la tripulación del destructor Jujuy.

En 1913, a bordo del balizador Alférez Mackinlay, colaboró con la realización de importantes trabajos hidrográficos en las costas de la provincia de Buenos Aires y del norte y centro de la Patagonia como miembro de la Comisión Hidrográfica del Litoral Marítimo. También integró el equipo que efectuó los sondajes en la zona del Canal de Beagle.

Ascendido a teniente de fragata, en 1917 participó de un viaje de circunnavegación alrededor de la Tierra en calidad de instructor de cadetes y suboficiales de la fragata Presidente Sarmiento, para quienes escribió un manual de instrucciones sobre las alzas Bethlehem.

Entre mediados de 1918 y fines de 1920 permaneció en los Estados Unidos de América, estudiando en la Base Naval Submarina de New London todo lo concerniente a la fabricación y el funcionamiento de los buques subacuáticos. Al regresar a la Argentina trabajó por dos años como docente en la Escuela de Aplicación para Oficiales y obró como jefe de la División de Armas Submarinas de la Base Naval de Río Santiago.

Siendo comandante del transporte Patagonia en 1923 y del transporte Río Negro en 1924 cumplió varias misiones en el sur de la Patagonia, oficiando como inspector regional del Ministerio de Marina, el cual en esa época era dirigido por Manuel Domecq García.

Posteriormente comandaría los buques Misiones, Entre Ríos, Córdoba, Paraná y Rosario con los que realizaría nuevos viajes a través del Mar Argentino. Asimismo fue profesor en la Escuela Superior de Guerra y director de la Escuela Nacional de Pilotos y Maquinistas Navales.

En 1930, al mando del Libertad, fue el responsable de coordinar el rescate de los tripulantes y pasajeros del vapor Monte Cervantes, importante embarcación que, tras sufrir un accidente, se hundió frente a las costas de la Isla Grande de Tierra del Fuego.

Oca Balda se retiró del servicio activo en julio de 1931, habiendo alcanzado el rango de capitán de navío.

Investigador de la realidad nacional

Algo que destacó desde temprano a Oca Balda fue su brillante inteligencia práctica. Gracias a ella se dedicó a diseñar controladores de torpedos, sistemas de calefacción y otros artefactos, pudiendo registrar 18 patentes en total, algunas en los EEUU y el resto en la Argentina.

Sin embargo sus trabajos más destacados en ingeniería están relacionados a su proyecto para utilizar en la producción de hidroenergía a las corrientes de las mareas del Golfo San José de la Península Valdez. Su intención era colaborar con los ingenieros Miguel Simonoff y Manuel Beninson en el desarrollo de su método para la destilación del petróleo. Finalmente su propuesta no se materializó por falta de recursos para ejecutarla, pero sirvió como antecedente para el estudio del potencial energético que posee el Mar Argentino.

En revistas especializadas publicó artículos en donde dejaba constancia de sus conocimientos sobre navegación, hidrografía, organización naval, oceanografía, astronomía, táctica y estrategia militar, armamento, industria pesquera, electricidad e ingeniería.

En 1932 dio a imprenta el libro El fantasma de la emisión en donde critica al imperialismo internacional del dinero y promueve la idea de la industrialización de la Argentina por intermedio de la sustitución de importaciones y la creación de un banco de créditos para financiar a los empresarios nacionales. También allí defiende a la actividad de los pequeños y medianos productores agrarios, cuestionando el monopolio acopiador de cereales que detentaban Bemberg, Dreyfuss, y Bunge y Born.

Mantuvo una polémica con el líder socialista Juan B. Justo, pues mientras éste defendía la tesis de que la acumulación del capital en la clase empresaria argentina era producido por la plusvalía que era extraída a los obreros, Oca Balda, por el contrario, señalaba que ello se debía más bien a la renta del suelo. En consecuencia no pregonaba la reforma del régimen laboral como vía para el desarrollo nacional, sino la aplicación de adecuadas retenciones a los exportadores y la estratégica redistribución de lo recaudado.

En 1936 creó la Escuela de Estudios Argentinos (EDEA) junto con José María Sarobe, León Scasso, Frank Soler, Adolfo Holmberg, Juan B. Gandolfo y Segundo Storni entre otros. La organización había nacido con el propósito de contribuir al estudio y a la difusión del conocimiento acerca de los problemas técnicos y científicos nacionales, con la esperanza de que alentase a los intelectuales argentinos a cultivar el sentimiento de responsabilidad social. Oca Balda colaboró con la revista Servir que editaba la EDEA, en la que también Raúl Scalabrini Ortiz publicó algunos textos en contra de la presencia del imperialismo británico en el territorio argentino, fenómeno político y económico que ambos repudiaban por igual.

Aunque admiraba a las figuras de Manuel Dorrego y Juan Manuel de Rosas, no incursionó en el revisionismo histórico. Eligió en su lugar redactar un libro elogioso sobre el presidente Carlos Pellegrini, en el que trata de mostrarlo como un apóstol de la modernización nacional.

En sus últimos años -antes de su temprana muerte- insistió con sus proyectos para crear una marina mercante nacional, fomentar el crecimiento de la industria pesquera, profundizar las investigaciones oceanográficas, lograr el autoabastecimiento de combustibles y construir una red caminera que conectara a las diversas regiones del país.

Oca Balda fue miembro del Centro Naval de la República Argentina, del Instituto Oceanográfico Argentino, de la Liga Naval Argentina, de la Sociedad Agraria de la Patagonia y del Círculo Argentino de Inventores.

Bibliografía

  • El fantasma de la emisión. Espejismos financieros y realidades económicas. Buenos Aires: Tauber y Cía, 1932.
  • El último libertador. Obra escrita en homenaje a la memoria de Carlos Pellegrini. Avellaneda: Bartolomé U. Chiesino, 1942.

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