Mar Cantábrico
Constituye un mar de transición entre los mares fríos del Norte y los templados del trópico, lo que hace que sea ecotono de especies vegetales y animales de aguas frías.
Los fuertes vientos del noroeste que soplan sobre él tienen su origen en las bajas presiones centradas sobre las Islas Británicas y el mar del Norte en combinación con el anticiclón de las Azores. La distancia recorrida por el viento y el mantenimiento de su dirección y velocidad constantes hace que se generen olas que oscilan entre 2,5 y 3 metros de altura, lo que origina un mar muy agitado. En condiciones muy particulares, más propicias en los meses de abril-mayo y septiembre-octubre, los vientos del oeste pueden alcanzar magnitudes de galerna con olas que llegan a superar los 9 metros de altura.
A medida que nos aproximamos a la costa francesa las aguas van siendo más cálidas. Posee una salinidad media del 35%, aunque este dato varía mucho en función del régimen de lluvias imperante en la zona. Tiene una significativa amplitud de marea y es atravesado por la Corriente del Golfo.
Fue bautizado por los romanos en el siglo I a. C. como Cantabricus Oceanus y en otras citas clásicas más antiguas aparece con el nombre de Britannicus Oceanus y Gallicus Oceanus.[1]
Referencias
- ↑ Plinio, III, 6; y IV, 114