Michael Glatze

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Michael Glatze, ex-gay que ha sido perseguido por abandonar el homosexualismo

Michael Glatze es un ex activista gay que fundó la revista "Young Gay America" de la cual fue editor. En 2007, Glatze anunció públicamente que ya no se identificaba a sí mismo como homosexual y a su vez denunciaba el homosexualismo como "un estilo de vida negativo".

Biografía

Glatze nació en Olympia, Washington, Estados Unidos. Su madre era cristiana protestante no denominacional; su padre era agnóstico y murió de una enfermedad del corazón cuando Michael tenía 13 años. Ella murió cuando él tenía 19. Glatze estudió literatura y escritura. Mientras trabajaba en la revista "XY Magazine" en San Francisco, Glatze conoció a Benjie Nycum quien se convertiría en su pareja homosexual durante 10 años. Ambos fundaron la revista de activismo gay juvenil "Young Gay America" y escribieron el libro XY Survival Guide (2000).

En 2007, después de una crisis personal originada en un problema de salud relacionado con su forma de vida, Glatze anunció públicamente que abandonaba la homosexualidad denunciándola como "un estilo de vida negativo" y declaró su cristianismo en el digital WorldNetDaily. Se unió a la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días durante la primera mitad de 2007, la cual abandonaría posteriormente el mismo año. Glatze ha escrito dos obras acerca de su cambio mismas que han aparecido en el sitio virtual WorldNetDaily. Él incluso ha recibido cobertura mediática en otras publicaciones.

Durante dos años sufrió el acoso de grupos "anti-exgays", prefiriendo evitar la proliferación de declaraciones públicas. Posteriormente explicó en WorldNetDaily cómo ve el mundo después de dos años "fuera" del homosexualismo.

Glatze actualmente vive en Colorado.

Testimonio y declaraciones

En Estados Unidos existe una intensa actividad "anti-exgay": blogs y grupos que se dedican a hostigar a las personas que públicamente han anunciado que renunciaban a la identidad homosexual. Publican cualquier cosa negativa o dudosa para arrastrar por el suelo la integridad ética o psicológica del exgay.[1]

Por ejemplo, el blog ExGayWatch publicó que Glatze era culpable de criticar a Obama, de "acritud" contra la homosexualidad, de no ser muy famoso, de haber explorado el budismo y el mormonismo en su búsqueda de la verdad y de poner en Facebook frases demasiado cortas. ¡Gravísimos pecados para los cazadores de exgays!

He tenido gente llamándome loco, que he terminado pensando que es el peor insulto de todos, y otros diciendo que debería tener el sida, llamándome a casa para insultarme, amenazándome en la cara, diciendo que odian a la gente como yo, y mucho más.

Creo que mi salida pública de la homosexualidad desencadenó algún mecanismo porque fui muy honesto y porque, evidentemente, no estaba loco.

He salido con mujeres, con gran alegría para mí y para ellas, creo. Muchos se quejan constantemente: "es que no me atraen las chicas, y ¡me atraen tanto los hombres!". Pero no, no es así. Estás obsesionado con los deseos lujuriosos de un cuerpo caído, el cuerpo que, al final, se odia a sí mismo y odia la verdad. Sabes como salir, pero por egoísmo no estás dispuesto. Prefieres esconderte bajo las sábanas de los abogados liberales que atacarán la verdad con acusaciones de homofobia, en vez de levantarte y ser un hombre.

Vi personas que habían sido amigos teñir de negro su alma, con rayos en los ojos a medida que escuchaban mi historia, mirándome con un veneno demoníaco. He visto gente hablar de mí como un paria a mis espaldas, mandándome al ostracismo, empujando a todos a mi alrededor, hacia algún tipo de odio grupal.[1]

A las personas que, como él, dejan la homosexualidad y son presionadas por su antiguo entorno o por el activismo homosexualista les dice: "sed fuertes, hermanos y hermanas míos, sed fuertes, amigos, sed fuertes".

Elegí dejar el estilo de vida homosexual porque encontré mi fundamento en Dios, porque ya no necesitaba la aceptación de los que me rodeaban. Se volvieron contra mí, fui perseguido por los que habían sido mis amigos. Pero, al mismo tiempo, he seguido un nuevo YO, por bosques oscuros, y he visto la más asombrosa belleza por el camino, he llegado con la mejor mentalidad, la más feliz que nunca pude tener, el mejor lugar que podría desear.

Y así sigo. Tengo una vida normal. Estoy reconstruyendo lo que fue gravemente derribado. Tengo que dar gracias a Dios por eso. Y animaros, diciendo que es simplemente algo que la gente puede y debe hacer, abandonar el pecado y las prácticas y el estilo de vida de la homosexualidad y buscar algo más alto, una sexualidad básica, humana, heterosexual [...]

La homosexualidad y la heterosexualidad no son lo mismo. Las ramificaciones psicológicas de participar en el comportamiento homosexual es que, en tu conciencia silenciosa, sabes que participas en una actividad sexual solo por tu placer. Y abusas de la función natural de tus órganos sexuales metiéndolos en sitios donde no deberían estar. Es como caminar sobre las manos. Nadie que esté bien de la cabeza pediría cambiar toda la estructura social sólo porque un grupo de gente prefiere ir a todas partes caminando sobre las manos. Ni silenciaríamos las voces de quienes dicen lo obvio: no solo que caminar sobre las manos está mal, sino que usar tus manos en vez de tus pies tiene implicaciones negativas.[1]

En un testimonio publicado por WorldNetDaily, Glatze cuenta públicamente cómo ha cambiado. Explica su viaje por el estilo de vida homosexual y recomienda a los demás, especialmente a los jóvenes, que eviten pasar por lo que él ha pasado.

La homosexualidad, ejercida en mentes jóvenes, es por su misma naturaleza pornográfica. Destruye mentes impresionables y confunde su sexualidad cuando ésta se está desarrollando. No me di cuenta de todo esto hasta que tuve 30 años.

Después de años en primera fila del movimiento gay, Glatze empezó a dudar de por dónde iba su vida. Sus dudas aumentaron repasando un video de una intervención que hizo en un debate público, en el que él salía como "experto" del pro-homosexualismo.

No sabía a quién acudir con mis dudas... y me giré hacia Dios. A raíz de una enfermedad previa, hacía un tiempo que ya había establecido una relación con Dios.

Vi claro, a medida que pensaba el tema, y lo rezaba, que la homosexualidad nos impide encontrar nuestro auténtico yo interior. No podemos ver la verdad cuando estamos cegados por la homosexualidad.

Creemos, bajo la influencia de la homosexualidad, que la lujuria no sólo es aceptable, sino una virtud.[2]

Desde ese momento comenzó a llamar a sus deseos homosexuales como "lujuria". Y buscó centrarse en su "yo más verdadero" para empezar un "proceso largo de sanación".

Sanar las heridas causadas por la homosexualidad no es fácil. Hay poco apoyo obvio. El apoyo que puedes recibir es ridiculizado, ofendido, silenciado y humillado por la retórica, o ilegal a causa de leyes retorcidas. Parte de la agenda homosexual es que la gente deje de considerar que la conversión es una pregunta viable, que se puede hacer esa pregunta, dejando a un lado incluso si funciona o no. En mi experiencia, salir del armario de la influencia de la mentalidad homosexual fue la experiencia más liberadora, hermosa y asombrosa que he tenido en toda mi vida.[2]

Referencias

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Enlaces externos