Caso Eichmann

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No ahondaremos en los detalles del operativo del que fuera víctima el ciudadano alemán radicado en Argentina, Adolf Eichmann pues los mismos resultan por todos conocidos y no hace mucho tiempo, al cumplirse cuarenta años de su ilegítimo secuestro, el Estado de Israel tuvo la deferencia de reconocer públicamente lo que todos sabíamos. Que el aludido fue secuestrado en territorio argentino por un comando israelí, -y no por unos 'voluntarios judíos', tal como dijera en un primer momento ofendiendo nuestra inteligencia- violando así la totalidad de nuestras leyes y siendo luego conducido, también ilegalmente y aprovechando ciertas circunstancias especiales, de las que hablaremos, hacia Israel en donde fue juzgado en un proceso semipúblico que durara dos años para ser después ejecutado.

De este hecho queremos señalar tres cosas distintas sobre las cuales no se ha puesto el énfasis necesario y en algunos casos incluso se ha soslayado. Una relativa a la manera cómo se realizó el secuestro en sí, la segunda la referente a la actuación de nuestro gobierno una vez enterado del acontecimiento y la tercera, la más importante, las razones últimas por las que el mismo se efectuó.

El secuestro

Empecemos por lo primero. Se ha sabido, tras las confesiones del gobierno israelí, que el mismo estaba al tanto de la presencia de Eichmann en la Argentina desde al menos dos años antes y que secuestrarlo fue una cosa muy sencilla en tanto llevaba a cabo una vida rutinaria de simple operario en la empresa Mercedes Benz. ¿Cuáles fueron las razones por las que se esperó tanto tiempo para proceder a realizar el operativo? Pues bien, se buscó una fecha apropiada que permitiera la presencia en el país de un avión israelí que viniera especialmente en misión oficial. Y ello fue en el mes de mayo de 1960 pues en ese entonces se cumplían los 150 años de nuestra emancipación nacional. Eichmann que fue secuestrado un 11 de mayo viajó, luego de más de 20 días de ilegítima detención en nuestro propio territorio, en el avión de la delegación israelí camuflado entre su tripulación, tras habérselo anestesiado previamente (es lo que se dijo) y haciéndoselo pasar por enfermo. Esta circunstancia agrava enormemente la acción realizada, ya que de la misma participó la plana mayor del gobierno israelí, especialmente su ministro de Relaciones Exteriores que viajaba en ese avión en misión oficial y que indudablemente estaba al tanto del hecho y actuando así directamente como un vulgar secuestrador.

Actuación del gobierno

Pero ahora vayamos al segundo acontecimiento más risueño, el relativo a la actuación del 'gobierno' de ese entonces, el del desarrollista, también radical como Alfonsín y De la Rúa, Arturo Frondizi. Es de destacar que el mismo, debido a la importante influencia que en esa época tenían sea la Iglesia como las Fuerzas Armadas, contaba en su seno con un importante sector nacionalista católico que ocupaba justamente el área de la Relaciones internacionales. Así pues se encontraban allí en ese entonces figuras civiles significativas de tal corriente de pensamiento tales como De Pablo Pardo, Florit, quien era el ministro de Relaciones Exteriores y especialmente el importante ideólogo Mario Amadeo quien estaba a cargo de la delegación argentina en la ONU. Estas personas tenían fama de nazis o al menos habían sido todos ellos simpatizantes del Tercer Reich y por lo tanto se suponía que iban a bregar por exigirle a Israel la inmediata devolución del ciudadano secuestrado para después iniciar legalmente el proceso de extradición.

Lo inverosímil del caso fue que todo no pasó de un simple pataleo diplomático no habiéndose llegado a la ruptura de relaciones con Israel una vez que se supiera que dicho país había utilizado su avión oficial engañándonos respecto de las razones de su viaje al país. Todo terminó con una promesa por parte de aquel gobierno de hacer 'inversiones' en la Argentina y de promover la presencia del capital judío, en especial del que operaba en las empresas petroleras norteamericanas que iban luego a firmar los famosos contratos expoliadores de nuestra vital riqueza y otorgadores a su vez de opíparas comisiones a sus intermediarios locales, todo ello como 'recompensa' por el daño sufrido en el honor nacional. Es decir se actuó como una verdadera republiqueta bananera para la cual el dinero -y en especial si es para engordar los bolsillos de nuestra clase política saqueadora- es más importante que la dignidad.

Con respecto al accionar de aquellos exponentes del nacionalismo católico que siempre ha insistido en lo contrario habría que explicarlo en cambio por el lado de su tradicional sumisión a la Iglesia, la que, a pesar de que en ese entonces estaba dirigida por un cardenal conservador como Caggiano, [1] se encontraba en pleno período previo al Concilio Vaticano II y por lo tanto ya estaba realizando un sugestivo acercamiento hacia sus hermanos mayores por lo que tampoco efectuó presión alguna sobre el 'gobierno' de ese entonces para que modificara su postura. Esto que sucedió hace casi 50 años es una clara demostración del poder que ya en ese entonces manifestaba tener el sionismo.

La diferencia con la época actual sería la siguiente. Si se hubiese descubierto la presencia de un nazi, tal como sucedió luego con otros casos, no hubiera sido necesario acudir al secuestro del mismo como en el caso Eichmann, sino que la justicia sionista argentina se habría esmerado por hacer méritos suficientes como para extraditarlo de manera fulminante. Es decir que para obtener tales 'ayudas' se podía acudir esta vez a la legalidad. Pero de eso ya hablaremos cuando encaremos los casos Priebke y Habel.

El proceso

Adolf Eichmann durante el juicio en Israel.

El tercer tema es el relativo al famoso proceso acontecido en Israel. Es de destacar que el juicio Eichmann fue el primer caso en la historia judicial en donde se aplicó el famoso principio de la extraterritorialidad de la ley. A Eichmann se lo juzgó por hechos cometidos en Europa en un Estado de otro continente, pero lo curioso era que quien lo sometía a juicio, Israel, no existía en el momento en que se habrían cometido tales delitos, ni tampoco había razones suficientes para decir que tal institución representara a la totalidad de los judíos. Alemania, como era lógico suponer, dado que los hechos incriminados se desarrollaron principalmente en sus territorios y se trataba también de un ciudadano alemán el que los habría cometido, solicitó vanamente la extradición de Eichmann, la cual le fue negada tal como era de esperar.

¿Pero cuáles fueron las razones por las cuales Israel puso tanto énfasis en realizar este juicio poniendo en juego su prestigio como Estado ante otras naciones al acudir a procedimientos abiertamente ilegales? ¿Fue simplemente tal como se quiso hacernos creer por mucho tiempo por una razón de 'justicia'? Podrá ser en todo caso de 'justicia sionista' pero no de verdadera justicia. En una reciente obra escrita por Abraham Burg,[2] un israelí sionista e hijo de uno de los jueces que lo juzgaran a Eichmann y que tuviera la peculiaridad de haber sido uno de los dos únicos que votara en contra de su condena a muerte, se nos da la clave de los hechos. La primera razón es la consabida. Israel buscaba, a través de este juicio, poner una vez más en el tapete el tema del Holocausto y hallar así justificativos para sus acciones de conquista en territorios árabes, tal como acontecerá pocos años más tarde con las anexiones obtenidas en las famosa guerra de los Seis Días a costa de Egipto, Siria y Jordania.

Si Eichmann hubiese llegado a hablar

Pero hay una razón mayor y que nos devela Burg por la que se explicaría además que Eichmann fue ejecutado y no dejado vivo para que siguiera confesando con amplitud todos sus 'crímenes'. Burg nos recuerda que el aludido fue uno de los principales gestores de las reuniones secretas que importantes miembros del Tercer Reich y el movimiento sionista tuvieran en plena contienda bélica y antes aun de la misma. Sionismo y nazismo coincidían en algo fundamental desde puntos de vista diferentes. Que el judío debía irse del suelo europeo y fundar un nuevo Estado y eventualmente, si ello no pudiese llegar a constituirse todavía, la persecución que del mismo se hiciere habría sido un abono fundamental para el logro de tal objetivo. Y aquí hay que resaltar dos hechos concurrentes. La tranquilidad que Eichmann tuviera durante todas las sesiones del tribunal que lo juzgaba, lo que hizo elaborar la famosa teoría de Hannah Arendt respecto de la 'banalidad del mal', así como los relatos relativos a su secuestro que lo muestran hasta en diálogo franco y cordial con sus secuestradores y ¿por qué no? hasta su eventual colaboración en la salida de la Argentina pasando los controles del aeropuerto sin despertar sospecha alguna.

Todo ello podría haberse debido a que consideraba que tenía a su favor un salvoconducto. Y quizás se le haya también prometido una prisión benévola en aras de los presuntos 'favores' brindados a la causa sionista. Pero su ejecución significó poner definitivo silencio y olvido a tales hechos esenciales que hubiesen desprestigiado al sionismo respecto del resto de su colectividad pues si Eichmann hubiese llegado a hablar (seguramente lo hubiese hecho de haber estado en Alemania) el sionismo habría sido elevado a la categoría de Juderat por parte de la propia colectividad. Y respecto del Estado de Israel muchos más judíos, además de los pertenecientes al movimiento Neturei Karta, habrían manifestado que se trata de una verdadera aberración.

Referencias

  1. El Cardenal Antonio Caggiano, calificado por el sector modernista del clero como un conservador y reaccionario, manifestó en su momento que era injustificable lo realizado en tanto que Eichmann era un simple exiliado político. Tal como vemos, a pesar de ello, fue muy poca y nula su influencia al respecto para rectificar los hechos acontecidos.
  2. Ver Avraham Burg, "Derrotar a Hitler. Por un nuevo humanismo hebraico", hay edición inglesa e italiana.

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