Recuperación de las Islas Malvinas

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Prisioneros ingleses son conducidos por un comando argentino al sitio donde debían dejar sus armas

2 de Abril de 1982

Bajo una luna espléndida y una visibilidad poco común en la zona, a las 23 hs. del 1º de Abril de 1982 el primer contingente argentino dispuesto a recuperar las Islas Malvinas, nuestras Malvinas –jamás debemos olvidarlo-, estaba tocando playa.

Todo estaba bajo un estricto control entre los hombres que conformaban la Agrupación Comandos Anfibios, los buzos tácticos, el destructor "Santísima Trinidad", el buque de desembarco de tanques "Cabo San Antonio" y el submarino "Santa Fe". Las principales consignas eran "respetar al enemigo, asegurar y no destruir bienes".

Una vez en playa, los alrededor de 100 infantes de marina y buzos tácticos se dividieron en dos patrullas, una al mando del comandante de la agrupación, el Capitán de Corbeta Sánchez Sabarots y la otra bajó la órbita del oficial del mismo grado, Pedro Giachino.

Por si a los marinos les hacía falta recordar algo, el Teniente Schwitzer lo hizo: "Ya saben, ni un lastimado".

Media hora había corrido del sábado 2, cuando el comandante dio la orden de llevar a cabo la acción, con lo que la gesta estaba en marcha, y sin posibilidad de retorno.

A marcha lenta, el objetivo era el cuartel de los Royal Marines, a casi 10 kilómetros de la costa. Cinco horas después, algo cansados por la caminata, unos 40 hombres se apostaron frente al cuartel, que daba aspecto de abandono, y se comenzó con la tarea prevista: colocación de explosivos, de armas pesadas y lanzamiento de bombas de gases, en medio de un muy estudiado plan de cercar la base.

El comandante de las fuerzas de desembarco, Carlos Busser, seguía con la idea fija de finalizar la acción de manera incruenta y por ello, con megáfonos, en un bastante fluido inglés se buscó la rendición de los defensores del cuartel. No hubo respuestas. Es que había sido abandonado.

Una vez en el pueblo a las 7hs, las tropas argentinas revisaron casa por casa y los isleños –marines y civiles- comenzaron a salir portando banderas de parlamento. Parecía que todo iba a terminar como estaba planeado, porque los marines entregaban sus armas y se entregaban prisioneros,

Pero el panorama cambió en la casa del gobernador. Allí si hubo detonaciones, esporádicas, mientras el Capitán Giacchino y sus hombres avanzaban con la mira de tomar la residencia. Los intentos de hacer todo en forma pacífica fueron cayendo y el valiente Capitán Giacchino pidió apoyo a las tropas para llegar hasta la puerta misma de la casa, desde donde se repelió el fuego que se les había lanzado de manera intimidatorio. Ellos no, ellos buscaron los blancos. Y en una de las dependencias de la vivienda los hallaron: cayó el Capitán Giachino, cayeron también el Teniente de Fragata García Quiroga y el Cabo Segundo enfermero Ernesto Urbina –quien quiso socorrerlos cuando fueron heridos sus dos superiores-.

Durante tres horas se registraron luego intercambios de disparos, pero los efectivos argentinos cumplieron a rajatabla con la orden, y no hubo ni un habitante de las Malvinas herido.

Ya había un sol espléndido en la zona. La Argentina, que por una vez había dejado de lado las palabras, comenzaba a acabar con la usurpación inglesa. Lo que vino después es historia conocida, pero así transcurrió el histórico 2 de abril de 1982.

Proclama del Clte. de Infantería de Marina C. Büsser

"Soy el comandante de la fuerza de desembarco, integrada por los efectivos de la Infantería de Marina y del Ejército Argentino embarcados en este buque, de algunas fracciones a bordo del destructor Santísima Trinidad, del rompehielos Almirante Irizar y de los buzos tácticos embarcados en el submarino Santa Fe. Nuestra misión es la de desembarcar en las Islas Malvinas y desalojar a las fuerzas militares y a las autoridades y a las autoridades británicas que se encuentran en ellas. Esto es lo que vamos a hacer. El destino ha querido que seamos nosotros los encargados de reparar estos casi 150 años de usurpación.

En esas islas vamos a encontrar una población con la que debemos tener un trato especial. Son habitantes del territorio argentino y, por lo tanto, deben ser tratados como lo son todos los que viven en la Argentina. Ustedes deberán respetar estrictamente la propiedad y la integridad de las personas, no entrarán a ninguna residencia privada si no es necesariamente por razones de combate. Respetarán a las mujeres, a los niños, a los ancianos y a los hombres. Serán duros con el enemigo pero corteses, respetuosos y amables con la población de nuestro territorio, a la que debemos proteger. Si alguien incurre en violación, robo o pillaje, le aplicaré en forma inmediata la pena máxima. Y ahora con la autorización del Señor Comandante del Grupo de Transporte, quiero expresar que lo que haga la fuerza de desembarco será el resultado de la brillante tarea que los integrantes de este grupo ha realizado. Gracias por traernos hasta acá y gracias por ponernos mañana en la playa. No dudo que el coraje, el honor y la capacitación de todos ustedes nos darán la victoria. Durante mucho tiempo hemos venido adiestrando nuestros músculos y preparando nuestras mentes y nuestros corazones para el momento supremo de enfrentar al enemigo. Ese momento ha llegado. Mañana mostraremos al mundo una fuerza argentina valerosa en la guerra y generosa en la victoria. Que Dios los proteja. Ahora digan conmigo: ¡Viva la Patria!."

Marcha de las Malvinas

Memorial de Malvinas

¡Tras su manto de neblinas,
no las hemos de olvidar!
"¡Las Malvinas, argentinas!"
clama el viento y ruge el mar,


Ni de aquellos horizontes
Nuestra enseña han de arrancar,
pues su blanco está en los montes
Y en su azul se tiñe el mar.


Por ausente, por vencido
bajo extraño pabellón,
ningún suelo más querido
de la Patria en la extensión.


¿Quién nos habla aquí de olvido,
de renuncia, de perdón?
¡Ningún suelo más querido
de la Patria en la extensión!


¡Rompa el manto de neblinas,
como un sol, nuestro ideal;
"Las Malvinas, argentinas
en dominio ya inmortal"!


Y ante el sol de nuestro emblema.
Pura, nítida y triunfal,
brille, ¡oh Patria!, en tu diadema
la perdida perla austral.


Coro


¡Para honor de nuestro emblema,
para orgullo nacional,
brille, ¡oh patria!, en tu diadema
la perdida perla austral!


Letra: Carlos Obligado


¡¡¡¡LAS MALVINAS FUERON, SON Y SERAN ARGENTINAS!!!!

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Fuente

  • Oscar J. Planell Zanone / Oscar A. Turone – Patricios de Vuelta de Obligado.

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