Resistencia sin líderes
Este tipo de acción ha sido empleada por toda clase de movimientos, incluyendo grupos anarquistas, animalistas, ambientalistas, antiabortistas, islamistas, y opositores a las invasiones extranjeras o al colonialismo imperialista. En la escena nacionalista la resistencia sin líderes ha sido validada por personalidades como Arthur Ehrhardt, Michael Kühnen, James Mason, Troy Southgate y Louis Beam entre otros.
Características
Este tipo de resistencia puede desarrollarse de muchas maneras diferentes que van desde acciones de boicot o manifestaciones pacíficas hasta actos de desobediencia civil, hechos de vandalismo y ataques armados contra individuos particulares o grupos específicos.
Las células sin líder -llamadas también "células fantasmas"- carecen de bidireccionalidad, comando vertical y jerarquía de mando. Pese a ello suelen tener metas claras, ya que normalmente coincide el objetivo del agente individual con el de la ideología que promueve. Aunque no exista el líder concreto, si puede ser el caso de que existan figuras simbólicas que alienten (aunque sin ordenar) el desarrollo de ciertas acciones. Dichas figuras pueden ser sujetos concretos, o colectivos con un nombre específico, o incluso libros o manifiestos anónimos. De esa manera la célula actúa vindicando a una fuente de inspiración, pero no hay contacto efectivo entre las dos partes, sólo la influencia de una hacia la otra.
La descentralización de la resistencia sin líder permite el rápido crecimiento y dificulta su persecución, ya que no es sencillo para quienes deben combatirla contar con un informante interno. De todos modos la ausencia de criterios rígidos de membresía la vuelven muy vulnerable al entrismo y a las operaciones de bandera falsa, puesto que cualquiera puede declararse defensor de la causa y actuar en su nombre.
Este tipo de estrategia no debe confundirse con las guerrillas y otras organizaciones clandestinas similares, pues si bien todas ellas nacen en el marco de un enfrentamiento en el que hay una gran asimetría de las fuerzas, la resistencia sin líder carece de la bidireccionalidad que si tienen, por ejemplo, los guerrilleros (cada célula guerrillera puede operar con mucha autonomía, pero, a diferencia de las células fantasmas, no rechazan los vínculos directos con otras células).
Represión
Las organizaciones de resistencia tradicionales suelen dejar mucha evidencia de sus actividades (movimientos financieros, material de reclutamiento, etc). Ello no sucede con las células fantasmas, dado que recién al actuar develan sus objetivos: por ello se suele asociar a la resistencia sin líderes a la propaganda por el hecho. De allí que una manera con la que se combate a este fenómeno es con la manipulación mediática, comunicándole al gran público que el o los miembros de la célula fantasma que ha entrado en acción son meros desquiciados, perversos o cosas similares, y relacionándolos con causas o ideas que en realidad no promueven.
Para prevenir a la resistencia sin líderes, muchos gobiernos realizan monitoreos en Internet; por ese motivo en los países del Primer Mundo (y también en algunos otros del resto del mundo) se promueve la adopción de una legislación que permita el registro de los sitios que visita un internauta, como así también de las interacciones que mantiene en sus redes sociales. De ese modo se pretende crear perfiles sobre los individuos y detectar de antemano a aquellos que podrían crear o involucrarse en células fantasmas.