Sanedrín

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El Sanedrín (סנהדרין) es una asamblea o consejo de sabios estructurado en 23 jueces en cada ciudad judía cuya historia se remonta desde el Antiguo Israel. A su vez, el Gran Sanedrín era la asamblea o corte suprema de 71 miembros del pueblo de Israel.

El Sanedrín constaba de 71 miembros: el sumo sacerdote y 70 hombres prominentes de la nación. En tiempos de los romanos, lo componían tres grupos: la aristocracia sacerdotal (fundamentalmente saduceos), la aristocracia laica y los instruidos escribas del grupo de los fariseos. La aristocracia sacerdotal, apoyada por la nobleza laica, estaba al frente del tribunal. Los saduceos eran conservadores, mientras que los fariseos eran liberales y, en su gran mayoría, plebeyos con mucha influencia sobre el pueblo. Según el historiador Josefo, los saduceos se plegaban a las exigencias de los fariseos, a veces a regañadientes. Por eso, Pablo pudo sacar partido de la rivalidad y las diferencias doctrinales de estas dos facciones para defenderse ante el Sanedrín (Hechos 23:6-9).

El Sanedrín funcionaba como un cuerpo judicial, cuya jurisdicción no se limitaba solamente a asuntos religiosos, sino que también actuaba en el ámbito civil. Funcionó durante la época de la dominación romana de Israel, desde la etapa final del Segundo templo de Jerusalén hasta el siglo V. Estaba dirigida por un sumo sacerdote (cohen).

Tenía competencias sobre la doctrina religiosa judía: establecer el calendario de fiestas y regular la vida religiosa del país. Como gobierno político, elaborar y aprobar las leyes, verificar el cumplimiento del marco legal y juzgar los delitos. Estos poderes estaban limitados por las autoridades romanas. Así por ejemplo, si el Sanedrín condenaba a muerte a una persona, no podía aplicarse la sentencia sin la autorización del gobernador o procurador romano.

Se sabe que en el Gran Sanedrin existían tres partidos: los saduceos, los fariseos y los zelotes.

De acuerdo con la Misná, el Sanedrín era el único tribunal con autoridad para atender asuntos de importancia nacional, tratar con jueces que cuestionaban sus decisiones y juzgar a falsos profetas. Así pues, Jesús y Esteban comparecieron ante el Sanedrín acusados de blasfemar; Pedro y Juan, de subvertir el orden social, y Pablo, de profanar el templo (Marcos 14:64; Hechos 4:15-17; 6:11; 23:1; 24:6).

Juicios de Jesús y de sus discípulos

Con excepción de los sábados y los días sagrados, el Sanedrín se reunía todos los días en su sala de reuniones. Las sesiones se extendían desde la hora del sacrificio matinal hasta la ofrenda de la tarde, así que solo se celebraban juicios durante el día. Además, como las sentencias de muerte no se dictaban el mismo día del juicio, sino el siguiente, estos casos no se juzgaban la víspera de un sábado ni de una fiesta. También se advertía seriamente a los testigos sobre la gravedad de derramar sangre inocente.

De acuerdo con el Talmud, los juicios que implicaban la pena de muerte no se celebraban de forma apresurada, pues los jueces hacían todo lo posible por salvar al acusado.

Nicodemo —"un gobernante de los judíos"— visitó a Jesús al amparo de la noche. Aun así, lo defendió ante el Sanedrín con este argumento: "Nuestra ley no juzga a un hombre a menos que primero haya oído de parte de él y llegado a saber lo que hace, ¿verdad?" Además, tras la muerte de Jesús, donó "un rollo de mirra y áloes" con el fin de preparar el cuerpo para su entierro (Juan 3:1, 2; 7:51, 52; 19:39).

José de Arimatea, quien también formaba parte del Sanedrín, tuvo el valor de pedir a Pilato el cuerpo de Jesús para enterrarlo en una tumba nueva de su propiedad. José "esperaba el reino de Dios", aunque por temor a los judíos no se identificaba como discípulo de Jesús. Con todo, hay que decir en su favor que no apoyó con su voto el complot del Sanedrín para matar a Jesucristo (Marcos 15:43-46; Mateo 27:57-60; Lucas 23:50-53; Juan 19:38).

Otro miembro del Sanedrín llamado Gamaliel aconsejó con sensatez a sus compañeros que dejaran de hostigar a los discípulos de Jesús. "De otro modo —dijo—, quizás se les halle a ustedes luchadores realmente contra Dios." (Hechos 5:34-39)

En conclusión, el Sanedrin, si bien poseía una injerencia importante en algunas de las decisiones del Imperio romano, no podía condenar a nadie a muerte.

Reorganización

En el año 70 de nuestra era, los romanos destruyeron Jerusalén y su templo. De este modo, se derrumbó el sistema judío y el Sanedrín tuvo que ser reorganizado desde la Diáspora.

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